-Ria a sufrido varios golpes por todo el cuerpo, simples traumatismos que se curan rápido y no le dejaran marca. Pero lo que realmente me preocupa es el fuerte golpe que sufrió en la cabeza al caer, después de realizar le varias pruebas hemos podido realizar el diagnostico.... veréis Ria sufre de amnesia...no sabemos que es lo que recuerda y lo que no, eso no lo descubriremos hasta que ella se despierte y....
-ME ESTAS DICIENDO QUE RIA NO RECUERDA NADA DE LO QUE HA PASADO, QUE NO RECUERDA NADA DE SU VIDA, ME ESTA USTED DICIENDO ESO! -Dijo un visible alterado Jaejoong con los ojos un poco humedecidos-
-Jaejoong tranquilízate.... la culpa no es del Doctor.... -Le dijo Hyun Soo mientras le cogía de la mano.-
-No sabemos lo que recuerda y lo que no, lo que si que sabemos es que es una amnesia pasajera, es posible que le dure segundos puede que un año o puede que veinte, pero de lo que podemos estar seguros por el momento es que esto no es para toda la vida. Lo que Ria ahora necesita es tranquilidad, necesita a gente que este a su lado y que la apoye. ¿A quienes de ustedes dos conoció antes?
-A Jaejoong, conoció antes a Jaejoong.
-Es recomendable que le vea primero a el, no estamos seguros de si te recordara pero es más probable que se acuerde de ti puesto que te conoció antes. Debéis de mantener la calma y contarle todo lo sucedido de una manera muy tranquila y animarla para salir de esto, llevarla a sitios que le recuerde todo lo que ha vivido o recrear las escenas le ayudara a recordar con más facilidad. Ria no debe estar sola, necesita vuestro apoyo.




Mi cuerpo estaba magullado, me sentía cansada, muy cansada a pesar de estar con los ojos cerrados sentía que no había dormido nada, sentía dolor por todo mi cuerpo pero sobre todo un intenso dolor en la cabeza. Abrí los ojos lentamente aun sin entender el motivo por el que me dolía todo el cuerpo. Al abrir los ojos me vi acostada en una cama en lo que parecía ser una habitación de hospital. No entendía nada, que estaba haciendo yo allí y porque tenia todo el cuerpo lleno de heridas y de moratones. Me fui a mover pero entonces note como alguien tenia su mano unida a la mía desde el primer momento en que me desperté. Gire mi cabeza y entonces vi a Jaejoong dormido , con su cabeza apoyada en mi colchón y sentado en una silla. ¿Que hacia mi Director allí?¿Y porque me cogía de la mano? Yo empecé a mover le lentamente con la mano que me quedaba libre, con la intención de que el me explicara lo que estaba pasando.
-Di-director, despierte!
Jaejoong levanto su cabeza con los ojos entreabiertos, cuando me vio se levanto de la silla de una manera muy brusca y sin yo esperarme lo me abrazo y empezó a darme besos por toda la cara mientras me decía:
-Ria, ¿estas loca? No me vuelvas a hacer esto, tu sabes el susto que me has dado, pensaba que te había perdido para siempre... no me lo vuelvas a hacer nunca....
-Di-director, ¿que esta haciendo? -Jaejoong se separo de mi lentamente y se peino mientras sacudía su cabeza y disimuladamente secaba sus lágrimas que se habían derramado mientras me besaba.-
-Eh, si.... lo siento...
-No pasa nada, ¿Que estoy haciendo aquí?
-Veras Ria sobre eso es algo de lo que tenemos que hablar..... Estamos en Alemania hemos venido para terminar de cerrar un trato y tu has tenido un accidente mientras cruzabas la calle, has sido atropellada y al caer te diste un fuerte golpe en la cabeza lo que te ha producido amnesia, no te preocupes es reversible, no es para siempre, solo necesitas recordar aquello que has olvidado.....
-Me...me estas diciendo que no recuerdo una parte de mi vida..... -Le dije mientras mis lágrimas empezaban a caer.-
-No te preocupes Ria, te voy a ayudar a recordar aquello que has olvidado, el medico me ha dicho que te lleve a lugares que te traigan recuerdos y eso voy a hacer, saldrás de esta Ria, juntos podemos hacerlo.... -No sabia si debía de creer las palabras de Jae, mi mente me decía que solo hacia dos semanas que trabajaba con el y que conmigo se había comportado como todo un capullo y ahora me estaba sonriendo mientras me decía que superaríamos esto juntos, pero si lo que el me estaba diciendo era cierto hay muchas cosas que he olvidado, puede que muchas cosas junto a mi Director y sus ojos hay algo en sus ojos, en la forma en la que me mira que hace que le crea y que hace que quiera seguir le a cualquier lugar del mundo.-
-Tienes razón Director, puedo con esto, soy fuerte. -Le dije mientras me secaba las lágrimas y levantaba mi cabeza.-
-Jaejoong, llámame Jaejoong.
-Puedo con esto Jaejoong, podemos con esto. -Le dije mientras le miraba y le sonreía.-
-¿Puedo hacerte una pregunta Ria? ¿Del uno al diez cuanto te gusto?
-Esto Direc....digo Jaejoong.... esto yo no....a mi tu...no creo que yo deba...
-Contesta Ria.
-Pero.. es que.. yo
-Contesta.
-¿Cuatro?
-CUATRO! ¿SOLO CUATRO? Jooo... Ria me esperaba poco, pero no tan poco... -Me dijo mientras empezaba a reírse, yo también empecé a reírme.- Dentro de poco sera diez! -Parecía totalmente seguro de sus palabras, yo no dije nada, tampoco me parecía una idea tan alocada.- Ahora vístete tenemos trabajo que hacer, tu memoria tiene que funcionar.....


Salimos del hospital, aun que yo andaba un poco lenta por la heridas de mi pie pudimos llegar a la parada de taxis, después una vez cogimos el taxi Jaejoong me dijo que íbamos al hotel donde nos hospedamos y el lugar donde yo tuve el accidente hace tan solo un par de días. El taxi nos dejo junto delante de la puerta del hotel, yo me quede totalmente impresionada, ¿De verdad yo había dormido en ese hotel? Parecía muy caro además de que todas las personas que entraban y salían cada cual parecía mas estirada que la otra, andaban con la cabeza bien alta y miraban a los demás por encima del hombro. Cuando Jaejoong y yo fuimos a cruzar la calle vi una pequeña mancha de sangre en el suelo, lo que provoco un inmenso dolor de cabeza, lo que hizo que me arrodillara en el suelo, mientras pequeños flases de imágenes venia a mi mente, un banco, un chico alto y guapo, una melodía de teléfono, Jaejoong al otro lado de la acera saludándome y y.... quería ver más, saber más, quien era ese chico, porque hablaba con el, que hacia Jaejoong esperándome en la puerta del hotel, preguntas que mi mente se hacia pero que no obtenían respuesta.
-Ria... ¿Estas bien te pasa algo? -Me dijo Jaejoong con cara de susto.-
-Si, si estoy bien es solo que... creo que he recordado algo....
-¿Enserio? ¿Que?
-Un chico.... un chico alto y muy guapo, con una sonrisa muy bonita, pero se le veía triste....
-Ese era Hyun Soo Ria, el es mi hermano y también tu amigo....
-¿Mi amigo? ¿Desde cuando tienes tu hermanos?
-Es una larga historia, el y yo estábamos enfadados y gracias a ti pudimos volver a estar juntos, Ria has hecho por mi mucho más de lo que ahora recuerdas....
-¿Y porque Hyun Soo estaba triste?
-Porque le has rechazado por otro chico....
-¿Otro chico? ¿TENGO NOVIO?
-Algo así.... más o menos.... -Me dijo mientras entraba al hotel y me daba la espalda.-
-Espera Jaejoong.... ¿Quien es mi novio? ¿Es guapo?

Jaejoong no me contesto y me ignoro durante todo el trayecto en el ascensor, se limitaba a reírse de mis preguntas y solo me decía que eso era algo que tenia que descubrir yo sola. Entramos en la habitación de Jaejoong, el me dejo que la mirara para ver si recordaba algo pero no recordé nada, solo sentí algo muy raro, no recordaba nada pero, en esa habitación me sentía feliz.
-Jaejoong odio los despertares con poca luz, pero sin embargo tu ventana, la poca luz que entra por ella me parece preciosa, creo que me había sentido así nunca.
-Quizás ahora prefieras despertarte sin luz....
-No, eso si que nunca.... -Le dije a Jaejoong convencida de lo que estaba diciendo.-
-Tengo que ir al baño Ria espérame aquí....
-Vale. -Yo me senté en la cama y a los poco minutos empece a oír como Jaejoong empezaba a chillar.-
-AAAHHHH RIIIAAAA VEN COOORRRRIENNNNDOOOO!!!
-QUE PASA JAEJOOONG YA VOY!!! -Le dije mientras me levantaba corriendo de la cama y sin pensármelo dos veces abrí la puerta, para mi asombro me vi a un muy asustado Jae encima del váter y señalando al suelo.- ¿Que pasa?
-Un-un bicho!
-Un bicho....no crees que ya eres un poco mayor para tenerle miedo a l.......

No pude terminar la frase cuando ese inmenso dolor de antes volvió otra vez a mi, esta vez lo que recordaba era todo mucho más preciso, recordaba a Jaejoong borracho, durmiendo en mi cama, cuando me vomito encima, también le recordaba a el levantándose por la mañana medio dormido y esta misma escena el aseo de mi casa y también todas aquellas veces en las que me había burlado de el por ese numerito. Jaejoong se acerco a mi y se sentó conmigo en el suelo.
-¿Estas bien?
-Si, estoy mejor que nunca.... -mis ojos se dirigieron a sus zapatillas, ¿o eran las mías?- Jaejoong... ¿Porque llevas mis zapatillas?
-Jaejoong me miro a los ojos y sonrió..... veras es una larga historia... -Yo empecé a recordar más mucho más y esta vez sin dolor, empecé a recordar todo lo que tenia que ver con esas zapatillas, a Jae riéndose de mi en el ascensor... ¿El ascensor? HYUN SOO! También empecé a recortarle, a recordarlos a los dos llorando, a los riendo, mi vida volvía a construirse poco a poco.-
-Lo se.... solo te las querías probar...por curiosidad....
-Ria! Lo recuerdas! -Me dijo mientras sus lágrimas empezaban a caer, pero sin perder la sonrisa.-
-Seis. -Le dije mientras le secaba las lágrimas con mi mano.-
-¿Que?
-He dicho que del uno al diez me gustas seis. - Jaejoong me sonrió con la sonría más bonita y perfecta que había visto en mi vida, mientras se levantaba y con su mano me ayudaba a mi para que yo también lo hiciera.-

Poco a poco empece a recordarlo todo mientras que Jae y yo hablábamos de cualquier cosas banal en aquella habitación, los dos nos reíamos y nos mirábamos y yo sentía que todo eso ya había pasado que todo tenia que volver a pasar, que esta no seria mi ultima conversación con Jae. Estábamos los dos de pie en medio de la habitación cuando Jaejoong se acerco a mi lentamente y me dijo:
-Ria, besame!
-¿Que? -Le dije aun que había oído perfectamente sus palabras.-
-Besame!
-Once. -Le dije mientras le cogía de la camiseta y le besaba, sentí sus labios rozando los míos, su respiración agitada al lado de la mía mientras sentía como sus manos rodeaban mi cintura como me acercaban hacía el, empecé a recordar muy poco a poco mientras sus labios me besaban, por un momento sentí lágrimas, lágrimas que se mezclaban en nuestro labios, como en nuestro primer beso, sentí pasión y caricias como la noche de antes de mi accidente, sentí que volvía ser parte de él que volvía a sentir nuestro corazones latiendo al mismo ritmo.-

Jaejoong me seguía besando mientras mi mente y mi cuerpo eran una mezcla de sensaciones, por un lado estaba todo aquello que había sentido y ahora de nuevo volvía a sentir y por el otro estaba Jaejoong en ese mismo instante besándome y haciendo me sentir como el solo lo sabe hacer. Los dos empezamos a jugar con nuestras lenguas ya conscientes de que todo iba a volver a pasar. Jaejoong empezó a besarme lentamente todo el cuello lenta y suavemente mientras poco a poco me acercaba hasta la cama. Con mucha delicadeza y sin dejar de besarme me dejo encima de la cama y el se coloco encima de mi, yo le sentía cerca, sentía su cuerpo junto al mio. Continuo besándome, yo coloque mi mano en su pecho y lentamente lo separe de mi, dejando un pequeño espacio entre nosotros, separando nuestro labios y dejándonos tiempo para respirar. Jaejoong me miro a los ojos, esa mirada yo ya la había sentido ya la había vivido, nada en nosotros había cambiado, yo le di un pequeño beso y después le dije:
-Eres parte de mi, nada ni nadie nunca va a poder alejarme de ti, no puedo vivir sin aire, no puedo vivir sin que mi corazón lata al igual que ahora no puedo vivir sin Jaejoong.




