Mirando hacia el horizonte entre los edificios se podía
apreciar un amanecer espectacular, de
los que dejan sin habla a cualquiera, no era menos de esperar del país que
recibe el nombre de "El sol naciente", Japón. Por las calles de
Shibuya, en Tokio, ya podía apreciarse a centenares de personas haciendo su día
a día a una temprana hora. Entre esa multitud un chico caminaba bastante
deprisa, destacaba entre todos, tal vez fuera por su extraña ropa de cuero
negra, llena de pinchos con rasguños hechos a propósito para que quedara mejor.
O también podía ser por su cara, parecía no haber dormido toda la noche pero lo
que más destacaba era el rímel corrido que tenía por su cara, aquel chico de
ojos pintados que, aun con aquel desastre, su mirada se veía sexy y misteriosa. La
gente pensaría que es debido a sus lentillas verde oscuras, pero no era así, el
protagonismo era de la forma de sus ojos asiáticos, que terminaban
puntiagudamente dándole cierto aspecto exótico, sin dudarlo ni un segundo los
ojos eran lo que más destacaba en él y lo que muchos desearían. Otro dato a
resaltar era su pelo de punta a la vez que largo, tintado de un rubio
anaranjado.
El chico caminaba con los brazos cruzados, seguramente por el
frío, ya que estaban en pleno invierno y su ropa no era la adecuada para andar
por la calle, eso hacía que se notara aún más que venía de alguna especie de
PUB. El chico se detuvo frente a una gran casa que destacaba sobre el resto,
bueno, sobresaltaba entre los edificios gigantescos ya que era una casa para
solo una familia, pero bastante grande, con tan solo apreciar lo lujosa que era
por fuera se podía saber perfectamente que quien vivía ahí era alguien con
dinero o contactos. Los hermosos ojos del chico se dirigieron a la ventana del
segundo piso, su mirada seria a la vez que sensualmente lasciva parecía indicar
algo, desde la ventana una chica le guiñó un ojo. El
entró a la casa. La chica bajó las escaleras corriendo y le lanzó una bolsa al
joven que la recogió al vuelo. Ella continuó corriendo hacia otra habitación.
Sacó de la bolsa un
uniforme de colegio y se empezó a desvestir, primero se quitó la parte de
arriba mostrando un delgado cuerpo, parecía no pesar más de cincuenta kilos. Su
cintura era delgada, pero esto no le hacía tener un cuerpo feo, tenía unos
abdominales bastante marcados y un pecho perfectamente trabajado que lo hacía
verse como un auténtico modelo, todo en aquel chico parecía ser sexy, lo malo
tal vez fuera su estatura, aproximadamente de uno setenta y seis, comparado a los
grandes modelos de más del uno ochenta, ese era un pequeño defecto, aunque su
extrema belleza hacía que nadie lo notara y bueno, cuando se bajó los
pantalones dejando sus musculosas aunque finas piernas al descubierto y no era
lo único, también un bóxer donde se podía observar que el chico tampoco tenía
nada que envidiarle a otros hombres.
En la otra habitación la joven chica de pelo corto negro y
una vasta cara que no la hacía parecer bonita hablaba con una mujer mayor.
-Mamá ¿Que tenemos para desayunar?- Parecía que intentaba
evitar que la madre saliera de aquella cocina.
- Tenemos arroz y sopa de miso - Aquella señora parecía
querer salir de allí.
- ¡Mamá! ¡Pues no! Te dije el otro día que quería desayunar
pescado al grill - La joven puso morritos.
- Esta bien, cálmate, lo haré ahora mismo- Le sonrió
- Bien - La chica salió corriendo de la cocina, en la
entrada solo estaba la bolsa, esta vez con la ropa que el chico se había
quitado, subió las escaleras y tocó a la puerta del baño -¡Vamos Kyo! termina
ya- Se dirigió a su cuarto a guardar la bolsa y la ropa.
En el interior del aseo se encontraba Kyo, se estaba
apretando la corbata, miraba al espejo con su mirada sexy por naturaleza, su pelo
estaba peinado más formalmente aunque seguía siendo puntiagudo, su cara lavada
lo hacía verse más guapo aun, su piel era perfecta, ni un poro, ni un grano, su
nariz era finísima y bonita, parecía que los pelos de sus cejas habían sido
colocados milimétricamente para que fueran perfectas, su frente no era ni
enorme ni pequeña, su mentón era el deseado, sus carnosos y rosados labios eran
los más besables que alguien podría ver, su rostro era como el de un dios, un
ser perfecto. Sus ojos desmaquillados no perdían ninguna magia, aunque él en
aquel momento se puso delineador para que obtuvieran más.
