Canción 6: Unnatural Selection
[Enlace a la canción en el título]
Eran las tres de la
madrugada y Gabriel no estaba durmiendo. Desde que su amigo le había contado lo
del sueño premonitorio se había pasado las noches indagando para intentar
encontrar algo que lo ayudara. Pero lo único que había podido conseguir habían
sido los datos de las personas que habían sido asesinadas en Florencia
últimamente. Todas eran miembros de la mafia, al parecer la policía había
tratado de ocultar este hecho a los medios, pero con las tecnologías de los
últimos tiempos es muy difícil que no se escampe la voz cuando pasa algo como
lo que estaba sucediendo en la ciudad.
Al parecer, el hombre que
Ashley y él habían encontrado no había sido la primera víctima. Desde hace unos
cuatro meses algo estaba acabando con la vida de esos maleantes y todas las
víctimas morían con esa cara de terror que aún perturbaba los sueños de
Gabriel. La boca abierta de manera desmesurada, los ojos totalmente abiertos y
vidriosos, y el cuerpo agarrotado de dolor. Como si su peor pesadilla hubiese
venido a por su alma.
Todos estos datos eran
bastante curiosos, pero totalmente inútiles para su objetivo. Gabriel se sentía
frustrado, quería ayudar a Ashley pero aparte de intentar buscar información de
los crímenes no se le acudía de qué manera podía ser útil a su amigo. Entonces
un sonido interrumpió sus pensamientos. Corrió hacía la fuente de ese molesto
pitido y descolgó el teléfono. ¿Quién llamaba a las tres de la madrugada?
- ¿Si diga?
- Gabriel soy yo, te
necesito. Ahora.
- Ok, voy de camino.
¿Cómo no se le había
ocurrido? La única persona en el mundo a la que no le importaba si su mejor
amigo estaba durmiendo, con una chica o estudiando, para llamar. Pero Gabriel
notó en esas pocas palabras que su amigo no se encontraba bien. Se le notaba en
la voz que estaba asustado. Así que se vistió rápidamente, cogió su móvil, sus
llaves y su casco de moto. En menos de cinco minutos había llegado hasta dónde
había aparcado su vieja motocicleta. El ronroneo del motor rompió el silencio
de la noche y Gabriel recorrió rápidamente las calles de Florencia. Normalmente
hubiese disfrutado de la sensación de velocidad que le invadía cada vez que se
subía a su keeway superlight de 125 centímetros cúbicos, pero en ese
momento estaba tan preocupado por su amigo que casi ni prestaba atención a los
señales de tráfico. En apenas diez minutos ya estaba enfrente de la puerta de
su amigo, abrió con su propia llave (había terminado por hacerse una copia de
tantas veces que lo había tenido que ir a recoger) y entró en el piso.
Todo parecía normal, es
decir, en un completo desorden. Pero eso no le importó, lo que le preocupaba en
ese momento era Ashley. -¿Ashley?-Llamó- Ashley soy yo, Gabriel.- Entonces lo vio,
estaba acurrucado en el sofá, tapado por la manta, con el rostro más pálido de
lo usual y sin su sonrisa confiada. En vez de eso, el terror se había filtrado
en sus bonitos ojos verde-azulados.
Gabriel había visto a su
amigo en situaciones desfavorables, pero nunca con esa expresión de pánico en
su rostro. Incapaz de quedarse quieto avanzó lentamente (no quería asustarlo)
hasta el sofá y se sentó a su lado.
- No hables, no preguntes,
solo deja que te abrace.- Ordenó Ashley y antes de que Gabriel pudiera
responder a esa extraña petición sintió como los finos brazos de su amigo se
enrollaban en su cuello y este se sentaba encima de sus piernas. Se acurrucó
contra su pecho y suspiró más calmado. Gabriel intentó calmar a su amigo
acariciándole la espalda y la cabeza, pero estaba extrañamente nervioso, los
amigos no solían hacer estas cosas. Pero bueno, Ashley era la excepción, además
esa sensación le gustaba, su amigo cabía perfectamente entre sus brazos y tuvo
la sensación de que era allí donde pertenecía. Mantuvieron esa posición durante
un rato hasta que Ashley dejó de temblar y ganó un poco de color en la piel.
