Nana
Nana volvió a mirar el reloj. Ya eran las
seis casi, y Tao no aparecía. Ya no sabía que hacer allí con ese hombre
escrutándola como si fuera sospechosa de un crimen. Decidió pagar y salir
fuera, a seguir esperando. Cuando se estaba despidiendo del dueño del local,
sintió un fuerte tirón en su brazo, y por inercia casi tropieza contra la
puerta de salida. Zitao la estaba empujando a toda prisa. ¿Qué había pasado?
Decir que parecía enfadado era quedarse corta. Avisó al guardia para que les
siguiera rápidamente, pero Tao se volvió hacia él y negó con la cabeza.
-Volvemos solos. Tenemos prisa, el plan no ha
salido como creíamos. –El hombre parecía incrédulo e indignado, pero asintió en
silencio, medio temeroso.
Realmente daba miedo. Sus ojos parecían echar
fuego, su cara se crispaba de vez en cuando, y hacía rato que había sobrepasado
el límite de velocidad. Nana prefería mantenerse callada, aunque al fin y al
cabo, Tao sabía todo lo que estaba pensando, y aun así no frenaba. Con una
rapidez vertiginosa llegaron a la base y él la guio hasta su despacho, dando
grandes zancadas y resoplando furioso. Nana sentía curiosidad por saber qué
pasaba, aunque temía lo que pudiera decirla.
Tao ni siquiera se molestó en cerrar la
puerta, y Nana no sabía si debía entrar, sentía que iba a explotar de un
momento a otro, y así fue. Zitao se apoyaba en la mesa, respirando con fuerza,
cuando un temblor le recorrió entero y con un grito rabioso dio un golpe con su
puño en la madera y tiró todo lo que había encima, la pateó con un solo pie y
la mandó al otro lado de la habitación. Pero eso no fue suficiente. Llevándose
las manos al pelo y descolocándolo, continuó destruyendo su propio despacho,
golpeando muebles y paredes. Cuando se hubo cansado, se tiró en un sillón, con
un resoplido y desesperación en sus ojos.
-Le mataré, juro que le mataré. Ese malnacido
que cree que puede quitármela…
Nana no sabía si irse, en su fuero interno
era lo que más deseaba, salir corriendo y esconderse, pero la curiosidad
también la movía a quedarse allí y poder saber qué había ocurrido. Tao alzó la
vista y la miro seriamente.
-Pasa.
Nana entró y cerró la puerta tras de sí, con
miedo, pero ansiosa.
-Me encontré con Selene.-Dijo tomando aire,
cansado.- Iba despistada y evité que tuviera un accidente, así que me vino
perfecto para acercarme a ella. –Murmuró un poco más sosegado.
-Ohh… Bien, y ¿entonces?
-Entonces estuvimos un rato juntos, y te
puedo asegurar que es ella…-Se tiró del cuello de la camiseta e hizo una
mueca.- Leí lo que pensaba en profundidad, y llegué a sus recuerdos más
cercanos. Te oyó hablar, y te vio desde la tienda de la otra acera. –Nana abrió
la boca sorprendida.
-Que poderes más chulos… Bueno y entonces
que, ¿qué pasó más? ¿Había amor en el aire?-Se mordió el labio cuando cayó en
la cuenta de que si estaba enfadado y furioso era por algo. Probablemente su
plan no funcionó.
-…No.-Tao soltó el aire mientras cerraba sus
puños, que se sacudían, tensos.-No, no hubo nada. Al principio me parecía
normal, no me conocía, aunque… Yo tampoco y te aseguro que no he visto alguien
así, tan perfecta para mí. –Agitó la cabeza, contrariado y de mal humor.- Bebía
los vientos por ella, pero Selene estaba deseando irse. –Se levantó de nuevo,
inquieto. Sus dedos estaban blancos por la presión.- Pero no podía dejarla ir,
me sentía tan frustrado… No quería apartarme de ella. La necesito, pero Selene
no parece que…-Paró para tomar aire y tratar de serenarse. Abrió los ojos y la
irracionalidad que desprendían me dio verdadero pánico.- No está sola, luego
llegó su… Lo-que-sea. Vino y se encaró conmigo el muy imbécil. No sé qué quién
demonios es, pero me ocuparé... –A partir de aquí su voz se volvió aguda y
comenzó a no terminar las frases, como si pensara en alto, mientras destruía
más objetos.- “Ese maldito”… “La tiene para él, eso es lo que se cree.” “Pero
será mía”… “Estamos destinados.”…” El Universo entero”… “Está en su
contra”…”Haré lo que haga falta”…”No se va a quedar así”…”¡NO!”
-¿Ta-Tao? –Murmuró Nana, intentando que
saliera de sus delirios. Él la miró desde su pequeño mundo de locura y sonrió.-
¿Qué… Vas… A hacer? Si ella está con él, pero es Alpha… ¿Deberíamos
encubrirles? Creo que si dejamos pasar tiempo, se olvidarán de esto…
-¿Encubrirles?-Rio secamente Tao.-
Encubrirles… ¿Para qué? ¿Para que sean felices y coman perdices? ¡NO!-Chilló
con nuevas convulsiones furiosas.- Él va a alejarse de ella, de eso me ocuparé
yo. Me da igual lo que tenga que hacer. Me da igual. –La miró con un brillo
intenso de malicia.- Si ella no está cerca de él… Si ella está a mi lado, aquí…
No podrán verse, y yo la salvaré, me acabara amando y se rendirá ante mí.
