-¡Selene-yaah! ¡Mira, mira!-Me gritaba Myungsoo entusiasmado con algo que no llegaba a ver.
Me senté junto a él en el sofá, aun con sueño, bostezando. ¿Qué pasaba? Giró su ordenador portátil hasta mí, y pude ver varias de las fotografías que me había hecho anteriormente. Maquetadas, con texto a su alrededor… En una revista.
-¿Esas no son…? –Murmuré ladeando la cabeza confusa.
-¡Sí! Son las fotos que mandé, las han incluido en la nueva edición, y de hecho me han felicitado por la modelo, y me han pedido que trabajemos juntos para ellos más veces. –Dijo rápidamente, sonriendo, y casi desprendiendo felicidad en forma de chispas por sus ojos.
-Entonces… ¿Trabajaremos juntos? ¿Y seré… Modelo? –Era increíble, y sonreí también conforme con la idea aunque… “Estudiar cinco años de farmacia para esto…”
Myungsoo se abrazó a mí con una risa, acariciando mi espalda, a modo de ligero consuelo.
-Tomaré eso como un sí. –Murmuró.
Resoplé en su hombro, abrazándome a él, asintiendo, acariciando su cuello levemente. Esa piel tan suave. Inspiré sobre él, reconfortándome con la sensación de estar entre sus brazos. Jamás me cansaría de estar a su lado.
Se apartó de mí un segundo, dejando nuestros labios a escasos centímetros, mirándome a los ojos. Sonreí y me acerqué a él casi por instinto, abriendo mi boca levemente. Subió sus manos hasta mis hombros, rodeándome gentilmente…
“Purple line let me set on my world (my world)…”
Su móvil sobre la mesa comenzó a sonar frenético. Con un suspiró, se separó de mí, soltando mi cuerpo con una última caricia resignada y descolgó. “Hola… Sí… Sí…Te la paso” Me miró encogiéndose de hombros y me cedió su móvil, volviendo la atención a la pantalla de su ordenador.
-¿Sí?-Pregunté extrañada.
-¡Selene! ¿Se puede saber dónde tienes el móvil? Te estado llamando desde hace un buen rato…-Me espetó Nana con voz enfadada.
-Ahhh… Es que lo tengo en la habitación… En modo silencio… ¿Qu-qué pasa?
-De verdad… ¿Para qué quieres el móvil? Ay…-Suspiró al aparato.- Estoy comprando unas cuantas cosas y necesito tu opinión, y luego seguramente iré a por el vestido… Así que, ¿te puedes venir? Luego también se acercará Sungyeol, dile a Myungsoo que si se viene a comer, ¿vale? –Resoplé mirando la hora. Tan temprano… ¿De compras?- Nada de “puffff….”
Que te he oído. Te espero abajo, date prisa. Byee…- Colgó descaradamente, sin darme tiempo a replicar.
Me desvanecí en el sofá, sin ganas de moverme de casa, pero obligada a salir inminentemente. Me colé por debajo del brazo de Myungsoo, apoyándome sobre sus piernas, espiando lo que hacía un momento antes de tener que ir a arreglarme. Rio y me agitó el pelo.


-Luego me paso a comer con vosotros, pero deberías ir yendo ya ¿no? –Dijo mirando su regazo. Fruncí el ceño por su afirmación, pero lo desfruncí en seguida.
-Oye tus poderes son mil veces mejores que los míos.-Murmuré adivinando que habría estado leyendo mi pensamiento para enterarse de la conversación. El que se hacía el ocupado… Se encogió de hombros. Le saqué la lengua y me levanté de allí.

Llamarón a la puerta mientras me ponía torpemente los tacones negros nuevos. Corrí como pude y vi que era Nana impacientándose haciendo señas de muerte por la cámara del portal.
-Ya vooooy…-Dije con una voz cansada.
Me di la vuelta y me despedí de Myungsoo con las manos. Él apartó la vista de lo que estaba haciendo y me miró de arriba abajo, acercándose lentamente para despedirme.
-¿No es esa falda algo corta? –Dijo lentamente, evaluándola, antes de sonreír ante mis pensamientos. Le puse la mano en el hombro, mirándole como si fuera incorregible, negando con la cabeza, intentando no reír.
-Definitivamente… Creo que deberías graduarte la vista.- Me abrazó, fingiendo cara de duda.
-Pásalo bien con Nana, nos vemos luego.
Se inclinó para depositar un suave beso en mis labios, breve, siendo más breve aún por la estridencia del timbre sonando de nuevo. Me separé de él y le dije adiós, corriendo para no ser asesinada.