- Estar contigo es mi
medicina.- Dijo Ashley alzando la mirada para encontrarse con los azules ojos
de su amigo.
- Soy una medicina cara.-
Respondió Gabriel acariciándole el pelo dulcemente.- Mañana tendrás que
invitarme a comer por las molestias de venir hasta aquí a las tantas de la madrugada.
- Eso no formaba parte del
trato. Yo solo te pedí que vinieras, que lo hicieras es cosa tuya.
- Serás capullo... -
Ashley sonrió un poco ante ese comentario- Bueno mejor vamos a la cama, no
querrás que durmamos en tu sofá enano.- Entonces el rostro de Ashley volvió al
terror.
- Yo... no quiero dormir.
Ante esa confesión Gabriel
supuso que su amigo había vuelto a tener una pesadilla, y tenía miedo de que se
cumpliera como la anterior. Un sentimiento de ternura enorme le invadió, Ashley
solo se mostraba así de vulnerable con él, era su deber ayudarle en esos
momentos difíciles. Como siempre había hecho, como siempre haría.
- Yo me quedaré despierto
por ti, si veo que vuelves a tener uno de esos sueños te despertaré. Pero esto
te saldrá caro, quiero esa comida gratis.- Ashley asintió y abrazó con más
fuerza a su amigo. Este lo agarró por la espalda y el trasero y lo llevó en
brazos hasta la cama donde ambos se tumbaron.
- Vaya, que fuerte estás
Gabriel. Nadie lo diría...
- No es que yo esté
fuerte, es que tú estás muy delgado. Ahora duerme, mañana puedes contarme tu
sueño.
- Buenas noches Gabriel...
y gracias.
- Duerme bien Ashley.
Ashley se despertó con los
primeros rayos de sol. Alzó la cabeza y contempló el rostro dormido de su amigo
“Mentiroso, no te quedaste despierto.” Pensó. Pero no le importó. Gabriel
parecía tan en paz mientras dormía, con su pelo negro más revuelto de lo usual
y roncando levemente... Así era cuando estaba más atractivo.
Ashley no había tenido
pesadillas el resto de la noche. Realmente la presencia de Gabriel lo
tranquilizaba. Sonrió para sí mismo. Debía de haber hecho algo muy bueno en su
vida anterior para que le pagaran con un amigo como él. Estando así, los
dos juntos y abrazados no puedo evitar recordar cómo se habían conocido...
Acababa de empezar tercero
en un nuevo instituto. Desde que sus padres habían muerto en un accidente de
coche cuando tenía 11 se había tenido que cambiar de instituto 4 veces. Pero
nunca tenía problemas para congeniar con la gente, debido a su hermosura las
chicas siempre se le acercaban y sabía cómo manejarse con los chicos. Al final
antes de que pasaran tres semanas ya los tenía a todos comiendo de la palma de
su mano. A todos, a todos excepto él. Desde el momento en que Ashley lo vio,
había querido acercarse más a ese chico un tanto pasota de su clase. Pero
Gabriel no estaba interesando, es más al principio lo despreciaba. Pero eso no
frenó el impulso de Ashley por conocerlo ni un ápice, es más solo hizo que
aumentara, ahora Gabriel era un reto. Lo intentó de diferentes maneras pero
nunca conseguía atraer su atención, entonces Ashley tuvo su oportunidad cuando
un profesor les dijo que harían un trabajo en parejas. Bastaron unas palabras
con las personas acertadas para asegurarse ser el compañero de Gabriel.
Entonces, por primera vez este le habló.
- ¿Soy tu compañero?-
Preguntó Gabriel sin mostrar ninguna emoción en su rostro.
- Sí.- Dijo Ashley
sonriendo ladinamente, esta vez no se le iba a escapar.
- ¿Puedo preguntar a qué se
debe esta obsesión conmigo?
- Les caigo bien a todos,
pero a ti no.
- Ya bueno, no se puede
caer bien a todo el mundo.
- El resto de mortales no
puede, yo sí.
- Por eso no me gustas, se
te ve en la cara que eres falso y manipulador. Pero te diré una cosa, siendo
así las personas te van a dejar de lado.
