Canción 4: Hysteria.

[Enlace a la canción en el título]

Gabriel se despertó cuando la luz del mediodía se filtraba por la persiana e iluminaba de forma suave la habitación. A su lado, aún dormido, se encontraba Ashley. Gabriel le observó atentamente, su mejor amigo parecía diferente cuando dormía. Normalmente desprendía una belleza salvaje, parecida a la de un dios pagano. Una belleza adictiva y de todo menos pura. Pero cuando dormía su expresión se calmaba, su pelo se arremolinaba de manera encantadora y parecía un ángel caído del cielo. Un ángel caído del cielo... en bóxers. Gabriel podría haberse pasado horas observándolo pero decidió que lo mejor sería ponerse en pie y empezar a prepararse para lo que pasaría cuando ese “ángel” se levantara.




Un desagradable picor, seguramente debido al sudor, fue lo que despertó a la joven Violet. Extendió el brazo para encender la luz de mesa de su cuarto pero no la encontró. Extrañada se puso en pie y buscó a tientas el interruptor de la luz. Cuando pudo encontrarlo ya se había dado cuenta de que esa no era su habitación y al encenderla solo lo comprobó. Estaba en el cuarto de Vladimir (o Hayate como ella prefería llamarle) había pasado la noche en su casa. “Debía de estar muy mal si Hayate me tuvo que traer hasta aquí” pensó. Bajó la mirada y observó que todavía llevaba el vestido del concierto, se había arrugado y apestaba a alcohol y sudor.

Después de comprobar el estado deplorable en el que se encontraba Violet decidió que lo mejor sería darse una buena ducha y coger algo de ropa prestada. Abrió el armario y sacó una camisa y unos pantalones y con estos se dirigió a la ducha. Se desvistió rápidamente mientras contemplaba en el espejo del baño, su rostro estaba más pálido de lo usual. “Vale, seguro que  anoche estaba fatal.” Encendió rápidamente la ducha y se metió bajo el chorro sin dudar. La cálida sensación del agua contra su piel hizo que su mente se despejara y que sus mejillas cogiesen un color más saludable. Miró hacía donde estaban los jabones y se sorprendió. ¡Hayate tenía más de veinte tipos de champú diferentes!


- Maldito Hayate, ¿haces colección o algo?- Miró atentamente a cada tipo de champú hasta que encontró uno con aroma a limón especial para pelo graso. “¿Por qué se compra champú para pelo graso si el suyo es seco y teñido? De verdad este chico...” Entonces se dio cuenta del porqué, esos champús eran para sus ligues. Saberlo hizo que se sintiera estúpida y que la rabia la invadiera, pero se serenó, siempre había sido así y no iba a cambiar. Por muy bien que la tratara Hayate, ellos dos nunca estarían juntos. Había personas que simplemente no estaban destinados a estar juntos.


Salió de la ducha, se secó con la toalla mientras se escurría su larga melena castaño- dorada con las manos y cuando estuvo seca se vistió. Mientras hacía estas acciones su mente deambulaba de un sitio para otro pensando en el concierto, en yaoi, en videojuegos... Pero cuando llegó el momento de vestirse algo la sacó de sus pensamientos: el pantalón le iba tan ancho que se le caía, se le caía totalmente. “No tiene que ser muy cómodo andar con algo que se te cae constantemente. Mejor los dejo aquí.” Así que sin reparos se quitó los pantalones, quedando así solo con la ropa interior del día antes y la camisa ancha de Vladimir.


Entonces Violet se dirigió hacía la cocina, ya que Vladimir le había dejado quedarse en casa lo mínimo que podía hacer era tener algo de consideración y hacerle algo de comer para cuando volviera. La cocina del piso de Vladimir era estrecha (todo el apartamento era estrecho) pero estaba equipado con todo lo necesario para hacer un buen menú. Después de comprobar los ingredientes decidió que haría su especialidad, espaguetis a la carbonara. Sin más dilación empezó a preparar la comida mientras cantaba a todo pulmón las canciones del día anterior. Tan centrada estaba en su tarea que no notó que Vladimir había entrado hasta que este no le advirtió de su presencia abrazándola por la espalda.


