Nana
9# Extraño stalker. Quiero libertad.
Nana se despertó agitada en su pequeña habitación, sin conseguir ver nada en la oscuridad. Miró a la derecha… Pero no había ningún reloj allí. “Esto ya no es tu habitación, querida” pensó con fatiga. Aún no se acostumbraba a aquel sitio. Hacía nada más que dos días que se había instalado, pero fueron largos y ajetreados.
Ese lugar tenía más control que un aeropuerto en amenaza de bomba. Tuvo que pasar montones de controles físicos, psíquicos, conductuales… Parecía una prisión. Afortunadamente, o para su desgracia (no lo sabía muy bien), Nana era acompañada en todo momento por Zitao, el cual tenía muchas libertades en el sitio. Allí todos le obedecían y estaban a su disposición en cualquier momento.
Él seguía preguntando sobre Selene, y aunque Nana se mostraba reacia a contestar, de nada servía, pues su mente era leída a todas horas sin que pudiera evitarlo. Al segundo día, Nana había intentado despejar sus pensamientos, y responder con sinceridad, a cambio de que él le contara algunas cosas sobre sus poderes.
Zitao al principio se negó en rotundo, pues no le parecía realmente un chantaje. Él podría seguir obteniendo la información que quisiera, pero sabía que necesitaba a Nana para encontrar a Selene, y para eso, necesitaban trabajar juntos.
-¿Y su color favorito?
-Negro, bueno… Sí, negro. Mmmm… ¿Desde cuándo sabes que…?
-Desde hace varios años. Antes no podía hacerlo, y voy mejorando según lo que entrene.
Alejados de los edificios, estaban sentados tranquilamente en un banco que se había convertido en un lugar habitual. Donde nadie podía escucharlos.
-Ya, pero no hace falta que entrenes tanto conmigo, ¿eh?
Zitao sonrió, agitando la cabeza como si fuera absurdo lo que acababa de decir.
-Tú mente es la única que tiene lo que me interesa por ahora. –Hizo una pequeña pausa, escuchando.- No, no puedo saber todo lo que piensas, solo algunas cosas. Si pudiera oír todo, me volvería loco.
Antes de que Nana levantara la mano para golpearle en la pierna, él ya se había movido a sabiendas de lo que iba a hacer.
-Señorita, tenemos el tiempo contado.

-Lo sé, lo sé. ¿Qué más quieres saber?



-¿Qué le haría sonreír?
-Chocolate, muchos dulces y alguna que otra broma, mientras no sean chistes crueles. No sé, es muy risueña, así que casi siempre está feliz, aunque si le traes un Legolas, no te digo yo que no se pondría contenta…
Nana explotó en risas, mientras miraba a Zitao, que con cara de limón exprimido intentaba quitarse de la cabeza la escena romántica que se había imaginado Nana, entre Legolas y Selene.
-¡Ohh, por favor! ¡Piensa con seriedad!
-De acuerdo, de acuerdo. Pero antes, dime: ¿no se supone que tienes telequinesia? Era lo que ponía en la piedra, ¿no?
El ambiente cambió súbitamente. Zitao se puso muy serio y el viento parecía venir más frío. Incluso el sol se escondió detrás de algunas nubes. Carraspeó y miró al suelo.
-No tengo telequinesia. He intentado mover ciertas cosas, pero me es imposible… Ya, yo tampoco lo entiendo. Quizá la piedra esté equivocada, al fin y al cabo pone telequinesis, pero telepatía no.-Dijo secamente.- Y te puedo asegurar que mis poderes son reales.

