38# No olvidaremos, solo seguiremos adelante. Todos juntos. (Final)

Estaba allí, frente a ella, aunque se apoyara contra la pared, y su respiración estuviera agitada por el esfuerzo, la herida se hubiera curado del todo en su cuello, y se viera pálido y demacrado, estaba allí. Vivo.
-Myungsoo…-Dijo en un susurro, su mente llenándose de pensamientos agradecidos, aliviados, extasiados por su visión, gritando en su cabeza.
“Estás aquí” “Pensé que no volvería a verte” “¿Estás bien?” “Oh, Dios mío, me alegro tanto…” Él asintió, formándose una medio sonrisa en su cara, dando un paso hacia el frente, cojeando un poco, sin apenas poder moverse un centímetro más. Alzó un brazo hasta ella, intentando alcanzarla, pero no hicieron falta más esfuerzos. Antes incluso de que pudiera extender sus dedos, buscando el rostro de Selene, ésta ya lo estaba hundiendo en su hombro, abrazándole mientras volvía a sentir que se formaban lágrimas en sus ojos, aunque esta vez fueran de felicidad.
Myungsoo dejó descansar su cuerpo en Selene, sintiéndose más ligero estrechándola entre sus brazos. Inspiró entre su pelo, volviendo a sentirse vivo. Sabía muy bien que lo había conseguido por muy poco, era consciente de que podrían no haberse visto nunca más. Pero no fue así, no…

“Myungsoo, Myungsoo, ¿dónde estabas?” Los pensamientos de ella seguían siendo solo para él, llenándolo de dicha. Cuanto había pedido para que sus fuerzas no se desvanecieran en el camino, para poder verla así, temblando bajo su cuerpo, con el corazón exaltado por ese milagro. Apartó la vista hacia el techo, intentando secar inútilmente sus lágrimas. Se mordió los labios, dejando caer unas cálidas lágrimas que se perdieron, deslizándose hasta su mentón. Agitó la cabeza, removiendo su pelo, y se separó unos centímetros de Selene para poder besar su mejilla, su frente, su nariz y los dedos que buscaban su piel, queriéndose asegurar de que era real. Selene sollozó débilmente, sin dejar de sonreír.


No podía parar de observarla, los ojos entreabiertos, la sonrisa que hacía a sus labios sacudirse, sus pómulos cubiertos por su llanto y su rubor. Simplemente, le hipnotizaba, su imagen quedándose grabada a fuego en su memoria. Dudaba de si incluso con la droga que les habían hecho tomar hubiera sido capaz de olvidar aquello.
Sungjong, Woohyun y Nana tenían los ojos casi fuera de sus órbitas, incapaces de creer lo que veían, con la boca abierta y peligro de que se les desencajara la mandíbula. Se pusieron en pie, sin saber muy bien que hacer ahora.
Por el pasillo también se comenzaron a oír pasos cansados, de cinco chicos que llegaban derrotados por la vida y los catastróficos hechos que habían pasado. Miraban al suelo, y suspiraban cada tanto. Alguien les había dicho donde estarían los demás, y había caminado hasta allí, casi sin seguir ningún rumbo, desanimados. Dongwoo y Sungyeol fueron los primeros en levantar la vista, quedándose parados, deteniendo a todos los demás, que alzaron la mirada, aturdidos. Ninguno se esperaba ver lo que vieron.
Selene y Myungsoo se miraban entre emocionados y sonrientes, algo débiles pero eufóricos, perdidos el uno en los ojos del otro, entrelazando sus dedos, con las frentes casi chocando. Una imagen onírica, donde se reflejaba la luz del atardecer con ese color anaranjado tenue, esas sombras claras de un día que tocaba su fin. Myungsoo estaba allí, vivo. De nuevo.
De alguna manera, consiguieron convencerse rápidamente de que era real, y fueron casi corriendo hasta ellos, saludando y gritando como locos, saltando y sonriendo. Bueno, al menos Sungyeol y Dongwoo así lo hicieron. Sungkyu sentía que se iba a desmayar de alivio de un momento a otro y se apoyó abrazando a Hoya, que miraba todo con una gran sonrisa, aunque con ojos incrédulos.
-¡Yaaaah! ¡Myungsoo-yaaah!-Chilló Sungyeol, acercándose hasta él, haciendo que se separa de Selene hasta una distancia considerable, donde pudieran mirar a sus extasiados amigos.- ¡Estás vivo!-Dijo cogiendo su hombro, con una gran, gran sonrisa.
Myungsoo asintió, cogiendo la mano sobre su hombro, respirando feliz, mientras se iba sintiendo mejor aún por momentos. Habían venido todos allí. Hacía tantísimo tiempo que no les veía… Woohyun, Sungjong y Nana también caminaron, dejando su sopor atrás, hasta él, rodeándolo con sonrisas.
-Nunca dejarás de ser extraño… ¡Pero me alegro tanto de que estés bien! Tío, el mundo se nos echaba encima, no voy a dejar que mueras nunca más. ¡Ha sido horrible!-Woohyun escenificó la tormenta con grandes y rimbombantes gestos, señalando la ventana, siendo ayudado en parte por Sungjong, que ponía énfasis en ciertas partes de su relato.
-No, en serio, Myungsoo… Esto es increíble. Menos mal… Que estás aquí de nuevo.-Suspiró Sungkyu, abrazando su espalda.
-¿Pero cómo lo has hecho? Estábamos seguros de que te habíamos perdido y… Apareces aquí…-Se encogió de hombros Hoya, aunque feliz.
Todos asintieron, mirándole inquisitoriamente, esperando una explicación. Myungsoo alzó los brazos con las palmas hacia el frente, indicándoles calma, y sonrió, cogiendo la mano de Selene, y mirándola con cierta complicidad.
-Realmente no ha sido nada especial… Solo que… Volví a despertar y mis poderes se hacen más fuertes cada vez, así que prácticamente hice que el suelo se moviera por mí.-Dijo, intentando quitar importancia a ese asunto.
-Bueno, eso tienes que explicarlo, vamos, vamos.-Dijo casi saltando un hiperactivo Dongwoo, conduciéndoles a todos dentro.