- Ne, mi dama oscura ¿intentas provocarme vestida así de indecente?
- ¿Indecente? Si esta camisa es tan larga como el vestido que llevaba ayer.
- No te hagas la inocente, sabes que vas provocativa.
- De acuerdo, lo acepto, voy increíblemente sexy y ahora despégate lapa que vamos a comer.
- Mi dama oscura es indecentemente provocativa y sabe cocinar. No entiendo porque no tiene un buen hombre que la sirva y le declare amor eterno.- Dijo Hayate en una voz inocente.
- Porqué, al contrario que otros, yo soy fiel a mi amor.- Respondió esta confiada.
- Tu amor es un personaje del Final Fantasy.
- Imagínate, lo amo incluso sabiendo que no existe. ¿Has visto alguna vez amor más puro que el mío?


La conversación siguió así mientras los dos reían y comían esos deliciosos espaguetis, pero entonces Vladimir se puso serio de golpe. Miró a  Violet a los ojos y se preparó para soltar la noticia bomba.
- Violet, el otro día Gabriel y Ashley acabaron en comisaría después de encontrar un cadáver.- Violet palideció, lo último que les faltaba era un escándalo como ese. Pero había algo más, algo no andaba bien. Entonces algo perdido muy al fondo de la mente de Violet empezó a ponerse en marcha. Aunque todavía quedaba mucho para que ese algo tomara forma.


Alguien le estaba sacudiendo el hombro y no le gustaba. Él quería quedarse durmiendo un poco más, sabía que cuando abriera los ojos tendría que afrontar lo que había sucedido el día anterior y no quería. Pero la persona que le sacudía el hombro le conocía bien, lo suficientemente bien como para haberse traído consigo una plata con zumo de naranja, una porción de pizza y aspirinas para la resaca.


- Juegas sucio, me pones un trozo de pizza barbacoa delante y sabes que caigo.- Se quejó Ashley sonriéndole a su amigo.
- Bueno, es que si no hacía nada te ibas a quedar durmiendo todo el día. ¿Qué tal ese dolor de cabeza?
- No tengo, así que no necesito las aspirinas. Pero tengo mucha sed.- Dijo bebiéndose todo el vaso de zumo de golpe.- ¡Es zumo natural! - Exclamó Ashley encantado.- Vaya Gabriel me compras pizza de la buena, me haces zumo... Algún día serás una madre estupenda. - Dijo Ashley bromeando. Como siempre la simple presencia de Gabriel le reconfortó.
- No dejaré que te acerques a mi futuro bebé. - Dijo Gabriel con el rostro serio y clavando sus azules ojos en los de Ashley. Se intercambiaron miradas profundas durante 10 segundos hasta que incapaz de soportarlo más ambos estallaron en risas casi a la vez.


Una vez más estar con Gabriel era todo lo que Ashley había necesitado para que las aguas volvieran a su cauce. Ahora se veía con fuerzas para afrontar la realidad y sabía que su amigo esperaba que le contara qué era lo que había ido mal a día de ayer. Así que se armó de valor y pronunció esas palabras que solo avecinan malos tiempos.

- Gabriel, tenemos que hablar.- Acto seguido Gabriel paró de reír y simplemente se acomodó a su lado y lo miró.
- Escucho.
- Bueno, es muy extraño, ni yo mismo me lo creo pero... El asesinato de ayer, yo lo predije en sueños.

Gabriel se quedó en silencio unos instantes y alzó los ojos al cielo, un gesto que siempre hacía cuando se tomaba las cosas seriamente. Ashley lo observó atentamente y las dudas empezaron a crecer en él. ¿Y si no le creía? ¿Y si pensaba que estaba loco? o peor ¿Y si se sentía decepcionado? Pero todos estos temores se desvanecieron cuando Gabriel se acercó un poco más y le pasó el brazo por los hombros, acomodando la cabeza de Ashley en su pecho.

- Entonces tendremos que investigar. No sé por dónde, pero por algún lugar tendremos que empezar.- El alivio recorrió el cuerpo de Ashley, de todas las personas que conocía Gabriel era la única en la que podía confiar al cien por cien. Se giró y le sonrió ampliamente. Entonces Gabriel soltó de forma inocente - ¿Te compramos una bola de cristal y me ayudas con los exámenes trimestrales?
- Una consulta vale 100 euros.- Respondió Ashley de buen humor. ¿Qué más daba ese ridículo asesinato? Seguramente no se volvería a repetir y si lo hacía, al menos no tenía que afrontarlo solo. Estando ya más calmado y seguro de sí mismo Ashley se tomó la libertad de molestar a su amigo el resto del día.  