Nana bufó entre pequeñas risas.
-¡Como si no me lo hubieras demostrado de sobra! Aunque… -Añadió meditabunda.- No creo que nos hayamos equivocado al traducir la piedra. De hecho, solo tradujimos de lo que estábamos seguros. Quizá en otra parte ponga más cosas… No lo podemos saber. Pero es indudable que por tus ojos y poderes, eres uno de ellos.
-Y por eso, necesito encontrarla.-“Mira que eres pesado…” bufó ella mentalmente.- No lo entiendes. Eres solo una humana, tienes millones de humanos con los que compartir tu vida. Yo solo tengo a alguien igual que yo en el mundo, y es ella. Por eso…
-¡Qué sí, qué sí! Cómo me hagas hacer todo esto y luego no te guste…
-Yo ya la amo.-Zitao soltó una carcajada ante los pensamientos de Nana.- No te burles de mí. Es nuestro destino encontrarnos. En cuanto la vi, antes de saber que era ella, me sentí atraído. Y eso no me suele pasar.
Nana lo miró de arriba abajo. Sus pelos descolocados, sus piercings, sus ojos rasgados con grades bolsas bajo ellos, su modo único de llevar la ropa… Se echó a reír.
-¿Estás seguro de que no es al contrario? Me parece que lo difícil es que se enamoren de…
Nana calló ante la mirada peligrosa de Zitao, y pensó una disculpa. Él, a su lado, suspiró y asintió.
-¿Has hablado con ella?
-¿Con Selene?... No.-Zitao la miró incrédulo y enfadado, a lo que ella replicó.-¡Cómo si me dejaran utilizar el móvil! ¿Quieres que todo el mundo sepa que la buscas? No, ¿verdad?, entonces no te quejes y haz algo.
-Veré que puedo hacer. –Miró al suelo abatido y apoyó los codos en sus rodillas, llevándose las manos a la cara, cansado.- Necesito que estés en contacto con ella… ¿Cómo no he pensado en eso antes? Si no la has llamado ya, quizá sospeche, esté preocupada… ¡Y no sé cuándo puedo conseguirlo! Esto es un desastre



