~~Mei's Day~~ Narración por Mei

Me enteré de lo que Takara había pensado gracias a sus dos estúpidas amigas que se les escapó delante mía, a Takara se le había ido la olla, Hikari podría morir, maldita bastarda y Kyo es imbécil por provocar todo esto. Estoy agotada de correr pero Hikari es más importante. Cuando llegué al edificio de Hikari esta estaba saliendo por la puerta, fue a cruzar la pequeña carretera y no se percató de que se iba a tropezar con una minúscula cuerda que habían puesto.
-¡HIKARI!- Le grité como si me fuera la vida en ello. Me miró sorprendida. -¡NO TE MUEVAS!- Pensé que no pero me hizo caso, se quedó parada, un coche apareció doblando la esquina.-¡HACIA ATRÁS!- Hikari corrió hacia atrás sin caer en la trampa.
Corrí hacia aquella cuerda y me quedé adrede esperando, el coche se dirigía hacia mí, lo miré desafiante, tenía miedo de lo que pudiera pasar, escuchaba  a Hikari gritar, pero algo dentro de mi me decía que pararía. Cerré mis ojos, una brisa eliminó todo mi miedo, los abrí y el coche estaba parado delante mía. Salió Takara.
-¡Mei!- Estaba sorprendida de que fuera yo la que estaba ahí.
-Libérame- Intentaba contener mi ira. Takara me obedeció, esa furcia siempre lo hacía, conforme me liberó le asesté un puñetazo. Takara me observó con su mirada de loca que me hacía tener más ganas de matarla, intento asestarme un golpe, lo esquivé, le di una patada, después con mi codo en la cara y la derribé de un golpe en la nuca. Miré a Hikari
-Mei...- Noté que estaba asustada por ver esa parte de mi, así que me acerqué a ella y la abracé.
-Tranquila, todo ha pasado, nadie toca a mis amigas- Quería que Hikari se sintiera segura conmigo, no sé porque pero desde que la conocí un gran deber de protegerla nació en mi interior, es tan inocente.
-Gracias Mei, te debo mucho- Apoyó su cabeza con más fuerza en mi hombro. Acaricié su largo cabello.
-No me las des, vamos a mi casa- Era la primera vez que Hikari iba a ver mi casa, era una mansión gigantesca, su cara se volvió blanca.
-¿Enserio vives aquí?- Hikari me miró con la boca abierta.
-Sí, mi padre la compró para mí, yo le intento devolver el mayor dinero posible- Le sonreí, caminamos hasta la gran puerta, uno de los criados la abrió.
-No te sientas intimidada- Le dije cogiéndola de la mano. Al entrar nos dirigimos a mi cuarto. Me daba un poco de vergüenza enseñárselo, era muy grande y rosa. Al entrar Hikari recorrió todo el cuarto mientras miraba asombrada hasta el último detalle.
-¿Te gusta?- La miré con ternura.
-¡Me encanta! ¡Es perfecto! ¡Tan solo tu aseo es como mi casa!- Aquellas palabras me dolieron mucho, yo quería lo mejor para Hikari y algo me decía que ella no dormía en una buena casa.
-Yo podría comprarte una casa igual de grande que este cuarto- Supe que lo rechazaría.
-No, jamás, no me gusta nada de nada que hagan las cosas por mí, quiero valerme por mi misma, tengo que luchar por lo que quiero y trabajar duro- Aquel gesto que hacía con su brazo, posicionándolo en modo "Fighting!" como lo hacían los coreanos hacía que me muriera de ternura. Tenía miedo de muchas cosas, su corazón era tan inocente y puro, tengo miedo de que la gente le haga daño.
-Hikari ¿Qué te parece si esta noche salimos juntas?- Me miró con sus preciosos ojos iluminados.
-¡Sí!- Se lanzó a mi cama y comenzó a brincar. ¿Por qué era tan kawaii y tonta?
-Pero... tienes que arreglarte mucho, ya que es un lugar donde trabajo y hoy tengo una actuación- Sonreí.
-¿Una actuación? ¿Enserio?- De rodillas en mi cama me señalaba como si fuera un alíen.
-¡Sí! Cantaré y bailaré- Me dirigí a mi armario.
-¿Que cantaras?- Sabía que lo preguntaría.