Salió del aseo
- Yui ¿Estas lista? Debemos de irnos ya al instituto - Su
voz era masculina a la vez que dulce con un tono bastante sensual. Sonrió sin
mostrar sus dientes, una sonrisa encantadora, a la vez que seductora, cogió su
iPhone, en la pantalla de bloqueo estaba una foto de Koda Kumi de su disco
Trick, parecía ser fan de aquella cantante, cuando la desbloqueó en la foto de
fondo se podía observar a él con otro chico bastante guapo. Abrió la aplicación
de line, la primera conversación "Ryo♥"
la abrió y comenzó a
escribir
- Voy a salir de mi casa ya, Yui y yo vamos para allá - Se
quedó mirando el móvil como un tonto esperando una respuesta, en cuanto vio el
"leído" sonrió, esta vez su sonrisa era distinta, mostraba felicidad
y le hacía verse como un niño pequeño.
- Ok tío! ¿Qué tal te lo pasaste anoche? ¿Me has traído
algún regalito? - Después de pensar un rato sonrió y comenzó a escribir.
- Sí, yo mismo ¿No es ese el mejor regalo? - Volvió a
esperar, pero fue corta la espera.
- Eso es lo mejor tonto, te quiero - Esta vez la sonrisa fue
con dientes, solo mostraba los de arriba que eran perfectos y sus orejas se
subían levemente con la sonrisa, aquellos ojos se achinaban aún más, ese rostro
seguía siendo perfecto, pero eso era lo último que se te pasaba por la cabeza
ya que parecía la persona más inocente y dulce de este mundo.
- Sabes que yo más que tú a mí - Abrió el menú y le dio al
botón de bloquear, era su manera de ganar este tipo de batallas siempre.
De repente Yui entró -¡Ya estoy! ¿Vamos? - Kyo le sonrió, se
acercó a ella y le acarició el pelo y tomó rumbo hacia la salida. Yui se quedó
mirándole.
"Siempre que habla con Ryosuke se comporta así de bien
y cuando no, es horrible, a ver cuándo se casan ya" - Pensó Yui.
RYOSUKE
El fuerte sonido de una canción inundó el cuarto
"Sumgyeodo twinkle eojjeona..." esa canción parecía sonar de un móvil,
de entre las sábanas salió una mano que cogío el móvil, un precioso Samsung
SIII de color blanco, al agitarlo la canción se detuvo, parecía ser su despertador.
De entre las sabanas salió un joven vestido con un pijama de ositos. Se rascó
sus ojos los cuales no era capaz de abrir y se quitó las legañas. Su largo pelo
castaño hacía el lado estaba completamente despeinado, abrió sus bonitos y
grandes ojos marrones claros, la forma de sus ojos asiáticos lo hacía parecerse
a un occidental haciéndolo ver un chico guapísimo, sus labios eran gruesos y
carnosos, unos labios realmente sexys. Su nariz era puntiaguda y la forma de su
cara perfecta, era un chico muy guapo.
Se levantó de la cama, parecía medir casi uno ochenta, se
comenzó a desvestir mostrando su cuerpo fibrado. Se acercó a una silla que
había en su cuarto, de ella cogió un uniforme que parecía estar preparado. Una
vez terminó la acción de vestirse se dirigió al aseo a peinarse aquel desastre
como pudiera, los resultados no fueron malos. Desde fuera se podían apreciar
gritos.
-¡¿Te parecen estas horas de llegar a casa?!- Era la voz de
una mujer mayor
-¡Hago lo que me sale de ahí, tú no eres nadie para mandarme
vieja!- Esta vez la voz era distinta, de una mujer, pero más joven.
-¡Soy tu madre! ¿Te parece poco eso? ¡Ryosuke! ¡Baja aquí
ahora mismo!- Gritaba con más fuerza. Ryosuke agachó la cabeza en el aseo.
-¡Me largo, vieja!- Daba la impresión de que esa chica estaba
loca
-No vas a ningún lado- La voz de la señora mayor parecía
llorosa
-¡Que no me agarres!- Se pudieron apreciar sonidos de golpes
y gritos de aquella pobre señora.
-¡¿Que es este escándalo?!- Ahora era la voz de un hombre,
bastante ronca. Se comenzaron a oír golpes todavía más fuertes, esta vez era la
joven quien gritaba como si la estuvieran matando -¡Déjala cariño! - Fue un
grito desesperado -¡Silencio! - Los golpes no cesaban y menos los gritos.