                                                                          FIN  


Nota del escritor:
Escribir esta historia ha sido muy importante, he sentido cada linea que he escrito, he llorado cuando ellos lloraban y reído cuando reían. Nunca pensé que me sentiría tan involucrada en ella.  Es mi primera historia y soy consciente de que tengo mucho que aprender y también mucho que mejorar. Os doy las gracias a todos los que me habéis leído y muy en especial a mi hermano. Espero que la hayáis disfrutado tanto como yo, no pienso decirles adiós ahora ellos también son parte de mi vida así que, nos vemos pronto <3

IN COMA


Título: In Coma
Autor:  KimHero (@HimeNoKJJ)
Género: Angst, drama, romance. Muerte de un personaje.


Relato

Yongguk, como todos los días de las últimas semanas, se encontraba encerrado en en un bar, sentado en la barra con una pila de copas de whisky frente a él. Rezaba por que el moreno de ojos oscuros regresara a su lado, pero después de lo que había pasado aquella noche, por su mente sólo podía pasar el rechazo.
A pesar de que la personalidad de Yongguk siempre era fría y distante, aquél chico, su sonrisa, su mirada, le hacían ser cálido con él. Siempre distante pero a veces tan cálido. Demasiada confusión para él.

"-Yongguk no te vayas..-" Recordaba con dolor aquellas palabras de ese pequeño ángel de tez clara. "-...por favor-" las palabras le taladraban el cerebro, no podría soportar ese dolor durante mucho tiempo más.
Se arrepentía con todo su corazón de haberle hecho aquello a su pequeño, jamás se lo podría perdonar. Lo último que quería era hacerle daño, pero era inevitable. Lo amaba, desde luego, pero no de la misma manera, jamás sería suficiente.

Aquella noche salió del bar, el alcohol empezaba a mostrarle sus efectos haciéndole perder el control de su cuerpo, caminaba chocando con todo, apoyándose en las paredes. La oscuridad de la noche tampoco le ayudaba, no era capaz de ver o sentir lo que pasaba a su alrededor. "-Yongguk..-" Escuchaba dentro de su cabeza. "-Te necesito-" colocó las manos sobre su cabeza, necesitaba que aquellos recuerdos salieran de su cabeza, necesitaba olvidar todo aquello. "-No te vayas-" Repetía en su cabeza. "-Lo siento.. no puedo evitarlo-" Era lo único que había sido capaz de contestarle en aquél momento.

Yongguk pasó a un callejón, se dejó caer en el suelo, de rodillas, completamente derrotado. Sus ojos y mejillas ardían, estaban completamente rojos. De sus ojos brotaban lágrimas que después recorrían su mejillas y acababan chocando contra el suelo. Se arrastró hasta una de las paredes más cercanas de aquél callejón, apoyó la cabeza y espalda en ésta, se encontraba entre montañas de cajas de cartón vacías. Secó las lágrimas con una de sus mangas, tras ésto, metió la mano algo brusca y torpemente en su bolsillo, de éste sacó una navaja, era negra y plateada. Muy afilada.

Acercó la punta de ésta hacia su muñeca "-No te vayas.. te amo-" Tras recordar las palabras del menor, hizo algo de presión con la afilada navaja sobre su piel. "-Hyung.. por favor..-" Cuanto más recordaba más lágrimas brotaban de sus ojos, y cuanto más lloraba más furioso estaba. Presionó algo más la navaja, haciendo que comenzara a salir de la pequeña herida algo de sangre. "-Lo siento Youngjae.. no puedo seguir con ésto-" Tras aquél recuerdo apretó la navaja con más fuerza contra su piel. El corte ya era bastante profundo. "-No quiero estar contigo-" Ese recuerdo. Esa mentira. Tiró de la navaja hacia un lado, con una mueca de dolor en su rostro, algo calmada por los efectos del alcohol. Después de haber hecho el corte más ancho y profundo lanzó con fuerza la navaja contra la pared que tenía enfrente.

Notaba como la sangre no dejaba salir de aquella herida, le dolía, pero ningún dolor podría superar el que sentía en su interior, el dolor de saber que había hecho daño a la persona más importante que podría haber aparecido en su vida, pero ya era demasiado tarde para arreglarlo. Vió a alguien acercarse, era inconfundible, podría distinguirlo en cualquier situación. -Pequeño..- Gimió entre susurros. -Hyung..qué has hecho?- El menor lloraba al ver a Yongguk en aquella situación, mientras éste sonreía como buenamente podía. -Pensé que no volverías Jae..- Iba perdiendo el conocimiento, la sangre comenzaba a faltarse. -Pequeño.. te amo- Sus ojos, poco a poco se iban cerrando, Youngjae tapó la herida del mayor con la propia tela de su camiseta. Pero era demasiado tarde. -Por favor.. no te vayas- Repetía el menor una y otra vez. Yongguk, finalmente cerró los ojos, para siempre.
       Mis ojos se fueron abriendo lentamente y con la escasa luz que entraba por la ventana, puede ver a Jaejoong dormido justo a mi lado. A pesar de la escasa luz, ese despertar es y sera el más bonito de mi vida. Si, no había luz, pero para mi era como si toda la habitación estuviera iluminada por aquella pequeña sonrisa que se dibujaba en su rostro. En ese mismo momento lo olvide, olvide que me gustaban los despertares con luz y mis despertares favoritos pasaron a ser los despertares junto a Jaejoong. Solo le miraba, simplemente esta tumbada en la cama mirándolo, sentía su respiración y como su aliento rozaba mi cara, estaba tan tierno durmiendo allí a mi lado, era como un angelito, se veía tan pequeño, tan frágil como si cualquier pequeño ruido pudiera interrumpir su sueño. No terminaba de creerme lo que había pasado entre el y yo, nunca había sentido algo tan intenso por alguien, parecía un sueño, quería saltar correr brincar de alegría pero simplemente me limite a quedarme acostada con cuidado de no moverme mucho para no despertarlo. Pasaron unos diez minutos y no me pude resistir más. Empecé a darle pequeños besitos por toda la cara, por todo su cuello, por sus hombros, por todo su pecho, Jaejoong empezó a retorcerse en la cama ya despierto, empezó a reírse, pero no decía nada solo se reía como un loco y empezaba a pegar patadas como un niño pequeño, sus ojos estaban iluminados me miraban de una manera especial, aun que quizás su mirada era la misma y los que habíamos cambiado eramos nosotros. Yo seguí besandolo y besandolo y el seguí quejándose y me pegaba para que dejara de hacerlo mientras me decía.
-Ya... Ria... para...Tengo muchas cosquillas para por favor....
-Valeee... ya paro, ya paro...
Yo pare y me volvía a acostar a su lado, Jaejoong una vez ya despierto y después de mi tortura se me quedo mirando a los ojos, mientras me sonreía, ainsss.... su sonrisa, su boca, sus labios, su piel. Estaba totalmente despeinado al igual que yo, pero para mi estaba más guapo que nunca.
Me acaricio el pelo y después me dijo:
-Deberíamos levantarnos ya, ¿No crees?
-Si... pero levántate tu primero...
-Yo porque.... no tu primero...
-Es que.... me da vergüenza....solo llevo puesta la ropa interior.... -Jaejoong empezó a reírse como un loco y a dar rodar por la cama haciendo la croqueta mientras se reía, parecía un maldito psicópata. Yo empecé a pegarle cariñosamente,le dije mientra le pegaba y me tapaba aun más con la sabana.- ¿DE QUE TE RIES? NO TIENE GRACIA.
-Ria....créeme que no hay nada de ti que no haya visto ya...
-JAEJOONG CALLATE!! -Le dije mientras yo también me empezaba a reír.-
-Valeee.... tienes tres segundos para vestirte...1.. -Me dijo mientras cerraba los ojos y empezaba a contar, yo me levante lo más rápido que puede de la cama y cogí mi ropa y me la puse.- 2...3…..YA!
-Me ha dado tiempo.... -Le dije en tono burlón mientras le sacaba la lengua.-
-Jooo.... debería a ver dicho dos.... -Me dijo mientras se cruzaba de brazos y de piernas encima de la cama y ponía cara de enfadado. Yo me acerque a el, le bese en los labios.-
-No te enfades tonto. Nos vemos ahora. -Le dije mientras me dirigía hacia la puerta.-

Tres horas después:
Yo estaba en la recepción del hotel sentada en uno de los sillones, marque el numero de teléfono de Jaejoong.
-Jaejoong, ¿donde estas?
-Sigo en mi habitación aun... ¿y tu?
-Estoy en la recepción del hotel, he quedado con Hyun Soo para contarle lo que pasó anoche... prefiero contárselo yo sola, nos vemos luego que ya viene....
-Vale, adiós!
-Hola Hyun Soo -Le dije mientras guardaba el teléfono en mi bolso y me levantaba del sillón.-
-Hola Ria. Te apetece que vayamos al parque que esta justo enfrente y así me cuentas lo que me has dicho que me tenias que contar, me tienes intrigado....
-Vale, por mi bien.
Los dos cruzamos la calle que separaba el hotel del parque y nos sentamos en uno de los bancos que había. Los dos nos mantuvimos unos minutos en silencio hasta que Hyun Soo empezo a hablar.
-Ria... se que no soy yo. Se que tu quieres a Jaejoong.
-Hyun Soo.... yo... lo siento... -Le dije mientras agachaba mi cabeza-
-No te preocupes, ya lo sabia desde el principio, sabia que no iba a ser yo, lo sabia.... pero aun así.. aun así quería disfrutar de el poco tiempo en el que podíamos estar juntos...
-Eres alguien muy importante para mi, eso lo sabes, no? Pero me he dado cuenta que lo que siento hacia a ti no es de esa manera, odio rechazar a la gente, no me gusta, pero he de ser sincera contigo, no eres mi amigo.... eres alguien mucho más especial que eso y me gustaría poder seguir a tu lado y poder compartir muchos más momentos juntos... pero no de esa manera... lo siento de verdad que lo siento...
-Se que vas a ser muy feliz junto a mi hermano, de eso no tengo la menor duda. Se feliz Ria, con eso me es suficiente. Ahora me voy a ir yo antes, vale? Tengo que hacer la maleta aun.. nos vemos luego... -Hyun Soo se levanto y se fue, yo me quede en el banco, estaba un poco decaída, pero de repente mi móvil empezó a sonar y al ver que era Jaejoong la sonrisa volvió a mi cara de golpe.-
-Hola!
-¿Donde estas Ria? Estoy en la puerta del hotel esperándote....
-Si, estoy en el parque de enfrente ya voy... -Yo me levante y me gire en dirección al hotel.- Te estoy viendo!!
-Si yo a ti también!!! -Me dijo mientras me saludaba con la mano.-

Yo también le salude y salí corriendo atravesando la calle, sin mirar a ningún lado cruce sin pensar en nada más que llegar al otro lado para poder estar con Jaejoong, para poder abrazarlo y pedirle que no se alejara de mi nunca más, que no me imaginaba una vida sin el. Pero parece que le destino no pensó lo mismo. Sentí un golpe, un golpe, brusco, seco, repentino que hizo que me cayera al suelo, no sentía dolor, no oía nada, mi imagen se volvió borrosa, la cara de Jaejoong chillando mi nombre en medio de la acera, el conductor del coche alterado, la gente mirando sin hacer nada... y yo....mis ojos, mi mente, mi cuerpo luchaba por mantenerse despierto, toda yo luchaba por decirle algo a Jaejoong, no quería irme, no ahora, pero aun que luche mis ojos se terminaron cerrando.
  
