6# Conociendo al Señor Intransigente. Presentaciones.
El resto del día fue muy tranquilo. Él estuvo editando fotos para su trabajo prácticamente toda la tarde y sólo me mandó de vez en cuando servirle café. Me dio tiempo a deshacer el equipaje por completo, y a pensar. A pensar mucho.
Quizá me había marchado demasiado rápido del apartamento, quizá ahora Nana me estaba buscando preocupada.  “Pero…” Por alguna razón que no alcanzaba a comprender, en cuanto estuve sola y fui consciente de quién era, sentí la necesidad imperiosa de dejar ese sitio lo más pronto posible. Simplemente lo sentí: quedarse era peligroso. “Bueno, se supone que presiento ese tipo de cosas, ¿no?” “No sé… No sé” me repetía una y otra vez.
Todas mis disputas mentales se acabaron cuando llamaron a la puerta, y Myungsoo abrió y se coló en mi habitación. Le miré, me miró. Se quedó de pie, parado, sin apartar sus ojos de  mí. Yo tampoco esquivaba su mirada, ni me movía de mi posición. Su mirada tenía un efecto cautivador e hipnotizante. El dorado atardecer se ahogaba en sus ojos negros sin fondo, que parecían poder leer mis pensamientos. Apartó la cabeza pesadamente hacia un lado, y carraspeó.
-Hazme ramen.
-¿No tienes cocinero? ¿No ha hecho la cena?-Pregunté confusa.
-Sí. Pero me apetece ramen.-Se encogió de hombros y salió de la habitación.
Le seguí a la cocina y comprobé que, efectivamente, ya tenía cena preparada. Le señalé la ensalada que había en el frigorífico, y él me señaló a su vez dos envases de ramen. Cerró la puerta del refrigerador sin decir nada y me puso en las manos los botes de fideos. Suspiré y me dispuse a cocinarlos. Él se sentó a observarme. “No le eches tanto de eso”, “ten cuidado con las verduras”, “¿por qué lo agitas?”.
-¡Si así está mal, me gustaría saber cómo los cocinas tú!

 Sin palabras, se acercó a la encimera, cogió la cuchara con la que estaba moviendo los fideos y probó el caldo.


-Bueno, está mucho mejor de lo que pensaba.-Dijo con tono de disculpa.
Me miró y me dio a probar también. Era el mejor ramen que había cocinado nunca. Me sentí momentáneamente orgullosa y sonreí. Cuando volví a mirarle, estaba sonriendo también. Volvió la mirada hacia mí y me golpeó levemente con la cuchara.
-Muy eficiente, señorita asistente personal.-Me eché a reír cuando lo dijo. Al parecer también podía elogiarme y ser gracioso.
Cenamos en la terraza de su piso, con las luces de Seúl adornando el horizonte y la luna observando de lejos. Cuando terminamos, me ofreció un chupito de licor, que acepté agradecida. Sin pensar demasiado me lo lleve a la boca, y me arrepentí de haberlo hecho. “Thss, qué fuerte que está” Pensé arrugando la cara ante la amargura de su sabor. Oí su risa y un “click”. Abrí los ojos para encontrarle mirando la pantalla de su cámara mientras seguía riendo.
-¡Eh! ¡No me hagas fotos a traición!- Me levanté para borrar la fotografía, pero antes de nada, él se puso a correr para mantenerla a salvo.-¡Ven aquí! ¡Oye! ¡Serás..! ¡Ven!
Le acorralé contra la barandilla, pero alzó la mano, manteniendo la cámara a una distancia inalcanzable. Entrecerré los ojos mirándolo con fingido odio, esperando el momento perfecto para saltar y arrebatarle la fotografía. Él se rio, recuperando el aliento. Me indicó que parara y me calmara.
-Borraré la foto. De verdad, la borraré. Pero antes… Necesito saber varias cosas. – Me llevó con él hasta que nos sentamos y tomó aire haciendo una mueca.- Es absurdo, pero… -Se detuvo un momento y agitó su pelo antes de seguir.- Pero… Ni siquiera sé tu nombre aún. 