- Todo el mundo te acaba
dejando de lado.- Dijo Ashley con un tono más sombrío.
Después de compartir esas
palabras quedaron en hacer el trabajo en casa de Gabriel ya que en la casa de
acogida en la que se quedaba Ashley (por el momento) había mucho ruido y no
tenía conexión a internet. Ashley no podía dejar de contar las horas que
quedaban hasta que fuera el momento de hacer ese trabajo, de alguna manera,
esas primeras palabras que había compartido con Gabriel le hacían desear más
acercarse a él.
Llegaron a su casa sin
compartir palabra alguna en el trayecto, entraron y se dirigieron al cuarto de
Gabriel. Al parecer sus padres no estaban en casa. Gabriel le contó que ambos
trabajaban hasta tarde. Una vez llegaron al cuarto empezaron a decidir el tema
del trabajo. Debía de tener alguna relación con el tema de la multiculturalidad.
Ambos empezaron a compartir ideas pero nada les acababa de gustar, todo lo que
se les ocurría eran temas muy típicos.
- Mejor voy al lavabo a
aclararme las ideas. ¿Dónde está?
- Al salir de mi cuarto,
baja los escalones primera puerta a la derecha.
-Ok.
Ashley fue al lavabo y al
salir algo captó su atención. Justo la puerta de al lado estaba abierta y en
dentro de esa sala había una hermosa batería, un teclado electrónico, una
guitarra española y muchos CD de música. Incapaz de resistirse Ashley se
acercó al teclado y empezó a tocar. Sus padres le habían enseñado a tocar, y
ahora que ya no estaban, era lo único que podía recordar de ellos sin que le
oprimiera el pecho. Entonces llegó Gabriel atraído por la melodía y en cuanto
Ashley lo vio, se detuvo.
- Vaya sabes tocar.- Dijo
Gabriel impresionado.
- El piano y el saxo-
Respondió Gabriel con una cálida sonrisa.
- Bueno, a mi me va más el
rock.- Dicho esto se sentó en la batería y empezó con un ritmo básico que fue
complicando. Llevado por un impulso desconocido Ashley empezó a cantar
disparates al estilo “We don’t want more homework” o “Mates igual a
mierda” siguiendo ese ritmo. Al final ambos estallaron en risas por lo estúpido
de la situación.
- Tío cantas fatal.-
Anunció Gabriel.
- No te lo crees ni tú, mi
voz es sexy y lo sé.- Respondió Ashley picado.
- Lo que tu digas, pero
cuando forme mi banda te mantendré totalmente alejado del micrófono. Por
cierto...
- ¿Sí?
- Es la primera vez que te
veo reír de corazón desde que llegaste, ya pensaba que todas tus risas eran
falsas.
- ¿Cómo sabías que mis
risas eran falsas?
- Se notaba.
- ¿En qué?
- No lo sé, solo se
notaba. Pero no lo has negado, entonces acerté.
- Sí bueno, es más fácil
caerle bien a la gente si sonríes y muestras interés en ellos.
- ¿Y eso de qué te sirve?
- Sirve para no estar
solo.
- Pero ese no eres tú
mismo, entonces todas tus amistades son falsas.
- Pero no estoy solo, y no
corro el riesgo de que me hieran.
Gabriel observó a Ashley
atentamente, hasta ese momento no había podido ver a través de él. Pero ahora
se le mostraba claro, claro y brillante. Sólo era un chico que había tenido que
vivir la muerte de sus padres a una edad muy temprana y luego se las había
tenido que arreglar para sobrevivir. Entonces tomó una decisión.
- Ok Ashley, tú ganas. Tú
y yo seremos amigos, pero no me interesa ser amigo de un Ashley falso. Yo
quiero al Ashley que he conocido hoy.
- Seguiré siendo un poco
manipulador.
- Y rematadamente narcisista
por lo que he visto. Pero no me importa. Por cierto ¿hacemos el trabajo o qué?
- Vale, se me ha ocurrido
un tema.
- Desembucha.
- Músicas del mundo.
- Me gusta.
Ashley sonrió al recordar
ese momento. Realmente había tenido suerte de conocer a Gabriel. Después de eso
se habían acabado por hacer inseparables, incluso había habido un momento en el
que lo había deseado, muchísimo. Pero como no le interesaban las relaciones
largas había preferido conservar su amistad.
