Llovía.
Llovía en toda la ciudad dormida. El manto de agua caía en la oscuridad
mientras los rayos rompían el cielo. Mis sentidos estaban cegados, mi mente no
conseguía recoger toda la información que llegaba a ellos.
Mis dedos
estaban aferrados a su pelo; mi corazón latía a toda prisa alterando todas mis
terminaciones nerviosas. Su respiración en mi cuello subiendo sin premura,
dejando pequeños besos en su camino. Sus labios a escasos milímetros de los
míos, me estaban volviendo loca. Abrí los ojos buscándole, pero solo acerté a
ver unos ojos negros como la misma noche, brillando con la luna. Oí como
sonreía y mientras acortaba la distancia que nos separaba, abrazándose a mí,
pegándome a su cuerpo, musitó…
-Buenos
días.
Me removí
en la cama y me eché las mantas por encima de la cabeza. No es que quisiera
seguir durmiendo, es que necesitaba calmarme un momento. Respiré hondo mientras
intentaba deshacerme de los recuerdos de mi sueño, pero antes de que pudiera
siquiera tomar aire, noté como la cama se hundía de un lado, y tiraban de las
sábanas hacia arriba.
-¿Hay
alguien ahí? -Dijo con voz cantarina, riendo.
-Ya voy, ya
voy. Aparta un momento.
Así lo
hizo, así que sin pensar demasiado, tomé una gran bocanada de aire y salí de la
cama. Al ponerme de pie y abrir los ojos, la luz que entraba por la ventana me
cegó momentáneamente y casi perdí el equilibro. Casi, porque no
llegué a caer. Antes de que me diera cuenta, Myungsoo me atrapó entre sus
brazos fuertemente, evitando que cayéramos.
“Respira,
respira… Tranquila” Me había agarrado a su camiseta para sostenerme, pero una
vez habiendo apoyado los pies correctamente, solté su ropa, esperando que él
también deshiciera el abrazo enseguida. Pero no fue así. Giré la cabeza,
mientras sentía como mis mejillas ardían, y mi pulso se aceleraba. Sus manos
seguían a mi espalda, presionando mi cuerpo contra el suyo. Podía sentir que su
corazón latía fuerte contra mi pecho, sus dedos temblaban ligeramente sobre mi
ropa.
El tiempo
había llegado a su límite, si no nos separábamos ahora, aquello dejaría de ser
claramente una simple ayuda para que no cayera. “Quédate así, por favor,
quédate así”. Sin pensar demasiado, fui subiendo de nuevo los brazos,
afianzándome a su torso. Él apoyó su mejilla en mi pelo e inspiró lentamente.
Sus respiraciones llegaban a mi oído y me hicieron estremecer. Seguí abrazada a
él, cerrando los ojos acomodada en su hombro. El calor de su cuerpo me
reconfortaba, su olor me envolvía. Sonreí contra su piel. “No se puede empezar
mejor la mañana”.
Aunque solo
fuera un abrazo, no dejaba de ser extraño. Por una parte ser consciente de su
proximidad hacía que mi cuerpo se alterara, y por otra parte, nunca me
había sentido tan cómoda con alguien. “Es absurdo” dijo una vocecilla en mi
cabeza. “Me da igual que lo sea” le respondió otra.
Pero el
momento no duró mucho más. Mi inoportuno estómago decidió hacer acto de
presencia quejándose del poco aporte de comida durante las últimas horas. Noté
como su boca se curvaba en una sonrisa mientras aún estaba apoyado en mí.
-Vamos,
tenemos que desayunar.-Murmuró rompiendo el momento.
Se encaminó
hacia el pasillo, y antes de desaparecer de mi campo visual, se giró y sonrió
ligeramente. Yo me senté un momento en el borde de la cama, sintiendo como se
me derretían las entrañas. “Vamos, vamos, Selene. ¡Qué no es para tanto!” Me di
unos golpecitos en la cara, despabilándome y fui rápidamente hasta el espejo.
Mi pelo estuvo aceptable en cuanto me lo atusé un poco. Me lavé la cara y salí
a la cocina.
El desayuno
estaba servido en la mesa de la cocina y tenía de todo. Absolutamente.
-¿Va a
venir alguien más?-Él levanto la mirada, negando con la cabeza.- ¡Pero si aquí
hay comida para un mes…!
Agitó la
cabeza riendo, y retiró una silla para que me sentara allí. Sin saber que
elegir, cogí un poco de cada cosa y tras un nuevo aviso de mi estómago, comencé
con el banquete. Estaba todo exquisito. Myungsoo comía a mi lado sin decir
palabra, totalmente concentrado en el desayuno.
Después de
eso fui a ordenar un poco mi cuarto, vestirme y asearme adecuadamente. Al
volver al salón me lo encontré tumbado en el sofá, sin hacer gran cosa.
-¿Necesitas
que haga algo?
