Mirando hacia el horizonte entre los edificios se podía apreciar un amanecer espectacular,  de los que dejan sin habla a cualquiera, no era menos de esperar del país que recibe el nombre de "El sol naciente", Japón. Por las calles de Shibuya, en Tokio, ya podía apreciarse a centenares de personas haciendo su día a día a una temprana hora. Entre esa multitud un chico caminaba bastante deprisa, destacaba entre todos, tal vez fuera por su extraña ropa de cuero negra, llena de pinchos con rasguños hechos a propósito para que quedara mejor. O también podía ser por su cara, parecía no haber dormido toda la noche pero lo que más destacaba era el rímel corrido que tenía por su cara, aquel chico de ojos pintados que, aun con aquel desastre, su mirada se veía sexy y misteriosa. La gente pensaría que es debido a sus lentillas verde oscuras, pero no era así, el protagonismo era de la forma de sus ojos asiáticos, que terminaban puntiagudamente dándole cierto aspecto exótico, sin dudarlo ni un segundo los ojos eran lo que más destacaba en él y lo que muchos desearían. Otro dato a resaltar era su pelo de punta a la vez que largo, tintado de un rubio anaranjado.
El chico caminaba con los brazos cruzados, seguramente por el frío, ya que estaban en pleno invierno y su ropa no era la adecuada para andar por la calle, eso hacía que se notara aún más que venía de alguna especie de PUB. El chico se detuvo frente a una gran casa que destacaba sobre el resto, bueno, sobresaltaba entre los edificios gigantescos ya que era una casa para solo una familia, pero bastante grande, con tan solo apreciar lo lujosa que era por fuera se podía saber perfectamente que quien vivía ahí era alguien con dinero o contactos. Los hermosos ojos del chico se dirigieron a la ventana del segundo piso, su mirada seria a la vez que sensualmente lasciva parecía indicar algo, desde la ventana una chica le guiñó  un ojo.  El entró a la casa. La chica bajó las escaleras corriendo y le lanzó una bolsa al joven que la recogió al vuelo. Ella continuó corriendo hacia otra habitación.
 Sacó de la bolsa un uniforme de colegio y se empezó a desvestir, primero se quitó la parte de arriba mostrando un delgado cuerpo, parecía no pesar más de cincuenta kilos. Su cintura era delgada, pero esto no le hacía tener un cuerpo feo, tenía unos abdominales bastante marcados y un pecho perfectamente trabajado que lo hacía verse como un auténtico modelo, todo en aquel chico parecía ser sexy, lo malo tal vez fuera su estatura, aproximadamente de uno setenta y seis, comparado a los grandes modelos de más del uno ochenta, ese era un pequeño defecto, aunque su extrema belleza hacía que nadie lo notara y bueno, cuando se bajó los pantalones dejando sus musculosas aunque finas piernas al descubierto y no era lo único, también un bóxer donde se podía observar que el chico tampoco tenía nada que envidiarle a otros hombres.
En la otra habitación la joven chica de pelo corto negro y una vasta cara que no la hacía parecer bonita hablaba con una mujer mayor.
-Mamá ¿Que tenemos para desayunar?- Parecía que intentaba evitar que la madre saliera de aquella cocina.
- Tenemos arroz y sopa de miso - Aquella señora parecía querer salir de allí.
- ¡Mamá! ¡Pues no! Te dije el otro día que quería desayunar pescado al grill - La joven puso morritos.
- Esta bien, cálmate, lo haré ahora mismo- Le sonrió
- Bien - La chica salió corriendo de la cocina, en la entrada solo estaba la bolsa, esta vez con la ropa que el chico se había quitado, subió las escaleras y tocó a la puerta del baño -¡Vamos Kyo! termina ya- Se dirigió a su cuarto a guardar la bolsa y la ropa.
En el interior del aseo se encontraba Kyo, se estaba apretando la corbata, miraba al espejo con su mirada sexy por naturaleza, su pelo estaba peinado más formalmente aunque seguía siendo puntiagudo, su cara lavada lo hacía verse más guapo aun, su piel era perfecta, ni un poro, ni un grano, su nariz era finísima y bonita, parecía que los pelos de sus cejas habían sido colocados milimétricamente para que fueran perfectas, su frente no era ni enorme ni pequeña, su mentón era el deseado, sus carnosos y rosados labios eran los más besables que alguien podría ver, su rostro era como el de un dios, un ser perfecto. Sus ojos desmaquillados no perdían ninguna magia, aunque él en aquel momento se puso delineador para que obtuvieran más.
Salió del aseo
- Yui ¿Estas lista? Debemos de irnos ya al instituto - Su voz era masculina a la vez que dulce con un tono bastante sensual. Sonrió sin mostrar sus dientes, una sonrisa encantadora, a la vez que seductora, cogió su iPhone, en la pantalla de bloqueo estaba una foto de Koda Kumi de su disco Trick, parecía ser fan de aquella cantante, cuando la desbloqueó en la foto de fondo se podía observar a él con otro chico bastante guapo. Abrió la aplicación de line, la primera conversación "Ryo" la abrió y comenzó a escribir
- Voy a salir de mi casa ya, Yui y yo vamos para allá - Se quedó mirando el móvil como un tonto esperando una respuesta, en cuanto vio el "leído" sonrió, esta vez su sonrisa era distinta, mostraba felicidad y le hacía verse como un niño pequeño.
- Ok tío! ¿Qué tal te lo pasaste anoche? ¿Me has traído algún regalito? - Después de pensar un rato sonrió y comenzó a escribir.
- Sí, yo mismo ¿No es ese el mejor regalo? - Volvió a esperar, pero fue corta la espera.
- Eso es lo mejor tonto, te quiero - Esta vez la sonrisa fue con dientes, solo mostraba los de arriba que eran perfectos y sus orejas se subían levemente con la sonrisa, aquellos ojos se achinaban aún más, ese rostro seguía siendo perfecto, pero eso era lo último que se te pasaba por la cabeza ya que parecía la persona más inocente y dulce de este mundo.
- Sabes que yo más que tú a mí - Abrió el menú y le dio al botón de bloquear, era su manera de ganar este tipo de batallas siempre.
De repente Yui entró -¡Ya estoy! ¿Vamos? - Kyo le sonrió, se acercó a ella y le acarició el pelo y tomó rumbo hacia la salida. Yui se quedó mirándole.

