7# Señorita personal: estás perdiendo la cabeza.
Llovía. Llovía en toda la ciudad dormida. El manto de agua caía en la oscuridad mientras los rayos rompían el cielo. Mis sentidos estaban cegados, mi mente no conseguía recoger toda la información que llegaba a ellos.
Mis dedos estaban aferrados a su pelo; mi corazón latía a toda prisa alterando todas mis terminaciones nerviosas. Su respiración en mi cuello subiendo sin premura, dejando pequeños besos en su camino. Sus labios a escasos milímetros de los míos, me estaban volviendo loca. Abrí los ojos buscándole, pero solo acerté a ver unos ojos negros como la misma noche, brillando con la luna. Oí como sonreía y mientras acortaba la distancia que nos separaba, abrazándose a mí, pegándome a su cuerpo, musitó…
-Buenos días.
Me removí en la cama y me eché las mantas por encima de la cabeza. No es que quisiera seguir durmiendo, es que necesitaba calmarme un momento. Respiré hondo mientras intentaba deshacerme de los recuerdos de mi sueño, pero antes de que pudiera siquiera tomar aire, noté como la cama se hundía de un lado, y tiraban de las sábanas hacia arriba.
-¿Hay alguien ahí? -Dijo con voz cantarina, riendo.
-Ya voy, ya voy. Aparta un momento.
Así lo hizo, así que sin pensar demasiado, tomé una gran bocanada de aire y salí de la cama. Al ponerme de pie y abrir los ojos, la luz que entraba por la ventana me cegó momentáneamente y casi perdí el equilibro. Casi, porque no llegué a caer. Antes de que me diera cuenta, Myungsoo me atrapó entre sus brazos fuertemente, evitando que cayéramos.
“Respira, respira… Tranquila” Me había agarrado a su camiseta para sostenerme, pero una vez habiendo apoyado los pies correctamente, solté su ropa, esperando que él también deshiciera el abrazo enseguida. Pero no fue así. Giré la cabeza, mientras sentía como mis mejillas ardían, y mi pulso se aceleraba. Sus manos seguían a mi espalda, presionando mi cuerpo contra el suyo. Podía sentir que su corazón latía fuerte contra mi pecho, sus dedos temblaban ligeramente sobre mi ropa.
El tiempo había llegado a su límite, si no nos separábamos ahora, aquello dejaría de ser claramente una simple ayuda para que no cayera. “Quédate así, por favor, quédate así”. Sin pensar demasiado, fui subiendo de nuevo los brazos, afianzándome a su torso. Él apoyó su mejilla en mi pelo e inspiró lentamente. Sus respiraciones llegaban a mi oído y me hicieron estremecer. Seguí abrazada a él, cerrando los ojos acomodada en su hombro. El calor de su cuerpo me reconfortaba, su olor me envolvía. Sonreí contra su piel. “No se puede empezar mejor la mañana”.
Aunque solo fuera un abrazo, no dejaba de ser extraño. Por una parte ser consciente de su proximidad  hacía que mi cuerpo se alterara, y por otra parte, nunca me había sentido tan cómoda con alguien. “Es absurdo” dijo una vocecilla en mi cabeza. “Me da igual que lo sea” le respondió otra.
Pero el momento no duró mucho más. Mi inoportuno estómago decidió hacer acto de presencia quejándose del poco aporte de comida durante las últimas horas. Noté como su boca se curvaba en una sonrisa mientras aún estaba apoyado en mí.
-Vamos, tenemos que desayunar.-Murmuró rompiendo el momento.
Se encaminó hacia el pasillo, y antes de desaparecer de mi campo visual, se giró y sonrió ligeramente. Yo me senté un momento en el borde de la cama, sintiendo como se me derretían las entrañas. “Vamos, vamos, Selene. ¡Qué no es para tanto!” Me di unos golpecitos en la cara, despabilándome y fui rápidamente hasta el espejo. Mi pelo estuvo aceptable en cuanto me lo atusé un poco. Me lavé la cara y salí a la cocina.