Gabriel se removió bajo
las mantas y abrió sus azules ojos. - Vaya, al final me quedé dormido.- Dijo. Y
Ashley no pudo evitar sonreírle. Ambos se levantaron de la cama y fueron a
preparar el almuerzo, tostadas con mantequilla y mermelada de frambuesa.
Entonces encendieron la televisión, era la hora de las noticias de las 8.
Empezaron a comer tranquilamente cuando una noticia le erizó la piel.
Hoy, aproximadamente a las
5:30 se ha encontrado el cuerpo de Michaella Capulleti, a juzgar por su estado fue
asesinada aproximadamente a las 4:45, por causas desconocidas. Al parecer la
señora Capulleti estaba relacionada con el crimen organizado...
- Gabriel...
- No hace falta que lo
digas, ¿soñaste con ella?
- Sí, y con su asesino.
-¿Podrías reconocerlo?
- Es complicado...
- ¿Por?
- Dame tiempo para poner
mis ideas en orden. Mañana te lo cuento.
Eran las ocho de la mañana
y Vladimir se estaba preparando para ir a la universidad. Pero no tenía clase
hasta las diez así que se estaba entreteniendo limpiando su piso. Entonces la
encontró, tirada encima del sofá estaba la camisa que ayer había llevado Violet
como única prenda de ropa. La cogió con cuidado y la acercó a su rostro,
todavía olía a ella. Entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo y la
alejó de golpe, aunque no tardó en volver a tomarla entre sus manos.
¿Qué estaba haciendo?
Odiaba el efecto que Violet le producía, lo atontaba, lo dejaba más extraño de
lo que normalmente era. Ayer cuando la vio cocinando mientras llevaba su ropa
casi no se controla, esa mezcla de chica sexy y adorable podía con él. Pero no,
sabía que no podía estar con Violet. ¿La razón? Había algo en él que no estaba
completo, lo sabía desde que tenía uso de memoria. Había algo erróneo en él,
algo oscuro, algo sucio... Por eso nunca se había atrevido a mantener una
relación estable, y eso le parecía bien hasta que llegó ella y destruyó su
mundo. La amaba, pero sabía que no podía estar con ella. Aún así, cuando los
otros chicos se le acercaban no dudaba en echarlos fuera a base de amenazas
sangrientas... Cosa que sólo hacía que corroborar su tesis de que había algo
malo en él, porque cuando amenazaba a los chicos de cortarles el cuello si se
acercaban demasiado a Violet no se lanzaba un farol, es más la idea le
agradaba.
No tenía clase hasta
dentro de dos horas, pero si se quedaba así iba a enloquecer así que decidió
partir antes en dirección a la universidad. Como tenía tiempo decidió que se
tomaría un rato para pasear y aclarar sus ideas. Encendió su Ipod y dejó que la
música de Miyavi lo embargara, la música en japonés siempre le recordaba a su
hogar y le gustaba.
Llegó a la universidad
cuando todavía quedaba media hora para empezar las clases así que se dirigió a
una cafetería. Pero antes de llegar vio algo con el rabillo del ojo que le
llamó la atención. Se trataba de un cartel, que anunciaba una guerra de bandas
para el próximo mes. Inmediatamente informó a la banda de su descubrimiento
haciendo una foto al cartel y mandándosela en el grupo de ellos cuatro por
WhatsApp.
Lord Vladimir dice: Chicos
mirad lo que he encontrado. Imagen.
Ashley el sexy dice: Wao,
es una buena oportunidad. Además necesito desconectar de estos últimos días.
VioletLoveYaoi dice: ¡Así
nuestra popularidad crecerá! Y podré demostrar lo buena que puede llegar a ser
una mujer a la guitarra <3
Gabriel el paciente dice:
Pero nos queda poco tiempo, y tenemos que presentar un tema original para pasar
la eliminatoria y...
Ashley el sexy dice: Ya
está aquí Gabriel el mata pasiones dando por culo. ¬¬
Gabriel el paciente dice:
Solo digo que si queremos ganar debemos inscribirnos ya y empezar a practicar
en serio. ¿Capicci?
