Ya era la hora, la noche había llegado y con ella la oscuridad y la luz artificial. Las calles centrales de Chuncheon estaban abarrotadas de gente que salía a pasear, de fiesta.. En el puente ya había una aglomeración de gente, humo y coches. La música sonaba a través de uno de los coches que allí estaban. Era una especie de furgoneta que parecía más bien un todo terreno, era negra con vinilos de llamas en los laterales y las puertas traseras, las cuales, abiertas mostraban el interior de aquél vehículo. En el centro había un portátil, el cual estaba conectado a cuatro subwoofer, ocho altavoces simples, tres pantallas y una bola de discoteca. Apoyado en la puerta del piloto había un chico de tez oscura. Llevaba el pelo recogido por una coleta, en ésta habían rastas rubias, morenas y negras que le llegaban casi a los hombros. En sus labios se le dibujaba una amplia sonrisa, ésta advertía la felicidad que aquél chico estaba sintiendo, era de esperar, pues rodeaba con cada uno de sus brazos a un par de chicas, bastante exhuberantes, sus ropas eran cortas y sus cuerpos esbeltos. 

Dante debía salir en silencio, dió un suave beso en la pequeña cabecita de su hermana la cual estaba echada en la misma cama que él. Salió de la habitación con la chaqueta en la mano. Pasó por la habitación de su madre por si aún estaba despierta, la mujer estaba echada en la cama durmiendo tranquilamente. Se encaminó a su coche, con las llaves en una mano y la chaqueta en la otra. Entró en el coche y salió del garaje más rápido de lo que debía. En cuestión de minutos había llegado al puente, allí, en la línea de salida, se encontraba un deportivo naranja brillante con luces de neón que se iluminaban conforme el motor rugía. En el capó delantero Haneul estaba apoyada esperándole con una sonrisa reluciente. A su lado se encontraban las dos mismas chicas de la vez anterior, de éstas pudo escuchar como la llamaban "Sunny" pensó mientras sonreía aparcando justo a su lado. Ésta cuando lo vió llegar se metió en el coche bajando la ventanilla y mirándole.
-¿Estás preparado?- Dijo ella sonriendo de medio lado apretando el acelerador. 
-Me gusta tu coche, Sunny..- Dijo él con una sonrisa en los labios, subiendo de nuevo la ventanilla dando así por finalizada aquella conversación. La misma chica de la vez anterior se colocó entre ambos coches. Alzó ambas manos y repitió a gritos.
-La única regla.. es que no hay reglas- Tras unos segundos con las manos alzadas, bajó los brazos con un golpe seco, inclinándose hasta quedar a cuclillas.
Ambos pisaron el acelerador, dejando tras ellos dos carreras de humo. Los coches iban paralelos el uno al otro, Dante pisó el acelerador hasta el fondo, adelantándola unos metros, hizo un giro bastante peligroso sobre si mismo, quedando al revés, con la ventanilla justo al lado de la de la chica. Bajó la ventanilla y con una sonrisa ladina la miró, alternando la vista entre ella y el retrovisor.
-Señorita misteriosa!- Gritó Dante. Ella se limitó a regalarle una mirada de desprecio ante aquella temeridad y sus ganas de perder "Imbécil" pensó ella sin decir nada. 
-Si te gano me deberás una cita- Gritó Dante con una sonrisa de lado a lado . Ella no pudo resistir aquella sonrisa tan reluciente. Asintió con la cabeza y y gritó aún mirando al frente.
-Jamás me ganarás!- 
Él, con una sonrisa algo sarcástica subió también la ventanilla, pisó el acelerador, y pasó por detrás del coche naranja, quedando al lado contrario que antes de nuevo de frente a la carretera. Le dedicó una sonrisa y pisando el acelerador al máximo, el coche de Dante era notablemente más rápido, por lo que a escasos metros de la meta, simplemente la adelantó llegando en primer lugar. 


