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La verdad revelada, un triste pasado y un futuro incierto.
“Selene”
Con una rápida agitación,
sus pestañas comenzaron a batir, temblorosas ante los estímulos desesperados
por abrir los ojos.
“Myungsoo”
Comenzó a buscar silenciosamente una salida, intentado
no despertar a Tao, que dormía profundamente en el piso de abajo.
“Selene”
Ni siquiera sabía dónde estaba. Sus ojos
enfocaban el techo gris y mate, no conseguía oír otra cosa más que un pitido
agudo y sus pensamientos frenéticos. Tenía que encontrarla.
“Myungsoo”
No estaba lejos, lo sentía. Estaba despierto
y vivo. Lo escuchaba desde allí. Solo tenía que salir, escapar. La puerta
estaba cerrada, y las ventanas ocultaban el exterior tras fuertes rejas. No
podía seguir encerrada, no cuando Myungsoo estaba tan cerca, más allá de esas
paredes. Golpeó con impotencia los muros que le separaban de él. ¿Qué podía
hacer? No podía ir.
“Selene”
Aunque apenas podía moverse aún, sentía que
sería capaz de cualquier cosa con tal de volver a tenerla entre sus brazos. Aun
si sus músculos no respondían, poseía el poder suficiente para traerla hasta
él. Jamás se había sentido tan fuerte.
“Selene”
Notaba su presencia, le llenaba todo el
cuerpo. Como una ráfaga, su poder dejó de retenerse y fue hasta el muro, donde,
como si fuera gelatina, lo apartó suavemente a un lado, permitiéndole
continuar, habitación tras habitación, lentamente hasta dar con Selene.
“Myungsoo”
Posó la mano sobre la pared. Estaba viniendo.
Cada vez se acercaba más. “Aquí, aquí estoy. Ven” Tao estaba derrotado sobre el
sofá y probablemente no se diera cuenta de nada, incluso si la habitación se
venía abajo. Giró la cabeza y centró su vista en el cemento recubierto de papel
pintado. Sabía que algo iba a suceder. Cuando la pared se abrió por la mitad, dejando
un hueco para que pudiera atravesarla, no pudo más que sorprenderse y sonreír.
Esos poderes eran increíbles.
“Selene”
De nuevo, rompió esa muralla como si fuera de
mantequilla, moldeándola hasta conseguir crear un espacio suficiente para que
se pudiera atravesar. Podía sentir el edificio entero bajo su control. Ella
estaba allí, lo sabía.
Cuando salió, cerró la abertura, como si nada
hubiera pasado. Tomó aire con cuidado. Ella ya corría por su propio pie hasta
allí. Notaba sus pies sobre el suelo, rápidos.
“Myungsoo, Myungsoo”
Corría entre escombros y pasillos medio
derruidos hasta que encontró la puerta. Era allí, estaba segura. Ahora incluso
podía oler a Sungyeol y… A Nana. Pero no podía pararse a pensar, Myungsoo
estaba allí. Llamó, y todos se comenzaron a poner nerviosos. No se acercaron a
la puerta, pero ésta se abrió de cualquier forma. Sonrió, segura de que eso era
obra de él.
“Myungsoo”
Tres personas la miraron sorprendidas y
estupefactas. Pero no se podía detener en contemplar sus ojos como platos, el
cuerpo tendido más allá de ellos, le llamaba. Sus labios entrecerrados, sus
párpados caídos, su cabeza ladeada, mirándola. Sus heridas cicatrizando en su
pecho desnudo.
-Myungsoo. –Susurró yendo hasta la camilla y
estrechándolo contra ella.
“Selene… Ya estás aquí.”
Su cálido cuerpo, le proporcionó la fuerza
que necesitaba para moverse, ese aliento de vida que le habían robado. Con
manos temblorosas, subió lentamente hasta que pudo rozar su pelo, que caía en
cascada sobre él. Ella notó el movimiento y se apartó ligeramente, mirándole
con los ojos brillando, acuosos. Myungsoo posó su mano en su mejilla, notando
como caían las lágrimas que estaba reprimiendo, mientras sonreía apretándose
contra su palma. ¿Cuantas veces había pensado en ese momento, cuando creía
haberla perdido? Infinitas.
Ella dirigió sus dedos a la cara de él,
limpiando a su vez, las lágrimas que inconscientemente había derramado.
-Te he echado de menos... –Murmuró Myungsoo,
incorporándose bajo la atenta mirada de todos los que estaban allí.
Pero ya no le dolía, ya no le molestaba, se
sentía perfectamente bien. Estaba vivo, y ella a su lado. No quería nada más.