Ryosuke se encontraba en el aseo a punto de llorar cuando
parece que fue salvado por la campana, un mensaje, encendió el móvil, una foto
de él y otro chico muchísimo más guapo ocupaba la pantalla de bloqueo y también
la de fondo del teléfono, entró a esa sala de chat "Kyo♥"
- Voy a salir de mi casa ya, Yui y yo vamos para allá - Leyó
aquel mensaje que le había llegado, y comenzó a escribir.
- Ok tío! ¿Qué tal te lo pasaste anoche? ¿Me has traído
algún regalito? - Sonrió levemente
- Si, yo mismo ¿No es ese el mejor regalo? - Esta vez su
sonrisa fue con dientes, su sonrisa era muy bonita. Escribió.
- Eso es lo mejor tonto, te quiero - Suspiró levemente
mientras su mirada parecía perdida en aquella pantalla del móvil.
- Sabes que yo más que tú a mí - Al recibir este mensaje ya
no pudo escribir más, parecía que estaba bloqueado.
"Maldito estúpido, siempre me haces lo mismo, es
imposible que tú me quieras más a mi" - Pensó mientras cerraba sus ojos.
De repente recibió otro mensaje
-Hey cabronazo, espero que hoy no lleguéis tarde a clase por
culpa de Kyo como siempre- La sala de chat se llamaba "Ryu"
-¡Tranquilo! Hoy parece que llegaremos pronto- Se dispuso a
salir del aseo, al parecer los gritos habían cesado y allí no se encontraba
nadie. Salió del aseo y se dirigió a la puerta que no estaba muy lejos, era una
casa pequeña, sucia y pobre.
RYU (DRAGON)
-¿Está listo ya el desayuno?- El chico que hizo la pregunta
era bastante alto, uno ochenta y dos. Era ancho como un muro y estaba fuerte
como un toro, se podría decir que era como un gigante, aunque tampoco era para
tanto, solo era la primera impresión, lo que más resaltaba de él eran sus
musculosos brazos, aunque todo su cuerpo lo fuera, no le hacía parecer feo, tal
vez por su gran altura.
-Sí, Ryu, ya está- Un hombre mayor le respondió a la
pregunta.
- Está bien padre- Ryu se sentó en la silla y se dispuso a
tomarse el desayuno. La cara de Ryu era seria, tal vez fuera por sus rasgos
fuertes que lo hacían verse como un hombre muy viril. Su pelo rapado desprendía
cierto carisma masculino que lo hacía muy sensual.
-Ryu ¿Esta tarde tienes karate?- Su padre le preguntó mientras
él se sentaba también.
-Sí, pronto serán las competiciones finales- No apartaba su
vista de la comida que estaba tomando. La voz de Ryu era ronca y masculina.
-A tu madre le hubiera gustado verlo- El padre suspiró, Ryu
golpeó la mesa con fuerza y se levantó.
-No sé qué tiene que ver mamá ahora, me voy, adiós- Cogió la
cartera y se marchó dando un portazo, ni si quiera se terminó la comida.
Ryu caminaba todos los días hacía la escuela, tenía la
suerte de vivir cerca, durante el camino sacó su teléfono móvil, una foto de
Bruce Lee ocupaba la pantalla de bloqueo, algo raro en jóvenes como él, el
fondo de la pantalla de inicio era blanco, entró al line y abrió una
conversación a un tal "Ryosuke" y comenzó a escribir.
-Hey cabronazo, espero que hoy no lleguéis tarde a clase por
culpa de Kyo como siempre- Sonrió.
-¡Tranquilo! Hoy parece que llegaremos pronto- Leyó el
mensaje recibido y una chica le adelantó, él se fijó en ella, bueno, todas las
mañanas se fijaba en ella.
"La belleza de Sakura siempre me deja anonadado todas
las mañanas. Vamos a la misma clase este curso pero nunca hemos hablado" -
Pensó Ryu mientras bloqueaba el móvil y lo guardaba.
SAKURA (FLOR DE CEREZO)
-1,2,3- Decía la joven chica mientras practicaba pasos de
ballet. La adolescente de pelo rosado por los hombros ensayaba duramente frente
al espejo que había en su cuarto. Sus ojos eran pequeños, su nariz fina y sus
labios eran rosados pero de diminuto tamaño también, tal vez en occidente ella
no fuera una belleza pero allí lo era, sobre todo su cuerpo delgado como un
palo, carecía de curvas y culo, sus piernas eran como un palillo y su pecho
tampoco era muy grande, pero ese cuerpo delicado y típico de una famélica
triunfaba, tal vez fuera debido al ballet o a las dietas a las que la sometían.