Myungsoo suspiró, y entró con Selene a su espalda, hasta sentarse con cuidado en una silla, que aunque dura, le daba estabilidad y un respiro a sus piernas.
-Pero… Estoy cansado…
-Pues ya estás sentado, venga, cuenta.- Le animó Sungyeol, curioso.
Myungsoo asintió, sonriendo por los pensamientos de todos, que creaban historias increíbles sobre su extraña resurrección. Negó con la cabeza, procediendo a explicar lo que todos querían saber.
Es extraño de explicar, pero realmente nunca he muerto, bueno… No del todo al menos. Solo es mi cuerpo el que muere, yo sigo siendo consciente de lo que ocurre alrededor… No al principio, pero si desde que me metieron en la ambulancia hasta aquí.
No podía usar mi cuerpo, pero sí que escuchaba y sentía.
-Pero así sin más, ¿no te dolía ni podías avisarles de algo? ¿No podías hacer nada?-Murmuró Hoya, inquisitivo.
No, mi cuerpo sí estaba muerto, no podía manejarlo. Tenía mucho sueño y casi me duermo en varias ocasiones, pero el miedo a morir del todo si lo hacía me despertaba siempre.


Todo lo demás es muy borroso y no puedo recordar bien lo que pasó luego… Supongo que estaba luchado para no dormir y seguir lo suficientemente consciente.
Oí a varias personas hablando de mi herida y analizándome, pero enseguida se hizo silencio, y me transportaron a un lugar donde hacía mucho frío. Todo era frío y silencio, sin nada a lo que atenerme para seguir despierto. Era casi imposible no caer bajo el sueño que sentía, de verdad, si hubiera podido darme tortazos, lo habría hecho. Quería escuchar alguna de vuestras voces y me desesperaba saber que no estabais cerca, ni siquiera podía saber que os había pasado, o que me había pasado a mí.
Poco a poco, estando así, comencé a oír algo más que ruidos mecánicos y sentir algo más allá de la fría banqueta de metal sobre la que estaba mi cuerpo. Parecía que había alguien hablando a mí alrededor solo que el sonido… Ahh… Bueno –Myungsoo no sabía si realmente debía decir que podía leerles el pensamiento, quizá eso les daría miedo. Optó por poner una cara inexpresiva y darles una mirada perdida, como si no recordara que iba a decir a continuación.-Desde entonces, seguí el hilo de la conversación que tenía esa persona consigo mismo, y pude mantenerme despierto, sintiéndome más fuerte a cada momento. Recuperé la consciencia sobre mis poderes, casi alimentándome de ellos. De alguna forma en ese momento, supe que Tao había muerto, y así, la extraña energía de cada uno no tenía que ser compartida, por lo que volvía a mí, y me hacía fuerte.
Al fin podía sentir que realmente me iba a salvar, que no estaba todo perdido, pues ya sentía mi cuerpo incluso, ligeramente conseguía mover la punta de los dedos. Solo que entonces…
Descubrieron mi cuerpo, sacándolo de donde estuviera y transportándolo hasta un sitio hermético, en el que no se oía nada, pero… De alguna forma, olía a muerte. De nuevo estaba aislado, pero habiendo recuperado algo de energía, no me sobrevino el sueño, y pude entreabrir los ojos tras varios intentos. Pero lo que encontré…
Como si me hubieran metido ya en un ataúd, estaba en el crematorio, con el fuego delante de mis ojos, el metal a mi espalda comenzándose a mover, para colocarme dentro de aquel horno. Intenté escapar, reunir energía, pero no lo conseguí antes de quedar encerrado en ese lugar.