El desayuno estaba servido en la mesa de la cocina y tenía de todo. Absolutamente.
-¿Va a venir alguien más?-Él levanto la mirada, negando con la cabeza.- ¡Pero si aquí hay comida para un mes…!
Agitó la cabeza riendo, y retiró una silla para que me sentara allí. Sin saber que elegir, cogí un poco de cada cosa y tras un nuevo aviso de mi estómago, comencé con el banquete. Estaba todo exquisito. Myungsoo comía a mi lado sin decir palabra, totalmente concentrado en el desayuno.
Después de eso fui a ordenar un poco mi cuarto, vestirme y asearme adecuadamente. Al volver al salón me lo encontré tumbado en el sofá, sin hacer gran cosa.
-¿Necesitas que haga algo?
Se giró en su posición, y se apoyó sobre los hombros. Parecía estar pensando algo, así que espere unos segundos, hasta que se incorporó para sentarse y dijo:
-Hoy hace muy buen día… Y no tengo trabajo… ¿No estaría bien dar una vuelta?
“¿… Dar una vuelta?” Sonaba como un eco en mi cabeza. “Dime que eso no suena a cita…” Dijo riendo mi vocecilla mental. Me acerqué a la terraza, mirando el cielo azul despejado. Desde luego era un día precioso. En ese momento pasó un coche de policía enfrente del edificio y se me encogió el corazón. Era una especie de fugitiva al fin y al cabo, aunque nadie supiera quién era y probablemente no buscaran a alguien como yo… No tenía el valor para salir por lo pronto.
-¿De verdad? A mí no me parece que haga tan buen día…-Dije con voz temblorosa.- Ya verás cómo llueve esta tarde.
Él volvió a mirar hacia la ventana, y frunció el ceño. Me miró mientras yo seguía asintiendo y le mostré mi sonrisa, buscando la suya.