Tras horas eligiendo entre colores, texturas, olores, luces y mil cosas más, llegamos al sitio donde Nana había encargado el vestido de novia. Se fue inmediatamente a probárselo, saliendo unos minutos más tarde con él puesto, preciosa y radiante. Abrí la boca sin poder evitarlo. Era admirable.
-¿Qué te parece? ¿Te gusta como ha quedado la espalda? –Preguntó retorciéndose para que pudiera ver el encaje que cubría su piel, saliendo del vestido como si fueran ramas de un árbol.
-Es-es precioso. Estás guapísima.
Oh, Dios. Nana se casaba. De verdad. Ya lo sabía, pero todo había pasado tan rápido… Esa noche en la playa creía que Sungyeol se refería a algún tipo de futuro lejano, pero no. La boda era dentro de dos meses, y querían tenerlo todo preparado para el gran festejo.
-¿De verdad? ¡Genial! Otra cosa hecha… Enseguida me lo quito. Sungyeol estará al llegar...
Se volvió adentro, casi saltando y manteniendo el equilibrio, sonriente. Se casaban. Suspiré. Por supuesto, sonreí con su emoción y les acompañaba en la alegría de aquel momento, ayudando en lo que podía… Pero… Siempre que pensaba en ellos mi estómago se revolvía un poco, pensando en Myungsoo. Ni siquiera lo había mencionado nunca y yo tampoco le había insistido… Quizá le bastara con vivir juntos.
Suspiré haciendo un puchero al vacío, sonriendo al segundo, riéndome de mí misma. Bueno, al menos vivíamos juntos oficialmente. “Sí… Pobre Nana.” Se había enfadado un poco cuando le dije que no volvería a su piso, si no que me quedaba con Myungsoo, pero enseguida lo había solucionado llevando a Sungyeol a vivir allí. “Sungyeol…”


Lo saludé indicándole donde estaba, y se acercó casi corriendo, con el pelo un poco despeinado y la chaqueta colgándole de un hombro. Respiró hondo y paró su mini carrera.
-Ay… Nana está dentro, ¿no?-Asentí.- ¿Qué? ¿Está guapa o no? –Sonreí. “Sí, mucho.”- Mi bichito, ¿Cómo no va a estar mona?-Dijo en un suspiro.
-Va a ser una boda espectacular, estoy segura.- Dije sonriéndole. Él sonrió a su vez, aunque ladeando la cabeza, y acercándose a mí, agachando la cabeza, y bajando el tono de su voz, creando una sensación de intimidad.
-Y esto… Selene, ahora que estamos tú y yo, dime… ¿Tú y Myungsoo… No…? ¿No te ha dicho nada? -Negué, llevando la mirada al suelo y mordiéndome un labio.- ¿No…Nada? –Chasqueó la lengua.- Mira que le gusta hacer todo al revés… Ya te dije en la playa que no tardaría en pedírtelo… No sé qué está haciendo para tardar tanto.
-Nada, yo creo que le basta con que vivamos juntos… Está bien, tampoco… Es para tanto.- Murmuré procurando sonreír. Sungyeol negó con la cabeza.
-No, no… Puede que Myungsoo sea raro, pero en esas cosas… Ya verás como no tarda en decirte algo. –Dijo convencido. Sentí un calor bajando por toda mi garganta. Ojalá fuera cierto.- ¡Oh! ¡NANA! ¡Nana! ¡Vamos a comer!
Salíamos de allí camino al restaurante, cuando nos encontramos con Myungsoo a mitad de la trayectoria. Iba perdida en mis pensamientos, así que, cuando alcé la mirada hacia él, fui consciente de que estaba al tanto de la última conversación con Sungyeol, que aun resonaba en mi cabeza. Miró a su amigo frunciendo el ceño un momento, divertido.


Saludó a todos con una sonrisa y tomó mi mano, poniéndonos en marcha de nuevo, sin mencionar el tema en lo absoluto.
Cuando llegamos, Myungsoo se quedó en la puerta sin entrar, le miré interrogante y se excusó superficialmente, sin mirarme a los ojos apenas.
-Tengo algunas cosas que preparar, ¿Cenamos esta tarde si quieres? ¿Quedamos a las seis? –Le miré un poco decepcionada.
-Pero se suponía que ibas a comer… Aunque bueno… Sí, sí, claro que cenaré contigo.-Murmuré en un susurro.
Myungsoo me abrazó, y me besó en la frente, sabedor de cuales eran mis pensamientos, instándome a que no me preocupara.
-Realmente te avisé antes… Pero ya veo que sigues sin quitar el modo silencio de tu móvil… Luego nos vemos. ¡Qué aproveche! –Dijo alzando la voz para que los demás también lo oyeran. Se despidió con una sonrisa y siguió su curso.
¿Qué tendría que hacer? Después de todo, no pude evitar sentirme un poco emocionada, imaginando que quizá estaba preparando su declaración. Sonreí como una idiota en medio de la calle, entusiasmada, aunque sin tener la menor idea de que se traería entre manos.