Giró el pintalabios y lo cerró con el tapón, seguido de esto lo guardó en su pequeño bolso.
Mei seguía observándose en el espejo, buscando cualquier defecto en su rostro, misión imposible.
Desde pequeña siempre fue preciosa, inteligente, deseada y amada por todos. No tiene ni una sola mancha en su historial, ninguna que el resto de personas puedan ver. Nunca fue una niña egoísta y caprichosa, pero siempre que fijaba su atención en algo lo conseguía el cien por cien de las veces ¿Algo que se hubiera propuesto y no hubiera logrado? ¡Jamás! Siempre ganaba todo.
Ella era consciente de aquello, la gente que la envidiaba era destruida y los que la querían recompensados, siempre ha formado a su alrededor una vida perfecta, solo había una cosa que se le escapaba de la mano y que no podía manejar, el amor.
No podía comprarlo, ni forzarlo. Para las personas aquel hecho era más claro que el agua, pero ella, alguien que ha tenido todo lo que ha deseado, no lo podía comprender y eso la frustraba.
¿Por qué? A todos los hombres que les dirigía una mirada tímida e inocente se arrodillaban ante ella, a todas las mujeres que admiraba con pasión conseguía provocar el deseo de estar con ella.
¿Por qué ahora no podía controlar aquello? ¿De qué le servía la belleza? ¿Y el carisma? ¿El dinero?
Derribó todas las cosas que había sobre la mesa y frustrada despeinó su pelo, volvió a mirarse en el cristal y ahora la Mei que veía era distinta. Ahora era una flor marchita.
-¿Por qué no podemos decidir de quien nos enamoramos? Si esa persona no siente lo mismo por ti...- Hablaba consigo misma - Todo habrá terminado - Golpeó el espejo agrietándolo un poco - No es suficiente con los sueños, no me llenan unos segundos a tu lado, si tan solo pudiéramos amarnos, sería feliz. Quiero creer que algún día estaremos así - Volvió a golpear el espejo rompiéndolo más -¡Déjame olvidar la realidad!- Gritó - Quería que pensarás que yo era la única especial, podría dejarte marchar con tu gran sonrisa, pero no - Dio el golpe certero y el espejo se rompió en mil pedazos cortando su mano...
Mei se levantó y agarró un trozo de cristal con fuerza, su mano sangró aún más.
-Esta noche volveré a soñar contigo y mañana ya no será un sueño, siempre consigo lo que me propongo y tú no eres mi objetivo, eres mi meta- Las lagrimas de dolor recorrieron su rostro hasta perderse en el suelo.
Ryosuke corrió hacia los brazos de Ryu, se saludaron con un cálido abrazo que se convirtió en un tierno beso.
-¿Como estas amor mío?- Preguntó Ryo.
-Como nunca... Ahora mismo, nadie es más feliz de yo. No sabes cuánto he deseado y esperado este momento, tenerte en mis brazos y que seas mío, verte dejar de sufrir por un idiota- Abrazó mas fuerte después de terminar.
-Sobre ese idiota vengo a hablarte- Se separó lentamente del cuerpo de Ryu y lo miró a los ojos.
-¿Qué pasa? No me asustes, no quiero verte mal- Acarició el rostro de su chico.
-No te preocupes, quería decirte que creo que debería perdonarle... Tal vez sea lo mejor- La melancolía se apoderó de su rostro debido a los recuerdos que le vino a la mente.
Ryu sintió miedo, temor de que Ryosuke saliera dañado, incluso pavor de perderlo otra vez, pero cuando se calmó comprendió que eso ya no sucedería, ahora era suyo y confiaba plenamente en el amor que los unía.
-¿Sabes mi vida? A pesar de todo confío en vuestra amistad y en lo mucho que os queréis como amigos, pensándolo calmadamente creo que si os perdonarais es lo mejor que os podría pasar nunca. Verte feliz hará que mis sueños se cumplan - Decidido juntó los labios con los de Ryo, este se separó.
-Ya soy feliz junto a ti- Ahora dominó él la escena dándole un toque de pasión. - Tengo algo más que decirte - Mostró su hermosa sonrisa, la que hacía que la vida de Ryu fuera mas fácil.
-Dime...- Observaba como un tonto aquel rasgo del joven.
-Esta tarde le daremos una sorpresa a Nozomi, ya he hablado con Kiyoshi, tenemos que ir a prepararlo todo.
Kyo cargaba un gran ramo de flores de múltiples colores, Hikari y Kiyoshi se encontraban a su lado. Estos dos llevaban decoración y globos, los tres iban por la calle dirección al hospital. Kiyoshi tomó la palabra.
-¿Os ha quedado claro como lo haremos?- Dijo con una sonrisa.
-No tiene mucha complicación, esto es de tontos- Dijo malhumorado como era él. Hikari nerviosa habló.
-Pues a mí no me ha quedado muy claro- Agachó la cabeza.
-Cariño, tu es que eres un caso especial- Se burló de ella.
-¡Calla!- Se cabreó.
-A ver Hikari, es fácil- Se dispuso a explicarlo otra vez - Tu entras con el ramo de flores y le das tu carta, conforme la lea ella irá a coger el resto de cartas que están en el ramo ¿Verdad? Pues ahí nos darás la señal y entraremos todos con los globos y con la tarta.
-Entiendo ¿Cual era la señal?- Kyo y Kiyoshi se echaron la mano a la cabeza.
-La señal era un estornudo, debes de fingirlo- Dijo Kyo.
-¡Esta bien!- Se llenó de energías.
-Conozco bien a Nozomi, se que ella quiere que celebremos una pequeña fiesta y disfrutemos de ella, no quiere que le mostremos nuestra tristeza- Se le humedecieron los ojos.
-Kiyoshi, ya te he dicho que haremos lo que tu veas mejor para ella- Kyo confiaba en él y sabría que el hecho de hacer una fiesta no le molestaría a Nozomi.
Se reunieron todos en el hospital, a pesar de que Ryo y Kyo no estaban perdonados el ambiente no era incomodo, todos estaban unidos y animados por la causa de hacer feliz a Nozomi, no dejarían que sus problemas rompieran la felicidad de su amiga, todos habían madurado bastante.
-¿Estáis listos?- Preguntó Kiyoshi.
Todos asintieron y entonces Hikari tocó la puerta, la voz de Nozomi se escuchó como un susurro, entonces abrió la puerta y entró con el ramo de flores.
-Hola Nozomi- Dijo con una tierna sonrisa.
-¡Oh! Eres tu Hikari- Se sorprendió de que no fuera ni Ryosuke ni su gran amigo Kiyoshi.
-Sí, te he traído este regalo- Dejó el ramo de flores en la mesa y le acercó su carta. Nozomi la abrió con una sonrisa y comenzó a leerla.
"Querida Nozomi, no ha pasado mucho tiempo desde que nos conocemos... Podríamos haber aprovechado más el tiempo juntas, lo siento.
Siempre he pensado que el tiempo es muy valioso ¿No crees? Bueno, claro que pensarás que sí. Mi familia siempre está ocupada por trabajo, entonces cada vez que puedo estar un momento con ellos lo aprovecho al instante. Quería decirte que eres mi ejemplo a seguir, siempre estas con tu enorme sonrisa alegrándonos la vida. A pesar de todo estas a nuestro lado y aprovechas el tiempo al máximo, no has renegado a los sentimientos que han venido, ya que te hacían sentir más viva, no has evitado ningún momento que te hicieran desear quedarte, todas las veces has ido de frente contra los problemas y los has superado.
Ciertamente no sé cómo te recordaran el resto, pero en mi corazón siempre serás recordada como una heroína, la heroína que a pesar de no haber estado mucho con ella, logró hacerme ver que debo de vivir la vida aprovechando cada instante, siendo feliz y no arrepintiéndome de nada.
Gracias Nozomi, estarás presente en mí como ahora."
Las lagrimas fluyeron de los ojos de Nozomi como si un rio fuera, Hikari fingió un estornudo en ese momento y le dio un fuerte abrazo.
El resto entraron de golpe sin pensárselo dos veces con un "¡Sorpresa!". La gran sonrisa de todos provocó que Nozomi llorara aún más, no se esperaba aquel encuentro con sus amigos.
Pero ellos no fueron los únicos que entraron a la sala, también lo hizo el médico junto a una enfermera.
-Siento mucho la interrupción, pero tenemos que dar una noticia - Tosió y continuó - No sabemos cómo, tal vez nos hubiéramos equivocado, pero Nozomi ha mejorado con su enfermedad todo este tiempo, aun quedan esperanzas para ella- Hizo una profunda reverencia.
Todos gritaron de alegría y comenzaron a saltar y corrieron a abrazar a Nozomi, nadie se lo podía creer y menos ella.
Ryosuke admiró aquella escena con una felicidad especial que no había sentido nunca. Su novio, Ryu, sabía que ahora todo iba a ir bien con él, le quedaba una larga vida que hacer a su lado, siendo felices, una familia que formar, un amor que darse. Observó a Kiyoshi, aquel fiel amigo que ha tenido durante toda su vida, estaba dándolo todo por la protagonista del día. Nozomi, aquella chica de corazón puro que tanta felicidad le había dado ¿Cómo era posible? Nadie cabía en la escena de que Nozomi se iba a recuperar ¿Gracias a él? No... descubrió que fue gracias al amor de todos, ese era el milagro del amor. Sus ojos se dirigieron hacia la preciosa pareja, se le iluminaron al ver a Hikari feliz junto a su amado, aquel chico tan importante para Ryo había cambiado tanto, ya no era el mismo niño con el que solía jugar cuando era pequeño, ahora era un hombre, ya no le despertaba los mismos sentimientos que antes, ahora eran unos sentimientos aun mas fuertes. Más que nunca estaba dispuesto a ir a hablar con él y a per...
Unos fuertes mareos se apoderaron de Ryo, un brusco pinchazo provocó un dolor que se extendió por todo el cuerpo y se desmayó allí mismo.

Canción 10:Whispers in the dark

[Enlace a la canción en el título]
Vladimir estaba un poco preocupado. Hacía más de una hora que Gabriel estaba reunido con el jefe del Bahamut. Él conocía a Demian de hacía un par de años, cuando empezó a frecuentar esos lares. Sabía que estaba enterado de todos los tejemanejes de la ciudad, pero no estaba seguro de haber hecho bien presentándole a Gabriel. El líder del grupo era un muchacho demasiado bueno para el oscuro mundo dónde vivía Demian. No quería que se viera demasiado influenciado, pero claro, no le podía decir que no a Gabriel. Menos si estaba investigando para ayudar a un amigo. Ese era su punto fuerte, y encima era un cabezota de cuidado.

Vladimir decidió que su amigo sabría cuidarse solo, de momento. Empezaba a amanecer, no quería hacer tarde a clase (curiosamente, a pesar de su apariencia, y estrafalaria forma de ser era un estudiante de matrícula) así que le dejó como recado a un camarero informar de su marcha a Gabriel cuando este saliera de su reunión.

Primero se pasó por su casa para coger sus cosas y luego sacó su coche del aparcamiento y empezó a conducir hacia la universidad. Pero mientras conducía sonó el teléfono. Miró quien era el contacto y contestó de inmediato, poniendo el manos libres para no chocar.

* Hola Violet-chan. Es un honor que me llames a estas horas de la mañana.- Notó como Violet reía al otro lado del teléfono e inmediatamente una sensación cálida le inundó el pecho.
* Chico, si para ti un honor es que te llamen a las siete menos diez… Eres un poco extraño. Aunque bueno, eres muy extraño así que ya no sé porque me sorprendo.
* Mi querida hada del mal, estás divagando.
* Cierto, te llamaba por un favor.
* Me rompes el corazón, y yo que pensaba que me llamabas para que mi voz te diera fuerzas para afrontar el día…- Violet volvió a sonreír al otro lado de la línea, luego su tono cambió a uno más serio.
* Verás, esta mañana me he despertado temprano y he salido a correr…- Eso le pareció extraño a Hayate, Violet era perezosa, nunca saldría de casa temprano y menos para correr. Pero esperó a que ella terminara de contar su historia.- Mientras corría me he encontrado a un chico que estaba tratando de violar a una chica.
* ¿QUÉ? ¿TÚ ESTÁS BIEN? ¿NO HAS SALIDO HERIDA VERDAD?
* No, no… Ha sido al revés, yo he tumbado al tío y lo he dejado en el suelo. Luego he ido a ayudar a la chica porque parecía estar mal y el tío ha escapado. La he acompañado al hospital, al parecer está bien y ahora le he dicho que vaya a la comisaria. Pero se siente insegura de ir sola y queda un poco lejos. ¿Puedes venir a recogernos con tu coche?

Vladimir suspiró aliviado, no le había pasado nada a su chica. Pero el hecho de que ella sola se hubiera puesto en peligro de esa manera le incomodaba y a la vez se sentía orgulloso de ella. Era la chica más valiente que conocía. Entonces le dijo a Violet que le esperara quince minutos, que ahora pasaba a por ellas.







* Mi amigo nos pasa a recoger.- Dijo Violet sonriendo a la chica.
* Muchas gracias, enserio. Siento ser una molestia. Me salvas y encima te pido que me acompañes a todas partes.
* No es problema mujer. A de más, me has caído bien Elisa.- La chica no pudo evitar devolverle la sonrisa. “Su salvadora” era la mujer más increíble que había conocido, y era preciosa. Aunque tratara de ocultarlo debajo de esa ropa tan holgada. Elisa se sorprendió observándola atentamente, casi embobada, perdiéndose en el verdor de sus ojos. Realmente Violet era una belleza.

