CAPÍTULO2:
Al fin logré alcanzar el final del día, sin ningún percance,
al día siguiente me tocaba educación física, ‘’puedo destacar perfectamente’’
pensé. La realidad es que era una de las mejores haciendo gimnasia y así podría
sorprenderle.
La verdad ‘’me ilusiono demasiado’’-dije-‘’con la suerte que
tengo seguro que me caigo pisando un balón, o seguro que pasa un accidente
desafortunado’’. Me tumbé en la cama pensando en todo lo que había ocurrido ese
día, y pensé que después de todo no había sido tan desafortunado, ‘’solo me han
estado observando durante todo el día’’ me dije a mi misma, ‘’ni que fuera un
bicho raro, chs…’’, mi grado de indignación era demasiado alto, como para
seguir con aquel monologo interno que tenía. Al final acabé durmiéndome, ajena
a lo que al día siguiente pasaría.
Al día siguiente, entré al instituto rápidamente para no ser
el objetivo de todas las miradas, que me lanzaban cada vez que me veían, así que me dirigí al vestuario para cambiarme y ponerme el uniforme de gimnasia.
Entré al gimnasio, y vi como una pelota de baloncesto se dirigía hacia mí, no
sabía qué hacer, y alguien me salvó por decirlo de alguna forma, caímos al
suelo, y me encontré con aquel rostro conocido del otro día, aquella extraña
persona que con solo mirarme me quitaba el aliento y hacia que mis piernas
temblasen, nuestros rostros estaban a solo unos cuantos centímetros, el corazón
se me aceleró quise decir algo pero no me salían las palabras:
-¿Estás bien?-me dijo- quise decir algo, que me dolía el
tobillo por la caída, pero no me salió palabra alguna, se levanto
precipitadamente y me ayudo a levantarme, se dio la vuelta y se dirigió hacia
un muchacho que no medía más de un metro setenta y tres de alto, moreno y con
aspecto de chico malo, lo que se diría un rompecorazones en toda regla, ‘’don
moreno perfecto’’, así había apodado a ``mi salvador´´, se dirigió hacia el
``rompecorazones´´ y le exigió que se disculpara conmigo por no haber tenido
cuidado al haber lanzado aquel balón, pero como no el idiota de turno no se
disculpó:
-¡Ella es la que tenía que haber tenido cuidado!, no es mi
culpa si no mira por donde va-dijo- ‘’don moreno perfecto’’ le cogió del cuello
de la camiseta y dijo:
-Más vale que te disculpes con ella, o alguien va a salir
herido.- Me quedé asombrada por como daba la cara por mí, ‘’ ¿Por qué lo hacía?
’’. Me pregunté, al final acabó cediendo:
-Lo…lo siento-dijo a regañadientes- ´´Don moreno perfecto´´,
se dio la vuelta y se dirigió hacia mí, me miro de arriba abajo y se fijó en
que no estaba apoyando mi pie derecho, sin pensárselo dos veces me cogió de la
muñeca y salimos del gimnasio y nos encaminamos hacia la enfermería, mejor
dicho él me arrastro hacia la enfermería:
-EH, EH!-le grité- ¿Puedes parar un momento?- se giró y me miró de arriba abajo.
-Vamos a la enfermería, tiene que verte un médico ese
tobillo-me dijo
-Estoy bien, te agradezco lo que has hecho por mí, pero no
lo tendrías que haber hecho-me miró a los ojos directamente y se acerco más
aún.
-Si no lo hubiera hecho lo seguirían haciendo.
-Ya pero es que yo no te he pedido que me ayudases.
-¿Crees que se detendrán?, lo seguirán haciendo ¿piensas
quedarte sin hacer nada?-me gritó, pero la verdad es que tenía razón, aunque no
quise reconocerlo por orgullo.
-¿Crees que no lose?, ¿crees que antes de venir aquí no
baraje esa posibilidad?, ya sabía de ante mano que esto iba ser así, por el
hecho de no ser como vosotros, yo ya sabía que no encajaría del todo. No fui yo
la que decidió venir aquí ¿de acuerdo?- le contesté, estaba perdiendo los
papeles…otra vez, pero que se le podía hacer cuando me cabreaba, me cabreaba de
verdad era hereditario por parte de mi padre.
-Pues entonces no haber venido-me dijo, y con la misma
agilidad con la que me había agarrado de la muñeca se fue, tenía ese aire de
macho, alguien con el que no querrías meterte y a mí me encantaba cada vez que
hacía eso, pero en ese momento estaba demasiado cabreada para quedarme a
contemplar cómo se marchaba habiéndome humillado.
Me lo pensé dos veces antes de ponerme a caminar y me dirigí
hacia la enfermería, cuando entre sentado en su escritorio había un médico,
llevaba un jersey a rayas, unos pantalones color tierra unas zapatillas con una
bata blanca, aquel médico era muy guapo, rondaría los veintinueve o treinta
años, tenía el pelo corto y rizado, ’’ese médico tiene que tener muchas
pretendientes’’ pensé ya que era el tipo de hombre que las madres quieren para
sus hijas.
-Pasa, cuéntame ¿Qué te pasa?-me preguntó.
-Me he torcido un tobillo haciendo deporte-dije, ‘’aunque
bien pensado, ha sido antes de empezar cuando…’’ me puse roja al pensar en que
``don moreno perfecto´´ y yo teníamos el rostro a unos centímetros cuando…
-¿Es este tobillo?-me preguntó
-Auhh!!-gemí- Si es ese, ha sido jugando al baloncesto-le
dije, sonrió y me miró.
-Solo es una pequeña torcedura, puedes caminar
perfectamente, eso si no hagas esfuerzos bruscos o se te volverá a abrir- me
diagnosticó, la verdad es que si pudiera elegir, me hubiera quedado ahí el
resto del día, pero parece que eso era imposible.
-Gracias por todo-le dije, y con las mismas me fui.
Al salir de allí la gente no paraba de mirarme, otra vez, me
fui rápido al vestuario, me cambié y salí de ahí, conforme iba caminando por el
pasillo, hoy a unas chicas decir ``mira esa es la que ha salvado Minho, dicen que cayeron uno
encima del otro´´ ``¿Qué dices, esa ha sido tocado por mi Minho, aishhh…´´
oí decir, ‘’ni que fuera vuestro’’
pensé, ahora sí que ya no iba a encajar en la vida, me dirigí a mi clase y me
senté en el pupitre, vi como entraba me miró a mí y a mi pie y se sentó en su
sitio, es decir justo al que estaba a mi lado, no me podía quejar ya que ese
era su sitio. Estuvo mirándome por unos cuantos minutos más y luego se
concentró en la explicación que el profesor estaba dando, yo hice lo mismo,
cuando hubieron acabado las clases me fui a mi casa, y esperé a que ese día
infernal acabara.
Comments (1)
*-* Esta emocionante, parece que la cosa va rapida eh? xD Me encanta cuando los protas van en plan locura. Muy bien e interesante