Solo eso.
La abrazó lanzando un pequeño suspiro de
placer, que hizo que sonriera y temblara bajo sus brazos. Había llegado a pensar
que no podría volver a hacer nada de eso.
-Yo también a ti. –Dijo contra su hombro,
moviéndose para plantar un pequeño beso en su mejilla.
No contento con eso, y aún sabiendo que no
estaban solos, recogió su mentón entre los dedos, atrayéndola hacia su boca. El
calor de su piel se elevó con el contacto. Solo esa pequeña caricia consiguió
nublar sus mentes, únicamente pudiendo pensar el uno en el otro, sin que
importara nada más. Se necesitaban de una forma que solo esa pasión podía
demostrar, manejando sus labios para que se encontraran entre caricias y
deseos.
Nana y el doctor agacharon la vista,
carraspeando, con la cara encendida en un color grana. Sungyeol continuó
observando, dejando que sus sentimientos se hicieran trizas en su interior. No
podía hacer nada contra aquello. Ella no era para él, estaba claro. “Ya lo
sabías desde un principio” se dijo, medio riendo de lo absurdo que era a veces.
-Ahora sí, deberíais saber todos la verdad de
este asunto.- Murmuró el padre de Tao.
Todos se miraron expectantes, aunque
cansados. Pero no permitieron que el agotamiento fuera una objeción,
necesitaban saber que estaba pasando. Selene y Myungsoo cogieron asiento en el
sofá, sin dejar de abrazarse por ello, con los dedos enlazados en los del otro.
Nana prefirió alejarse un poco, en un sillón. Aún no había podido hablar con
ella, aún pensaría que…
Sungyeol se mantuvo de pie, esperando
impaciente. El médico suspiró.
-No es algo fácil de contar, y jamás pensé
que podría llegar este momento, así que no lo repetiré más veces, espero que
podáis entenderlo. –Asintieron, nerviosos.- Para empezar… La pizarra que
encontrasteis… Fue malinterpretada. Bueno… -Añadió bajo una incipiente réplica
de Nana.- Estaba borrada parcialmente y dividida en diferentes trozos… No era
fácil llegar a una conclusión, lo sé. Pero, os equivocasteis.
-Y entonces, ¿qué pasa con eso? ¿Cuál es el
mensaje verdadero? ¿Alguien lo sabe? –Inquirió Nana.
-A día de hoy… Creo que solamente yo puedo
deciros la verdad. Lo que estaba escrito allí… Esa solo era una copia. Una
copia mal conservada, por cierto.- El doctor suspiró. No iba a ser fácil.- Hace
muchos años conocí a cierta mujer que trabajaba en este asunto, en una
investigación tan o más secreta que esta. Tuve una relación muy… Estrecha con ella.
Me llegó a conocer muy bien, y supo con el tiempo quién era, así que no tuvo
más remedio que contarme toda la historia.
Cada cierto tiempo, movidos por alguna fuerza
extraña, que jamás llegaremos a conocer, se dan los nacimientos de seres no
humanos, hijos de personas normales, parejas cualesquiera.
Nuestros más antiguos ancestros se dieron
cuenta de este hecho y anotaron sus curiosos descubrimientos en roca. Por
supuesto, hicieron varias copias, pues cada vez iban sabiendo más y más acerca
de estos seres. La última de aquellas, fue guardada con especial celo, llegando
casi en perfectas condiciones hasta la época en que ya pudo ser transcrito el
mensaje a papiro, pergamino, papel… Las demás rocas se perdieron y esa última
con el tiempo, también. Pero los documentos se guardaron en diferentes lugares,
estando al cargo de ellos diferentes personas a lo largo del tiempo, hasta que
llegó a la época actual, donde vivimos millones de personas, y esas cosas
parecen poco menos que un simple mito.
Cuando la asociación en la que trabajaba
encontró varios de estos pergaminos en un templo abandonado chino, comenzó la
investigación. Tenían material de sobra para contrastar lo que encontraban y
traducían. Así que puedo aseguraros, que estaban muy satisfechos con sus conclusiones.
¿Y qué conclusiones fueron aquellas? Pues
veréis… Como bien sabéis, existe el ser de los ojos negros, con poderes
mentales muy fuertes, como la telequinesia y la telepatía.
Myungsoo se tensó en su sitio. ¿Ambos
poderes? Pero… Él solo tenía telequinesia… Y Tao… Miró con ojos confundidos al
médico, y este, negó con la cabeza, para continuar hablando con un
pequeño suspiro.
Y luego está el ser de los ojos sin color,
que también es llamado en algunos otros documentos como el ser de los ojos del
mundo, o del cielo, que tiene sentidos extremadamente agudos e intuiciones,
incluso visiones.