Ambas esperaron en silencio hasta que el enorme 4x4 de Hayate apareció. Les tocó el claxon en señal de bienvenida y les hizo un gesto invitándolas a entrar. Violet y Elisa entraron en el coche, Violet en el asiento del copiloto y Elisa en el de detrás.

* Hola mi dulce dama oscura.
* Hola Hayate, gracias por recogernos.
* No me llames Hayate, me cambié el nombre. Ahora es Vladimir, mi nombre artístico.
* Pero a mí me gusta mucho más Hayate.

Ambos bromeaban como siempre mientras el coche avanzaba hacia la estación de policía. Intentaron hacer que Elisa se sintiera cómoda con ellos, así que evitaron a posta las preguntas sobre el ataque. Simplemente hablaban de manera natural hasta que llegaron a su destino.

* Ya hemos llegado mis dulces damas.- Dijo Hayate mientras sonreía mirando a Elisa.- ¿Queréis qué os acompañe dentro también?
* ¿No llegarás tarde a la universidad? – Dijo Elisa con aire preocupado.- Ya has hecho mucho, y tú también Violet. Puedo ocuparme sola del resto. A de más podrías salir perjudicada con lo de atacar a un desconocido.

Dicho esto Elisa se despidió, pero antes de que se marchara Violet le pidió su número de teléfono para que la informara más tarde. Se volvieron a despedir, está vez con dos besos y Elisa se marchó.

Todo parecía muy inocente, a los ojos de cualquiera. Pero Vladimir no era cualquiera, se había fijado en la manera que esa chica había mirado a Violet. Eran los mismos ojos con los que él miraba a la guitarrista. Lo último que le faltaba, ahora aparte de apartar a los tíos tendría que esconderla de las chicas también. “Maldita y sensual Violet, me hace ir de culo.”

Pero mientras la llevaba hacia la universidad había algo que le incomodaba más. Violet NUNCA salía a correr, le estaba ocultando algo. “¿Un novio quizás? No, imposible. Violet no me ocultaría que está saliendo con alguien. Siempre me lo ha contado cuando un chico le gustaba. ¿Entonces?” Hayate decidió arriesgarse y preguntó.
* Violet, ¿qué me estás ocultando?- La chica no esperaba esa pregunta, se puso un poco nerviosa. Lo notó por como desviaba la vista, normalmente, ella siempre le miraba a los ojos.
* Cosas… Ya sabes “una mujer no es una mujer si no tiene un secreto que ocultar”.- Dijo intentando quitar hierro al asunto.
* No sé de quién es esa cita, mi dulce dama. Pero no me importa. Estoy preocupado por ti.
* No es nada… No hace falta que me protejas de todo Hayate. Se cuidarme sola.
* Ya… El que no sabe estar sin cuidar de ti soy yo. Ya sabes “Un caballero no es un caballero si no tiene una dama que proteger.”
* Tú no eres un caballero.
* Por supuesto que sí, soy un caballero oscuro. Pero un caballero a fin de cuentas.
* Pues búscate otra dama.
* Imposible, mi dulce princesa del mal, tú eres la única mujer a quien estoy dispuesto a proteger.

Entonces Violet se sonrojó, odiaba que Hayate fuera tan encantador cuando hablaba con ella. No ayudaba a que pudiera superar su triste amor no correspondido. Pero era imposible decirle que no cuando se ponía así. Cogió aliento y se dispuso a contarle los extraños sucesos que había notado en su cuerpo.









Ashley había vuelto al salón junto con Lillium y esperaba sentado en una de las butacas a que este se dignara a explicarle alguna cosa que aclarara los misterios que estaban rodeando su vida. Lillium se hallaba enfrente de él, y lo observaba silenciosamente. Como si lo analizara, o viera a través de él.

* Te puedo contar algunas cosas Ashley. Pero puede que no sean suficientes respuestas para ti.
* Algo es algo. Empieza a hablar o moriré de viejo.- Respondió impaciente el menor.
* Bueno empecemos con lo básico. Sí, yo soy el que ha estado limpiando esta ciudad de los desperdicios humanos que la contaminaban.

Ashley tragó saliva nervioso. Una cosa era tener la sospecha (o la certeza) de que la persona que tienes delante era capaz de asesinar. Otra muy distinta es que lo aceptara, pero como si fuera la cosa más natural del mundo. Como si matar seres humanos no fuese distinto de sacar la basura. Lillium siempre había hablado con una frialdad que provocaba que se le despertara el instinto de supervivencia. Y ahora solamente estaba empezando a comprender el porqué de ese hecho. Pero hizo de tripas corazón y susurró.

* Eso lo suponía. Sigue hablando.
* Verás Ashley, yo pertenezco a un noble pueblo que ha vivido en este planeta durante mucho tiempo. Nos alimentamos del miedo y el alma de los humanos. Pero como sois muchos hicimos un pacto y solo nos alimentamos de los humanos “malvados”, en teoría.
* ¿En teoría?
* Ya sabes… Siempre puede haber algunos… Accidentes. A de más este pacto se hizo hace solo 250 años. Algunos simplemente no se acostumbran al cambio.

Al decir esto los ojos de Lillium se oscurecieron, como si ya no estuviera allí, como si estuviera contemplando el pasado con tristeza. Pero de repente volvió al presente, miró fijamente a Ashley que seguía observándolo y prosiguió.

* Algunos todavía piensan en recuperar el poder que teníamos antaño. Al fin y al cabo, ¿qué son los humanos a parte de simples monos demasiado orgullosos?
* ¿Crees que tu raza es mejor?
* Por supuesto. Es decir, hasta los malditos brujos tienen más sentido de la responsabilidad.
* ¿Qué otras razas hay?- Dijo Ashley sorprendido, había todo un mundo que desconocía.
* Bueno está lo típico, vampiros, hombres lobo, brujos, demonios (pero no los de la Biblia), sirenas, shinigamis, fantasmas, señores de las sombras… Ya sabes, criaturas oscuras.
* ¿Todo lo sobrenatural vive en la oscuridad?
* Claro, las únicas criaturas “inteligentes” que habitáis en la luz sois vosotros, los malditos humanos. Aunque antes había otra raza que vivía en la luz, pero están extintos.
* Dices que estas especies son mejores… que están más evolucionadas… Entonces ¿por qué gobernamos nosotros?
* Porque aunque a nosotros nos joda los humanos tenéis la habilidad de “crear” nuevo conocimiento. Hacéis avanzar el mundo desde que descubristeis el fuego. Y sois muchos más, aunque con el suficiente poder podríamos conquistaros. Pero claro… aniquilar a nuestro alimento es un suicidio.

A Ashley todo ese bombardeo de información le estaba mareando. Especies en las sombras, pactos extraños, poderes prohibidos… Cada vez tenía más y más preguntas, y ninguna información acerca de sus visiones. Aún no sabía qué demonios era él y lo que debía hacer para poder bloquearlas y que dejaran de atormentarle. Así que cogió aire y preguntó.
* ¿Qué soy yo? Tengo visiones de tus asesinatos y ahora puedo mover objetos con la mente. ¿Qué coño me has hecho?
* Yo no te he hecho nada cariño, y realmente, no sé qué tipo de criatura eres. Hueles a humano, pero desde que te vi intuí en ti mucho poder.
* ¿Entonces me perseguías por eso?- Preguntó Ashley molesto y al instante se arrepintió de haber formulado esa pregunta. ¿Qué era? ¿Una estúpida quinceañera moja-bragas? Pero el mal ya estaba hecho Lillium sonreía triunfante a su lado.
* Al principio, querido Ashley, me picaste la curiosidad por tu poder. Pero a los cinco minutos de hablar contigo ya deseaba tenerte por otras razones. Eres un “humano” muy particular.

Y en contra de su voluntad esas palabras hicieron latir con fuerza y excitación el corazón de Ashley. Pero no iba a admitirlo, no iba a admitir tan fácilmente que ese ser frío y más creído que él mismo le hacía perder la compostura como ningún otro hombre lo había hecho.
* Ashley, yo te ayudaré a buscar información acerca de lo que te pasa. Pero quiero algo a cambio.
* Todo siempre tiene un precio ¿verdad agente?
* Correcto.
* ¿Cuál es?
* Yo te ayudo con tu problema y tú me ayudas con el mío.- Dijo mientras le cogía la mano y la llevaba hasta su entrepierna- ya sabes que es lo que quiero. Tú y yo juntos, si no, no hay trato.
* Eres un asesino ¿recuerdas?
* Y a ti eso no te importó ayer por la noche mientras gemías de placer. Yo he sido sincero querido, te toca a ti.
* Está bien, saldremos. Pero en cuanto esté recuperado me desharé de ti.

Dijo Ashley, pero ni él mismo creía en sus palabras en ese momento. Pero bueno, había dado un gran paso en su investigación y aunque tenía mil preguntas más, en ese momento sólo le importaba la pasión con la que le observaban esos ojos violetas.












Después de permanecer unos minutos en silencio, mientras Gabriel digería toda la información que había recibido Demian lo observaba atento. Al parecer Gabriel no era más que un humano normal y corriente. No notaba ninguna clase de poder en él, y aún así la determinación que se podía ver en el azul de sus ojos denotaba pureza y mucha fuerza de voluntad. Demian pensó que podría pasarse largo tiempo contemplándolo y no se cansaría. Cuando Gabriel levantó la cabeza y lo miró directamente Demian sonrió y dijo con un tono jovial:

* Bueno querido Gabriel, ya te he contado lo que se de Lillium y su relación con las extrañas muertes de Florencia.
* Sí, pero sigo sin poder ayudar a Ashley…
* Creo, que tu amigo no te ha pedido ayuda ¿verdad?
* ¡Claro que no lo ha hecho! Es demasiado orgulloso. Pero yo soy el que debe estar allí para él. Cuando esos susurros en la oscuridad lo acosen yo debo estar con él. Soy su mejor amigo.
* Una… “amistad” muy profunda sí. Está bien ayudaré a tu amigo en lo que pueda, pero antes mi pago.
* Cierto.
* Vas a ser mi espía personal durante 3 meses. Todo lo que tú veas yo lo veré, incluso cuando te duches pero tú tranquilo que eso no me importa.- Siguió diciendo Demain con un tono jovial.
* ¿Y cómo vas a hacer eso?
* Con un conjuro simple.
* ¿No tendré nada de intimidad?
* Nada. Durante tres meses.
* Está bien, hazlo. Pero TIENES que ayudar a Ashley.
* Tenemos un trato.


Entonces Demian se levanto se sacó una pequeña bolsa de tela de los pantalones, la abrió y le esparció lo que contenía (algunos polvos y ingredientes identificables) a Gabriel en la cabeza mientras pronunciaba frases en un idioma desconocido. Usaba palabras extrañas con cierta musicalidad al acabar los ojos de Demian resplandecieron como dos pequeñas llamas, entonces volvió a sonreír.

* El conjuro está hecho, tranquilo no deja ninguna marca.
* Entonces yo ya he cumplido mi parte. Me despido por hoy- Dijo Gabriel mientras se levantaba de su asiento y le tendía la mano a Demian- ha sido un placer.

Demian aceptó el apretón de manos de Gabriel pero en vez de estrecharla y dejarla ir, tiró de ella con fuerza hacia sí mismo. Haciendo que Gabriel perdiera el equilibrio y se acercara un poco más a Demian. Este aprovechando la situación le dio un casto beso en los labios.

* Así formalizamos un contrato los magos.- Volvió a sonreír de manera pícara y se esfumó de golpe.
Vladimir escuchó asombrado la historia de Violet, como ella poco a poco estaba cambiando. No supo porqué pero el extraño cambio que estaba sufriendo le gustó. Violet se estaba convirtiendo en algo extraño, extraño como él. Ahora se parecían un poco más, pensó esperanzado que si las cosas seguían así tal vez no tuviera que renunciar a ella. Luego se dio cuenta de que aunque Violet estuviera cambiando, no tenía instintos asesinos, no soñaba con despedazar lentamente a la gente que le caía mal. Ella estaba cambiando, y se estaba volviendo más buena de lo que era. Entonces se sintió sucio, frustrado y terriblemente… enamorado.

Cuando terminó de contar la historia Violet temblaba, tenía miedo de que la mirase de forma distinta. Él lo notó “pequeña idiota, aunque devorases bebés te seguiría amando” y la abrazó, aún más consciente de la distancia que los separaba. Del porqué seguiría hiendo de flor en flor mientras anhelaba a una única mujer, esa única pizca de luz cálida y hermosa que en ese momento se encontraba entre sus brazos.






