Canción 8: Courtesy Call

[Enlace a la canción en el título]

Violet no podía dormir, algo en su mente no iba del todo bien. Todo había empezado cuando Vladimir le había dicho que Ashley y Gabriel habían encontrado un cadáver. Entonces, algo, en algún rincón de su mente había hecho clic. Y ahora se encontraba ansiosa, nerviosa, expectante para el próximo acontecimiento. Ese algo que acabaría de accionar el tick-tack de su mente, que tiraría todas las fichas de dominó, que rompería esa pared que no sabía que tenía hasta hacía apenas unos días.


Al principio Violet no le había prestado atención a esa extraña sensación, pero cada día pasaban cosas más “curiosas” a su alrededor que la hacían sospechar de que algo no iba bien. ¿Qué cosas? Bueno, ella era y lo tenía reconocido, una persona patosa. Pero en estos últimos días eso estaba cambiando, sus reflejos habían mejorado demasiado. Eso también se notaba en la guitarra, de hecho, es cuando lo había comprobado. Había empezado a tocar grandes solos muy complicados con solo ver las partituras (como el de Trough the fire and the flames) .Y lo había hecho a la primera, sin dudar. Realmente algo extraño le estaba ocurriendo. Aunque no le desagradaba, para nada, se sentía más ella misma que nunca.


Aún así era una persona precavida, no iba a contar nada por el momento, se seguía sintiendo en tensión. Sabía que algo estaba a punto de cambiar las cosas, no sabía si para bien o para mal. Pero sabía que de alguna manera estaba implicada.


Era tarde, pero no tenía sueño. Cogió su guitarra y empezó a tocar.


- Esta noche estamos solos tú y yo querido Dean.- Y tras reír por su apodo cariñoso a su querida guitarra eléctrica se sumergió en la música.







Las luces rojas y brillantes de la sala principal del Bahamut deslumbraron a Gabriel. El ambiente de aquel local era increíble, más si tenemos en cuenta de que era martes. Pero el hecho de que al día siguiente hubiera clases no era motivo suficiente como para detener a los italianos jóvenes con ganas de pasarlo realmente bien. La gente se movía sensualmente envueltos en una nube de pasión y música potente que provocaba que el cuerpo tuviera que moverse a su son. Todo el ambiente era alocado y extrañamente atrayente. Como una especie de droga. Una droga a la que Gabriel no estaba acostumbrado, por eso se quedó embobado hasta que Vladimir le cogió del brazo y le llevó a través de la multitud hasta que llegaron a la zona bar. Dónde había butacas con mesas y la barra donde se pedían las bebidas.


- El Bahamut tiene algo que crea adicción. Vigila o terminarás como Ashley o como yo.- Le dijo Vladimir al oído para que se le escuchara a través de toda esa música.
- No exageres. Solo estaba asombrado por la cantidad de gente que hay en este lugar siendo martes.- Respondió el batería del mismo modo.
- Ya... excusas. Voy a intentar hablar con mi contacto de esta cueva de pecado. Ese hombre está al tanto de todo lo que sucede en la ciudad, pero te va a costar convencerle para que te diga lo que quieres.
- Entiendo.


Vladimir se fue y volvió al cabo de 10 minutos con una bebida en cada mano y una sonrisa pícara.


- Dice que nos esperemos hasta que esto se calme para hablar, que ahora está ocupado.
- ¡¿Y esto cuando de calma?!
- Pues... la gente suele irse a las 6, para tomar un café y empalmar con las clases. Así que- La sonrisa de Vladimir se amplió- tú y yo vamos a bailar.


Y sin que pudiera resistirse Gabriel se vio arrastrado por el bajista a través de la sala de baile. Una vez allí el japonés empezó a bailar de una manera sensual, mientras se pasaba la lengua por los labios de manera provocativa, provocación que aumentaba debido al piercing de su labio. Vladimir no se cortaba a la hora de mover las caderas, y dicho sea de paso el paquete, y eso provocaba que las chicas lo mirasen con deseo y que su acompañante de pelo negro y ojos azules se sonrojara. ¿Cómo podía hacer esas cosas tan despreocupadamente?