El inspector jefe de la policía de Florencia había quedado impresionado por el joven que había conocido esa madrugada. Su aspecto delicado pero confiado, su carácter rebelde, la agudeza que desprendía su mirada... Hacía tiempo que no se encontraba con alguien tan interesante como Ashley Calamita. Pasó toda la tarde en la comisaría rememorando su encuentro y, cuando por fin llegó a su casa lo primero que hizo fue buscar su nombre en Google, a lo mejor tenía suerte y encontraba su facebook.

Pero no, encontró mucho más que su facebook. Encontró una mina de información: la página web de fans oficial del grupo.

- Dijo que su grupo tenía éxito y a juzgar por esto no mentía. A ver... miembros del grupo.

Le dio clic a un post donde se daba información de cada miembro del grupo. Descubrió entonces que Ashley era el vocalista y que era quien tenía más fans (la cual cosa no le extrañó), se informó también acerca de los otros miembros del grupo y de qué relación tenían con Ashley. Cuando supo un poco más de cada miembro siguió investigando acerca del vocalista. Esa página era una fuente de información importante pero  no le gustaba nada. Estaba lleno de usuarias que se morían por su chico, al mismo tiempo Lillium se extrañó que con toda la información que había allí no se mencionara la sexualidad de Ashley. No es que se notara que Ashley fuera gay desde el exterior, no era un gay con pluma, pero aún así el chico no se cortaba ni un pelo a la hora de ligar con otros hombres.

- Pobres ilusas, se creen que tienen alguna posibilidad y todo.- Murmuró sonriendo.

Cuando por fin estuvo satisfecho con su investigación se acostó en la cama y cerró los ojos. Necesitaba reponer fuerzas ya que mañana empezaría a acercarse a Ashley y no pararía hasta que fuera completamente suyo. Al 100% suyo.

La mañana siguiente fue completamente normal, era lunes y todos los miembros del grupo fueron juntos a la universidad. Allí se dividieron y cada uno fue a la facultad que le correspondía.  Ashley se dirigió a la facultad de Arte y Comunicación, estaba estudiando un grado de creación musical para tener una base para poder vivir de la música. Nada le haría más feliz que recorrer el mundo con su banda y cantar las canciones que él mismo había compuesto para ellos. Por eso y solo por eso, en la universidad era un estudiante modélico, siempre llevaba los apuntes al día y se pasaba horas componiendo con el piano. (Aparte de saber cantar Ashley dominaba el piano y el saxo. El primero porque era necesario para componer y el segundo porque su amor por la música había comenzado con el jazz).

Se sentó en la última fila, donde la gente no solía molestarlo, y preparó su libreta y sus bolígrafos dispuesto a prestar atención. Pero antes de que se pudiera acomodar un chico de pelo castaño se sentó a su lado. Era un compañero de clase con el que había quedado un par de veces para hacer trabajos. Era confiable y llevaba los apuntes al día, si alguna vez Ashley faltaba siempre estaba dispuesto a dejarle copiar.

- Buenos días Ashley, me contaron que el concierto de tu grupo fue un gran éxito.- Dijo el chico sonriendo. Ashley no se acordaba de como se llamaba, pero sabía una cosa. Ese chico se sentía atraído por él, y no estaba nada mal de cuerpo.
- Sí, vino un montón de gente e hicimos tres bises.- Respondió sonriendo.- ¿No fuiste a verme?- Dijo en un falso tono triste.
- Claro que fui, de hecho tomé muchas fotos. ¿Quieres venir a mi casa esta tarde a verlas?- Allí estaba, una invitación para estar a solas. Pero aceptar ahora sería muy poco interesante así que Ashley (en su retorcido cerebro) decidiera que debía poner un poco contra las cuerdas a su compañero.
- ¿De verdad hiciste fotos? Perfecto, claro que vendré, es más vendremos todos. Vladimir quiere como sea fotos de Violet con ese vestido.
- ¿Ve... vendréis TODOS?
- Claro que sí. Te los presentaré, ya verás cómo te caerán bien.- Dijo Ashley intentando simular un tono inocente.
-Eh... Si claro pero-  el chico se sonrojó bastante pero no desistió- es que verás mi casa es un lugar privado  y a tus amigos todavía no los conozco lo bastante...- Ashley se tenía que aguantar para no explotar de risa, el chico estaba más rojo que un tomate, era encantador.
- Está bien, vayamos tú y yo después de clase- Se acercó un poco al oído de su sonrojado interlocutor y añadió- tú y yo a solas en tu casa, trátame bien.- Con un tono juguetón y acto seguido se separó de su compañero con una sonrisa ladina en el rostro.