-Hasta que no lo veas no lo sabrás- Me giré y le saqué la lengua.
-Pero... no tengo...- La interrumpí.
-¿Ropa? Mira mi armario- Hikari se levantó corriendo.
-Dios mío. Es todo tan bonito, perfecto- Parecía que Hikari quería meterse a vivir en mi armario, me reí mucho.
-¿Por qué no te duchas? ¡Yo te escogeré la ropa y te maquillaré!- Hikari asintió, se metió en el aseo, le enseñé el funcionamiento de la ducha. Salí a escogerle la ropa, no tardé mucho, saqué un vestido rojo que tenía guardado sin estrenar. Este le vendría, además sería perfecto para esta noche. Esperé sentada en mi cama, donde Hikari antes estaba, me gustaba mucho su olor, esperé a que terminará de ducharse y entré. Me encontré a Hikari con una toalla cubriéndola, la dirigí hasta la silla frente al espejo.
-Veamos qué podemos hacer- Fui a retirarle la toalla, Hikari la sujetó y se sonrojó.
-¿Que sucede?- Me dijo con una voz muy baja
-Necesito ver una cosa para el vestido, confía en mí- Hikari sentada en aquella silla dejó que le bajara la toalla dejando su pecho al descubierto, lo agarré por debajo con mis manos y se lo subí haciendo la labor que debería de hacerle el vestido.
-Te quedará bien, colócate la toalla, voy a maquillarte- Hikari siempre parecía una chica inocente, quise resaltar esos detalles de ella poniéndole colorete y un maquillaje que la dejaría mas blanca de lo normal, también le pinté los ojos de una manera sexy y delicada. Cogí la plancha y ondulé.
-¿Cómo te ves?- Hikari estaba sorprendida de ver el cambio que había dado.
-Me encanta, muchas gracias por todo lo que haces por mi Mei, no sé como agradecértelo- Hikari estaba a punto de llorar.
-¡No llores! Que lo estropearas todo- Las dos nos reímos juntas -¡Aun queda lo mejor!- Fui a por el vestido.
-¡Cambiate! Ahora sales- Esperé sentada en mi cama, cuando menos lo esperaba la puerta del aseo se abrió, de esta salió Hikari con aquel vestido, mi boca se abrió, mis ojos también, estaba anonadada de lo que estaba viendo.
Aquel vestido rojo que Hikari llevaba le hacía verse como una modelo, aunque más bien pensé que era Hikari la que hacía brillar al vestido, su ondulado cabello rojizo quedaba a la perfección con aquel traje que resaltaba su pecho subiéndoselo y haciéndoselo de un gran tamaño, las curvas de Hikari eran muy delicadas, tenía un bonito y pequeño trasero y el vestido era tan corto que se podían apreciar aquellas perfectas piernas a la perfección.
-¡Tus piernas son las más bonitas que he visto nunca!- Estaba muy impresionada, pero aun faltaba algo, saqué de una caja unos tacones, me levanté y fui a donde estaba Hikari, me agaché y se los coloqué, aquellos tacones estilizaban aun mas sus preciosas piernas, ahora sí que eran inigualables.
-¿Estoy bien?- Hikari estaba muy tímida.
-Estas perfecta- Sonreí mientras le miraba aquel espectacular cuerpo.
-¿No crees que voy un poco como una...?- No quise que dijera esa palabra - ¡Para nada! Además, al lugar a donde vamos debes ir así.
-¿Tú no te arreglas?- Le guiñé un ojo - Yo lo hago allí - Cogí a Hikari de la mano y nos bajamos hasta la salida donde estaba el chofer con la limusina.
-¡¿Qué?!- Otra vez Hikari se impresionó.
-Deja de sorprenderte tanto- Reí, y entramos. La limusina nos dejó en un  local bastante grande y con muchas luces, toda la calle y el local estaba plagado de gente. Me dirigí al portero, le saludé y nos dejó pasar. Los ojos de la gente se dirigían a Hikari, de lejos era la chica más guapa que había ahí.
-Hikari ven- La llevé a un asiento que estaba en frente de un escenario.
-Quédate aquí, me voy a ir a cambiarme para la actuación- Hikari me asintió y me marché a los camerinos.

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