Canción 3: A Stranger in a strange land.

[Enlace a la canción en el título]

Ashley y Gabriel se encontraban en la comisaría de policía. Les habían pedido que se esperaran hasta que alguien viniera a interrogarlos. Ambos estaban sentados en un banco con una taza de humeante café del cual ninguno se había atrevido a dar ni un sorbo.
Perdidos en sus propios pensamientos, intentando no pensar en esa realidad que no podían asimilar por completo. Era extraño, ¿cuántas veces habían escuchado en la televisión “Esta tarde han muerto 2 jóvenes en la carretera”? Y sin embargo un contacto directo con la muerte bastaba para no dejarles dormir.  Tan abstraídos se hallaban que no notaron al policía que los llamaba hasta que este se plantó justo enfrente de ellos.


- Señor Ashley Calamita pase a la sala, señor Gabriel de Medicci espere aquí por favor. Les interrogaremos de uno en uno.


Gabriel protestó inútilmente, no le gustaba la idea de que le separaran de su amigo. Algo iba mal con Ashley, la expresión de terror que tenía incluso antes de que encontrasen el cadáver le preocupaba. Algo iba mal, lo sabía, pero ese no era ni el momento ni el lugar para preguntarle. Cuando llegaran a casa, después de unas buenas horas de sueño, entonces le exigiría respuestas a su amigo.


- Vamos Gabriel no te pongas así. No es como si hubiese muerto alguien.- Dijo bromeando Ashley, intentando calmar los nervios.- Después de esto nos vamos a tu casa y hacemos algo divertido.
- Si ya claro, vamos vete. No hagas esperar al policía y ni se te ocurra soltar una de tus barbaridades allí dentro.

Ante ese comentario Ashley sonrió malévolamente - Si el interrogador está bueno a lo mejor me lo follo.- y guiñó un ojo a su amigo.
- Vete a la mierda.- Respondió Gabriel, cuando quería Ashley era insufrible.


Ashley entró en la sala de interrogatorios. “Vaya, es justo como la de las series policíacas.” pensó sorprendido el cantante. Y no iba desencaminado, en la sala había una mesa de metal dos sillas una luz y un micrófono con grabadora. Las paredes y el suelo eran blancas, no había nada en las paredes a excepción de un gran cristal empotrado en una de ellas. Ashley sonrió “sí, justamente igual que en las películas. Seguro que allí hay un poli observándome.” Incapaz de resistir el impulso saludó con la mano al otro lado del cristal mientras se dirigía a la silla más cercana.

Primero entró un policía de aspecto mayor y respetable. Tenía el pelo canoso pero su expresión era de total seguridad. Parecía un hombre de autoridad algo que Ashley no sabía ni que existía.


- Di su nombre completo. - Dijo el policía.
- Vaya... ¿y esos modales? Se supone que primero debería presentarse usted señor.
- No estoy para juegos, el cuerpo que han encontrado nos va a traer problemas así que yo hago las preguntas y usted se limita a responder. ¿Capicci?
- Claro que sí, señor agente.- Respondió Ashley todavía sonriendo.- Usted pregunte lo que quiera. Le diré incluso mis medidas si quiere.- El agente estaba de los nervios, odiaba tratar con testigos difíciles y ese crío era la definición de “testigo tocapelotas”. Pero se armó de paciencia e intentó empezar el maldito interrogatorio.
- Señor Ashley Calamita ¿correcto?- Ashley asintió.- ¿Qué hacía hoy a las 5:07 de la madrugada en Via della Mosca?
-Volvía de la fiesta de celebración por un concierto espléndido con mi grupo de Rock. Mi amigo y yo nos dirigíamos a su casa cuando de camino nos encontramos a nuestro estimado amigo, el cadáver.
- Ahá, si pudiera explicarme exactamente cómo encontraron el cadáver. Estaba bastante escondido tras unas basuras.
- Bueno verá señor agente. Quería vomitar, ya sabe cosas de la borrachera y aprecio demasiado a mi amigo como para vomitarle encima. Así que busqué un escondrijo y ¡Voilá! Me encontré a un muerto. Pero tranquilo, de la impresión se me pasó la borrachera de golpe. Así que no vomitaré aquí, puede estar tranquilo.