Pasaron dos semanas desde que cada miembro de la banda realizó sus actividades nocturnas. Ashley había cumplido con lo que había prometido, salía con Lillium cada vez que este se lo pedía y tenían mucho sexo (cosa que no le disgustaba). También se había vuelto más distante, no les contaba las cosas como antes. Los secretos que ocultaba no se lo permitían. Eso hizo que sus amigos empezaran a sospechar ya que aparte de su cambio de actitud, solía desaparecer bastante y nunca dejaba claro dónde iba. Eso preocupó a Gabriel más que a los otros, pero cada vez que le preguntaba a Ashley este simplemente cambiaba de tema, y si insistía se iba o le decía que no era asunto suyo. Lo que estaba empezando a cabrear bastante al líder de la banda. Que Ashley estuviera tan distante y no poder hacer nada sin la certeza de que un brujo lo estaba mirando podía acabar con su paciencia infinita. Violet y Vladimir habían seguido como siempre, como si nada hubiese cambiado, pero cuando Violet se sentía insegura era al primero al que llamaba.

En ese momento estaban los cuatro, practicando para el concurso al que se iban a presentar. Los malditos “Luka Goers” se habían quedado con la sala de prácticas de la universidad de manera indefinida. Así que practicaban en el garaje de Vladimir siempre que podían. Gabriel y Ashley habían compuesto buena parte de la canción y estaban bastante orgullosos con el resultado, pero aún quedaban muchos detalles por pulir, y el tiempo se les echaba encima. Aunque había algo que les estaba sorprendiendo.

* Yo alucino Violet, siempre has sido buena… Pero últimamente, no sé, estás perfecta con la guitarra.- Dijo Ashley al verla “calentar”.
* Ya sabes, el secreto de todo artista es la práctica.
* Pues debes haber practicado dormida porque vamos…- Insistió Ashley.
* Ya… Es que algunas practicamos, no como otros que desaparecen misteriosamente sin motivos. ¿Cierto Ashley?
* Vete a la mierda marimacho.
* Yo también te quiero.

Bromeaban y practicaban como siempre, la música era una buena manera para desconectar de los problemas de cada uno y cuando estaban reunidos lo aprovechaban y se lo pasaban bien. Cuando terminaron la práctica se despidieron y se fueron (excepto Vladimir porque estaba en su casa).

De camino Ashley, Gabriel y Violet charlaban como siempre, pero había un aura extraña en la situación, ahora que no estaban ocupados con la música, Violet se dio cuenta de que había algo que no encajaba en esa imagen. Algo que no estaba bien. Observó más atentamente y se dio cuenta de dos pequeños detalles que la perturbaron. Ashley y Gabriel estaban el uno a cada lado de ella cuando siempre iban juntos, y casi no se miraban a los ojos cuando hablaban. Algo estaba pasando entre esos dos, y se tenía que solucionar. Así que decidió dejarles solos para que pudieran hablar y tomó otro camino.

Gabriel se dio cuenta de repente de que Violet les acababa de dejar a él y Ashley a solas. Últimamente habían estado algo alejados, por culpa de los secretos que ambos se estaban ocultando. Pero no le gustaba esa sensación, no le gustaba estar tan alejado de Ashley, algo en su pecho dolía cuando no tenían un momento para estar sólo ellos dos en todo el día. Así que se armó de valor y le cogió de la mano, algo que hacía varios días que no hacía, y le dijo.

* Ashley, ven a mi casa… Quiero contarte algo.- Ashley lo miró extrañado, Gabriel estaba muy serio, pero notar su cálida mano le reconfortó. Había estado algo alejado de él esos últimos días. Pero le necesitaba.
* Ok, yo también quiero decirte algo.- Gabriel le miró y una de sus radiantes sonrisas asomó de sus labios.
* Sabes que siempre puedes contar conmigo cuando las cosas se van de madre ¿verdad?
* Lo sé.- Respondió Ashley devolviéndole la sonrisa.

Ambos apresuraron el paso para llegar al piso de Ashley, el trayecto duró unos diez minutos en los que ambos permanecieron en silencio. Pero un silencio cómodo mientras disfrutaban de la sensación de sus manos unidas, como siempre, como si los acontecimientos que estaban por ocurrir no fueran difíciles de superar mientras ellos dos estuvieran unidos.
No me podía dormir, solo daba vueltas y más vueltas en mi cama, mis lágrimas caían y caían, solo pensaba en las palabras que le había dicho a Jaejoong y en si el habría ido a la habitación de Cristina. Tan solo de imaginar de que en ese mismo momento en que yo estaba tumbada en mi cama el pudiera estar besándola y queriéndola, me ponía de los nervios. Probablemente me había comportado de una manera muy poco correcta con Jae debería de haber intentado hablar las cosas con él más tranquilamente, pero en cambio le había chillado y había perdido los nervios. Quizás esta situación puede conmigo, quizás el tener a dos personas a las que aprecio mucho pendientes de mi y observando cada uno de mis actos me pone tensa, quizás, quizás.... Mi cabeza solo piensa en lo que ha pasado y en lo que pasara. A parte de mi pelea con Jaejoong, estaba el beso de Hyun Soo, no se si ese momento ha sido el más adecuado lo que si se es que su apoyo desde luego era algo que necesitaba, el que estuviera mi lado me reconfortaba y me hacia sentir más segura. Yo no había sentido ese beso de una forma pasional, si no más de una manera de demostrarme que estaba a mi lado y que me iba a apoyar.

Pasaron las horas y yo a penas había dormido dos horas cuando una escasa luz empezó a verse por la ventana. Me levante de la cama y me metí en el ducha, deje correr el agua fría por todo mi cuerpo, intentando que de esa manera mis pensamientos se fueran con toda esa agua, pero para mi pesar no desaparecieron. Me vestí y baje a la recepción del hotel, había muy poca gente puesto que seria las seis de la mañana o las siete, así que decidí irme a pasear por los alrededores hasta la hora de desayunar. Salí del hotel y simplemente me dispuse a andar, sin seguir ningún rumbo, vagaba por las calles como un perro perdido con los ojos aun un poco hinchados. No se exactamente lo que sentía en esos momentos, simplemente me dejaba llevar, no pensaba en nada, solo andaba. Pasaron unas horas y decidí ir de vuelta al hotel, quería hablar con Jaejoong, necesitaba saber que las cosas se podía arreglar y que todo volvería a ser como eran antes de nuestras pelea, que podríamos volver a reír como niños en la azotea del hotel iluminados por dos velas. Entre al hotel y me dirigí hacia el restaurante, Hyun Soo y Jaejoong estaban sentados en una de las mesas, me acerque y me senté con ellos.
-Buenos días chicos. -Les dije intentando sacar una sonrisa.-
-Buenos días Ria, hemos ido a tocarte a la habitación pero no estabas... -Me dijo Hyun Soo con su bonita sonrisa, mientras que Jae no levanto la mirada de su plato.-
-Si, he ido a dar una vuelta, necesitaba tomar un poco el aire...
-Ria..... yo.... siento lo de ayer... -Me dijo Jaejoong de repente, no esperaba que me dijera eso y mucho menos que levantara su cabeza por primera vez desde que me había sentado para mirarme a los ojos y decirme esas palabras.-
-Jaejoong.... la que lo siente soy yo... no debí haberme puesto de la manera en la que hice y mucho menos cuando no soy nadie para pedirte explicaciones de nada, eres un chico joven y guapo es normal que te pasen este tipo de cosas como también es normal que quieras pasarte lo bien.. lo siento.
-Ria no lo has entendido.... no siento lo que te dije, lo que siento es haberte dejado sola mientras llorabas, siento no haberte consolado por ser tan cruel y explicarme tan mal, siento no haber sido tu apoyo, siento que no hubieras podido contar conmigo, siento que lloraras por mi, siento hacerte daño, como también siento que no estés conmigo y no poder ponerle un parche a mis errores.
-Jaejoong yo.... -No puede terminar la frase cuando Hyun Soo se levanto de la mesa y le dijo a Jaejoong antes de marcharse.-
-No debes de pedirle perdón, lo que deberías haber hecho es quedarte con ella y no huir de tus sentimientos como un cobarde.

Jaejoong no dijo nada, solo se cayó y dejo que Hyun Soo se marchara, él sabia que su hermano tenia razón y también sabia que Hyun Soo había podido hacer lo que él no se había atrevido a realizar. Savia que el había consolado me había consolado y que además no me había causado esas lágrimas, en la mirada de Jaejoong se reflejaba por primera vez la inseguridad de no saber si seria el que estaría a mi lado.

Hyun Soo nos espero en la puerta del hotel, después de que le se marchara, Jaejoong y yo ya no hablamos nada más y salimos del restaurante unos minutos después. Los tres teníamos unas entradas compradas para un autobús turístico que daba la vuelta por todo Berlin. El autobús estaba aparcado no muy lejos del hotel así que nos decidimos a ir hasta allí. Mientras andamos no hablamos apenas, pero una vez subimos al autobús los tres nos animamos y empezamos a conversar animadamente. Me gustaba mucho estar con los dos porque no eran de esas personas que guardan las cosas para siempre una vez lo olvidan es como si nada hubiera pasado, por esa razón una vez arregle las cosas con Jae entre los dos era como si nada de esto hubiera pasado.
-Ria, ¿Has visto eso? -Me dijo Jaejoong.-
-No, el que... Yo no veo nada -Mientras yo miraba por la ventana Jaejoong me pego un capón.-
-Que tonta...como puedes picar en un truco tan viejo. -Me dijo mientras se reía como un loco y empezaba a pegar patadas al asiento de delante como un niño pequeño.-
-Tu si que eres tonto! Pareces un crio! -Le dije mientras le devolvía el capón a lo que el me miro con cara de indignación mientras abrazaba a su hermano que estaba sentado a su lado.-
-Ria me ha pegado.... DILE ALGO!
-Jaejoong quieres dejarla en paz, eres un crio....
Después de la palabras de Hyun Soo yo me empece a reír y la cara de Jae era todo un poema, Hyun Soo y yo nos habíamos puesto en contra de el para chinchar lo, era tan mono cuando se enfadaba que me daban ganas de abrazarlo durante horas.
El día paso rápido al bajar del tren nos fuimos a comer a un restaurante cerca del hotel y después nos fuimos a hacer un poco más de turismo pero esta vez andando, visitamos mucho sitios e hicimos muchas fotos también, que plasmaban muchos bonitos recuerdos...