Por suerte, tengo este poder increíble, que hizo que pudiera volver atrás, invirtiendo el mecanismo que me había colocado allí, sobreviviendo por poco. Después del más que mal trago, me convencí a mí mismo de que daba igual lo que hiciera, tenía que salir, y… Poco a poco, conseguí moverme, abriendo una brecha en la máquina con mi poder, lo suficiente para escapar antes de que se volviera a cerrar, y así esquivando al hombre que trabaja allí, y caminando lentamente, casi por instinto llegué hasta aquí.
-Y ya está… Os dije que no era para tanto…
Todos asintieron, cerrando las bocas abiertas que el relato les había dejado, intentando mantener su compostura, aclarándose las gargantas algunos, mientras otros se recolocan el pelo.


-Bueno, eso de que no es para tanto lo dirás tú… Estabas muerto y has sobrevivido…-Murmuró Sungjong, algo serio, antes de volver a sonreír, haciendo que todos se rieran, liberando la tensión.
-Bueno, entonces, ya no vas a volver a morir, ¿no?- Rio Hoya. Myungsoo negó con la cabeza.
-Espero que no… Hasta dentro de mucho tiempo.
-¿Y Tao?-Preguntó Nana en un susurro. Selene intervino un momento esa vez.
-No sobrevivirá. Fue Momo quien le atacó, así que supongo que su muerte no es igual, no tiene nada de especial… Solo –dijo algo balbuceante, mirando al suelo intermitentemente.- Está muerto.
Todos asintieron, aliviados aunque serios. Nunca era agradable hablar de muerte. Dongwoo, dispuesto a salir de ese lugar de inmediato, puso una mano en el muslo de Sungjong, mirándole sonriendo a su vez, susurrando un “¡¡Gaja!!” animándoles a ponerse en pie, señalando hacia la puerta. Inmediatamente todos se levantaron, movidos por el buen humor de su amigo y contentos de que todo hubiera salido bien, mientras se lo iban creyendo poco a poco, calando en su interior que sus vidas continuaban, y estaban más vivos que nunca.
-Bueno, pues esto ha sido todo, amigos. Ahora… ¡Vamos a comer algo! ¡Habrá que celebrarlo a lo grande!
-No tan rápido Dongwoo… Tenemos que volver a Seúl, nos íbamos a ausentar unas horas… -Dijo Sungkyu, siendo un total aguafiestas. Todos le miraron casi haciendo pucheros.
-Solo un rato, hyung… Necesitamos relajarnos. Ya cogeremos un avión de vuelta en cuanto podamos. Venga, unas copas, un tentempié… ¿Qué me dices? ¿Eh?-Le propuso Woohyun, cogiéndole por los hombros, haciéndole ir caminando hasta la salida. Se dio la vuelta y les hizo un signo de afirmación a los demás. “Estado de Sungkyu hyung: convencido”
Todos corrieron por detrás de ellos, casi saltando, uniéndose al efusivo humor que todos tenían ya. Sungyeol les iba a perseguir, cuando se giró ligeramente, y tomó a Nana de la mano, alcanzándoles juntos, en un gesto que no paso exactamente desapercibido.
De Myungsoo tiraban Hoya y Dongwoo, aunque desadaptándose a su lento ritmo poco a poco, mientras entraban en un gran debate sobre canciones y pasos de baile. Ahora tenía fuerzas para caminar, pero no pudo mantenerse a la altura de sus compañeros, pues fue parándose para volver la vista atrás hacia Selene. Apenas si se había movidos tres o cuatro pasos. Los contemplaba sonriendo ligeramente, observando su energía y vitalidad, respirando profundamente mientras el vago sol seguía ocultándo su luz en el horizonte.


