Ryosuke sudaba como nunca lo había hecho, no podía hablar
debido al amordazamiento. Estaba sujeto a la silla y por más fuerza que hacía
no podía aflojarla lo más mínimo. En cambio, Hikari estaba fría como el hielo, sujeta
a otra silla colocada detrás de él. No intentaba hablar y menos forcejear, se encontraba en un
estado de shock.
"Todo es mi culpa" - Se culpaba a sí misma de
aquello. "Si tan solo me hubiera dado cuenta, antes, de todo" - Ni si
quiera sabía porque Sora estaba haciendo aquello, pero aun así pensaba que era
la culpable.
La puerta del oscuro cuarto se abrió mostrando así la imagen
de Sora. Una sonrisa se le dibujó en la cara y caminó a paso lento hacia
Ryosuke, lo agarró de aquel pelo sudado y le arrebató la mordaza.
-¡Te mataré!- Fueron las primeras palabras que Ryosuke
escupió.
-Lo dudo- Cogió un barrote de metal que había en la sala y
golpeó con él a su víctima.
El labio de Ryosuke se partió y comenzó a sangrar. Cuando se
repuso, observó a su enemigo con un grandísimo odio.
-¡Dame más! Para alguien como yo esto son cosquillas-
Cumplió sus deseos y volvió a golpearle, esta vez fue Hikari la que reaccionó
con un pequeño grito, pareció dolerle más a ella que a él.
-¡Más!- Escupió sangre.
-No tiene gracia cuando lo disfrutas- Se acercó a Hikari
-¿Tu gritarás verdad?- Hizo aquella pregunta para insinuar que no le quitaría
la mordaza, Hikari lo miró aterrada.
-¡Detente! ¡Por favor detente! - Suplicó Ryo.
-Vaya...- Golpeó a Hikari, a la cual se le escaparon algunas
lágrimas del dolor. La fuerza de Ryosuke consiguió mover la silla.
-¡No! ¡Por favor!- Su voz sonó apagada
-Veamos, me detendré
si haces lo que diga ¿Entendido?- Se relamió los labios.
-Lo haré...- No se lo pensó dos veces, todo menos que Hikari
sufriera daño.
Sora sacó un teléfono móvil, era el de Ryosuke, lo había
robado antes.
-Llamaré a tu novio Kyo y deberás de decirle que, o viene a
salvaros, o moriréis-Buscó por la lista de contactos hasta encontrar el nombre
de Kyo y presionó el botón de llamar. Posicionó el teléfono de manera que Ryo
pudiera hablar con él.
Tardó en contestar, seguramente es que fuera por la sorpresa
que se llevó al ver que era su ex-amigo quien le llamaba.
-Sí... ¿Ryo?- Sonaba nervioso. Sora observó al joven para
que hablara, se tomó su tiempo.
-Kyo... - No quería decirlo, pero Sora levantó el palo
insinuando que si tardaba más Hikari recibiría algún golpe.
-Kyo... Sálvanos...- Cerró sus ojos, Sora volvió a golpearle
provocando un grito de dolor en el joven.
-¿Qué sucede Ryo?- Sora tomó la palabra.
-Escúchame, tengo a la maricona y a tu zorra aquí...- Se
calló mientras los observaba y salió de la habitación.
Cuando la puerta se cerró Ryosuke suspiró. Hikari seguía
igual de paralizada.
-No te preocupes ¿Vale? No sucederá nada...- Intentó calmar
el interior de su amiga. Esta respondió con gemidos, no podía hacer mucho más
con aquella mordaza.
-¿Sabes Hikari? En momentos como este me arrepiento de
muchísimas cosas en mi vida- El tono de su voz cambió a uno más dulce, Hikari
suspiró. - De no haber pasado más tiempo contigo, seguro que eres una persona
maravillosa y no me he esforzado en conocerte. También me arrepiento de estar
peleado con Kyo. Y sobre todo en mi conciencia siempre estará mi familia- Las
lágrimas querían salir, pero él lo evitaba como podía. - Mi padre siempre nos
ha maltratado y me he preguntado miles de veces como sería nuestra familia si
él no estuviera, creo que eso es algo que yo podría haber logrado si hubiera
plantado valor antes- No pudo contenerse más y Hikari escuchó sus sollozos.
"Al fin y al cabo ese es el poder del amor... Sale en
los momentos difíciles para ayudarte a
superarlos" - Pensó con cierta rabia debido a que no podía decir palabra
alguna.
La puerta volvió a abrirse y la luz los cegó. Sora entró y
Ryosuke apartó su rostro para que no viera sus lágrimas.
-Ya he hablado con él, viene en camino para salvaros ¿Qué
mono no? Como un superhéroe- Soltó una carcajada, Hikari le respondió con una
mirada de odio. -¿Algo que decirme?- Sorá le arrebató la mordaza. Hikari se
quedó callada -Los héroes no existen, tenedlo claro- Dio media vuelta y Hikari
habló.
-Tienes razón, pero tampoco los malos. Ni él es el héroe que
nos salvará, ni tu el malo que se saldrá con la suya, todos somos personas,
estamos al mismo nivel- Desafiaba con su mirada a Sora.