No me podía creer que después de lo mal que había empezado mi mañana y lo estupendo que al final había salido mi día yo seguía despierta. Mientras dada más y más vueltas en mi cama recordaba en beso de Jae cuando vino a mi casa y también recordaba la noche que pase después de eso, todo lo que deseaba estar con el y besearlo durante toda la noche, eso era justo lo que volvía a sentir en esos momentos. En un impulso irrefrenable por estar junto a Jae me levante de la cama y salí al pasillo, una vez fuera el miedo me hizo volver a entrar a mi habitación, me apoye en la puerta, dentro de mi habitación, antes de volver a salir de nuevo. Me pase por todo el pasillo de un lado a otro pasando por delante de la puerta de Jae una y otra vez, indecisa a si debía de tocar o no. Por fin me pare delante de su puerta y me atreví a tocar. Un medio adormilado Jaejoong me abrio.
-Ria.... ¿Que haces aquí, es de noche?
-Emmm si esto..... yo... es que.... Jaejoong besame!
-¿Que? -Me dijo un poco sorprendido y con cara de que coño esta pasando.-
-Besame!
Jaejoong sin pensárselo me agarro de la cintura y me beso, me beso muy lentamente centrándose en mi, viviendo cada uno de los segundos en los que su boca se rozaba con la mía, disfrutando cada instante de aquello que había deseado sentir durante tanto tiempo. La otra mano de Jae subió hasta mi cara, la rozo suavemente hasta llegar a mi pelo en cual coloco detrás de mi oreja, después se separo de mi y me agarro de la camiseta suavemente hasta conseguir que entera en su habitación mientras me miraba con una sonrisa picara, tras cerrar la puerta tras de si, me volvió a besar, poco a poco su lengua fue entrando en mi boca, yo también jugué con la mía y los dos nos fundimos en un suave pero muy intenso beso esta vez mucho más pasional que el anterior. Jaejoong me guió hasta su cama, pero sin dejar de besarme, sin dejar de acariciar con su mano mi dulce piel y sin separa ni por un solo momento su cuerpo del mio. Me tumbo en la cama suavemente y el se coloco encima de mi pero sin dejar su peso, podía sentir su cálido cuerpo cerca del mio y su respiración cada vez más y más agitada al igual que la mía. Comencé a besarle todo el cuello y Jaejoong ladeaba su cabeza hacia el otro lado para que no para de hacer lo, parecía que le gustaba y seguí besandole, le quite la camiseta y el hizo lo mismo con la mía, después le gire y estaba vez era yo la que estaba encima de el y seguí besandole todo el pecho, sin prisa, muy lentamente haciendo que se estremeciera, seguí besandole cada rincón de su cuerpo hasta que llegue a la altura de sus pantalones, bese toda su cintura hasta que después de unos minutos le quite sus pantalones. Jaejoong se levanto para poder besarme en los labios, hábilmente y con la mano que le quedaba libre me desabrocho el sujetador y me volvió a tumbar, el también comenzó a besarme todo el cuello, me sentía totalmente a su merced. Se desprendió de su ropa interior y también de la mía junto a mis pantalones. Empece a sentir como su cadera se movía con delicados movimientos haciendo que me muriera de placer en cada uno de ellos. Pude sentir el calor de Jae en uno de sus movimientos de cadera, sentía como eramos uno como los dos nos fundimos para formar una única persona, un único cuerpo, alguien con un corazón que bombea a un mismo ritmo, los dos sintiendo la respiración del otro, cada uno centrado en la persona que teníamos delante La intensidad siguió subiendo y con ella también el ritmo de Jaejoong, eso hacia que yo me excitara mucho más y también que mi cuerpo derramara pequeños gemidos de placer que hacían que Jaejoong aun se volviera más enérgico. El también empezó a transmitir lo que sentía con pequeños sonidos y eso a mi también me gustaba. Su ritmo aun siguió aumentando hasta que llego el momento el climax, en el que los dos pudimos tocar el cielo con nuestras manos, sentir nuestros corazones jadeantes, nuestros cuerpos tan cerca que no los separaba ni unos centímetros. Jaejoong fue disminuyendo lentamente pero no dejo de besarme, no deje de sentirlo, de quererlo, de amarlo, tanto tiempo esperando a sentir eso,a estar tan cerca de el a ser parte de su vida. Yo me abrace a el, apreté mis manos con fuerza a su pecho, sintiendo su corazón, sin querer y de la felicidad tan grande que sentía derrame unas pequeñas lagrimas sobre su pecho, Jaejoong me acariciaba el pelo y en un pequeño susurro y mientras me daba un pequeño beso me dijo:
-Eres parte de mi, nada ni nadie nunca va a poder alejarme de ti, no puedo vivir sin aire, no puedo vivir sin que mi corazón lata al igual que ahora no puedo vivir sin Ria.
-Te quiero Jaejoong.

-Te quiero Ria.
-Hoy será un día especial, te lo prometo- Eso fue lo que me dijo Ryu esta mañana cuando me dijo que viniera a este parque. -Todos los días son especiales-  Le respondí yo, muy típico de mí. -¡Este lo será más!- Y me dejó con aquella intriga...
Esperaba impaciente allí sentado, siempre solían quedar en ese parque, haciéndolo así un lugar especial,  de ellos. ¿A dónde lo llevaría? No podía quitarse esa pregunta de la cabeza. Su curiosidad se marchó cuando vio a Ryu aparecer por la lejanía. Se levantó impaciente y corrió hacía él.
Se saludaron con un largo abrazo, algo que ya hacían siempre.
-¿A dónde vamos?- Ni si quiera un hola.
-¿No puedes esperar ni un poco?  Ya verás, solo sígueme- Así hizo Ryosuke. Caminaron por la ciudad hasta llegar a la estación de trenes.
-¿Un tren?- Preguntó.
-Sí, sabes lo que son ¿No?- Se burló de él. -¡Vamos! Que lo perdemos- Ya le había comprado el billete.


Kyo y Hikari estaban tumbados en la cama de este. Desde que comenzaron a salir juntos, Hikari pasaba más tiempo en casa de él que en la suya, de esa manera no se sentía tan sola y estaba acompañada de quien quería.
Hikari tenía sumergido el rostro en el pecho del joven y este le acariciaba con delicadeza, amaba acariciar el largo pelo de Hikari.
La chica se sentía protegida mientras él la abrazaba, le gustaba escuchar el latido del corazón de su amado. Era el momento idóneo para liberar sus penas, no tenía ningún temor sabiendo que él estaba ahí.        
-No quiero que se vaya- Musitó encogida.
-Es el destino- Acarició con más suavidad.
-No, no lo es- Mordió su labio inferior - Nuestro destino es vivir, para eso estamos aquí
-Pero la vida se nos termina. A unos antes y a otros después.
-Me arrepiento de no haber aprovechado el tiempo con ella. He dejado escapar muchos momentos... ¿Por qué somos así? ¿Por qué nos damos cuenta de estas cosas cuando ya es tarde?
-Dándonos hostias aprendemos, y nos acabamos de dar una muy grande - Soltó una pequeña risa, Hikari le siguió.
-Pero... tú... te has dado dos hostias ¿No crees que deberías volver a intentar solucionarlo con Ryo?
-No servirá de nada- Al escuchar esto Hikari se levantó enfadada.
-¿Vas a seguir cabezón hasta el final? ¿Sabes cuánto tiempo estás perdiendo con Ryo?
-Los amigos van y vienen, la cagué y él se fue...
-Las novias también van y vienen ¿A caso no me quieres hasta el final?
-No compares...- Lo cortó.
-Si comparo. No es el que sea un amigo o tu novia, es la persona, lo especial que es para ti. En el pasado él hizo una cosa por ti que nadie hubiera hecho, porque así lo sentía y quería ¿Crees que eso ha cambiado ahora? ¡No lo ha hecho! Abre tus ojos Kyo... Él no es el que se va y viene, él es el que se irá contigo en el final del camino.
Otra vez las palabras de Hikari dejaron a Kyo paralizado y pensativo. Siempre lo lograba. Si  no fuera por Hikari, él no estaría donde está ahora.
-Kyo... Te quiero y si te digo esto es porque busco lo mejor para ti... Lucha por él- Se dejó caer en la cama, seguido de esto Kyo se colocó encima de ella.
-Lucharé, pero ahora tengo a otra persona de la que encargarme- Sonrió y la besó tiernamente.


Sakura terminó de comer, aunque no había tocado mucho el plato. Se levantó de la silla y se dirigió hacia el aseo.
-Tengo nauseas- La voz sonaba perdida.
Entró al aseo y cerró lentamente, se apoyó de espaldas contra la puerta y puso el pestillo. Encima del bidé había un espejo, se detuvo allí y se miró.
"¿Qué ha pasado? ¿Esta soy yo?" - Tocó su cara mientras se hacía aquellas preguntas. La vida le había puesto grandes obstáculos en su camino, demasiado grandes. No se sentía capaz de esquivarlos. ¿Cuál era el camino más fácil? No había, así de simple. Lo único que le quedaba era dejar de andar hacia un destino que ella veía perdido.
Abrió el cajón que había en el aseo y de este sacó unas tijeras. Sin pensárselo dos veces las abrió y colocó una de las partes en su muñeca.
Le daban igual sus sueños. Le daba igual su familia. No le importaba el amor. La vida que tenía dentro, no la olvidó, fue el principal motivo del acto que iba a cometer.
-Lo siento... no serías feliz conmigo- Cortó sus venas cayendo al suelo.
El sufrimiento que sentía cada segundo era más grande que cualquier deseo humano por vivir. ¿Había sido una valiente por hacer aquello? ¿O era una cobarde por tomar el camino del no sentir?


-¿A dónde me has traído?- Preguntó Ryosuke a Ryu.
Se encontraban en una colina de las afueras de Tokyo, donde se podía apreciar una hermosa vista.
-Sé que te gusta la naturaleza, y este sitio lo conozco de hace tiempo, así que, me pareció buena idea- Sonrió mientras se sentaba en un banco que había en la punta de la colina.
Ryosuke hizo lo mismo.
-¿Me has traído por algún motivo especial?- Preguntó ruborizado.
-Eres más listo de lo que pensaba-  Lo observó dulcemente con una mirada. Ryo mostró su sonrisa más tierna - Me da igual lo que sientas por la otra persona, tan solo espero que queden recuerdos dolorosos, sé que en tu corazón no queda amor por él- Acarició la cara de Ryo - Déjame... que sea yo quien te ayude a borrar esos recuerdos.
El rostro de Ryu se acercó levemente al de Ryosuke, este no respondía, pero tampoco huía de aquel momento. La respiración del joven se comenzó a acelerar, más rápido cuanto más cerca tenía los labios de Ryu. Juntaron sus labios lentamente y con suavidad, poco a poco Ryu fue jugando con lo que ahora era suyo, Ryosuke tardó en responder pero lo hizo. El beso se convirtió en unos segundos siendo más apasionado e introduciendo sus lenguas y jugando entre ellas.


-¿Nozomi?- Ryosuke pasó lentamente por si su amiga estaba durmiendo.
-Pasa, tranquilo- Su voz sonaba alegre.
-¿Qué tal? Te he traído comida- Dijo mientras sacaba de la bolsa las cosas.
-¡Qué bien!-
Estuvieron los dos comiendo durante un rato, a veces hablaban, pero predominaba un silencio que no era para nada incómodo. Tenían que comer silenciosamente, ya que no creían que los médicos se lo fueran a tomar muy bien. Nozomi engulló la comida.
-¡Estaba todo muy rico!- Dejó los cubiertos en la mesa.
-Me alegro que te haya gustado- Aún le quedaban algunos bocados.
La expresión de Nozomi cambió drásticamente a una más seria.
-¿Sucede algo?- Preguntó preocupado
-Es sobre Kyo... me has contado cosas de él, lo que ha sucedido...- Ryosuke parecía que ya sabía por dónde iba encaminada.
-No lo pienso hacer- Dijo firmemente.
-¿Por qué? Tú quieres, tan solo te estás haciendo más daño- Llevaba la razón.
-No merece mi perdón.
-¿Enserio? ¿No? Las personas se equivocan Ryo, hay que saber perdonarlas.
-¿Cómo puedo perdonar a la persona que jugó con mi amor tan fácilmente?
-Peores cosas habrás perdonado en la vida...- El joven se calló - ¿Sabes? Cuando me contaste lo que sucedió con Sora, pensé que perdonarías a Kyo, que abrirías los ojos y verías que debes de aprovechar el tiempo.
-No es un motivo- Fue interrumpido.
-Mírame, soy el motivo más claro de que el tiempo es limitado y debe aprovecharse, no seas tonto.


Aquello era cierto ¿Que haría el joven? ¿Debería de perdonar al que fue su amigo? La persona por la que sacrificó parte de él.

Subíamos por el ascensor de cristal, elevándonos sobre Seúl hasta una altura increíble. Las pequeñas luces quedaron a nuestros pies, extendiéndose ante nosotros como una gran alfombra. El restaurante tenía unas vistas preciosas, parecía todo sacado de una película.
-Bienvenida a la Torre de Seúl.-Dijo Myungsoo con los brazos abiertos. Sonreía como un niño pequeño. “Ahh… Kim Myungsoo”-Así disfrutaremos de las vistas, además de la comida y la compañía.
El corazón en mi pecho saltaba entusiasmado, dando vueltas una y otra vez, gritando en mi cabeza, que, si no me pedía matrimonio en ese sitio, no lo haría nunca. Él no decía nada. Quizá me estaba obsesionando con el tema, suspiré mirando hacia el cristal de la ventana.
La comida fue exquisita, a la luz de las velas, con la ciudad moviéndose sin pausa por allá abajo. Se respiraba tranquilidad, casi no había ningún ruido, y la música era suave. Se podía hablar sin tener que elevar la voz y los camareros estaban siempre atentos para cuando necesitáramos más bebido o hubiéramos terminado los platos. Myungsoo apenas apartaba la mirada de su cena, sumido en algún otro mundo, aunque sonriendo y sin perder detalle de lo que yo decía, o lo que pensaba.
“¿Sucede algo?” Siempre negaba y me animaba a seguir comiendo, o a probar algo de su plato, llevando su tenedor hasta mi boca riendo con ternura. Quizá era yo la que me sentía demasiado nerviosa, dando importancia a todo, por mínimo que fuera. Pero…
-¿De verdad no te pasa nada?
Suspiró, y volvió la vista atrás, asegurándose de que nadie le viera acercarse a mí en aquella especie de sofá. Se sentó a mi lado, posando su mano sobre mi pierna, haciéndome temblar. Se dio cuenta y me rodeo el torso, abrazándome lentamente, mirando mis ojos sin apartar la vista ni un momento.
-No ocurre nada.
Y entonces… ¿Por qué parecía estar nervioso? Su rostro no le delataba, pero su cuerpo lo hacía muy bien. Y eso me alteraba a mí también. En pocos segundos me di cuenta de que faltaba el postre. “¿Pasa algo con el postre?” El rio, humedeciéndose los labios con la lengua en un pequeño gesto, restándole importancia.
-No, no pasa nada. Selene, solo celebremos que vamos trabajar juntos, ¿ne?
-Vaaale…- Murmuré cogiendo una gran cucharada de la mousse de limón que había pedido, mientras él daba cuenta de su helado.