"Siempre que habla con Ryosuke se comporta así de bien y cuando no, es horrible, a ver cuándo se casan ya" - Pensó Yui.

RYOSUKE

El fuerte sonido de una canción inundó el cuarto "Sumgyeodo twinkle eojjeona..." esa canción parecía sonar de un móvil, de entre las sábanas salió una mano que cogío el móvil, un precioso Samsung SIII de color blanco, al agitarlo la canción se detuvo, parecía ser su despertador. De entre las sabanas salió un joven vestido con un pijama de ositos. Se rascó sus ojos los cuales no era capaz de abrir y se quitó las legañas. Su largo pelo castaño hacía el lado estaba completamente despeinado, abrió sus bonitos y grandes ojos marrones claros, la forma de sus ojos asiáticos lo hacía parecerse a un occidental haciéndolo ver un chico guapísimo, sus labios eran gruesos y carnosos, unos labios realmente sexys. Su nariz era puntiaguda y la forma de su cara perfecta, era un chico muy guapo.
Se levantó de la cama, parecía medir casi uno ochenta, se comenzó a desvestir mostrando su cuerpo fibrado. Se acercó a una silla que había en su cuarto, de ella cogió un uniforme que parecía estar preparado. Una vez terminó la acción de vestirse se dirigió al aseo a peinarse aquel desastre como pudiera, los resultados no fueron malos. Desde fuera se podían apreciar gritos.
-¡¿Te parecen estas horas de llegar a casa?!- Era la voz de una mujer mayor
-¡Hago lo que me sale de ahí, tú no eres nadie para mandarme vieja!- Esta vez la voz era distinta, de una mujer, pero más joven.
-¡Soy tu madre! ¿Te parece poco eso? ¡Ryosuke! ¡Baja aquí ahora mismo!- Gritaba con más fuerza. Ryosuke agachó la cabeza en el aseo.
-¡Me largo, vieja!- Daba la impresión de que esa chica estaba loca
-No vas a ningún lado- La voz de la señora mayor parecía llorosa
-¡Que no me agarres!- Se pudieron apreciar sonidos de golpes y gritos de aquella pobre señora.
-¡¿Que es este escándalo?!- Ahora era la voz de un hombre, bastante ronca. Se comenzaron a oír golpes todavía más fuertes, esta vez era la joven quien gritaba como si la estuvieran matando -¡Déjala cariño! - Fue un grito desesperado -¡Silencio! - Los golpes no cesaban y menos los gritos.
Ryosuke se encontraba en el aseo a punto de llorar cuando parece que fue salvado por la campana, un mensaje, encendió el móvil, una foto de él y otro chico muchísimo más guapo ocupaba la pantalla de bloqueo y también la de fondo del teléfono, entró a esa sala de chat "Kyo"
- Voy a salir de mi casa ya, Yui y yo vamos para allá - Leyó aquel mensaje que le había llegado, y comenzó a escribir.
- Ok tío! ¿Qué tal te lo pasaste anoche? ¿Me has traído algún regalito? - Sonrió levemente
- Si, yo mismo ¿No es ese el mejor regalo? - Esta vez su sonrisa fue con dientes, su sonrisa era muy bonita. Escribió.
- Eso es lo mejor tonto, te quiero - Suspiró levemente mientras su mirada parecía perdida en aquella pantalla del móvil.
- Sabes que yo más que tú a mí - Al recibir este mensaje ya no pudo escribir más, parecía que estaba bloqueado.
"Maldito estúpido, siempre me haces lo mismo, es imposible que tú me quieras más a mi" - Pensó mientras cerraba sus ojos.
De repente recibió otro mensaje
-Hey cabronazo, espero que hoy no lleguéis tarde a clase por culpa de Kyo como siempre- La sala de chat se llamaba "Ryu"