Las clases se le hicieron bastante cortas a Ashley, siempre era así cuando tocaba clases de composición musical. Sabía que había elegido la carrera que más le convenía y la que más le gustaba. Pero ahora tocaba algo incluso mejor que la música, ahora iba a ir a casa de su compañero para que le enseñara las fotos del concierto y sabía que acabarían teniendo sexo. Ese pensamiento alegró a Ashley, el último fin de semana había tenido demasiadas emociones fuertes, su cuerpo tenía un montón de adrenalina que necesitaba quemar. Y la manera más placentera de quemar adrenalina era teniendo sexo.

Anduvo por varios pasadizos hasta que se encontró con su compañero. Este le estaba esperando con una sonrisa de oreja a oreja. Ashley se reunió con él y ambos salieron de la facultad mientras hablaban animadamente. Era cómodo hablar de temas intrascendentes y se lo estaban pasando bien. Hasta que una figura oscura agarró a Ashley por el brazo. Ashley se giró indignado y vio a la última persona que esperaba encontrarse en ese campus.

- Buenas tardes señor Ashley Calamita, soy el agente Lillium nos conocimos el otro día.
- Ya sé quién eres. No tengo tan mala memoria. Pero lo siento, hoy estoy ocupado y no puedo responder a más de tus tontas preguntas.
- Señor Calamita, está obligado por ley a contestarme. ¿O quiere que le detenga como sospechoso de homicidio?

El chico que acompañaba a Ashley se asustó - Ashley, parece importante... ¿No deberías hacerle caso al policía?- Dijo susurrando.

- No, ya me pasé toda la madrugada del domingo respondiendo sus preguntas. Solo está aquí para molestar. - Dijo Ashley seguro.
- Como quieras Ashley, la verdad yo prefería hacerte unas preguntas sobre el cadáver sin nadie más presente, pero si te resistes tendré que proceder de otra manera.- Habló Lillium sin tapujos. Esas palabras hicieron mella en el compañero de Ashley, al que le estaba entrando más miedo por momentos.
- Ashley, mejor voy yo solo a mi casa. Ya quedaremos otro día.- Dicho esto se fue lo más rápido que le permitieron sus piernas. Ashley lo siguió con la vista hasta que ya no pudo verlo, entonces se volvió hacia Lillium enfadado.- Perfecto, me has dejado sin polvo. ¡Estarás satisfecho!
- Sí, lo estoy. Pero no te quejes, sabes que ese capullo no se merecía una noche contigo.
- No ha sido de mis mejores conquistas cierto, pero eso no te da derecho a espantarlo así.- Respondió Ashley enfurecido. Entonces Lillium se acercó a él un poco más y le acarició suavemente los mechones de pelo que le caían contra la mejilla.
- Claro que tengo derecho a espantarlos, mi objetivo es que seas solo mío y no pararé hasta conseguirlo. Ahora vamos, lo de que tengo unas preguntas no era mentira. Pero mejor hablemos en otro sitio.

Ashley notó como Lillium le agarraba la mano, el tacto con él era frío y le dejaba una extraña sensación de cosquilleo. Lillium seguía atrayéndole  físicamente y a la vez seguía habiendo algo en él que no le gustaba. Que le activaba ese instinto de querer huir cuando él estaba cerca. Aún así Ashley no podía apartarle de su lado, había algo excitante en él que nunca había experimentado con nadie más.

Ambos atravesaron los jardines de la universidad hasta llegar al aparcamiento y Lillium le guió hasta su coche. Al ver el coche de Lillium no pudo evitar sonreír divertido.