Se giró en
su posición, y se apoyó sobre los hombros. Parecía estar pensando algo, así que
espere unos segundos, hasta que se incorporó para sentarse y dijo:
-Hoy hace
muy buen día… Y no tengo trabajo… ¿No estaría bien dar una vuelta?
“¿… Dar una
vuelta?” Sonaba como un eco en mi cabeza. “Dime que eso no suena a cita…” Dijo
riendo mi vocecilla mental. Me acerqué a la terraza, mirando el cielo azul
despejado. Desde luego era un día precioso. En ese momento pasó un coche de
policía enfrente del edificio y se me encogió el corazón. Era una especie de
fugitiva al fin y al cabo, aunque nadie supiera quién era y probablemente no
buscaran a alguien como yo… No tenía el valor para salir por lo pronto.
-¿De
verdad? A mí no me parece que haga tan buen día…-Dije con voz temblorosa.- Ya
verás cómo llueve esta tarde.
Él volvió a
mirar hacia la ventana, y frunció el ceño. Me miró mientras yo seguía
asintiendo y le mostré mi sonrisa, buscando la suya.
-¿No hay
algo divertido que hacer aquí?- Por la forma en la que me miró y se rio,
instintivamente añadí: Quiero decir, algún juego o algo…
Se movió
ágilmente hasta un aparador blanco debajo de la televisión y sacó una play
station 3. Mientras conectaba cables, y enchufaba cosas, volvió su mirada hacia
mí y me tendió un mando por encima del hombro.
-¿Sabes
jugar al Tekken?
-Nunca he
jugado a nada de esto…
-¿Nunca?-Exclamó
sorprendido.-Ahora mismo te enseño.
No era tan
difícil al parecer. Por mucho que se empeñó en enseñarme combos, yo simplemente
aporreaba los botones y conseguía que los personajes hicieran movimientos
espectaculares. Él seguía repitiendo que así no se jugaba mientras iba
ganándole lucha tras lucha. “Eso no vale” “Es la suerte del principiante” “Hace
mucho que no juego” y demás excusas.
-Esto no
puede ser, ¿otra vez Jin? ¡Cambia de personaje!-Me ordenó indignado.
-Pero es
que él es el más guapo…-Dije entre risas.
-¿El más
guapo?-Abrió la boca sorprendido.- ¿Y por eso te lo eliges? ¡Cambia de
personaje!
-Veenga
vale… Esta vez me elijo a… ¡Devil Jin!
Y ante su
pasmo me cogí el personaje, que no dejaba de ser Jin, solo que transformado en
demonio. Myungsoo chasqueó la lengua a mi lado, y terminó por reírse.
-¿Sabes
qué? Julia me parece súper mona…
Actué
sorprendida y enfadada y me abalancé sobre su mando para anular su opción. Él
trato de alejarlo de mí, y levantó el brazo, agitándolo con sorna sobre mi
cabeza. Cuando estaba a punto de conseguir el mando, volvió a alejarlo de mí,
riendo. Con el objetivo fijo de alcanzar su mano me retorcí como pude sobre el
sofá para intentar cogerlo, alcanzando a inmovilizar su brazo. Tomé aire un
momento, e incliné la cabeza hacia abajo, pues mi cuello comenzaba a doler… Y
me di cuenta de que me había abalanzado sobre él,de una manera muy
literal. Nuestros cuerpos descansaban uno sobre el otro, nuestros rostros a un
centímetro. El corazón se me subió a la garganta en un momento, la adrenalina
se me disparó en las venas. “Esto no es sano” pensé con estupor. No podía dejar
de mirar sus labios. Parecían tan suaves, tan aterciopelados, mullidos… Esa
boca entreabierta llenaba mi campo de visión. Quizá era yo, quizás él, quizá mi
vista engañosa que me mostraba como se acercaba poco a poco… Con su aliento
sobre mí, mis párpados cayeron…
El sonido
de su móvil hizo que rápidamente nos separáramos, aún con la respiración
agitada.
-¿Sí? Ahh, Sungyeol hyung,
dime.
Rápidamente salió a la terraza a hablar, dejándome en el sofá
intentando volver a respirar. Definitivamente todo era absurdo. Me insté a
calmarme y me repetía que tuviera más cuidado con lo que hacía.
-Selene…-Myunsoo apareció por la puerta un momento y se quedó
parado un minuto.-Ahh… Ve poniendo la mesa para comer.
Al fin tenía algo que hacer, así que eficientemente, preparé
todo enseguida, mientras en mi mente se repetía una y otra vez la forma en la
que había dicho “Selene”. Cociné la carne, que olía de maravilla, y la acompañé
de lo que ya había preparado el cocinero. Asentí complacida con el resultado.
-De acuerdo, hasta luego entonces.
Entró silenciosamente y se sentó a comer. Cogió los palillos
y su bol de arroz y se llevó un poco a la boca. Elevó su dedo pulgar, y me dijo
mediante gestos que me sentara rápido. Lo hice como me indicó y comencé a
disfrutar de toda aquella comida.