No quería tampoco pensar demasiado, pero tenía ilusiones puestas en esa cena. Quizá un anillo en el postre, o alguna sorpresa inesperada. Algo que se saliera de lo normal… Pero nada. Una cena completamente ordinaria, charlando, contemplando la ciudad, riendo y comiendo esos manjares. No tenía ningún motivo para quejarme, pero me sentía algo decepcionada.
Suspiro tras suspiro, llegamos a casa bastante tarde, aunque en mi pecho el corazón seguía retumbándome. Quizá la sorpresa estuviera allí, ahora. Puede que hubiera mandado a alguien montarlo mientras estábamos fuera…
Pero no, nada. Con un suspiro recorrí sigilosamente la casa, buscando cualquier excusa mentalmente para ir a la cocina y al salón. Hundí los hombros y fui a la habitación, para cambiarme y meterme bajo las sábanas a dormir. No estaba de humor para otra cosa.
“Es una tontería, vamos Selene, anímate.” Sentí la fría tela bajo mi cuerpo, temblando, abrazándome a la almohada. Myungsoo estaba en el baño, así que traté de calmar mis pensamientos para cuando volviera. “Estamos bien así” “¿Por qué necesitaríamos nada más?” “Me quiere, eso es lo único que importa”. Aun así, esperé que durmiéramos enseguida esa noche, no me sentía con ganas de nada más.
Cuando se metió en la cama, yo estaba ya adormilada, me dio un beso de buenas noches y apagó las luces. A los cinco minutos volvió a levantarse, pues se le había olvidado tomar agua, así que fue a la cocina. Asentí sin abrir los ojos.
Solo cuando tardó demasiado, me di cuenta de lo rápido que latía su corazón cuando se había marchado, y del silencio que provenía de la cocina, por no hablar de lo fácil que habría sido mover una botella hasta allí con sus poderes.
¿Qué estaría haciendo? “Quizá…” Fruncí el ceño, sin querer imaginarme lo que se me pasaba por la mente. Quizá había oído mis pensamientos y quería hacer algo más que dormir esa noche, así que… ¿Se había ido a calmar su cuerpo? Enrojecí, negando con la cabeza en el aire. No, no tenía demasiado sentido. Aun así agudicé el oído, por si escuchaba alguna cosa… Pero solo oía sus latidos y respiración en alguna parte de la casa.
La puerta se entreabrió en ese momento, y me incorporé, algo nerviosa. Una bengala encendida se coló dentro, lanzando chispas a su alrededor, consumiéndose según avanzaba hacia mí, hasta posarse en el suelo, escondiéndose bajo la cama. Perseguí su luz, hasta mirar que había allí abajo. Una carta y una esponja con una curiosa forma parecida a un corazón.
Dos bengalas más se unieron a la anterior para dejarme leer lo que ponía en ese trozo de papel.
“Desde aquella pequeña caída, vi tus ojos en esa estación de tren, y no he podido sacarme tu imagen de la cabeza. Desde entonces, hasta ahora. Siempre has estado presente de alguna forma en todo lo que pensaba, sin que pudiera evitarlo.
No importa que no puedas saber en lo que pienso, porque siempre pienso en ti.
Y ahora… ¿Podrías llevar esta esponja sin dueño a su sitio? Creo que hay algo esperando…”
Me levanté con el corazón en un puño y la respiración agitada. ¿Y eso? ¿Qué había estado preparando? No podía creer que fuera real, pero mi organismo ya danzaba felizmente sin mi consentimiento.
Corrí veloz hasta el aseo, recorriéndolo con la mirada de arriba abajo, esponja en mano. Dentro de la bañera, encontré una nueva carta y una manzana cortada a forma de carita sonriente.
“Creo que aún no te he dado las gracias por todo. Por cambiar mi vida y hacerme sentir algo más. Nunca sobresalí en nada especialmente, y lo único que me gustaba era la fotografía y la música, hasta que llegaste tú, como un verdadero rayo de sol.
Gracias, Selene.
¿Has visto esa manzana traviesa? Creo que se ha perdido, necesita un frigorífico urgentemente.”


Sonreí, apenas sin darme cuenta de que una lágrima rodaba por mi mejilla, pues estaba demasiado ocupada llevando la fruta a la cocina, guiada por nuevas bengalas que alumbraron mi camino, aunque veía perfectamente. De nuevo, encontré una carta y un pequeño libro. Abrí el sobre sin darme tiempo a nada más.
“Me has hecho valiente, pues a nada temo enfrentarte si se trata de ti. Todo lo que hemos superado juntos, puede que ahora parezca lejano e irreal, pero no deja de ser asombroso. Me has hecho fuerte y afortunado. Me has hecho crecer, y aprender a vivir.
Gracias a ti he descubierto una cosa…
Pero antes, este libro necesita volver con su familia, ¿te apiadarás de él?”
Asentí, sonriendo en el silencio de la casa, sin poder creer lo que estaba sucediendo, crucé la puerta, para llegar a la mesa de café del salón. Nueva carta, y una chaqueta. Pero antes de poder abrirla, las bengalas se alejaron de mí, yendo hasta las paredes… Recubiertas con fotos nuestras. Me acerqué con la boca abierta. Todos esos momentos… La playa, aquellas mañanas en las que su cámara quedaba en mis manos, y multitud de fotos mías, tomadas sin que yo me diera cuenta, en todas las situaciones posibles. Allí estaba, mirando al infinito en la terraza, escuchando música, cocinando, dormida, caminando por la calle… “Cuando…?” Me pregunté confundida.
“Siempre tan hermosa: pensando en mil cosas a la vez, consciente de todo, amante de los pequeños detalles y despistada. Esa mirada soñadora e inocente y tu hablar bohemio. ¿Aún te preguntas por qué te quiero?
Porque no puedo vivir sin ti, necesito tu sonrisa para que mi día sea completo. Si no estás, no soy. No me imagino mi vida sin ti, no me faltes nunca, quédate junto a mí.
Seguir creando recuerdos, nuestros días, nuestras noches, los buenos momentos y los malos que superaremos si tienen que venir. Contigo soy capaz de hacer frente a cualquier cosa. Sabes por qué, ¿verdad?
Ponte esto, no cojas frío.”
Con nuevas lágrimas cayendo de mis ojos, me coloqué la chaqueta, preparándome mentalmente para lo que pudiera encontrar ahí fuera, aunque… Sonreí. No quería adelantar acontecimientos, ni darme demasiadas esperanzas.


Con cuidado, salí a la terraza, encontrando una pequeña mesa cubierta de velas, creando una forma extraña sobre la madera. “Saranghe” Leí escrito en el patrón que seguían. Me tapé la boca, reprimiendo un sollozo, y caminé hasta que pude ver mejor lo que había allí encima, encontrando una pequeña caja negra, forrada de terciopelo.
Abrí lentamente, deseando que… Sí, sí, ¡Sí! Era un anillo. Había un pequeño papel doblado allí dentro, que procedí a leer, devorándolo con la vista.
“¿Querrás pasar el resto de tu vida conmigo?”
Me di la vuelta, para encontrar a Myungsoo a escasos centímetros, de nuevo mirándome con sus ojos negros, alcanzando a ver mi alma con una mirada. Pestañeó y se mordió el labio, antes de acariciar mi mejilla suavemente, medio abrazándome, dejando que su boca cayera en mi oído lentamente. O simplemente era mi corazón el que iba demasiado rápido, ralentizando todo lo demás.
-Selene… ¿Te casarás conmigo? –Murmuró con voz clara, profunda. Sus dedos temblando sobre mi piel.


¿Podía dudar de cuál sería la respuesta? Solté el aire con incredulidad, dejando a mis ojos llorar cuanto quisieran, afianzándome al cuerpo de Myungsoo, tomándolo como real, y no como un bonito sueño. Me pellizqué, y le pellizqué a él también de paso, haciéndole reír con una pequeña mueca de dolor.
-Por supuesto que sí.- Pronuncié con énfasis, sonriendo, cerrando los ojos, sin poder ver más allá de las lágrimas.
Me secó la piel, acariciando mi rostro una vez más, acertando a encontrarse con mi mirada. Tanta ternura… Y sus labios curvándose en una preciosa sonrisa. No podía casi respirar de felicidad. “¿Por qué has tardado tanto?” Le pregunté sin poder articular ninguna palabra. Se rascó la cabeza un momento, dubitativo.
-No sabía cómo… Lo siento.
Ni que hiciera ninguna falta perdonarle, me dije, tomando su cara entre mis manos, alcanzando a besar sus labios, tomándole algo desprevenido. Con el corazón agitado, me respondió con la misma pasión, abrazando mi cuerpo, arropándome del frío. No sentía nada más, podría estar nevando, que no me importaría algo más que sus mejillas sonrosadas, sus ardientes labios, y sus ojos negros, como el cielo esa noche.
Cada día junto a él era completamente nuevo, siempre cálido, aunque fuera hiciera frío y el sol se escondiera; siempre radiante y fresco. Con su sonrisa y su mirada iluminando mi camino, caminando de la mano, siempre juntos. Ese sentimiento inmortal, tenaz, más fuerte que nosotros mismos, residía en nosotros, manteniéndonos en pie, fuertes.
-Yahh… Kim Myungsoo, te amo.
Sonrió en la noche, acariciando mi rostro, con ojos brillando, emocionado. Se mordió el labio inferior, controlando sus traviesas lágrimas, intentado seguir sonriendo para mí. Torció la cara en una mueca, sorbiendo su nariz, sin dejar escapar mi cara de entre sus manos.
-No más de lo que yo a ti.





Nota del escritor:
Echaré de menos escribir esta historia, pero todo tiene un final. Espero que este en especial, os haya gustado ^^
Muchas gracias por leerlo, y seguir la historia ^^
=D Me alegro de haberlo compartido, y haber tenido la fuerza para llegar hasta el final escribiendo, es la única historia que he acabado, y le he cogido una cariño especial.
Amiau, no me quiero alargar mucho más.
Gracias de nuevo ^^ Nos leemos, ¿ne?






-¡Selene-yaah! ¡Mira, mira!-Me gritaba Myungsoo entusiasmado con algo que no llegaba a ver.
Me senté junto a él en el sofá, aun con sueño, bostezando. ¿Qué pasaba? Giró su ordenador portátil hasta mí, y pude ver varias de las fotografías que me había hecho anteriormente. Maquetadas, con texto a su alrededor… En una revista.
-¿Esas no son…? –Murmuré ladeando la cabeza confusa.
-¡Sí! Son las fotos que mandé, las han incluido en la nueva edición, y de hecho me han felicitado por la modelo, y me han pedido que trabajemos juntos para ellos más veces. –Dijo rápidamente, sonriendo, y casi desprendiendo felicidad en forma de chispas por sus ojos.
-Entonces… ¿Trabajaremos juntos? ¿Y seré… Modelo? –Era increíble, y sonreí también conforme con la idea aunque… “Estudiar cinco años de farmacia para esto…”
Myungsoo se abrazó a mí con una risa, acariciando mi espalda, a modo de ligero consuelo.
-Tomaré eso como un sí. –Murmuró.
Resoplé en su hombro, abrazándome a él, asintiendo, acariciando su cuello levemente. Esa piel tan suave. Inspiré sobre él, reconfortándome con la sensación de estar entre sus brazos. Jamás me cansaría de estar a su lado.
Se apartó de mí un segundo, dejando nuestros labios a escasos centímetros, mirándome a los ojos. Sonreí y me acerqué a él casi por instinto, abriendo mi boca levemente. Subió sus manos hasta mis hombros, rodeándome gentilmente…
“Purple line let me set on my world (my world)…”
Su móvil sobre la mesa comenzó a sonar frenético. Con un suspiró, se separó de mí, soltando mi cuerpo con una última caricia resignada y descolgó. “Hola… Sí… Sí…Te la paso” Me miró encogiéndose de hombros y me cedió su móvil, volviendo la atención a la pantalla de su ordenador.
-¿Sí?-Pregunté extrañada.
-¡Selene! ¿Se puede saber dónde tienes el móvil? Te estado llamando desde hace un buen rato…-Me espetó Nana con voz enfadada.
-Ahhh… Es que lo tengo en la habitación… En modo silencio… ¿Qu-qué pasa?
-De verdad… ¿Para qué quieres el móvil? Ay…-Suspiró al aparato.- Estoy comprando unas cuantas cosas y necesito tu opinión, y luego seguramente iré a por el vestido… Así que, ¿te puedes venir? Luego también se acercará Sungyeol, dile a Myungsoo que si se viene a comer, ¿vale? –Resoplé mirando la hora. Tan temprano… ¿De compras?- Nada de “puffff….”
Que te he oído. Te espero abajo, date prisa. Byee…- Colgó descaradamente, sin darme tiempo a replicar.
Me desvanecí en el sofá, sin ganas de moverme de casa, pero obligada a salir inminentemente. Me colé por debajo del brazo de Myungsoo, apoyándome sobre sus piernas, espiando lo que hacía un momento antes de tener que ir a arreglarme. Rio y me agitó el pelo.