- Vaya, tienes un jaguar. No sé porque no me sorprende.-
- Porque soy un cazador.- Dijo Lillium con sus ojos brillantes.- Mi jaguar es la niña de mis ojos.- El coche era estupendo deportivo y de un elegante color plateado. No hacía falta saber mucho de coches para saber que era un coche bueno. Bueno y caro.
- Apuesto a que le has puesto un nombre.- Dijo Ashley de buen humor.
- Sí, se llama Dante. - Dijo Lillium con expresión sombría.
- ¿Dante?
- Lo llamo así en honor a alguien que fue muy importante en mi vida.

Ashley notó que había tocado un tema del cual Lillium no quería hablar. Así que lo respetó, no había nada que le molestara más que la gente que preguntaba secretos profundos como si tal cosa, sin mostrar empatía por los demás. Aunque le picó la curiosidad, aún así se aguantó la pregunta, en su lugar hizo otra más alegre.

- ¿Corre mucho?
- Mejor te lo muestro. - Respondió Lillium sonriente.

Ambos entraron en el coche, el interior era de madera negra y los asientos estaban forrados de cuero blanco lo que le daba al coche un toque moderno muy particular. Ashley se sentó en su asiento, era realmente cómodo y todo el coche desprendía una agradable fragancia a menta. Por lo visto Lillium cuidaba mucho los detalles, cosa que le agradó bastante.

Lillium se sentó a su lado, se ató el cinturón de seguridad y arrancó el coche. Este se deslizó como la seda hasta salir del aparcamiento y cuando llegó a una carretera más ancha aceleró.

- ¿No se supone que por ciudad sólo se pueden alcanzar los 50?- Preguntó Ashley sonriendo.
- Si me paran enseño la placa y listos.
- Eso es abuso de poder. No es nada sexy.
- Si no vamos rápido nos perderemos lo mejor del sitio al que te quiero llevar.
- No creo que la comisaría cambie mucho si tardamos diez minutos más.
- Querido no te llevo a la comisaría.
- ¿Dónde vamos entonces?- Preguntó curioso. Lillium solo sonrió y encendió el reproductor de música.
- Lo sabrás cuando lleguemos. Tenemos una media hora hasta llegar allí, puedes poner lo que quieras.

Ashley estuvo revisando los CD de la guantera hasta que encontró uno que le pareció bien. Nunca le parecía mal escuchar Muse, lo puso e intentó concentrarse en la música, pero no pudo.

- ¿Por qué te has tomado tantas molestias para invitarme a salir?- Lillium sonrió misteriosamente y siguió conduciendo. - No me ignores o me bajo aquí mismo.
- Ya te lo he dicho Ashley. Mi objetivo es hacer que seas solo mío. Que las cosas que ahora mismo te importan pasen a un segundo plano y en el primero sólo esté yo.
- ¿Y eso por qué?- Preguntó Ashley intentando no sonar afectado. Pero esas palabras le habían acelerado el pulso. ¿Cómo lograba Lillium hacer que le tuviera miedo y a la vez se muriera de ganas de acortar la distancia que los separaba?
- Hay algo entre nosotros, nos atraemos el uno al otro. Ahora mismo tengo problemas para no saltarte encima y desnudarte.- Ashley sonrió, de alguna manera él sentía lo mismo. No sabía a qué se debía esa extraña sensación de deseo desenfrenada pero tampoco le importaba. Era excitante dejarse llevar por ella.

El coche seguía deslizándose por la carretera silenciosamente mientras la música resonaba en los oídos de Ashley.

- I wanted now; I wanted now, give me your heart and your soul- Cantó distraídamente Lillium mientras conducía. - Vaya, eso es extrañamente acertado.
- ¿Quieres mi corazón y mi alma?- Preguntó Ashley sonriendo de manera pícara.
- Seguro que serían deliciosos...

Esa frase resonó de manera extrañamente mortal en los labios de Lillium, cosa que provocó que el extraño sexto sentido de Ashley volviera a gritar “¡CORRE!”. Pero no tuvo tiempo de hacerle caso porque en ese momento Lillium aparcó el Jaguar.

- Hemos llegado.
- ¿Pero qué cojones? ¿Qué lugar es este?
- Entremos y lo verás.



Comments (1)

On 23 may 2013, 17:11:00 , GodWolf dijo...

Cada vez esta mas interesante, Lillium cada vez me da mas mal rollo.
Sobre Violet, decir que me encanta y me da un poco de pena lo que siente hacia Hayate.