La chica aparcó al lado de Dante, éste salió del coche con una leve sonrisa en los labios acercándose a la ventanilla de ella, ésta nisiquiera lo miró, pisó el acelerador y se fué del lugar, nadie, incluido Dante esperaba aquella reacción por su parte. Volvió al coche tan rápido como ella había desaparecido de su vista, a pesar de que su coche era notablemente más rápido que el de ella la distancia ya era bastante notable. Ella daba giros, vueltas, frenazos, y demás cosas que a él le estaban volviendo loco, pero simplemente las copiaba tal y como las veía en ella. Haneul, cada vez más cabreada, acabó por meterse en un callejón sin salida.
-Mierda..- Suspiró la chica, dándole un golpe algo fuerte al volante con una de las manos. Miró por el retrovisor y vió como el coche rojo que la seguía aparcaba tras ella cerrándole el paso. Dante salió del coche, cerrando tras él con un portazo. Se acercó a la puerta de ella, dándole toqueas al cristal con los nudillos. A pesar del enfado que llevaba encima, Haneul bajó la ventanilla sin llegar a mirarle, con las manos aún apretando el volante.
-Tienes muy mal perder ¿No crees?- Dijo Dante con el ceño fruncido por el cabreo que le iba aumentando por momentos. Ella pisó el acelerador, el coche no se movió del sitio, pero los neones comenzaron a iluminarse. 
-Sólo te he ganado, no es para tanto, sabías que pasaría- Conforme él iba hablando hacía rugir el motor con más fuerza. Al terminar de hablar, la chica salió del coche con algo de brusquedad, haciendo que la puerta empujase unos pasos atrás a Dante que estaba apoyado en ella. Se acercó a él dando grandes zancadas, con un dedo chocando contra el pecho del chico lo miró fijamente a los ojos, pronunciando con voz clara.
-No es mal perder gilipollas, lo que no puede ser es que llegues de un día a otro de la nada y mandes mi reputación a tomar por cu..- Dante la miraba sorprendido, por como estaba actuando, pero al escuchar las sirenas de los coches de policíacon una mano le tapó la boca mientras con la otra la rodeaba por la cintura pegándola completamente a él. Con cuidado dió pasos hacia atrás hasta hacer chocar su propia espalda contra la pared.
-La policía.. cállate..- Susurró cerca del oído de la chica, lo que hizo que le recorriera un interesante escalofrío, desde lo más bajo de sus tacones, hasta su cabeza, pasando por cada uno de los pelos erizados que tenía en su cuerpo. 
-Por cierto, estás preciosa cabreada.. Sunny- Le susurró de nuevo mirándola fijamente a los ojos destapándole la boca después. Ella, tras sentir como sus mejillas comenzaban a arder de la vergüenza se separó de él con un empujón.
-¿Pero de qué coño vas?- Lo miró con aquella mirada fulminante que le había echado aquella misma mañana en la azotea del instituto.
-Joder.. parece que no te gustan mucho los piropos, pero bueno, mejor me voy..- 
Su tono de voz se había suavizado comparado con como le estaba hablando minutos antes, realmente se sentía mal a pesar de que tenía claro que no había hecho nada malo. Sin mirarla caminó hasta su coche, dió marcha atrás y salió del callejón sin siquiera mirarla.


El camino a casa se le hizo bastante pesado, no dejaba de recordar las palabras de aquella chica "Tsk, se creerá la reina o algo.." Pensó. Tras unos minutos conduciendo llegó a su casa, y metió el coche silenciosamente en el garaje. Pasó por el pasillo hasta llegar a la cocina, realmente necesitaba tomar algo. Para su sorpresa la luz estaba encendido y su madre sentada en una silla "Joder.." pensó al verla. Ésta se levantó de la silla sin cuidado y se acercó a su hijo con una mirada algo feroz.
-¿Cuantas veces tendo que repetirte que no quiero que cojas el jodido coche del garaje para que lo entiendas?- Dijo ella entre gritos y lágrimas.
-Mamá yo.. sabes que amo conducir..- Musitó el chico cabizbajo.
-¡ME IMPORTA UNA MIERDA!- Gritó la madre entre sollozos.
-¿Quieres acabar como tu padre?- Al escuchar aquello, Dante no puso reprimir una mirada de desprecio hacia su madre. Los dientes le rechinaban de la rabia.
-No vuelvas a compararme con él. ¡JAMÁS!- Dijo devolviéndole el grito.
-Pues eres exactamente igual de estúpido que él- Sollozó de nuevo la mujer agachando un poco la cabeza entre lágrimas.
-Él era un perdedor de mierda. Yo no he perdido una sóla carrera en mi vida, y no tengo intención de dejar de perderlas por que a ti no te de la gana que yo conduzca. ¿Es que no lo entiendes? Esto se ha convertido en mi vida ¿Y sabes? Lo siento mamá, pero tú no vas a poder camb..- Un guantazo de la mujer le calló la boca de inmediato. Un pequeño grito resonó en aquella habitación, ambos se giraron hacia la puerta. Jinnie salió corriendo hasta alcanzar a su hermano abrazándole por la cintura, él simplemente colocó una mano en el pelo de la niña.
-¿Jinnie? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estabas escuchando?- La niña se limitó a llorar y a abrazar a su hermano. Él se inclinó frente a ella, cogiéndole con ambos brazos.
-Vamos a dormir pequeña..- Miró a su madre durante unos segundos, seguía llorando.
-Buenas noches mamá- La madre cayó al suelo de rodillas, se sentía impotente y dolida por el comportamiento de su hijo, no sabía que hacer.
-¿Puedo dormir contigo verdad?- Dijo la pequeña con los ojos aún llorosos.
-Por supuesto enana- Al llegar a la habitación echó a la niña sobre la cama. Él se desvistió, quedando simplemente en boxers, algo más arriba de éstos se podían ver sus abdominales bastante trabajados. Se echó al lado de su hermana, la cual se acurrucó contra su pecho, Dante la abrazó dándole un dulce beso en el pelo.
-¿Algún día tendré un novio como tú?- Preguntó la pequeña con una sonrisa invisible ya que no había ninguna luz encendida en aquella habitación. A él le fue casi imposible reprimir la sonrisa que aquella palabras le produjeron.
-Si alguna vez tienes un novio como yo, le partiré la cara- La pequeña rió al escucharlo.
-Yo lo querré mucho, mucho más que ti, por malo..- La pequeña risa de la niña dejó atontado al mayor. Saltaba a la vista que Jinnie era la mayor de las debilidades del chico. 
-Más razones para darle una buena paliza- El chico sonrió dulcemente.
-Ahora duerme mi pequeña princesito ¿Vale?- La niña le dió un pequeño beso en la mejilla y cerró los ojos, murmurando casi en silencio.
-Te quiero Jixun- El mayor la abrazó con fuerza y susurró.
-Y yo a ti Jinnie-
"Gracias por hacerme sonreír pequeña.." pensó instantes antes de quedarse completamente dormido.

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