-Bueno, ¡tranquilo, hombre! –Dijo Nana, quitándole hierro al asunto. “Eres un exagerado, que lo sepas” le dijo mentalmente.-No creo que te sea tan difícil conseguir mi móvil, podrías pedirlo para buscar pruebas…
-¡… Y traerlo aquí para que seas tú quién lo use, y manejar a Selene!
-Bueno, no lo habría puesto con esas palabras, pero…
-¿Y qué le vas a decir entonces? –Preguntó hundido de nuevo.- ¿Qué habías estado haciendo para no llamarla? ¿Cómo vamos a verla? Ella no puede entrar aquí… Si no es apresada, claro.-Murmuró meditabundo.
-¡NI DE BROMA! No-la-vas-a-traer-aquí, ¿entendido?- Gritó Nana amenazadoramente.- Lo más fácil es ir al apartamento y presentarte como un compañero. ¡Y aún hay tiempo! Tranquilidad, por favor… -Paró en seco, y reflexionó un momento.-Solo que…
-Conseguiré permiso para salir de aquí. Cueste lo que cueste. –“¿Cómo lo harás?” pensó Nana.- Mi padre es el médico más reconocido de toda Asia, y ha viajado por todo el mundo. Le intentaron contratar hace más de una semana (cuando se descubrió todo esto), pero se negó. Cuando examiné el caso, y tras leer el informe le insistí hasta que accedió a venir. Por supuesto, también conseguí trabajo en la investigación. Me harán caso les diga lo que les diga, pues si pido a mi padre que nos vayamos, él no se lo pensará dos veces, y es una pieza vital para la investigación.
Zitao ladeó la cabeza, para ver si Nana había captado todo lo que había dicho, y aunque su cara no lo demostrara, sus pensamientos estaban procesando todo .
-Wow… -Despabilándose con una palmada, Nana sonrió y apuntó con su brazo al edificio más cercano.- ¡Pues vamos a rescatar mi móvil!
-Eso puede llevar un rato… Y creo que deberías llamarla, aunque sea a casa, si no la has visto en todos estos días. Actuar como si fuera todo normal, para que no sospeche…
-¡¿Pero qué va a sospechar?! Ay ¡por favor! Que Selene ya es mayorcita… ¿Y qué prisas tienes? ¡Hay tiempo!
-Tú solo… Llámala. Intentaré conseguir tu móvil de inmediato.
Volvieron dentro, y Zitao acompañó a Nana hasta unas cabinas acristaladas en uno de los pasillos del piso inferior. “Cabinas dentro del edificio… Original, original” pensó Nana, haciendo reír al lector de mentes.
Una vez dentro, Nana respiró hondo varias veces, intentando que su voz sonara natural. Sin pensarlo mucho más, marcó el número de su casa. El tono sonó infinitas veces, pero nadie contestó. Extrañada, volvió a llamar, teniendo cuidado de poner los números correctos. Tuvo el mismo resultado. Repitió el proceso dos veces más, hasta que se dio por vencida.
“Puede que haya salido, aunque es raro a esta hora… Voy a intentar llamar a una vecina, ¿vale?”. No se sabía ningún número de sus vecinas, así que llamó a la recepción de su bloque de apartamentos, y preguntó por la señora Lee, una buena amiga de Nana y Selene. Esta vez contestaron al segundo tono.
-¿Si?
-¿Señora Lee? Soy Nana, ¿qué tal está?
-¡Ohhh! Nana, ¡Cuánto tiempo sin saber de ti! Estoy bien, gracias. ¿Y tú? ¿Y Selene? Hace un par de días que tampoco la veo…
-¿No? ¿No la ha visto? Llamaba justo por eso…
-Pues no, no sé nada de ella. Hace varios días que la casa está totalmente cerrada. No hay ningún ruido, y nadie la ha visto ni entrar ni salir, y ya sabes lo ruidosa que es, siempre yendo de un lado a otro… Yo creo que se ha debido de ir… Aunque creía que lo sabías.
-¿Irse? No creo... ¿Por qué iba a marcharse?-La señora Lee se echó a reír al otro lado de la línea.
-¿Y me lo preguntas tú a mí? –Continuó riendo.- Ay, lamento no serte de ayuda, Nana, pero tengo que irme a hacer la comida. Llámame otro día.
-De acuerdo. Adiós…
Nana salió abatida de la cabina, con la mirada perdida y movimientos lentos. Zitao estaba igual o peor. Su mirada cansada en el suelo, sus hombros caídos.
-Se ha ido.-Murmuró ella.
-Lo he escuchado.
-No lo entiendo.
-Lo habrá sospechado. –Nana pensó desesperada “¿Qué ha sospechado si puede saberse?” Zitao suspiró.- Ella ahora sabe quién es, ha debido haber huido después de lo que la contaste.
Nana abrió los ojos y la boca, sorprendida, ¿era eso? Bufó incrédula. Ni siquiera lo había pensado. Se golpeó la frente y bufó de nuevo.
-Si ha huido… No va a confiar en mí… Y…-Tragó saliva, torciendo la cabeza, angustiada.- Esto supongo que confirma nuestras sospechas…-Tao afirmó.-Pero entonces… Mi trabajo… Es encontrarla, ¿no?-Murmuró Nana con una sonrisa triste.- Se supone que tengo que avisar para que…-Tragó saliva de nuevo, incapaz de continuar sin llorar.
Zitao posó una mano en su hombro y negó con la cabeza.
-Yo soy tu superior. Si te juzgan por incumplir tu misión, cargaré con la culpa. No te preocupes. - Nana asintió cabizbaja.- Te traeré tu móvil y continuaremos con el plan. Ya pensaremos algo para que venga a nuestro encuentro. No te preocupes. Pensaré en algo.


Comments (2)

On 29 may 2013, 15:39:00 , JulixTwinkle dijo...

Sólo puedo decir: Taooooooooo!! <3

 
On 29 may 2013, 16:55:00 , GodWolf dijo...

Dios que Tao es como Selene y la busca para estar con ella o.o Esto cada vez esta mas interesante