- O vamos Gabriel. ¿Nunca has pensado en desmelenarte un poco?
- Estoy aquí para investigar a...- Empezó a decir Gabriel, pero fue interrumpido por los labios de Vladimir, los cuales se habían posado sobre los suyos por unos largos cinco segundos. Entonces Gabriel reaccionó y se apartó de golpe- ¡¿PERO QUÉ COÑO?!
- O bailas y disfrutas hasta las seis, o vuelvo a hacerlo.- Gabriel se había quedado en blanco, el japonés acababa de ¿¡besarle!? Y encima sonreía de manera malvada, se estaba burlando abiertamente de él.
- Es que Gabriel, siempre estás tan calmado que no he podido evitarlo. Deberías ver tu cara de ahora mismo. Un poema.- Decía mientras gesticulaba teatralmente. Entonces Vladimir lo agarró y lo obligó a perderse en su alocado baile, él estaba demasiado traumatizado como para resistirse. Uno de sus mejores (bueno únicos) amigos acababa de besarle, solo para ver su cara de enfado. Genial. Y lo peor de todo... Que aunque solo hubiese durado unos segundos no podía decir que le había asqueado. El contacto de los labios con sabor a metal de Vladimir había sido excitante, algo fuera de lo común. Gabriel pensó que tal vez su amigo tuviera razón, lo único que hacía era preocuparse todo el  día por “temas serios” o por el grupo. Estaba harto de ser la voz de la razón de Ashley. Por una vez disfrutaría de una noche alocada, en compañía de ese japonés al que podía llamar “el rey de los locos”.



Lillium devoraba los labios de Ashley con todo su ser. ¡Qué hermosa sensación! Al ver la cara de excitación de su rebelde favorito no podía menos que saborear más y más esos labios. Había costado hacer caer del todo a Ashley, aún con esa atracción natural que sentían entre ellos. Pero de esta noche no iba a pasar.


- Hoy te follaré hasta que no te quede voz para gritar por más.- Dijo el policía con voz ronca. Esa butaca se les estaba quedando pequeña, así que el mayor agarró del culo a Ashley dispuesto a llevárselo a su cuarto. Pero el vocalista tenía otras intenciones mucho más interesantes.


Ashley escapó por unos segundos de los besos del mayor y se escabulló  hasta la habitación del lado, con la pequeña bolsa que había traído. Lillium estaba extrañado ¿a esas alturas Ashley sentía vergüenza? No lo creía posible.


- Por mucho que te escondas Ashley, eso no va a cambiar el hecho de que tú y yo ahora vamos a follar. Abre la puerta.- Dijo mientras se dirigía hacia esa habitación, pero realmente no estaba preparado para encontrarse con eso. Ashley, totalmente desnudo, a excepción de una pajarita en el cuello, estaba sentado encima de la mesa de la cocina (que era la habitación contigua al salón) con las piernas abiertas y el pene erecto.


- Es que quería arreglarme para usted. Agente.- Dijo arrastrando las palabras mientras mostraba una sonrisa pervertida.
- He cambiado de opinión- dijo Lillium. A lo que Ashley respondió con una mirada interrogativa.- Aunque no te quede voz para pedir más te seguiré follando.


Lillium no sabía que tenía ese niño,  sabía que era peligroso acercarse demasiado a una persona. Más siendo lo que era. Pero también sabía que en ese momento el polvo por el que llevaba esperando desde el momento en que lo vio se le presentaba encima de la mesa con las piernas abiertas, invitándolo a entrar. Sólo faltaba un cartelito que pusiera “fóllame”. Y aunque él era un hombre frío, inteligente y precavido en ese momento no dudó en arrancarse la camisa y abalanzarse con fiereza animal al delgado cuerpo de Ashley.


Le excitaba, le ponía demasiado ese cuerpo delgado, esa sonrisa confiada, ese carácter rebelde y esa curiosa inteligencia. Pero ahora, mientras le devoraba el cuello, dejando marcas de besos y mordiscos por toda la superficie, lo que más le excitaba eran los ruiditos roncos que Ashley dejaba escapar de puro placer.


Le tumbó encima de la mesa y le agarró las manos poniéndolas por encima de la cabeza, perfecto, parecía tan vulnerable en ese momento... Y aún así, con su expresión llena de placer y su cuerpo expuesto, su chico no perdía esa sonrisa que le caracterizaba.


- Mmmm... Eres salvaje. Me gusta.-Lillium empezó a morderle desesperadamente el pezón derecho, mientras sentía como su pene se ahogaba en sus pantalones. Necesitaba dejarlo salir. Entonces Ashley arqueó su espalda, provocando que ambos penes se rozaran y no pudo más. Se deshizo de los pantalones junto con sus calzoncillos y los arrojó en algún lugar de la cocina.


- Es grande.- Gimió Ashley al ver el miembro del policía, mientras este volvía a lamerle los pezones y acariciar todo su cuerpo.


- Espera a que te la meta.- Gruñó.