VioletLoveYaoi dice: Yes,
my lord.
Lord Vladimir dice: Aquí
pone que el premio son 8.000 euros en metálico y la publicación de la canción
ganadora. Invertiría toda mi parte en ropa hermosa para mi amada princesa
oscura para que deje de vestirse con esas feas sudaderas.
VioletLoveYaoi dice: .l.
Ashley el sexy dice: Me
encanta tu elegancia y finura xD
Gabriel el paciente:
Bueno, pues quedamos todos hoy después de clases en el salón de música. A ver
si podemos coger esa sala y no tener que practicar en el garaje de Vladimir.
Ashley el sexy dice: Ok.
VioletLoveYaoi dice: Allí
nos vemos.
Lord Vladimir dice: No es
un garaje, es mi santuario del mal. Pero de acuerdo.
Así acabó la conversación
y Vladimir se dirigió a su clase.
Ashley estaba nervioso, en
los últimos días había experimentado bastantes emociones fuertes. Y no se podía
sacar de la cabeza los ojos violeta de su sueño. En toda su vida sólo había
conocido a una persona con ese color de ojos. Sólo una. Y el pensar en quien
era bastaba para hacer que se sintiera más nervioso. Fue ayer cuando salieron y
pasaron un buen rato juntos, luego se besaron (¡y qué beso!) y luego... Luego
había visto un montón de imágenes sangrientas sin sentido para finalizar
con un sueño premonitorio de mierda. Realmente necesitaba esa tarde con los
colegas, tocar música, dejarse llevar y evadirse. Se sentiría mejor cuando
mañana hablase del tema con Gabriel, pero ahora, ahora necesitaba un momento
para él. Lillium le atraía demasiado, si se comprobara que es un asesino ¿qué
haría? No podía ir a la policía ¡él era el jefe y encima no tenía ninguna
prueba! Es más, si lo contara seguro que sospecharían de él. No, no podía
contárselo a la policía... Lo mejor era ser cautos. Pero, ¿y si se volvía a
encontrar con Lillium? ¿Qué haría? No tenía idea de cómo enfrentarlo ahora.
Realmente necesitaba esa tarde con los colegas.
Las horas se le hicieron
eternas hasta que por fin llegó el momento que tanto había esperado. Salió de
la clase y se sorprendió al ver a Violet esperándolo.
- Te he venido a buscar
para que no te tires a nadie por el camino.
- Ja, ja. Muy graciosa “mi
princesa oscura”.- Dijo Ashley con sarcasmo.
- ¡Oh! Cállate maldito
ninfómano.
- Marimacho.
- Puta.
- Fea.
- Plumífero.
- ¿Plumífero? ¿Enserio?
¿No se te ocurre nada mejor prima?
- Plumífero te queda
perfecto.
- Lo que tú digas. - La
conversación siguió amenamente hasta que ambos llegaron a la sala de música. Un
lugar amplio con todo el equipo necesario y totalmente insonorizado. Era el
paraíso de las bandas. Normalmente no la dejaban utilizar a los alumnos, pero
Ashley había usado su “talento” para convencer al personal para que les dieran
una llave. Podían utilizarla siempre que no hubiese nada planeado. Pero cuando
llegaron se encontraron con una desagradable sorpresa.
En la sala se encontraba
su grupo “rival” formado por cinco tíos, bastante ricos y con bastante menos
talento. Pero llenaban escenarios porque tenían buena publicidad y buenos
instrumentos. Al verlos observar uno de ellos salió.
- Pero mira que tenemos
aquí.- Dijo el chico- Si son los Blue... ¿pitufos?
- Por Dios... de todos los
idiotas que nos podíamos encontrar, nos toca con los Luka Goers.- Respondió
Violeta enfadada. (Nota de la autora: Los Luka Goers son unos capullos que
aparecen en el FFX, Violet es muy friki así que usa jerga friki.)
- Cállate marimacho, a
nadie le importa lo que digas.- Dijo otro de los miembros de la otra banda.
- Señor, no vuelva a decir
eso de Violet si quiere salir vivo de aquí.- Respondió Vladimir, que acababa de
llegar, con una frialdad glacial.