-¡Tranquilo! Hoy parece que llegaremos pronto- Se dispuso a salir del aseo, al parecer los gritos habían cesado y allí no se encontraba nadie. Salió del aseo y se dirigió a la puerta que no estaba muy lejos, era una casa pequeña, sucia y pobre.

RYU (DRAGON)

-¿Está listo ya el desayuno?- El chico que hizo la pregunta era bastante alto, uno ochenta y dos. Era ancho como un muro y estaba fuerte como un toro, se podría decir que era como un gigante, aunque tampoco era para tanto, solo era la primera impresión, lo que más resaltaba de él eran sus musculosos brazos, aunque todo su cuerpo lo fuera, no le hacía parecer feo, tal vez por su gran altura.
-Sí, Ryu, ya está- Un hombre mayor le respondió a la pregunta.
- Está bien padre- Ryu se sentó en la silla y se dispuso a tomarse el desayuno. La cara de Ryu era seria, tal vez fuera por sus rasgos fuertes que lo hacían verse como un hombre muy viril. Su pelo rapado desprendía cierto carisma masculino que lo hacía muy sensual.
-Ryu ¿Esta tarde tienes karate?- Su padre le preguntó mientras él se sentaba también.
-Sí, pronto serán las competiciones finales- No apartaba su vista de la comida que estaba tomando. La voz de Ryu era ronca y masculina.
-A tu madre le hubiera gustado verlo- El padre suspiró, Ryu golpeó la mesa con fuerza y se levantó.
-No sé qué tiene que ver mamá ahora, me voy, adiós- Cogió la cartera y se marchó dando un portazo, ni si quiera se terminó la comida.
Ryu caminaba todos los días hacía la escuela, tenía la suerte de vivir cerca, durante el camino sacó su teléfono móvil, una foto de Bruce Lee ocupaba la pantalla de bloqueo, algo raro en jóvenes como él, el fondo de la pantalla de inicio era blanco, entró al line y abrió una conversación a un tal "Ryosuke" y comenzó a escribir.
-Hey cabronazo, espero que hoy no lleguéis tarde a clase por culpa de Kyo como siempre- Sonrió.
-¡Tranquilo! Hoy parece que llegaremos pronto- Leyó el mensaje recibido y una chica le adelantó, él se fijó en ella, bueno, todas las mañanas se fijaba en ella.

"La belleza de Sakura siempre me deja anonadado todas las mañanas. Vamos a la misma clase este curso pero nunca hemos hablado" - Pensó Ryu mientras bloqueaba el móvil y lo guardaba.