Ashley estaba extasiado, ese hombre le estaba haciendo ver las estrellas y eso que todavía no había usado sus hábiles manos, que ahora mismo acariciaban su cuerpo y le apretaban el culo posesivamente, rozar su pene. Pero él no era de los que se quedan quietos y sólo se dedican a gemir. Embargado por ese deseo de provocar a ese hombre, arqueó la espalda haciendo que ambos penes se rozaran y luego empezó a mover sus caderas en un baile de placer.


- Ahí.- Gimió Lillium que no se esperaba un comportamiento tan activo de parte del menor.
- Fóllame ya. Mete tu polla en mi culo.- Consiguió pronunciar Ashley entre gemido y gemido. Quería sentir ese enorme miembro en su interior, embistiéndolo con fuerza. Pero Lillium quería hacerle sufrir un poco más. Movió el cuerpo de Ashley y lo dejó de caras a la mesa, al hacerlo la bolsa con condones se cayó por el suelo y Lillium no pudo evitar sonreír.


- ¿Apuestas por el sexo seguro Ashley?- Decía mientras le lamía la espalda y dejaba en ella un camino de chupetones.
- Sí... - Respondió Ashley casi sin poder articular palabra.- Solo con condón.
- Pues hoy no va a ser nada seguro... Pero tranquilo, después de hacerlo conmigo no querrás hacerlo con nadie más.- Le susurró Lillium a la oreja mientras que entraba en el culo de Ashley de una estocada.
- ¡Ahhhh!- Gimió Ashley invadido por el placer y el dolor. Realmente Lillium tenía una polla  grande, podía sentir como  todo su grosor lo apretaba desde dentro. Y sin esperar a que se acostumbrara Lillium empezó a embestirle rápidamente.
- No sabes lo que deseaba hacer esto...- Decía mientras entraba en él cada vez más rápido. Ashley podía sentir el choque de sus caderas, su pene entrando cada vez más rápido y más fuerte en él. Pero no era capaz de articular palabra, se hallaba perdido en un mar de gemidos. Su única participación había quedado reducida a intentar que sus piernas, la única parte de su cuerpo que se apoyaba en el suelo, no fallaran. Y eso le jodía, amaba el sexo y amaba participar en él. Pero con Lillium había quedado reducido a estar empotrado contra una mesa mientras pedía por más y más. Su orgullo de macho estaba quedando por los suelos, y lo peor de todo era que no le importaba una mierda. Nunca nadie se lo había hecho tan duro y tan fuerte como se lo estaba haciendo Lillium en esos momentos. No había ternura, no había amor solo sexo. Cada embestida iba cargada con pasión, realmente Lillium lo deseaba, más de lo que nadie le había deseado jamás.


- Así me gusta mi chico rebelde, gime para mí.- Lillium era un sádico en el sexo, lo había supuesto desde el primer momento, pero con esa frase quedó confirmado. Entonces le agarró el pelo fuertemente, y a esto le siguieron varias estocadas más profundas que las anteriores.


- ¡Aahhhh!- Ashley se vio invadido por un placer mayor que el anterior, en ese momento Lillium había alcanzado ese punto de su cuerpo que le hacía vibrar de puro éxtasis. Entonces vinieron más y más golpes a ese punto de su cuerpo que hacía que se descontrolara totalmente. “Voy a correrme”, cuando ese pensamiento le cruzó la mente ya fue demasiado tarde. Su cuerpo ya no pudo soportar tanto placer, y antes de que pudiera avisar a Lillium había llegado al orgasmo y su esencia se había esparcido por todo el suelo de la cocina.


- Fin del primer asalto.- Dijo Lillium de manera burlona.- Pero, aunque me place mucho hacerlo en la cocina. Creo que sería mejor seguir en mi cuarto.- Dicho esto Lillium agarró a Ashley y este le rodeó con sus piernas, dejándose guiar a dónde fuera. El policía avanzó por varias salas mientras no dejaba de besar a Ashley, o mejor dicho, de devorarlo. Su lengua juguetona no temía en explorar cada pequeña parte de piel que quedaba a su alcance.


Ambos llegaron a una habitación con una inmensa cama de matrimonio a la que Ashley fue salvajemente arrojado. Inmediatamente después notó como el peso del mayor lo atrapaba, aplastándole contra el colchón, de manera que las suaves sábanas de seda negra le acariciaban la espalda.