La chica de corta estatura se detuvo al oír la voz de una mujer.
-¡Sakura! ¡Vístete ya o llegaras tarde!- Entró al cuarto
-¡Mamá! Ya me visto- Fue a por el uniforme que estaba encima
de la cama. Su voz era la típica chillona de cualquier japonesa.
-¡Otra vez igual! ¡Siempre llegas tarde por practicar por
las mañanas! ¡Como tus estudios decaigan dejo de pagarte el ballet!- La madre
comenzó a gritar
-Lo siento mamá, prometo llegar pronto- La chica se vestía
velozmente. Cogió su cartera y su teléfono, salió corriendo de la casa. Por el
camino a la escuela se cruzó con un chico bastante fuerte, ella lo ignoró, sacó
su teléfono y lo miró, habían más de 20 mensajes de un tal Ryota, ella suspiró
y comenzó a borrarlos, cuando salió de los mensajes de fondo se podía apreciar
la foto de un chico perfecto, parecía haber sido tomada sin que él se diera
cuenta.
RYOTA (PURO)
-¡Ryota! ¡Despierta!- Le dijo su padre al joven chico que
estaba dormido en el pupitre.
-Si papa- Su voz era suave y tímida, se había quedado
dormido estudiando. Tenía el pelo negro a lo seta, utilizaba unas gafas un poco
feas y su rostro no era peculiar, era un
chico un poco feo. Parecía el típico empollón o rata de biblioteca. Medía uno setenta y pocos.
-¿Has estudiado mucho para el examen?- Su padre le sonreía
-Sí, he estudiado, aprobaré seguro, sabes que tengo las
mejores notas del instituto- Sonrió mostrando sus dientes torcidos, la verdad
es que la naturaleza no había sido agraciada con él. Sus ojos eran muy grandes
pero no bonitos. Ryota se levantó, ya estaba vestido. Cogió su teléfono móvil,
uno bastante antiguo, ni si quiera podía tener aplicaciones, abrió los mensajes
y comenzó a escribir uno.
-¿Qué tal estas por la mañana bichito mío? Espero que hoy
hayas despertado con buen humorcito, te quiere tu papito Ryota - En el
destinatario colocó a Sakura.
"Seguro que conquisto a Sakura con estos mensajes, lo
de papito lo vi en una serie occidental, seguro que le gusta" - Pensó
mientras sonreía y colocaba su brazo como si fuera a hacer el típico
"Fighting!"
Ryota se acercó a la ventana y vio a una chica gordita
correr como una loca, eso provocó que se tropezara y acabara en el suelo.
"Esa es Kokoa de mi clase... la pobre, no podrá
mantener su peso en esas piernas" - Pensó mientras reía con malicia, al
parecer la poca gracia que tenía en su cara no le hacía ser mejor persona.
KOKOA (CORAZON Y AMOR)
-Mamáaaaaaaaaaaaaaa ¡QUIERO MAS DESAYUNO!- Gritó una joven
chica, parecía tener sobrepeso, su cara estaba ensuciada de la comida, ni si
quiera se limpiaba.
-¿Pero no has visto como estas Kokoa? ¡Así nunca cazaras un
hombre apuesto y rico para que nos salve de la miseria- Decía la madre de la
chica echándose la mano a su cabeza dramatizando demasiado.
-¡No digas eso mamá! Yo sé que él me quiere - Kokoa junto
sus manos y sonrió como una loca mientras ponía bizcos sus ojos. Su pelo era muy corto con flequillo recto,
casi llegaba a los hombros, era negro y sucio, su cara era muy regordeta, sus
ojos no eran especiales, aunque parecían bonitos, su nariz chata hacía juego
con su rechoncho mentón. Y su voz bruta y basta también concordaba con su
cuerpo.
-¡¿Cuándo me vas a decir quién es ese chico?!- La madre le
gritaba
-¡Nunca! Ya lo descubrirás cuando el venga aquí, el me amará
por como soy- Kokoa abrazaba a la nada y lanzaba besos.
Kokoa se colocó unas calcetas blancas.
"No entiendo porque el uniforme tiene que ser una
falda... no me gustan mis piernas" - Pensaba mientras su expresión se
tornaba triste. -¡Llego tarde!- Se dijo a sí misma y salió corriendo, por el
camino se tropezó cayéndose al suelo. Un chico se la topó y se quedó mirando,
se sonrojó de mala manera y siguió caminando como si no la hubiera visto.