La situación se caldeaba
por momentos, y en ese punto no hubiera sido extraño que la cosa terminara a
golpes si no hubiese sido por la oportuna aparición de Gabriel. Separó a los
dos grupos y les dirigió una mirada glacial a los enemigos.
- ¿Tenéis permiso para
usar la sala?
- Por supuesto- uno de los
chicos sacó un papel del bolsillo y se lo enseñó.
- Entonces nos retiramos,
Vladimir usaremos tu garaje.
- ¡Pero Gabriel!- Protestó
Violet indignada.
- Tranquila Violet-
intervino Ashley sonriendo- dejarles la sala es lo menos que podemos hacer por
aquellos con menos talento.
- Es cierto mi hermosa
dama, algunos deben comprar con dinero lo que no tienen de habilidad.
Gabriel les dirigió a
todos los Blue Dagas una mirada de reproche, pero se notaba que se le escapaba
la risa, dieron media vuelta y se alejaron mientras escuchaban como los “Luka
Goers” (como los había bautizado Violet) les criticaban por la espalda.
No perdieron tiempo y se
dirigieron a casa de Vladimir mientras por el camino hablaban emocionados de la
nueva canción, de que la letra tendría que ser genial, que meterían un solo de
guitarra increíble... El resto de la tarde en casa de Vladimir fue bastante
similar, practicaron las canciones que ya se sabían y empezaron a dar ideas
acerca de cómo tenía que ser su nueva “hija” (así le gustaba llamar a Ashley a
sus canciones).
Fue una tarde agradable:
colegas, música, cerveza y NADA sobrenatural. Ashley ni siquiera tuvo tiempo de
pensar en Lillium la cual cosa necesitaba. Sus nervios se habían calmado de
forma natural gracias a esos momentos de buena compañía. Cuando volvía a casa acompañado
de Gabriel se sentía ligero y feliz, como no lo había estado en los últimos
días. Nada podía interrumpir ese estado de ánimo, absolutamente nada.
- Hola mi chico rebelde,
que casualidad encontrarnos aquí ¿no te parece?- Dijo una voz conocida. Ashley
no tuvo ni que darse la vuelta para saber quien estaba allí.
- Hola Lillium. Lo siento
pero hoy tengo prisa.- Dijo Ashley sin darse la vuelta. Gabriel vámonos.
-¿Con que este es
Gabriel?- Dijo Lillium acercándose hasta quedar delante de ellos dos. Gabriel
era un chico alto, debía medir 1,80 pero Lillium le sacaba varios centímetros.
Lillium se acercó peligrosamente a Gabriel que lo miraba con desconfianza.- ¿No
les has hablado a tu amigo de mi? Me hieres Ashley.
- ¿Por qué debería? Sólo
eres uno más en mi lista, tenlo en cuenta.- Dijo Ashley esperando que no le
temblara la voz, quería irse de allí. Miró a Gabriel preocupado, tenían que
salir de ahí, los dos. En ese preciso momento.
- Aún sigues insistiendo
en que solo soy uno más. De verdad eres testarudo- se arrimó un poco más a
Ashley.- ¿Qué pasa si te beso ahora mismo? Te puedo dejar marcas como las del
otro día...- Decía Lillium mientras le acariciaba el cuello dónde el día
anterior le había mordido. ¿Cuándo lo había hecho? Ni siquiera lo recordaba...
Entonces Gabriel reaccionó
de un modo inesperado considerando lo calmado que era normalmente. Empujó a
Lillium y lo golpeó en el pecho. Lillium cayó al suelo y se volvió para mirar,
con la mirada más oscura que Ashley hubiese visto en su vida, a Gabriel.
- Ashley vámonos.- No lo
tuvo que decir dos veces. Cuando se quiso dar cuenta de lo que hacía estaba
tomado de la mano de Gabriel y corriendo desesperadamente. Cuando llegaron a su
casa y ambos recuperaron el aliento se encaró a su amigo.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Porque estabas pálido,
había algo raro en todo eso. ¿Qué me ocultas Ashley? ¿Quién era ese tío? ¿Uno
de tus ligues?