- Te voy a devorar completamente.- Dijo Lillium completamente excitado, con un tono de voz más ronco del que Ashley le hubiese escuchado nunca.
- Pues verás, yo creo que será al revés.- Entonces el menor cogió impulso e hizo rodar a ambos quedando él encima de Lillium.- A mí también me apetece hacerte chillar.- Dijo Ashley mientras se deslizaba hasta poder situar sus labios en la entrepierna. Entonces empezó a mordisquear el pene erecto y deseoso de Lillium.- Estás muy tenso pequeñín- dijo Ashley juguetonamente- deja que te ayude.
- Deja de jugar conmigo Ashley.- Amenazó con ese tono ronco fruto de la excitación. Sin vacilar agarró el pelo azul del menor y dirigió su cabeza hasta su glande el cual Ashley empezó a chupar sin reparo. Lillium era muy demandante en el sexo. Demandante, salvaje, esa sensación de descontrol y puro placer físico que tanto había buscado. Guiado por las manos de Lillium, el menor engulló su miembro casi por completo, sorbiendo y lamiendo toda su extensión.


- Oh! Así... Ashley...- Lillium quedó asombrado por lo mucho que estaba disfrutando de esa felación. A Ashley le gustaba el sexo, y se le notaba. Pero había algo más, algo primario en él. Y le encantaba. Le agarró la cabeza al menor y empezó a marcar un ritmo más acelerado. - Así pequeño mejor... ¡Ah!- Entonces llegó al clímax del placer y se corrió.


- Serás guarro, podrías avisar.- Dijo Ashley después de tragarse algo de su esencia y limpiarse con la mano lo poco que le salía del labio. Una imagen demasiado excitante como para que no afectara a Lillium. Sin haberse recuperado de su orgasmo anterior agarró a Ashley y lo giró, dejándolo con el pecho tocando el colchón. Inmediatamente comenzó a acariciarlo y a lamer la piel de su espalda, tan blanca y suave que no podía apartar sus dedos de ella, no habían pasado ni tres minutos y ya volvía a estar duro ¿Qué le hacía ese chico?
- Ashley... Prepárate.- Sin más palabras Lillium agarró las caderas de Ashley y empezó a penetrarle. Al estar de espaldas no podía verle la cara, pero podía observar como todo su cuerpo se estremecía a cada empuje, a cada caricia, cada vez que se adentraba hasta el fondo y volvía a salir... El cuerpo de Ashley temblaba y hacía mucho que había dejado de hablar, que había dejado su carácter rebelde a un lado y sólo se dedicaba a agarrar las sábanas mientras gemía de placer. Lillium se sentía poderoso (que sabía que lo era) pero ver así a Ashley se lo confirmó.


- Así tumbado y temblando, estás perfecto.
- Ah... Calla... ¡Ah!- Intentó decir Ashley pero fue interrumpido cuando Lillium le agarró el pene y empezó a masajearlo duramente.
- Lo dicho, perfecto.


Lillium sonrió satisfecho, mientras seguía adentrándose más y más en el cuerpo del menor. El cual no resistió mucho antes de volver a correrse, tener a Lillium penetrándole y acariciando su miembro era demasiado para él. Pero para su sorpresa Lillium no se detuvo allí, siguió adentrándose en él sin dejarle tiempo a recuperarse. Incluso cuando el mayor obtuvo su segundo orgasmo de la noche no dejó que ese momento terminara. Ashley agarró mejor la sábana, realmente Lillium no le había mentido, se iba a quedar sin voz porque parecía que ese hombre no se iba a cansar en toda la noche.




Lets get this thing shakin like a disco ball...” era la música que se escuchaba en el Bahamut, en ese momento eran las 5 y media de la madrugada. Y parecía que la cosa empezaba a despejarse. Hacía unos minutos que Gabriel se había retirado de la pista de baile y se había sentado en uno de los sofás que tenía el bar. Vladimir aún estaba ocupado bailando... bueno, más bien restregándose contra una chica morena muy guapa. No había perdido nada de energía desde que empezó la noche, debía de estar equipado con pilas duracel o algo así.


- ¿Esperabas verme?- Le sorprendió una voz a su espalda. Se giró instintivamente y un chico muy joven, debía tener unos 14 años o así, le sonrió. Era pelirrojo y de ojos verdes, de rostro aniñado y con bastantes pecas. Iba vestido con ropa rapera, una camiseta blanca de manga corta muy ancha, pantalones tejanos anchos y cagados, deportivas y una gorra New Era.
- No creo, estoy esperando al dueño de esto.
- Está enfrente de ti. Gabriel ¿verdad? me encantó vuestro concierto. Mi nombre es Demian.
- Encantado.- Dijo Gabriel no muy convencido, pero al dirigir la vista hacía Vladimir este le hizo un gesto afirmativo con la mano. Así que sus dudas se esfumaron.
- ¿Qué quieres saber? Aunque claro, te costará un precio.
- ¿Sabes algo acerca de las recientes muertes en la ciudad? ¿O acerca de un hombre llamado Lillium?


El rostro jovial del chico se esfumó.



-  Sígueme, Hablaremos en un lugar más privado.

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