"¿Ese no es Kiyoshi de mi clase?" - Pensó mientras
se tocaba el moflete.
KIYOSHI (TIMIDO)
-Tete Kiyoshi! ¿Vamos?- Le dijo una niña pequeña. Kiyoshi la
cogió en brazos.
-Sí, vamos para tu colegio- Los dos salieron a la calle y
comenzaron a caminar, Kiyoshi no dejaba de mirar el suelo, su pelo era corto y
puntiagudo, tintado de rojo y su cara era un poco cuadrada, pero él no era feo,
sus labios eran bonitos y sus ojos parecían occidentales.
-Adiós Mía. Le dijo a su hermana pequeña mientras le daba un
beso. Kiyoshi comenzó a caminar porque debía llegar a su escuela también, por
el camino se encontró con una chica tirada en el suelo a la que observó pero
por timidez no ayudó y continuó para adelante.
De repente una chica apareció por detrás suya y le tapó los
ojos. Ella tuvo que estirar mucho sus brazos porque Kiyoshi era bastante alto,
uno ochenta. -¿Quién soy? - Era una voz dulce.
-¿Nozomi?- Kiyoshi sonrió.
NOZOMI (SUEÑO, ESPERANZA)
-Es hora de que despiertes- La señora destapó a la
adolescente.
-Ya voy mamaá- La adolescente se levantó con mucho cansancio.
-Nozomi, debes tomarte la pastilla- Sonrió.
-Sí, eso haré- Cogió el vaso que tenía en su mesita y lo
llenó con la botella de agua que se encontraba en el mismo lugar, abrió una
pequeña caja, sacó una pastilla y la tomó, después bebió agua. Nozomi se
levantó, tenía un pelo bastante largo, tintado de un negro azulado, su cara era
dulce, su nariz no era extravagante y sus ojos pequeños y delicados, sus labios
eran pequeños pero bonitos. Parecía medir 1'62.
-A ver si encuentras ya un trabajo o algo, no sé, que seas
un poco útil al menos en tu vida- La madre le reganó
Nozomi se miró al espejo "No sé de qué se queja, si
tuviera una hija como Takara, esa chica es horrible" - Pensó mientras
fruncía el ceño. Nozomi se vistió y salió corriendo, se encontró con un chico
al que por detrás tapó los ojos.
TAKARA (TESORO)
En un autobús se encontraban tres chicas sentadas.
-¡Takara mira esto!- Dijo una de las chicas enseñándole una
revista.
-¿De dónde habéis sacado esto, Rioka y Yuri? - Takara se
quedó sorprendida, era una chica con pelo castaño largo, tenía dos mechones
cortos que caían por su cara extraña, no era ni fea ni guapa, sus amigas Rioka,
chica morena de pelo corto y Yuri de pelo largo moreno no eran para nada
guapas.
Takara se levantó, parecía medir 1'64, tenía bastante pecho,
pero tampoco estaba muy flaca, un cuerpo normal.
-¡Maldita Mei! Siempre sale en todas las revistas posibles,
cuando la pille la mato- Takara estaba muy cabreada.
Yuri le susurró a Rioka - Se cabrea porque sabe que Mei es
la única que le puede- Las dos se contuvieron las risas.
MEI (BELLEZA)
-Muchas gracias Mei por tu trabajo- Un señor con una cámara
en la mano le dio un sobre lleno de dinero.
-Muchísimas gracias a usted por hacerme esta sesión de
fotos- Mei hizo una reverencia, su precioso pelo rubio dorado y ondulado la
cubrió entera, al levantarse mostró un rostro perfecto, el flequillo recto
cubría su frente, tenía unos ojos
asiáticos con mezcla de occidental que la hacían verse espectacularmente
hermosa, sobre todo aquellas lentillas azules que llevaba y el maquillaje
oscuro en sus ojos. Su rostro tenía una nariz tan perfecta que podría considerarse
la de la mismísima Cleopatra, una forma de la cara exquisita y unos labios como
los de Megan Fox. Un cuerpo esculpido en curvas y fino como el papel, con un
pequeño pero bonito culo, unas piernas de escándalo con piel perfecta y un gran
pecho que no parecía ridículo por ser pequeño ni vasto por ser grande, una
medida perfecta. Su cuerpo, toda ella era una diosa, una musa para cualquiera.