Parpadeó para fijar su vista en Myungsoo, que le extendía la mano, ladeando la cabeza hacia el exterior, donde las risas y los gritos de los demás se perdían paso a paso. Selene agitó imperceptiblemente la cabeza, preguntándose qué hacía para no estar ya junto a Myungsoo, mientras caminaba rápidamente para tomar su mano.
Enseguida se puso en marcha, pero se vio tirada del brazo, cayendo contra el pecho de Myungsoo, abalanzándose hacia él inevitablemente. La abrazó sin previo aviso, estrechándola, apoyándola contra su cuello, dejando que su respiración cayera sobre él. Selene cerró los ojos sonriendo, acomodándose y pasando una mano por su pecho, dejándola donde latía su corazón, de nuevo admirándose de lo que podía hacerle sentir solo aquel sonido. “Debo de estar definitivamente loca.” Myungsoo rio con aquel pensamiento entre resignado y jocoso.
Tomó su mentón entro los dedos, alzando su mirada, buscando sus ojos una vez más, poniendo sus ojos a la misma altura.
-¿Quieres oír un secreto?-Susurró cerca de su oído. Selene asintió confusa, sin ninguna pista de qué podría ser. Myungsoo sonrió, miró hacia el suelo, y se humedeció los labios con su lengua.-Pe-pero solo lo voy a decir una vez, así que estate atenta…- Selene volvió a asentir, elucubrando alguna hipótesis. Myungsoo sonrió antes de volver a mirarla a los ojos, adquiriendo una mirada penetrante, hipnotizante, situando sus manos a ambos lados de su rostro. Respiró hondo.- Antes… Casi me doy por vencido. Solo había oscuridad y estaba tan cansado de aguantar, dolía tanto… Pero cada vez que me sentía demasiado agotado pensaba en ti, en lo mucho que quería volver a verte, de seguir viviendo… Seguía pensando en ti, manteniéndote a mi lado, en mi mente, y me diste la fuerza que necesitaba para sobrevivir. Solo recordándote era capaz de no rendirme, porque sobretodo, quiero estar contigo, porque… Porque te amo.-Terminó en un susurro, enrojeciendo, sin apartar su mirada de Selene.
Ella se había quedado sin palabras, aunque tampoco tuvo tiempo para contestar, antes de que Myungsoo le robara, además de su voz, sus labios, devorándolos en un beso. Tampoco le hacía falta hablar, se dijo sonriendo, tornando sus caricias efusivas, alcanzando sus manos a entrelazarse en su pelo, mientras repetía una y otra vez en su cabeza, las mismas palabras. “Te amo”. Con cada palabra, el pecho de Myungsoo parecía explotar, llevándole a abrazarse a sus caderas, impregnando su beso de la candente pasión que sentía.
Con ella podría viajar hasta el fin del mundo, subir al Cielo y bajar al Infierno al mismo tiempo. Comprenderla sin palabras, cuidarla hasta el fin. No me cansaré jamás de tenerla a mi lado, haciéndola sonreír, curando las heridas que la vida le pueda hacer, siempre prometiéndome no volver a verla triste. Besarla hasta que sus labios mueran, contemplarla hasta que deje de ver, sin que nada en mi vida tenga más sentido que esto que ella me hace sentir. Porque yo soy suyo y ella es mía. Siempre.
Con una última mirada, y un pequeño roce de sus labios, se separaron, ambos sabedores de lo que iba a pasar a continuación. Uno conociendo los pensamientos de sus amigos, y otra oyendo el rugir de los motores que se acercaban a la entrada.
-¡Ehhh! ¡¡Chiiicooos!! Vamos, que los taxis están aquí ya.-Gritó Dongwoo sobresaltando a ambos.