SAKURA (FLOR DE CEREZO)

-1,2,3- Decía la joven chica mientras practicaba pasos de ballet. La adolescente de pelo rosado por los hombros ensayaba duramente frente al espejo que había en su cuarto. Sus ojos eran pequeños, su nariz fina y sus labios eran rosados pero de diminuto tamaño también, tal vez en occidente ella no fuera una belleza pero allí lo era, sobre todo su cuerpo delgado como un palo, carecía de curvas y culo, sus piernas eran como un palillo y su pecho tampoco era muy grande, pero ese cuerpo delicado y típico de una famélica triunfaba, tal vez fuera debido al ballet o a las dietas a las que la sometían. La chica de corta estatura se detuvo al oír la voz de una mujer.
-¡Sakura! ¡Vístete ya o llegaras tarde!- Entró al cuarto
-¡Mamá! Ya me visto- Fue a por el uniforme que estaba encima de la cama. Su voz era la típica chillona de cualquier japonesa.
-¡Otra vez igual! ¡Siempre llegas tarde por practicar por las mañanas! ¡Como tus estudios decaigan dejo de pagarte el ballet!- La madre comenzó a gritar

-Lo siento mamá, prometo llegar pronto- La chica se vestía velozmente. Cogió su cartera y su teléfono, salió corriendo de la casa. Por el camino a la escuela se cruzó con un chico bastante fuerte, ella lo ignoró, sacó su teléfono y lo miró, habían más de 20 mensajes de un tal Ryota, ella suspiró y comenzó a borrarlos, cuando salió de los mensajes de fondo se podía apreciar la foto de un chico perfecto, parecía haber sido tomada sin que él se diera cuenta.

RYOTA (PURO)

-¡Ryota! ¡Despierta!- Le dijo su padre al joven chico que estaba dormido en el pupitre.
-Si papa- Su voz era suave y tímida, se había quedado dormido estudiando. Tenía el pelo negro a lo seta, utilizaba unas gafas un poco feas y su rostro  no era peculiar, era un chico un poco feo. Parecía el típico empollón o rata de biblioteca. Medía uno setenta y pocos.
-¿Has estudiado mucho para el examen?- Su padre le sonreía
-Sí, he estudiado, aprobaré seguro, sabes que tengo las mejores notas del instituto- Sonrió mostrando sus dientes torcidos, la verdad es que la naturaleza no había sido agraciada con él. Sus ojos eran muy grandes pero no bonitos. Ryota se levantó, ya estaba vestido. Cogió su teléfono móvil, uno bastante antiguo, ni si quiera podía tener aplicaciones, abrió los mensajes y comenzó a escribir uno.
-¿Qué tal estas por la mañana bichito mío? Espero que hoy hayas despertado con buen humorcito, te quiere tu papito Ryota - En el destinatario colocó a Sakura.
"Seguro que conquisto a Sakura con estos mensajes, lo de papito lo vi en una serie occidental, seguro que le gusta" - Pensó mientras sonreía y colocaba su brazo como si fuera a hacer el típico "Fighting!"
Ryota se acercó a la ventana y vio a una chica gordita correr como una loca, eso provocó que se tropezara y acabara en el suelo.

"Esa es Kokoa de mi clase... la pobre, no podrá mantener su peso en esas piernas" - Pensó mientras reía con malicia, al parecer la poca gracia que tenía en su cara no le hacía ser mejor persona.

KOKOA (CORAZON Y AMOR)

-Mamáaaaaaaaaaaaaaa ¡QUIERO MAS DESAYUNO!- Gritó una joven chica, parecía tener sobrepeso, su cara estaba ensuciada de la comida, ni si quiera se limpiaba.
-¿Pero no has visto como estas Kokoa? ¡Así nunca cazaras un hombre apuesto y rico para que nos salve de la miseria- Decía la madre de la chica echándose la mano a su cabeza dramatizando demasiado.
-¡No digas eso mamá! Yo sé que él me quiere - Kokoa junto sus manos y sonrió como una loca mientras ponía bizcos sus ojos.  Su pelo era muy corto con flequillo recto, casi llegaba a los hombros, era negro y sucio, su cara era muy regordeta, sus ojos no eran especiales, aunque parecían bonitos, su nariz chata hacía juego con su rechoncho mentón. Y su voz bruta y basta también concordaba con su cuerpo.

-¡¿Cuándo me vas a decir quién es ese chico?!- La madre le gritaba
-¡Nunca! Ya lo descubrirás cuando el venga aquí, el me amará por como soy- Kokoa abrazaba a la nada y lanzaba besos.
Kokoa se colocó unas calcetas blancas.
"No entiendo porque el uniforme tiene que ser una falda... no me gustan mis piernas" - Pensaba mientras su expresión se tornaba triste. -¡Llego tarde!- Se dijo a sí misma y salió corriendo, por el camino se tropezó cayéndose al suelo. Un chico se la topó y se quedó mirando, se sonrojó de mala manera y siguió caminando como si no la hubiera visto.