Abrí la boca sorprendida. “Ni siquiera me he presentado”. El calor ascendió a mis mejillas y agaché la cabeza, avergonzada.
-Ahh… Lo siento. Soy Selene Ariza.-Sentía que así quedaba muy seco, y añadí: De España, 22 años, acabo de terminar farmacia.
-Encantado.- Tomó mi mano, apretándola suavemente durante varios segundos. Respiró fuertemente y miró al cielo, y luego bajo la mirada hacia mí de nuevo.- Debes estar preguntándote que clase de persona soy para que sin saber nada de ti te haya traído aquí… A vivir.
-¿Un millonario aburrido que practica altruismo?
-No, pero casi.-Dijo meditabundo, antes de sonreír. Explotamos a carcajadas antes de continuar con la conversación. Debería ser un momento incómodo y tenso, pero realmente no sentía que fuera así.- De verdad que no sé qué tipo de persona soy…Y no entiendo que está pasando-Suspiró pesadamente.-Es solo que…
-Sentías que debía ser así.-Musitó una pequeña afirmación.- Ya, es raro. Yo también podría haberme negado, pero sentí que…
Nos quedamos en silencio, asintiendo con la cabeza mirando al infinito, pensativos. Estuvimos bastante tiempo allí afuera sin decir nada, solamente sentados juntos. No era incomodo, era como si pudiéramos entendernos en el silencio. Algo absolutamente mágico. Sonreí cuando me di cuenta de lo verdaderamente absurda que se había vuelto mi vida.
-Nada tiene sentido.-Murmuré, haciéndole sonreír en la oscuridad.
-¿Por qué viniste a Corea?-Sorprendida ante la pregunta, me encogí de hombros.
-Mi mejor amiga vino aquí a estudiar, así que en cuanto pude ella me invitó y vine también a hacer la carrera.
-Te toca.-Le miré confusa.-Hazme una pregunta.
-Mmmm…-“¿Qué puedo preguntar?”- ¿Qué es de tu familia?


-Buena pregunta. –Apoyó la cabeza en sus rodillas y se abrazó las piernas.- Mis padres me acogieron cuando tenía siete años. Son buenas personas, pero… No me llego a adaptar a esa familia. Prefiero vivir aquí, solo.-Me miró de reojo y sonrió.- Bueno, ya no. –Sonreí y aparté la mirada.
-Yo tampoco sé nada de mi familia biológica. Siempre viví en un orfanato.-Callé, y antes de que pudiera contestar, volví a hablar.-Te toca.
-¿Qué te gusta hacer?
Nos miramos cuando formuló la pregunta. Realmente parecía curioso por saber de mí, sus ojos brillaban con intensidad.
-Me gusta la música sobretodo. Y luego leer, ver películas. No sé, cosas de esas, supongo que a todo el mundo le gusta, ¿no? Salir a pasear, jugar, comer chocolate…
Rio de nuevo, dando una palmada al aire. Yo también reí con él, pero cuando me disponía a preguntar algo, un bostezo salió de mi boca. Myungsoo miró la hora y saltó de su asiento.
-¡Qué tarde es! Deberíamos ir a dormir ya.
Asentí adormilada, y recogimos lo que habíamos ensuciado. Me arrastré hasta la habitación y me tiré en la cama.
-Buenas noches.-Oí una voz en la puerta.
-Buenas…
Me estaba quedado dormida, así que intenté encontrar fuerzas y voluntad para pronunciar el “noches”, pero no encontré. Noté unos brazos a mí alrededor, pero no conseguía abrir los ojos. Me levantó unos centímetros para liberar las sábanas y arroparme. Una mano me removió el pelo cariñosamente y antes de adentrarme en mis sueños me pareció que acercaba sus labios para depositar un suave beso en mi frente.



Comments (1)

On 26 may 2013, 16:21:00 , GodWolf dijo...

Que bonitas las escenas, madre mía con Myungsoo, no se corta ni un pelo para ser una desconocida.