-¿No hay algo divertido que hacer aquí?- Por la forma en la que me miró y se rio, instintivamente añadí: Quiero decir, algún juego o algo…
Se movió ágilmente hasta un aparador blanco debajo de la televisión y sacó una play station 3. Mientras conectaba cables, y enchufaba cosas, volvió su mirada hacia mí y me tendió un mando por encima del hombro.
-¿Sabes jugar al Tekken?
-Nunca he jugado a nada de esto…
-¿Nunca?-Exclamó sorprendido.-Ahora mismo te enseño.
No era tan difícil al parecer. Por mucho que se empeñó en enseñarme combos, yo simplemente aporreaba los botones y conseguía que los personajes hicieran movimientos espectaculares. Él seguía repitiendo que así no se jugaba mientras iba ganándole lucha tras lucha. “Eso no vale” “Es la suerte del principiante” “Hace mucho que no juego” y demás excusas.
-Esto no puede ser, ¿otra vez Jin? ¡Cambia de personaje!-Me ordenó indignado.
-Pero es que él es el más guapo…-Dije entre risas.
-¿El más guapo?-Abrió la boca sorprendido.- ¿Y por eso te lo eliges? ¡Cambia de personaje!
-Veenga vale… Esta vez me elijo a… ¡Devil Jin!
Y ante su pasmo me cogí el personaje, que no dejaba de ser Jin, solo que transformado en demonio. Myungsoo chasqueó la lengua a mi lado, y terminó por reírse.
-¿Sabes qué? Julia me parece súper mona…
Actué sorprendida y enfadada y me abalancé sobre su mando para anular su opción. Él trato de alejarlo de mí, y levantó el brazo, agitándolo con sorna sobre mi cabeza. Cuando estaba a punto de conseguir el mando, volvió a alejarlo de mí, riendo. Con el objetivo fijo de alcanzar su mano me retorcí como pude sobre el sofá para intentar cogerlo, alcanzando a inmovilizar su brazo. Tomé aire un momento, e incliné la cabeza hacia abajo, pues mi cuello comenzaba a doler… Y me di cuenta de que me había abalanzado sobre él,de una manera muy literal. Nuestros cuerpos descansaban uno sobre el otro, nuestros rostros a un centímetro. El corazón se me subió a la garganta en un momento, la adrenalina se me disparó en las venas. “Esto no es sano” pensé con estupor. No podía dejar de mirar sus labios. Parecían tan suaves, tan aterciopelados, mullidos… Esa boca entreabierta llenaba mi campo de visión. Quizá era yo, quizás él, quizá mi vista engañosa que me mostraba como se acercaba poco a poco… Con su aliento sobre mí, mis párpados cayeron…
El sonido de su móvil hizo que rápidamente nos separáramos, aún con la respiración agitada.
-¿Sí? Ahh, Sungyeol hyung, dime.
Rápidamente salió a la terraza a hablar, dejándome en el sofá intentando volver a respirar. Definitivamente todo era absurdo. Me insté a calmarme y me repetía que tuviera más cuidado con lo que hacía.
-Selene…-Myunsoo apareció por la puerta un momento y se quedó parado un minuto.-Ahh… Ve poniendo la mesa para comer.
Al fin tenía algo que hacer, así que eficientemente, preparé todo enseguida, mientras en mi mente se repetía una y otra vez la forma en la que había dicho “Selene”. Cociné la carne, que olía de maravilla, y la acompañé de lo que ya había preparado el cocinero. Asentí complacida con el resultado.
-De acuerdo, hasta luego entonces.
Entró silenciosamente y se sentó a comer. Cogió los palillos y su bol de arroz y se llevó un poco a la boca. Elevó su dedo pulgar, y me dijo mediante gestos que me sentara rápido. Lo hice como me indicó y comencé a disfrutar de toda aquella comida.
Ninguno hablaba y yo sentía que algo se había estropeado por mi culpa. Quizá solo estaba pensando demasiado, pero intenté ser amable y pregunté:
-Así que… ¿Has quedado luego?
-Sí.
-… ¿Con quién?
-Un amigo.
-… A-ahh…
Agaché la cabeza y comencé a jugar con mis manos. No se podía entablar conversación, y yo no sabía qué hacer para fingir estar haciendo algo. Myungsoo me miró a través de su pelo, manteniendo los palillos cerca de su boca, pinchando sus labios. Revolvió la mirada y se frotó los muslos. Suspiró.
-Es uno de mis mejores amigos: Sungyeol. Él y otros cinco más somos el grupo que nos solemos seguir juntando. Nos conocimos hace bastante, cuando íbamos al instituto, pero luego cada uno se separó y se fue a hacer carreras diferentes, otros se fueron al mundo del espectáculo… Y yo opté por la fotografía.
No me podía creer que hubiera dicho todo eso por sí mismo. Incluso yo misma podía sentir mi cara iluminada y mis ojos curiosos. Sonrió haciendo que la frialdad que hubiera en él terminara por desaparecer.
-¿Y por qué te empezó a gustar la fotografía?
-Pensé que al hacer fotos a todo lo que me parezca bonito… Incluso si…-Carraspeó ligeramente.-Si pierdo la memoria, incluso si… No sé ni quién soy, podré mirar las fotografías y decir: “Ahh… Qué mundo más precioso”-murmuró sonriente.- Simplemente me encanta. Y tú, ¿por qué farmacia?
-Mmm… Es una tontería.-“¿Qué es” insistió- Es que siempre que leía libros quería ser como esas heroínas. –Apenas había hablado y él ya estaba riendo.- Y como me gustaba mucho la química, me dio por pensar que quizá pudiera fabricar algún medicamento que curara alguna enfermedad terrible. Pero no ser una heroína por eso, si no por no querer hacer un negocio de la salvación del mundo. Dar la patente por un precio muy bajo, sin ánimo de lucro.
-Me parece algo muy noble.-Dijo asintiendo, antes de seguir riendo.- Pero la manera en que lo dices… Parece que me cuentes un cuento.-Myungsoo siguió riendo feliz, mientras yo me medio enfadaba por momentos.
-¡Oye! ¡Era mi sueño! ¡Oyee!
Al final consiguió reunir algo de seriedad, tras intentos en los que risas se volvían a escapar de su boca, y adoptó su faceta de chico “guay” de nuevo.
-¿Y tu amiga?
-¿Qué amiga?
-La que hizo que vinieras a Corea.
-¿Nana?-Pregunté sonriente. Puso cara de “como-se-llame, nunca me lo has dicho”.- Nana…-Recordé otra vez lo que me había contado antes de irse, y las razones que me llevaron a estar en esa casa. Agité la cabeza, y contesté: Es mi mejor amiga. Estaba en España estudiando hasta que vino aquí por su padre, que estaba enfermo y quería que estudiara en una universidad determinada. Su madre era la cocinera del orfanato, y por eso nos conocimos.
-¿Su madre es española?
-Sí… Estaban separados y la custodia la tenía su madre. Pero cuando Nana fue mayor de edad decidió venir aquí.
Hizo un pequeño silencio, que usó para mirar al suelo, torcer la cabeza con una mueca y preguntar en un susurro:
-¿Y por qué no vives ahora con ella?
Lo último que me esperaba era una pregunta como esa. No podía responder, y aunque pudiera, no sabía que decir. “¿No soy humana y ella está al cargo de una investigación que termina con mi muerte?”
-Ah… Ahhh…
El sonido de su móvil salvó el momento esta vez. Se levantó y mientras iba a su habitación, contestó sin prisa.
-¿Si? ¿Sungyeol?
Mientras recogí y ordené todo, él se cambió y se dispuso a salir. Mientras se ponía las zapatillas de calle, me iba diciendo:
-Voy a ir a cenar con Sungyeol, y seguramente vuelva tarde. -Se giró y me miró- No te importa quedarte sola, ¿no? –Negué rápidamente, haciendo que mi flequillo se descolocara. Sonrió- Puede tomarse la tarde libre, señorita asistente personal. –Murmuró acercándose y colocando de nuevo mi pelo.
Me dio un ligero toque en la frente y se fue cerrando la puerta con cuidado.

Respiré profundamente y me di la vuelta cogiendo carrerilla para tirarme en el sofá. Ahora que estaba sola podía hacer cosas que con él alrededor no. E investigar y experimentar con mis poderes era una de ellas.



Comments (1)

On 27 may 2013, 16:39:00 , GodWolf dijo...

La parte donde se cuentan los motivos de porque sus oficios, he muerto, me ha encantado, mucha razón sobretodo en la parte de Myungsoo u.u