"¿Ese no es Kiyoshi de mi clase?" - Pensó mientras se tocaba el moflete.

KIYOSHI (TIMIDO)

-Tete Kiyoshi! ¿Vamos?- Le dijo una niña pequeña. Kiyoshi la cogió en brazos.
-Sí, vamos para tu colegio- Los dos salieron a la calle y comenzaron a caminar, Kiyoshi no dejaba de mirar el suelo, su pelo era corto y puntiagudo, tintado de rojo y su cara era un poco cuadrada, pero él no era feo, sus labios eran bonitos y sus ojos parecían occidentales.
-Adiós Mía. Le dijo a su hermana pequeña mientras le daba un beso. Kiyoshi comenzó a caminar porque debía llegar a su escuela también, por el camino se encontró con una chica tirada en el suelo a la que observó pero por timidez no ayudó y continuó para adelante.
De repente una chica apareció por detrás suya y le tapó los ojos. Ella tuvo que estirar mucho sus brazos porque Kiyoshi era bastante alto, uno ochenta. -¿Quién soy? - Era una voz dulce.

-¿Nozomi?- Kiyoshi sonrió.

NOZOMI (SUEÑO, ESPERANZA)

-Es hora de que despiertes- La señora destapó a la adolescente.
-Ya voy mamaá- La adolescente se levantó con mucho cansancio.
-Nozomi, debes tomarte la pastilla- Sonrió.
-Sí, eso haré- Cogió el vaso que tenía en su mesita y lo llenó con la botella de agua que se encontraba en el mismo lugar, abrió una pequeña caja, sacó una pastilla y la tomó, después bebió agua. Nozomi se levantó, tenía un pelo bastante largo, tintado de un negro azulado, su cara era dulce, su nariz no era extravagante y sus ojos pequeños y delicados, sus labios eran pequeños pero bonitos. Parecía medir 1'62.
-A ver si encuentras ya un trabajo o algo, no sé, que seas un poco útil al menos en tu vida- La madre le reganó

Nozomi se miró al espejo "No sé de qué se queja, si tuviera una hija como Takara, esa chica es horrible" - Pensó mientras fruncía el ceño. Nozomi se vistió y salió corriendo, se encontró con un chico al que por detrás tapó los ojos. 

TAKARA (TESORO)

En un autobús se encontraban tres chicas sentadas.
-¡Takara mira esto!- Dijo una de las chicas enseñándole una revista.
-¿De dónde habéis sacado esto, Rioka y Yuri? - Takara se quedó sorprendida, era una chica con pelo castaño largo, tenía dos mechones cortos que caían por su cara extraña, no era ni fea ni guapa, sus amigas Rioka, chica morena de pelo corto y Yuri de pelo largo moreno no eran para nada guapas.
Takara se levantó, parecía medir 1'64, tenía bastante pecho, pero tampoco estaba muy flaca, un cuerpo normal.
-¡Maldita Mei! Siempre sale en todas las revistas posibles, cuando la pille la mato- Takara estaba muy cabreada.

Yuri le susurró a Rioka - Se cabrea porque sabe que Mei es la única que le puede- Las dos se contuvieron las risas.

MEI (BELLEZA)

-Muchas gracias Mei por tu trabajo- Un señor con una cámara en la mano le dio un sobre lleno de dinero.
-Muchísimas gracias a usted por hacerme esta sesión de fotos- Mei hizo una reverencia, su precioso pelo rubio dorado y ondulado la cubrió entera, al levantarse mostró un rostro perfecto, el flequillo recto cubría su frente, tenía  unos ojos asiáticos con mezcla de occidental que la hacían verse espectacularmente hermosa, sobre todo aquellas lentillas azules que llevaba y el maquillaje oscuro en sus ojos. Su rostro tenía una nariz tan perfecta que podría considerarse la de la mismísima Cleopatra, una forma de la cara exquisita y unos labios como los de Megan Fox. Un cuerpo esculpido en curvas y fino como el papel, con un pequeño pero bonito culo, unas piernas de escándalo con piel perfecta y un gran pecho que no parecía ridículo por ser pequeño ni vasto por ser grande, una medida perfecta. Su cuerpo, toda ella era una diosa, una musa para cualquiera.
-El que nos hayas permitido hacerte una sesión con el uniforme del colegio nos ha ayudado  mucho - El fotógrafo babeaba al ver a Mei.