-Luego me paso a comer con vosotros, pero deberías ir yendo ya ¿no? –Dijo mirando su regazo. Fruncí el ceño por su afirmación, pero lo desfruncí en seguida.
-Oye tus poderes son mil veces mejores que los míos.-Murmuré adivinando que habría estado leyendo mi pensamiento para enterarse de la conversación. El que se hacía el ocupado… Se encogió de hombros. Le saqué la lengua y me levanté de allí.

Llamarón a la puerta mientras me ponía torpemente los tacones negros nuevos. Corrí como pude y vi que era Nana impacientándose haciendo señas de muerte por la cámara del portal.
-Ya vooooy…-Dije con una voz cansada.
Me di la vuelta y me despedí de Myungsoo con las manos. Él apartó la vista de lo que estaba haciendo y me miró de arriba abajo, acercándose lentamente para despedirme.
-¿No es esa falda algo corta? –Dijo lentamente, evaluándola, antes de sonreír ante mis pensamientos. Le puse la mano en el hombro, mirándole como si fuera incorregible, negando con la cabeza, intentando no reír.
-Definitivamente… Creo que deberías graduarte la vista.- Me abrazó, fingiendo cara de duda.
-Pásalo bien con Nana, nos vemos luego.
Se inclinó para depositar un suave beso en mis labios, breve, siendo más breve aún por la estridencia del timbre sonando de nuevo. Me separé de él y le dije adiós, corriendo para no ser asesinada.

Tras horas eligiendo entre colores, texturas, olores, luces y mil cosas más, llegamos al sitio donde Nana había encargado el vestido de novia. Se fue inmediatamente a probárselo, saliendo unos minutos más tarde con él puesto, preciosa y radiante. Abrí la boca sin poder evitarlo. Era admirable.
-¿Qué te parece? ¿Te gusta como ha quedado la espalda? –Preguntó retorciéndose para que pudiera ver el encaje que cubría su piel, saliendo del vestido como si fueran ramas de un árbol.
-Es-es precioso. Estás guapísima.
Oh, Dios. Nana se casaba. De verdad. Ya lo sabía, pero todo había pasado tan rápido… Esa noche en la playa creía que Sungyeol se refería a algún tipo de futuro lejano, pero no. La boda era dentro de dos meses, y querían tenerlo todo preparado para el gran festejo.
-¿De verdad? ¡Genial! Otra cosa hecha… Enseguida me lo quito. Sungyeol estará al llegar...
Se volvió adentro, casi saltando y manteniendo el equilibrio, sonriente. Se casaban. Suspiré. Por supuesto, sonreí con su emoción y les acompañaba en la alegría de aquel momento, ayudando en lo que podía… Pero… Siempre que pensaba en ellos mi estómago se revolvía un poco, pensando en Myungsoo. Ni siquiera lo había mencionado nunca y yo tampoco le había insistido… Quizá le bastara con vivir juntos.
Suspiré haciendo un puchero al vacío, sonriendo al segundo, riéndome de mí misma. Bueno, al menos vivíamos juntos oficialmente. “Sí… Pobre Nana.” Se había enfadado un poco cuando le dije que no volvería a su piso, si no que me quedaba con Myungsoo, pero enseguida lo había solucionado llevando a Sungyeol a vivir allí. “Sungyeol…”


Lo saludé indicándole donde estaba, y se acercó casi corriendo, con el pelo un poco despeinado y la chaqueta colgándole de un hombro. Respiró hondo y paró su mini carrera.
-Ay… Nana está dentro, ¿no?-Asentí.- ¿Qué? ¿Está guapa o no? –Sonreí. “Sí, mucho.”- Mi bichito, ¿Cómo no va a estar mona?-Dijo en un suspiro.
-Va a ser una boda espectacular, estoy segura.- Dije sonriéndole. Él sonrió a su vez, aunque ladeando la cabeza, y acercándose a mí, agachando la cabeza, y bajando el tono de su voz, creando una sensación de intimidad.
-Y esto… Selene, ahora que estamos tú y yo, dime… ¿Tú y Myungsoo… No…? ¿No te ha dicho nada? -Negué, llevando la mirada al suelo y mordiéndome un labio.- ¿No…Nada? –Chasqueó la lengua.- Mira que le gusta hacer todo al revés… Ya te dije en la playa que no tardaría en pedírtelo… No sé qué está haciendo para tardar tanto.
-Nada, yo creo que le basta con que vivamos juntos… Está bien, tampoco… Es para tanto.- Murmuré procurando sonreír. Sungyeol negó con la cabeza.
-No, no… Puede que Myungsoo sea raro, pero en esas cosas… Ya verás como no tarda en decirte algo. –Dijo convencido. Sentí un calor bajando por toda mi garganta. Ojalá fuera cierto.- ¡Oh! ¡NANA! ¡Nana! ¡Vamos a comer!
Salíamos de allí camino al restaurante, cuando nos encontramos con Myungsoo a mitad de la trayectoria. Iba perdida en mis pensamientos, así que, cuando alcé la mirada hacia él, fui consciente de que estaba al tanto de la última conversación con Sungyeol, que aun resonaba en mi cabeza. Miró a su amigo frunciendo el ceño un momento, divertido.


Saludó a todos con una sonrisa y tomó mi mano, poniéndonos en marcha de nuevo, sin mencionar el tema en lo absoluto.
Cuando llegamos, Myungsoo se quedó en la puerta sin entrar, le miré interrogante y se excusó superficialmente, sin mirarme a los ojos apenas.
-Tengo algunas cosas que preparar, ¿Cenamos esta tarde si quieres? ¿Quedamos a las seis? –Le miré un poco decepcionada.
-Pero se suponía que ibas a comer… Aunque bueno… Sí, sí, claro que cenaré contigo.-Murmuré en un susurro.
Myungsoo me abrazó, y me besó en la frente, sabedor de cuales eran mis pensamientos, instándome a que no me preocupara.
-Realmente te avisé antes… Pero ya veo que sigues sin quitar el modo silencio de tu móvil… Luego nos vemos. ¡Qué aproveche! –Dijo alzando la voz para que los demás también lo oyeran. Se despidió con una sonrisa y siguió su curso.
¿Qué tendría que hacer? Después de todo, no pude evitar sentirme un poco emocionada, imaginando que quizá estaba preparando su declaración. Sonreí como una idiota en medio de la calle, entusiasmada, aunque sin tener la menor idea de que se traería entre manos.

Volví a casa tras la comida, con la idea de descansar un rato, cuando le vi en el salón tumbado tranquilamente.
-¿No estabas ocupado? –Él asintió.- Ya veo…-Murmuré caminando hasta el sofá con los pies descalzos.
-Me estoy tomando un pequeño descanso. ¿Qué tal la comida?
-Bien… Bueno, hablando de la boda y eso… Habría sido mejor si hubieras venido también, aunque fuera para añadir temas de conversación…-Dije con una sonrisa, sentándome a su lado, mientras me dejaba uno de sus auriculares, para compartir lo que estaba escuchando. “Aunque no me importaría que habláramos de boda nosotros también…”-Bueno… Y Señor ocupado, ¿te puedo ayudar en algo?
Giré la cabeza para poder observarle, sin esperar que estuviera a mi lado, mirándome fijamente. Me alejé unos centímetros, sorprendida, antes de volver a sonreír. Le pregunté qué ocurría mientras sonreía algo confundida por su mirada traviesa.
-Creo que a veces te olvidas de que puedo leer tus pensamientos. –Afirmó categóricamente, sin dejar lugar a dudas.
“Entonces actúa como si realmente lo hubieras escuchado…” Myungsoo rio a mi lado, mirando el libro que acababa de coger de la mesilla, sin añadir nada, ni inmutarse.
-Bueno, entonces creo que no necesitas mi ayuda… Voy a descansar un rato…-No apartaba los ojos del texto, y yo no tenía sueño. Quería que me mirase, me contara lo que planeaba y así dejara de sentirme tan extraña e impaciente.
-Bien. A las seis te avisaré para ir a cenar, duerme bien- Dijo levantando su mirada hacia mí y despidiéndome con una sonrisa. Me rendí. Sabía perfectamente lo que estaba pensando y hacía como si nada.


-Hasta luego… -Dije con cierta pena. Al menos podría venir a la cama conmigo… Si no estuviera “ocupado”.
-Sí, quizá luego me eche yo también un rato.- Me volví hacia él mirándole con indignación. “Tendrás morro” – Bueno, si insistes…-Murmuró serio, chasqueando la lengua, corriendo hacia la habitación, arrastrándome a su paso.
Me abrazó en la cama, pasando sus piernas por encima de mis caderas, y su brazo por mis hombros, de tal forma que apenas podía moverme y estuviera totalmente rodeada por él, que se afianzaba a mí con fuerza, cerrando los ojos. Sonreí. Podía ser tan infantil a veces. Sonrió contra la almohada y abrió los ojos en la tenue luz de la habitación para mirarme.
-Sí, soy infantil.-Dijo, abrazándome con más fuerza.-Y terco y caprichoso y puedo saber lo que piensas en cualquier momento… ¿Podrás vivir con eso? –Susurró en voz baja, fijando su mirada en mis ojos, con sinceridad. Asentí sin darme tiempo de pensarlo.
-Infantil es igual a cabezota caprichoso, así que creo que no es para tanto. Solo tienes un defecto.- Dije reflexionando en voz alta.
-Ya es uno más de los que tienes tú.- Murmuró con voz dulce, haciéndome sonreír y enrojecer, mientras negaba.
-Claaro… Como no soy torpe, ni vergonzosa, ni ingenua… -Callé mientras buscaba alguna cosa más que no me gustara de mí.
-¿Y eso son defectos? –Bufó riendo.- Creo que podré sobrevivir. –Murmuró sonriendo, manteniéndome junto a él. “¿Sobrevivir a qué?” Calló, sin mediar ninguna palabra más sobre eso, simplemente dándome un suave beso en la frente.
Cerré los ojos intentando dormir, o al menos, simplemente disfrutar del momento, sin pensar en nada que enturbiara la comodidad y el calor que me proporcionaba su cuerpo.
Eran principios de Diciembre, y la noche se presentó ante nosotros a toda velocidad, fría y oscura. Pasaron las seis, y seguíamos en la cama, sin dormir, pero sin levantarnos tampoco.
-Quizá deberíamos hacer algún viaje… A algún sitio algo más cálido. Estaría bien, ¿no? –Preguntó, siguiendo la línea de mis pensamientos.
-Me gustaría ir a España… -Bostecé.- No sé, querría investigar un poco mis raíces y ver donde está enterrada mi familia, o algo así… ¿Vacaciones investigadoras? –Le dije, sonriendo, intentando que la idea calara. Myungsoo asintió, sin necesidad de tener que convencerle.
-Pues vamos a España… Y volvemos para Navidades. Además… Seguro que hay muchísimos lugares preciosos para hacer fotos.-Se dijo.
-También deberíamos ir a ver a tu padre…-Murmuré, aun sabiendo que aquel tema no le era del todo agradable. De hecho, enmudeció.- Ya lo sé, no fue un gran ejemplo, pero… Nos ayudó mucho esa vez e incluso murió… Deberíamos visitarle aunque fuera una vez. –Le abracé con más fuerza, escondiendo la cara en su pecho. Myungsoo me acarició el pelo, suspirando.


-Supongo que… Debería ir.-Accedió.- Pero solo si vienes conmigo. – Asentí con fuerza, besando su hombro, haciéndole sonreír. Se mordió el labio inferior, y me abrazó. –Son casi las siete, deberíamos ir yendo al restaurante.-Asentí.
-Pero… ¿Para qué todo esto de la cena?
-Para, bueno… ¿No puedo invitarte a cenar?
Le miré desconfiada, entrecerrando los ojos, intentando sonsacarle algo. Pero se dio media vuelta, decidido. ¿En qué estaría pensando?