Ninguno hablaba y yo sentía que algo se había estropeado por
mi culpa. Quizá solo estaba pensando demasiado, pero intenté ser amable y
pregunté:
-Así que… ¿Has quedado luego?
-Sí.
-… ¿Con quién?
-Un amigo.
-… A-ahh…
Agaché la cabeza y comencé a jugar con mis manos. No se podía
entablar conversación, y yo no sabía qué hacer para fingir estar haciendo algo.
Myungsoo me miró a través de su pelo, manteniendo los palillos cerca de su
boca, pinchando sus labios. Revolvió la mirada y se frotó los muslos. Suspiró.
-Es uno de mis mejores amigos: Sungyeol. Él y otros cinco más
somos el grupo que nos solemos seguir juntando. Nos conocimos hace bastante,
cuando íbamos al instituto, pero luego cada uno se separó y se fue a hacer
carreras diferentes, otros se fueron al mundo del espectáculo… Y yo opté por la
fotografía.
No me podía creer que hubiera dicho todo eso por sí mismo.
Incluso yo misma podía sentir mi cara iluminada y mis ojos curiosos. Sonrió
haciendo que la frialdad que hubiera en él terminara por desaparecer.
-¿Y por qué te empezó a gustar la fotografía?
-Pensé que al hacer fotos a todo lo que me parezca bonito…
Incluso si…-Carraspeó ligeramente.-Si pierdo la memoria, incluso si… No sé ni
quién soy, podré mirar las fotografías y decir: “Ahh… Qué mundo más
precioso”-murmuró sonriente.- Simplemente me encanta. Y tú, ¿por qué farmacia?
-Mmm… Es una tontería.-“¿Qué es” insistió- Es que siempre que
leía libros quería ser como esas heroínas. –Apenas había hablado y él ya estaba
riendo.- Y como me gustaba mucho la química, me dio por pensar que quizá
pudiera fabricar algún medicamento que curara alguna enfermedad terrible. Pero
no ser una heroína por eso, si no por no querer hacer un negocio de la
salvación del mundo. Dar la patente por un precio muy bajo, sin ánimo de lucro.
-Me parece algo muy noble.-Dijo asintiendo, antes de seguir
riendo.- Pero la manera en que lo dices… Parece que me cuentes un
cuento.-Myungsoo siguió riendo feliz, mientras yo me medio enfadaba por
momentos.
-¡Oye! ¡Era mi sueño! ¡Oyee!
Al final consiguió reunir algo de seriedad, tras intentos en
los que risas se volvían a escapar de su boca, y adoptó su faceta de chico
“guay” de nuevo.
-¿Y tu amiga?
-¿Qué amiga?
-La que hizo que vinieras a Corea.
-¿Nana?-Pregunté sonriente. Puso cara de “como-se-llame,
nunca me lo has dicho”.- Nana…-Recordé otra vez lo que me había contado antes
de irse, y las razones que me llevaron a estar en esa casa. Agité la cabeza, y
contesté: Es mi mejor amiga. Estaba en España estudiando hasta que vino aquí
por su padre, que estaba enfermo y quería que estudiara en una universidad
determinada. Su madre era la cocinera del orfanato, y por eso nos conocimos.
-¿Su madre es española?
-Sí… Estaban separados y la custodia la tenía su madre. Pero
cuando Nana fue mayor de edad decidió venir aquí.
Hizo un pequeño silencio, que usó para mirar al suelo, torcer
la cabeza con una mueca y preguntar en un susurro:
-¿Y por qué no vives ahora con ella?
Lo último que me esperaba era una pregunta como esa. No podía
responder, y aunque pudiera, no sabía que decir. “¿No soy humana y ella está al
cargo de una investigación que termina con mi muerte?”
-Ah… Ahhh…
El sonido de su móvil salvó el momento esta vez. Se levantó y
mientras iba a su habitación, contestó sin prisa.
-¿Si? ¿Sungyeol?
Mientras recogí y ordené todo, él se cambió y se dispuso a
salir. Mientras se ponía las zapatillas de calle, me iba diciendo:
-Voy a ir a cenar con Sungyeol, y seguramente vuelva tarde.
-Se giró y me miró- No te importa quedarte sola, ¿no? –Negué rápidamente,
haciendo que mi flequillo se descolocara. Sonrió- Puede tomarse la tarde libre,
señorita asistente personal. –Murmuró acercándose y colocando de nuevo mi pelo.
Me dio un ligero toque en la frente y se fue cerrando la
puerta con cuidado.
Respiré profundamente y me di la vuelta cogiendo carrerilla
para tirarme en el sofá. Ahora que estaba sola podía hacer cosas que con él
alrededor no. E investigar y experimentar con mis poderes era una de ellas.
Comments (1)
La parte donde se cuentan los motivos de porque sus oficios, he muerto, me ha encantado, mucha razón sobretodo en la parte de Myungsoo u.u