-Hablando sobre eso, debo marcharme ya- Mei se despidió con reverencias y se marchó corriendo, andaba con los tacones como si hubiera nacido con ellos, era muy alta, sin tacones se apreciaba que medía casi uno setenta. 

HIKARI (LUZ)

En el tren una chica llamaba la atención de la gente, estaba sentada mientras movía muy rápido sus piernas y cantaba, al tener los auriculares puestos no se daba cuenta.
- Naekkeohaja kimi no kokoro o Iyashi te ageru yo- En la pantalla de su ipod podía observarse el título de la canción "Be Mine (Jap Ver)"
Aquella chica tenía un precioso largo pelo de color rojizo, tenía un perfecto flequillo hacia el lado y las puntas de su pelo terminaban ondulándose. Sus ojos eran verdes oscuro debido a las lentillas. La forma de estos era idéntica a la chica de fondo de su ipod "Hyuna" una cantante coreana famosa.  Sus labios eran carnosos y rojizos, su nariz era una normal, su rostro no era el más bello, pero si era una chica bastante guapa. El tren se detuvo y se levantó, 1'65 diría cualquier persona que medía. Tenía un pecho normal, su cuerpo era muy delgado y tenía unas leves curvas que la hacían verse estupenda y tampoco le faltaba culo, sus piernas eran asombrosas, era lo más destacable de ella.
"Espero no llegar tarde a la escuela el primer día" - Pensó. El bolso que llevaba tenía el símbolo del grupo coreano Infinite.
"Mi familia se ha tenido que mudar por trabajo y ahora debo estar en esta escuela nueva, estoy muy nerviosa. Al parecer todos mis compañeros tienen 17 años, ninguno ha cumplido en enero, el mes actual" - Caminaba hasta que llegó a la entrada de la escuela, en un cartel se podía apreciar "NihongoNoGakko" había mucha gente entrando. Ella se acercó al pelotón, de repente todos se callaron y se separaron dejando la puerta sola.
-¿Qué pasa? - Se dijo a sí misma, pronto lo descubrió ya que algo la empujó hacia el suelo.
Un chico perfecto había sido quien había cometido el acto, ni la miró.
-¡HEY TU! ¿¡ES QUE NO MIRAS POR DONDE VAS!? - Le gritó
Entre la gente se podían apreciar cuchicheos y algunos decían "¿Le está hablando de esa manera a Kyo?"
El chico y la chica que estaban al lado de Kyo se echaron la mano a la cabeza. Kyo se giró y la miró con indiferencia.
-¿Kyo? ¿Ese es tu nombre? ¿Quién te crees que eres?- Ella estaba enfurecida
-Hey Kyo, déjala estar- Le dijo aquel chico. Kyo lo miró con seriedad.
-Ryosuke no te metas- La chica lo cogió del brazo. Kyo se dispuso a hablar, pero lo hizo mirando a la chica en el suelo.
-No te preocupes Yui... Tú, dime tu nombre- Kyo miraba fríamente con sus preciosos ojos.
"¿Por qué se parecen tanto a los de Myungsoo?" - Pensó mientras miraba aquellos ojos que le recordaban a un famoso.
-Así no se le pide el nombre a una señorita- Giró su cabeza y se negó a abrir la boca. Ryosuke caminó hasta colocarse donde Kyo.
-Por favor, dinos tu nombre y te dejaremos en paz- Hizo una reverencia.
-No te arrodilles ante gente como ella Ryo- Kyo lo levantó levemente
-Mi nombre es Hikari-  Hizo pucheros.
La gente murmuró mucho más fuerte, no por la respuesta de Hikari, sino porque una chica se dirigía hacia ella. Le tendió la mano a Hikari.
-¡Kyo! Largo, ya no tienes nada que ver aquí- La chica lo miró desafiándole. Kyo se giró y se marchó.
-¡Gracias Mei!- Ryosuke hizo una reverencia.
-No las des Ryosuke- Hikari se agarró a la mano de Mei y esta la ayudó a levantarse
-¿Estás bien?- Mei le sonrió mostrando la sonrisa más bella que Hikari había visto.

-Si...- Miró hacia Kyo y contemplando su espalda pensó "¿Quien sería aquel estúpido chico?"

Continuara...



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