- Él es de la policía...
cuando encontramos el cadáver fue él quien me interrogó y...- Pero en ese
momento Ashley dudó de contarle toda la verdad a Gabriel. Dudó, por primera vez
en su vida dudó. Si se lo contaba, Gabriel insistiría en que se apartara de
Lillium. Sería lo más sensato, y lo sabía. Pero por otra parte, necesitaba
saber qué le estaba pasando, necesitaba saber qué eran esos sueños. Y la única
manera que se le ocurría era Lillium, él era la fuente de sus extraños poderes,
estaba seguro. Gabriel lo entendería si se lo contaba más tarde, pero de
momento necesitaba hacer eso por sí mismo. No era como si fuera una princesa en
apuros que debe ser protegida, podría arreglárselas con Lillium. Mientras este
no descubriera que sospechaba de él no lo atacaría, estaba convencido.
- y...- Dijo Gabriel al
borde de la paciencia.
- Y le gusté, pero quiere
algo serio y ya sabes que a mí no me interesa.- Respondió Ashley intentando no
mirar a Gabriel a los ojos.
- Ashley, me estás
ocultando algo. Algo importante ¿crees que no noto cuando mientes?
- Cada uno tiene sus
secretos.
- Esto es serio ¿Tiene ese
tío algo qué ver con tus sueños?
- ¿Pero qué dices? Además
¿qué te importa? Ni que estuviésemos casados y te tuviera que contar todas mis
cosas.
- Me importa... me importa
mucho.- Murmuró Gabriel y lo miró dolido y con otro sentimiento a los ojos que
Ashley no supo interpretar. Algo similar a la ¿rabia? No, Gabriel nunca lo
miraría con rabia. Era demasiado bueno para hacerlo.
Gabriel se levantó y se
dirigió a la puerta - me voy a casa, nos vemos mañana- dijo sin despedirse, sin
dirigirle una sonrisa. Ashley no sabía que acababa de pasar. Él y Gabriel nunca
discutían, jamás. Pero Gabriel no tendría que haberse puesto así, seguro que
mañana vendría a pedirle perdón con su sonrisa, estaba convencido. De mala gana
Ashley se dirigió a la ducha, pero en el camino pasó algo extraño. Imágenes sin
sentido invadieron su cabeza. Vio a Lillium delante de un hombre gordo vestido
con un traje caro. Vio que el hombre le miraba con desprecio. Entonces las imágenes
cogieron más consistencia, ahora incluso los escuchaba. “Ni que la policía
pudiera detenerme, los Capulleti controlamos esta ciudad.” “O, se equivoca en
dos cosas. No vengo como policía, y esta ciudad, la controlamos mi gente, no la
suya.” “No puedes tocarme, soy superior a ti, ¡mi gente te matará!” “El papel
siempre perderá contra la piedra. De este modo los humanos siempre perderán
contra nosotros. Es selección natural, bueno selección antinatural” Decía
Lillium mientras la pupila de sus ojos se extendía y estos quedaban negros
“¿Pero qué diablos eres?” “¿Quieres la verdad antes de morir? Está bien,
soy...”
- ¡Ashley! ¡Ashley!
¡Despierta joder!- Lentamente Ashley abrió los ojos, y se encontró con dos
trocitos de cielo que lo miraban preocupado.
- ¡Joder que susto me has
pegado!
- Gabriel... ¿Qué ha
pasado?
- Nos enfadamos y yo iba a
volver a mi casa, pero me di cuenta de que no puedo estar ni media hora
enfadado contigo, así que volví a medio camino, abrí con mis llaves y estabas
en el suelo. Blanco y sudado. ¿Qué te ha pasado?
- Creo... creo que solo
fue un mareo.- Gabriel lo miró contrariado, era evidente que no se creía eso
del mareo. Pero no se quejó.
- Ashley, sabes que puedes
confiar en mí ¿verdad?- Dijo otra vez con ese rostro dolido- esperaré a que me
lo cuentes. Pero no esperes que no me preocupe por ti.
Ashley suspiró, esto se le
estaba yendo de las manos. Ahora las visiones le acechaban incluso cuando no
estaba durmiendo. Necesitaba respuestas y pronto. Entonces tomó una decisión,
mañana quedaría con Lillium.
Comments (0)