Será mía.
-Tao…-Nana se aclaró la garganta. Tenía que
decirle unas cuantas cosas, le daban igual las consecuencias. Bufó irónicamente
y prosiguió: ¿Estas insinuando… Que vas a traerla… AQUÍ? ¿DÓNDE VAN A
EXPERIMENTAR CON ELLA, MUTILARLA Y A SABER QUE COSAS MÁS ANTES DE MATARLA?
¡¡ESTÁS COMPLETAMENTE LOCO!!-Abrió la puerta y se largó de allí con paso firme,
dispuesta a hacer las maletas. Tao se rio estridentemente.
-¿Ah, sí? ¿Te vas? ¿Crees que te recibirá con
los brazos abiertos y estaréis juntas? Ella piensa que la has traicionado, y te
odiará. –La cogió por los hombros y sonrió.-Yo soy el único que puede decirle
que todo era un plan, porque ahora mismo… Solo va a confiar en mí. Al menos, en
ti desde luego que no. –“¿Lo tenías todo planeado, no?” rugió mentalmente
Nana.- No del todo, no me esperaba que esa cosa estuviera con
ella… Pero me libraré de él.
- ¿Y qué quieres hacer? ¿Matarle y traerla
aquí contigo? ¿Tiene ese algún sentido? Estás perdiendo la cabeza… Tao, vuelve
en ti.
-¡Nuestro destino es estar juntos! ¡Es el
mismo destino el que me llevará a acabar con él!
-Tao… -Susurró Nana, realmente preocupada.-
No puedes decidir acabar con la vida de alguien así como así… Esto es serio,
tiene que haber otra salida…
-¿Acaso crees que no lo he pensado? Le puedo
acusar… Puedo hacer cualquier cosa, esta organización está en mis manos. No
harán nada que yo no quiera que hagan y si digo que le atrapen le atraparan,
diré que él es Omega.
-¡Pero eres tú!
-¡Y por eso yo debería estar con Selene, NO
ÉL! Por eso tiene que desaparecer. Puedo cambiar las pruebas, puedo hacer
cualquier cosa. –La observó con intensidad un momento y añadió: y tú me
ayudarás, porque si no… La perderás para siempre.
Nana le miró con odio. “¿Qué puedo hacer?” No
quería aceptar, era una tontería decir que sí, pero tampoco podía decir que no,
pues eso significaría trabajar para personas con el mismo propósito pero
ignorantes que no sabían cuál era la verdad y no se iban a detener al atacar a
Selene. Aun así, le parecía que Tao necesitaba tranquilizarse antes de nada.
-Vale, pues haré lo que tú digas.-Apuntó
hastiada, para continuar cautelosa: pero, tranquilo. Hay tiempo, no va a pasar
nada por tardar un poco más…
Él suspiró y pulsó un botón en su teléfono.
-Secretaria Seo, por favor búscame el coche
con esta matrícula. Te paso la foto.
-¿Qué matrícula?
-La del “amigo” de Selene. Necesito
encontrarle.
- Oye, tú lo que yo te digo te viene dando
más o menos igual, ¿no?
-Seguiremos mi plan. Y mi plan lleva en
marcha desde hace un tiempo. No tengo prisa. –“Ya, claro.”- Quiero ver los
resultados lo antes posible.
-¿Y cuál… Es tu siguiente paso? –A Nana no le
gustaba todo eso, pero cuanto más cerca de Tao, más controlado lo podía tener.
-Necesito ganarme la confianza de Selene, al
menos conocerla un poco más, verla… Intentar que se dé cuenta de que yo soy
quién debería… -Apretó la mandíbula e inspiró profundamente, controlándose.-
Ver lo que hace falta para estar con ella y quitar del medio a…
No pudo continuar, pues entró en la
habitación la secretaria Seo con varios documentos en las manos.
-Señor Huang, me han avisado de que se ha
olvidado esto en el coche. Son los papeles que traía con usted del despacho de
su padre.
Los dejó con delicadeza sobre la mesa, se
inclinó en un saludo educado, y volvió a salir. Nana se acercó a curiosear lo
que eran, ya que Zitao hacía caso omiso y seguía planeando, con el móvil en sus
manos, escribiendo algo.
-¿Tao? ¿Para qué necesitas esto?
-Para nada, los cogí sin mirarlos, solo
necesitaba algo para fingir que…
-¿Tienes hermanos?-Tao se removió en su
rincón, extrañado.
-No.-Nana le señaló los documentos,
encogiéndose de hombros.
-¿Y estas partidas de nacimiento? Hay dos,
una tuya y otra…
Antes de que pudiera seguir hablando, Zitao
le arrancó los papeles de las manos. “No tiene sentido”.
Comments (1)
Interesante, me hago una idea del hermano pero no me arriesgaré :P