-¡Ya vamos, Dongwoo! Pero… ¿Qué se supone que ha intentado decir? –Preguntó Myungsoo riendo, caminando hacia la salida. Dongwoo estaba tan entusiasmado que apenas se le entendía cuando habló Selene rio junto a él.
-Que ya están los taxis, señor telépata.
-Es verdad… Íbamos a tomar algo.-Murmuró sintiéndose torpe, recordando con un suspiro. Sonrió. Seguía siendo como siempre.


-¡1, 2, 3! ¡Keonbae!-Todos chocaros sus bebidas con sonrisas eufóricas, tomando un trago todos a la vez, bajo aquella luz de neón parpadeante, en un pobre chiringuito de playa, que la tormenta no había arrasado. Aquella parte de la isla no había sufrido demasiado.
Podrían haber multitud de lugares mejores en la ciudad, pero aquel sitio tranquilo, junto al mar les había ganado el corazón. El sonido de las olas, la brisa marina, comida casera recién hecha y la sensación de la fresca arena bajo sus pies descalzos. ¿Se podía pedir algo más?
-¡Hagamos una hoguera! –Propuso un entusiasta Sungyeol, al que enseguida se le sumó Nana, que fue a pedir algo que pudiera prender. Todos la miraron al salir, enseguida volviendo una mirada traviesa a Sungyeol.- ¿Qué?
-¿Cómo que qué? Habla inmediatamente. ¡Confiesa Lee Sungyeol!-Le obligó Woohyun.


Sungyeol sonrió abiertamente, con una mirada pícara, mientras se encogía de hombros. Myungsoo intentó ocultar su risa, sabiendo de antemano lo que estaba pensando hacer.
Cuando Nana regresó todos la miraron de nuevo, dejándola confusa. Sungyeol no perdió un segundo, y la recogió en un abrazo, tras terminar su vaso de licor de un trago. Sonrió, y la besó delante de todos, aunque ella se intentara separar al principio, acabó dejándose llevar, enzarzándose en un beso que les dejó la boca seca a todos.
Selene reía incrédula. Sabía que pasaba algo entre esos dos, pero aun así no dejaba de sorprenderse. Tras eso, Sungyeol sonrió, burlándose de sus caras de pasmo, y la presentó cogiéndola de la cintura.
-Chicos, esta es mi futura esposa. Saludad a Nana.
Nana le miró sin poder creer lo que acababa de decir, mientras todos, tras la sorpresa inicial, no pudieron más que levantarse de sus asientos, gritando y vitoreando aquella afirmación, con ánimos restaurados, riendo también por la valentía de Sungyeol.
Sungyeol les llevó a todos a brindar otra vez, sin soltar a Nana, ni responder a su inverosimilitud con palabras. No, utilizaba su boca para volver a besarla y sonreírla, mientras elevaba sus hombros. “No he podido evitarlo” Finalmente, consiguió una sonrisa por su parte, y un abrazo entusiasta. Una forma de decir sí, sin necesidad de palabras.
Selene y Myungsoo se miraron riendo, encogiéndose de hombros sorprendidos, aunque divertidos, sin poder creer el giro que había dado la noche. Cuando consiguieron encender la hoguera, el tiempo y el esfuerzo fueron recompensados por la preciosa danza del fuego frente a sus ojos, que les daba calor y les hipnotizaba.
Muchos de ellos comenzaron a bailar, a jugar, saltar o incluso fueron a las orillas del mar, entreteniéndose con cualquier cosa. Selene y Myungsoo continuaron allí, sentados, el uno apoyado en el otro, acariciándose al amparo de la oscuridad, Mirándose, y muchas veces riendo con los demás, hasta que llegó el amanecer sobre la playa. Lo miraron cansados, abrazándose para lidiar con el frío de la salida del sol.
-Creo que va siendo hora de volver a casa.-Murmuró Selene contra el hombro de Myungsoo, mirando hacia la playa mientras sentía sus manos abrazar su cintura y sus labios en su cuello.
Su hogar, aquel sitio donde todo había empezado, donde les esperaba una vida entera, que acababa de comenzar. Tantas cosas que pasar juntos, tantos ratos que vivir… Ahora que lo pensaban, estaban deseando regresar allí… Y seguir creando una historia juntos, sin que nada más que los devenires de su propia vida se entrometieran en su camino.


La luna se ocultó tras una espesa nube, despidiéndose por esa noche, dando paso a un nuevo día, brillante y fuerte, con su luz abriéndose paso ante toda adversidad.







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