-El que nos hayas permitido hacerte una sesión con el
uniforme del colegio nos ha ayudado
mucho - El fotógrafo babeaba al ver a Mei.
-Hablando sobre eso, debo marcharme ya- Mei se despidió con
reverencias y se marchó corriendo, andaba con los tacones como si hubiera
nacido con ellos, era muy alta, sin tacones se apreciaba que medía casi uno
setenta.
HIKARI (LUZ)
En el tren una chica llamaba la atención de la gente, estaba
sentada mientras movía muy rápido sus piernas y cantaba, al tener los auriculares
puestos no se daba cuenta.
- Naekkeohaja kimi no kokoro o Iyashi te ageru yo- En la
pantalla de su ipod podía observarse el título de la canción "Be Mine (Jap
Ver)"
Aquella chica tenía un precioso largo pelo de color rojizo,
tenía un perfecto flequillo hacia el lado y las puntas de su pelo terminaban
ondulándose. Sus ojos eran verdes oscuro debido a las lentillas. La forma de
estos era idéntica a la chica de fondo de su ipod "Hyuna" una
cantante coreana famosa. Sus labios eran
carnosos y rojizos, su nariz era una normal, su rostro no era el más bello,
pero si era una chica bastante guapa. El tren se detuvo y se levantó, 1'65
diría cualquier persona que medía. Tenía un pecho normal, su cuerpo era muy
delgado y tenía unas leves curvas que la hacían verse estupenda y tampoco le
faltaba culo, sus piernas eran asombrosas, era lo más destacable de ella.
"Espero no llegar tarde a la escuela el primer
día" - Pensó. El bolso que llevaba tenía el símbolo del grupo coreano
Infinite.
"Mi familia se ha tenido que mudar por trabajo y ahora
debo estar en esta escuela nueva, estoy muy nerviosa. Al parecer todos mis
compañeros tienen 17 años, ninguno ha cumplido en enero, el mes actual" -
Caminaba hasta que llegó a la entrada de la escuela, en un cartel se podía
apreciar "NihongoNoGakko" había mucha gente entrando. Ella se acercó
al pelotón, de repente todos se callaron y se separaron dejando la puerta sola.
-¿Qué pasa? - Se dijo a sí misma, pronto lo descubrió ya que
algo la empujó hacia el suelo.
Un chico perfecto había sido quien había cometido el acto,
ni la miró.
-¡HEY TU! ¿¡ES QUE NO MIRAS POR DONDE VAS!? - Le gritó
Entre la gente se podían apreciar cuchicheos y algunos decían
"¿Le está hablando de esa manera a Kyo?"
El chico y la chica que estaban al lado de Kyo se echaron la
mano a la cabeza. Kyo se giró y la miró con indiferencia.
-¿Kyo? ¿Ese es tu nombre? ¿Quién te crees que eres?- Ella estaba
enfurecida
-Hey Kyo, déjala estar- Le dijo aquel chico. Kyo lo miró con
seriedad.
-Ryosuke no te metas- La chica lo cogió del brazo. Kyo se
dispuso a hablar, pero lo hizo mirando a la chica en el suelo.
-No te preocupes Yui... Tú, dime tu nombre- Kyo miraba fríamente
con sus preciosos ojos.
"¿Por qué se parecen tanto a los de Myungsoo?" -
Pensó mientras miraba aquellos ojos que le recordaban a un famoso.
-Así no se le pide el nombre a una señorita- Giró su cabeza
y se negó a abrir la boca. Ryosuke caminó hasta colocarse donde Kyo.
-Por favor, dinos tu nombre y te dejaremos en paz- Hizo una
reverencia.
-No te arrodilles ante gente como ella Ryo- Kyo lo levantó
levemente
-Mi nombre es Hikari-
Hizo pucheros.
La gente murmuró mucho más fuerte, no por la respuesta de
Hikari, sino porque una chica se dirigía hacia ella. Le tendió la mano a
Hikari.
-¡Kyo! Largo, ya no tienes nada que ver aquí- La chica lo
miró desafiándole. Kyo se giró y se marchó.
-¡Gracias Mei!- Ryosuke hizo una reverencia.
-No las des Ryosuke- Hikari se agarró a la mano de Mei y
esta la ayudó a levantarse
-¿Estás bien?- Mei le sonrió mostrando la sonrisa más bella
que Hikari había visto.
-Si...- Miró hacia Kyo y contemplando su espalda pensó
"¿Quien sería aquel estúpido chico?"
Continuara...
Comments (0)