-¿Entonces quién ganará? - Levantó una ceja.
-No lo sé... Solo sé que tu no- Sora le golpeó por lo que
dijo.
-Maldito cabrón, déjala- Ryosuke se removía en su sitio.
Cuando Hikari recobró la compostura, le preguntó algo que
estaba deseando saber:
-¿Por qué haces esto?- Lo analizó de arriba abajo.
-¿Quieres saberlo? ¡Bien! - Cogió otra silla y se sentó -
Por Mei, lo hago por ella. Hikari pareces tonta, pero no lo eres ¿Verdad?- Le dedicó una de sus sonrisas.
-¿Para qué te llamó Mei?- Preguntó la joven.
-Quería que os separara de Kyo. Para eso me llamó.
¿Comprendéis lo que es eso? Tener a la mujer más perfecta del mundo y que te
llame para que le hagas los trapos sucios por otro chico- Se estaba frustrando
él solo.
-¿Esto estaba en los planes de Mei?- Hikari no pensaba que
Mei estuviera detrás de esto, pero sabía que esa pregunta le daría la
información final.
-No, no lo está. Cuando Kyo venga, os mataré a los tres y
entonces ya nada se interpondrá entre Mei y yo- Conforme sus palabras terminaron,
el timbre sonó. -Mirad, vuestro príncipe- Guiño un ojo.
-Amordázanos ¿No?- Dijo Hikari con un tono frio.
-Prefiero que os oiga gritar- Se dirigió hacia la puerta
dejándoles solos.
-Ryosuke... confía en mi ¿No temas vale? Sé que Kyo es más
listo que todo esto- Agachó su cabeza dejando que el pelo la cubriera. Ahora
era ella quien intentaba calmar a su amigo.
Kyo subió con mucha precaución por el edificio. No había ido
desarmado, guardaba un puñal en los bolsillos de la sudadera que llevaba.
¿Sería capaz de usarla? Lo dudaba, pero al menos podía intimidar.
No sabía con que se encontraría, ya le daba igual todo, las
dos cosas más preciadas de su vida estaban en peligro, esta vez fue el amor
quien nubló a la inteligencia. La puerta del piso estaba abierta, no se veía a
nadie. Kyo puso la mano en el puñal y a paso muy lento se precipitó a la boca
del lobo.
Al entrar al piso no vio a nadie, velozmente se giró
observando cada punto de la sala, pero no veía nada. Siguió caminando, llegó
al oscuro pasillo por el que avanzó hasta la primera puerta a su mano izquierda
que encontró.
Sabía que en el momento que la abriera debería de
enfrentarse a su enemigo y que tal vez le esperara la muerte, pero se imaginaba
a Hikari sufriendo el mínimo daño y ya todo le daba igual.
Abrió la puerta de golpe, al instante recibió un corte en la
cara, con su pierna golpeó al atacante que
no podía distinguir. Cuando se posicionó pudo deslumbrar la imagen de
Sora.
-Bienvenido- Sonrió y se abalanzó hacia él para atacarle,
Kyo lo esquivo con agilidad y contraatacó esperando acertar, pero no fue así.
Recibió una patada de su enemigo en la barriga, aún así le
dio tiempo a esquivar el puñetazo y a poder asestarle él uno en el rostro del
otro. Sora escupió.
-No alargaremos esto mucho- Con un ágil movimiento esquivó a
Kyo y se dirigió hacia Hikari colocándole el cuchillo en el cuello. - Suelta el
arma- Y así hizo, lo último que quería era que Hikari recibiera daños.
-Acércate- Le mandó Sora, a paso lento lo hizo. Rápidamente Sora derribó a Kyo
y le clavó el cuchillo en la pierna derecha. Comenzó a partirle la cara con
toda su ira hasta dejarle inconsciente.
Cuando despertó estaba atado a la silla junto a sus amistades.
No podía moverse. Ryosuke preocupado le habló.
-¡Kyo! ¿Estás bien?- Le dolía que una de las pocas veces que
volvían a hablar fuera en esa situación.
-Sí...- Dijo sin fuerzas. Los tres tenían el rostro
magullado, pero el de Kyo estaba muchísimo peor.
Sora sonrió mientras presenciaba aquella escena.
-Hikari ¿No te has quedado con la intriga de que hubiera
pasado si le hubieras avisado de que es una trampa?- Preguntó Sora.
-No, si le hubiéramos avisado se habría cegado y al entrar
hubiera sido peor- Respondió ella.
-Al fin y al cabo habéis perdido, creo que tus predicciones
eran erróneas- Terminó con una risa llena de maldad.
Se dirigió a la esquina de la sala y cogió unas botellas con
las que comenzó a rociar al rededor de ellos. Ryosuke las olió.
-Gasolina- El miedo inundo su cuerpo y el de los presentes
al oírlo.
Sora roció el líquido por encima de ellos también. Todos le
miraron con asombro, no creían que fuera capaz de hacer eso. Sacó el paquete de
cerillas, retiró una de ella de la caja y conforme fue a encenderla un disparo
en el pecho lo detuvo.
Comments (0)