Ashley mentía, pero lo hizo tan naturalmente que no causó sospecha alguna. Sabía que le tratarían de loco si decía: “Ayer soñé en como un tío al que no le vi la cara mataba al tío que nos hemos encontrado muerto en el callejón.” Y suficientes emociones fuertes había tenido por un día, sólo quería volver a casa y olvidarse de esa pesadilla.


Al otro lado del cristal alguien no despegaba la vista del interrogatorio.
- Jefe, ¿cree que dice la verdad?
- No, ese chico oculta algo.  
- Esto nos va a traer problemas, el muerto era parte de la familia de los Capulleti. Cuando se sepa esto la mafia no se quedará quieta.- El agente miró a su superior, este parecía tranquilo e inmutable y no apartaba los ojos del chico al que estaban interrogando.- Disculpe señor ¿Desea interrogar usted mismo al testigo?
- Lo deseo, no sabes cuánto. - Y con estas confusas palabras se dirigió a la sala de interrogatorios.


Alguien abrió la puerta de la sala y pidió al policía que interrogaba a Ashley que se retirase. Ashley no podía verle ya que la puerta se abría hacia el interior pero pudo observar que el rostro del viejo al que había estado molestando perdía un poco de color. Algo no iba del todo bien.


- Señor, no es necesario que usted interrogue al testigo. Ya casi habíamos terminado con las preguntas.- A Ashley le sorprendió que ese policía que aparentaba ser duro y serio (por eso se lo había pasado bien haciéndolo rabiar) mostrase tanto respeto y casi pareciera un amable pollito en ese momento.
- Por favor agente Colombo retírese, quiero interrogar yo mismo al sospechoso.- Dijo una voz  grave y profunda.
- Como usted desee inspector jefe.- Respondió el agente viejo y salió obedientemente de la sala.

Entonces entró él, un hombre alto de porte elegante. Era joven, Ashley le ponía unos 28 años, pero desprendía un aura de misterio que le hacía ver más maduro. Ese hombre estaba hecho para causar impacto, su rostro pálido era tan perfecto que parecía haber sido esculpido por un artista clásico. Su pelo de un profundo negro era fino, largo hasta la espalda y más liso que el de cualquier mujer asiática. Pero lo que más destacaba de él eran sus ojos, su iris era de un extraño color violeta. En conjunto: sus elegantes rasgos, su aura de misterio y su pulcritud al vestir creaban al hombre más apuesto que Ashley hubiese visto en su vida. Pero había algo malicioso en él. Ashley no sabía cómo describirlo, tal vez se debía a un sexto sentido oculto o tal vez al hecho de que su extraña belleza le ponía la carne de gallina. Puede que fuera la sensación de que ese hombre no debería de estar allí, resultaba extraño. Era como si a un plato de patatas fritas le echaras caviar, ese hombre no pertenecía a ese lugar. La cuestión era que aunque no sabía explicarlo algo le decía “Huye, no dejes que te coja, este es peligroso.”


Sin embargo Ashley se quedó quieto mientras el extraño se sentaba lentamente enfrente de él y le sonreía amablemente.
- Buenos días Ashley. - Ese policía no le había llamado “señor Calamita” si no que le había llamado directamente Ashley cosa que no molestó al cantante, estaba harto de tanta cortesía.- Mi nombre es Lillium. Soy el jefe de la policía de Florencia y tengo algunas preguntas para ti.
- ¿Más preguntas? El agente viejo no ha dejado de hacerme preguntas toda la noche. Estoy hasta los huevos.- Lillium rió ante ese comentario, pero fue una risa extraña, provocó que a Ashley de le helara la sangre.
- Ya ves Ashley, podemos estarnos aquí todo el tiempo que quieras hasta que decidas colaborar. Para mí no será una molestia, pocas veces tengo que interrogar a testigos tan agraciados.- Dijo esto mordiéndose el labio como si se estuviera conteniendo para saltarle encima. Cosa que provocó que a Ashley se le acelerara el pulso, pero sonrió satisfecho (él era sexy y lo sabía) y el hecho de que un hombre tan espectacular le tirase la caña solo hacía que su ego aumentara. Aún así a partir de aquel momento Ashley estuvo bastante más cooperador, respondió todas las preguntas que le hizo Lillium sin dudar una sola vez (aunque seguía mintiendo en algunas partes).