Volví a casa tras la comida, con la idea de descansar un rato, cuando le vi en el salón tumbado tranquilamente.
-¿No estabas ocupado? –Él asintió.- Ya veo…-Murmuré caminando hasta el sofá con los pies descalzos.
-Me estoy tomando un pequeño descanso. ¿Qué tal la comida?
-Bien… Bueno, hablando de la boda y eso… Habría sido mejor si hubieras venido también, aunque fuera para añadir temas de conversación…-Dije con una sonrisa, sentándome a su lado, mientras me dejaba uno de sus auriculares, para compartir lo que estaba escuchando. “Aunque no me importaría que habláramos de boda nosotros también…”-Bueno… Y Señor ocupado, ¿te puedo ayudar en algo?
Giré la cabeza para poder observarle, sin esperar que estuviera a mi lado, mirándome fijamente. Me alejé unos centímetros, sorprendida, antes de volver a sonreír. Le pregunté qué ocurría mientras sonreía algo confundida por su mirada traviesa.
-Creo que a veces te olvidas de que puedo leer tus pensamientos. –Afirmó categóricamente, sin dejar lugar a dudas.
“Entonces actúa como si realmente lo hubieras escuchado…” Myungsoo rio a mi lado, mirando el libro que acababa de coger de la mesilla, sin añadir nada, ni inmutarse.
-Bueno, entonces creo que no necesitas mi ayuda… Voy a descansar un rato…-No apartaba los ojos del texto, y yo no tenía sueño. Quería que me mirase, me contara lo que planeaba y así dejara de sentirme tan extraña e impaciente.
-Bien. A las seis te avisaré para ir a cenar, duerme bien- Dijo levantando su mirada hacia mí y despidiéndome con una sonrisa. Me rendí. Sabía perfectamente lo que estaba pensando y hacía como si nada.


-Hasta luego… -Dije con cierta pena. Al menos podría venir a la cama conmigo… Si no estuviera “ocupado”.
-Sí, quizá luego me eche yo también un rato.- Me volví hacia él mirándole con indignación. “Tendrás morro” – Bueno, si insistes…-Murmuró serio, chasqueando la lengua, corriendo hacia la habitación, arrastrándome a su paso.
Me abrazó en la cama, pasando sus piernas por encima de mis caderas, y su brazo por mis hombros, de tal forma que apenas podía moverme y estuviera totalmente rodeada por él, que se afianzaba a mí con fuerza, cerrando los ojos. Sonreí. Podía ser tan infantil a veces. Sonrió contra la almohada y abrió los ojos en la tenue luz de la habitación para mirarme.
-Sí, soy infantil.-Dijo, abrazándome con más fuerza.-Y terco y caprichoso y puedo saber lo que piensas en cualquier momento… ¿Podrás vivir con eso? –Susurró en voz baja, fijando su mirada en mis ojos, con sinceridad. Asentí sin darme tiempo de pensarlo.
-Infantil es igual a cabezota caprichoso, así que creo que no es para tanto. Solo tienes un defecto.- Dije reflexionando en voz alta.
-Ya es uno más de los que tienes tú.- Murmuró con voz dulce, haciéndome sonreír y enrojecer, mientras negaba.
-Claaro… Como no soy torpe, ni vergonzosa, ni ingenua… -Callé mientras buscaba alguna cosa más que no me gustara de mí.
-¿Y eso son defectos? –Bufó riendo.- Creo que podré sobrevivir. –Murmuró sonriendo, manteniéndome junto a él. “¿Sobrevivir a qué?” Calló, sin mediar ninguna palabra más sobre eso, simplemente dándome un suave beso en la frente.
Cerré los ojos intentando dormir, o al menos, simplemente disfrutar del momento, sin pensar en nada que enturbiara la comodidad y el calor que me proporcionaba su cuerpo.
Eran principios de Diciembre, y la noche se presentó ante nosotros a toda velocidad, fría y oscura. Pasaron las seis, y seguíamos en la cama, sin dormir, pero sin levantarnos tampoco.
-Quizá deberíamos hacer algún viaje… A algún sitio algo más cálido. Estaría bien, ¿no? –Preguntó, siguiendo la línea de mis pensamientos.
-Me gustaría ir a España… -Bostecé.- No sé, querría investigar un poco mis raíces y ver donde está enterrada mi familia, o algo así… ¿Vacaciones investigadoras? –Le dije, sonriendo, intentando que la idea calara. Myungsoo asintió, sin necesidad de tener que convencerle.
-Pues vamos a España… Y volvemos para Navidades. Además… Seguro que hay muchísimos lugares preciosos para hacer fotos.-Se dijo.
-También deberíamos ir a ver a tu padre…-Murmuré, aun sabiendo que aquel tema no le era del todo agradable. De hecho, enmudeció.- Ya lo sé, no fue un gran ejemplo, pero… Nos ayudó mucho esa vez e incluso murió… Deberíamos visitarle aunque fuera una vez. –Le abracé con más fuerza, escondiendo la cara en su pecho. Myungsoo me acarició el pelo, suspirando.


-Supongo que… Debería ir.-Accedió.- Pero solo si vienes conmigo. – Asentí con fuerza, besando su hombro, haciéndole sonreír. Se mordió el labio inferior, y me abrazó. –Son casi las siete, deberíamos ir yendo al restaurante.-Asentí.
-Pero… ¿Para qué todo esto de la cena?
-Para, bueno… ¿No puedo invitarte a cenar?
Le miré desconfiada, entrecerrando los ojos, intentando sonsacarle algo. Pero se dio media vuelta, decidido. ¿En qué estaría pensando?




Comments (0)