- ¿Sabes? Eres muy malo Ashley- dijo Lillium cuando ya llevaban un rato.
- ¿Por?
- Porque me estás ocultando detalles, detalles importantes sobre el caso.  Aunque eso no es todo. Hay algo que me molesta más todavía.
- Y a mí también, tiene algo que ver en que ya sean las seis de la mañana y yo aún esté aquí.- Respondió Ashley, a quien el cansancio empezaba a poner más borde de lo habitual.
- Sí hay algo que me molesta mucho y tu actitud rebelde solo lo empeora.- Lillium se levantó con gracia y se puso velozmente a su lado. Antes de que Ashley lo hubiese notado le había cogido del brazo y le había levantado. Mientras que con la otra mano le empezó a acariciar el rostro con sus largos dedos. - Tu camiseta me molesta, me tienta y hace que no me pueda concentrar.- A Ashley se le volvió a acelerar el pulso, y no a causa del miedo sino de la excitación. Se lo había montado con desconocidos varias veces (muchas veces), pero nunca con desconocidos tan... sexys. Tampoco se lo había montado nunca en una sala de interrogatorios, y bueno era un joven de sangre caliente. Tal vez esa noche no iba a acabar tan mal. Las caricias de Lillium eran adictivas, por allí donde pasaba sus finos dedos dejaba una sensación electrizante. Esas simples caricias lo estaban encendiendo más que una sesión completa con alguno de sus ligues de una noche.

- Si te molesta tanto puedo quitármela... - Respondió Ashley juguetón y ya preparado para tener un final perfecto para la noche. Pero ante esa respuesta Lillium cambió su expresión a algo inescrutable se acercó a la oreja de Ashley y le susurró sensualmente-  Pues hoy, chico sexy te vas a quedar con las ganas.- Le mordió  la oreja sensualmente, después se retiró, se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta. -Nos vemos Ashley.
- Tú te lo pierdes.- Respondió Ashley airado, no le gustaba que le dejaran a medias.
- Así me esperas con más ganas. - Dicho esto salió de la sala, pero justo antes de salir, hubo un momento en que Ashley hubiese jurado que sus preciosos ojos violetas, se habían vuelto negros.



Cuando Gabriel vio a su amigo salir de la sala de interrogatorios se alegró, nada le apetecía más que llegar a su casa y dormir, dormir hasta el día siguiente. Gabriel se acercó a Ashley le tomó de la mano y le informó que había llamado a un taxi, en menos de diez minutos llegarían a su piso. Ashley le sonrió agradecido, al parecer algo había pasado dentro de la sala de interrogatorios pero con una sola mirada Gabriel supo que tendría que esperar a mañana para conocer la historia completa.


Los dos llegaron a casa agotados, el camino des del coche hasta el ascensor y del ascensor al piso se les hizo eterno. Pero por fin llegaron al pequeño apartamento de Gabriel.


- Sólo tengo una cama. Paso de sacar el colchón hinchable.- Informó Gabriel
- Sí, vamos a dormir. Tu cama es estrecha pero cabemos los dos.


Ambos se quedaron en calzoncillos y se acostaron un poco apretados. Gabriel cubrió a ambos con una manta que había en el suelo y apagaron la luz.


- Buenas noches Gabriel.- Dijo Ashley mientras lo abrazaba con fuerza.
- Buenas noches.- Y mientras decía esto Gabriel agradeció a la oscuridad de la sala. No quería que su mejor amigo viera sus mejillas sonrojadas.


Comments (1)

On 22 may 2013, 22:35:00 , GodWolf dijo...

Joer, me encanta demasiado Lillium akjdhskj Aunque me da mala espina.

Me encanta el personaje de Gabriel enserio y bueno, Ashley demasiado carismático, lo que lo hace brillante.