Selene asintió, tímida.
Ambos están destinados a estar juntos, pues
solo los dos juntos podrán ser felices. Hasta aquí perfecto. Pero no era ese el
mensaje de la piedra. Eso solo era una pequeña parte. Todo lo demás, está
malinterpretado por la falta de información.
Ambos están destinados a encontrarse, pero…
El Destino no puede hacer nada contra las circunstancias del travieso mundo en
que vivimos. Y por eso, muchas veces estos seres ni siquiera han podido estar
juntos.
Creísteis que los hijos que tuvieran podrían
destruir el mundo, pero yo os digo que no es así. No del todo.
Si ambos tienen hijos, no hay ningún problema
en nada. Estando juntos, teniendo descendencia, viviendo como humanos… Sus
poderes van disipándose con el tiempo. Quizá los podrían mantener, quizá no,
pero sus hijos serían humanos completamente, al igual que sus abuelos.
¿Y por qué lo malinterpretasteis siendo así?
Ahí no acaba el mensaje. Esta es la parte más controvertida, y la que más nos
afecta en este momento. Como ya os he dicho, el Destino no asegura nada, solo
el hecho de que se encontrarán. La suerte que puedan correr en sus vidas no
tiene nada que ver con el destino. No tienen por qué estar juntos, casarse o
tener hijos. Así, las circunstancias de unas vidas y de otras, pueden llevarles
a tener hijos con otras personas, gente a la que creen amar en un determinado
momento, aún si no les completa. O simplemente personas que han llegado a su
lado por matrimonios de conveniencia, o cualquier otra razón.
Si hablamos de la descendencia… Serán
personas que crecerán como nuevos no humanos, siguiendo el mismo destino que
sus padres. Si solo nace uno de ellos, en la próxima generación los poderes desaparecen,
crecen normales. Y bien, ¿y la preocupación? ¿Y la destrucción del mundo?
Pocas veces ha sucedido, y solo se llegó a
apuntar un caso en la historia, pero… Nada es imposible. Pueden nacer tres no
humanos. Imaginaos que uno de ellos nace con un gemelo… Entonces podría
suceder. Dos Omegas, un Alpha, o al revés. Entonces, ¿Qué sucedería? Pues bien…
Ambos Omegas (pongamos ese ejemplo), se odiarían por naturaleza, por supuesto.
Que existan dos de ellos les llevaría a enfrentarse, pues sus impulsos les dicen
que solo puede quedar uno, además de la gran rivalidad que existiría una vez
hubieran conocido a Alpha. Los poderes del progenitor no humano se perderían
para dividirse entre ambos, siendo potenciados en ellos al enfrentarse ¿y qué
pasa si uno de los dos elimina al otro? ¿No sería acaso mejor, pues se vuelve a
equilibrar la balanza? Por razones que nadie sabe, eso no sucede. Lo que ocurre
es una cosa bien diferente: el mundo tiembla, la gente muere. Muchas personas
lo llamaron “el fin del mundo”, y así es. Si uno de los hermanos mata al otro,
el mundo se destruye.
Afortunadamente, no es fácil asesinar a un
hijo no humano y aunque parezca muerto, puede revivir si se tiene cuidado y su
cuerpo no es destruido. Así se dieron cuenta nuestros antepasados de esto, y lo
apuntaron con sumo cuidado, pues habían vivido una de estas situaciones.
Rápidamente, en cuanto se pasó aquel terrible momento de pánico, separaron a
los hermanos y los alejaron, dejando que vivieran sus vidas hasta que murieron.
Así erradicaron el problema. Pero nosotros… No creo que podamos hacer eso del
todo…
Como ya deberéis haber imaginado… Myungsoo y
Zitao son hermanos, y ambos son Omegas, mientras Selene es Alpha. Antes, esa
sacudida era solo el aviso de que uno de ellos había muerto a manos del otro.
Si no hubiéramos traído aquí a Myungsoo y no le hubiera intervenido…
Probablemente, podría haber ocurrido lo peor y podríamos no haberlo
solucionado. Tenéis que alejaros, no podéis encontraros más, no podéis mataros.
Debéis continuar vuestras vidas, alejados…
-Pero… ¿Somos hermanos? ¿Cómo…? ¿Quién…?
–Preguntó agitado Myungsoo.
-Myungsoo… Sois hermanos, aunque te cueste
creerlo. No sois gemelos, ni mellizos… Solo sois… Medios hermanos. Perdóname
Myungsoo, por eso no creí que fuera a causar ningún problema todo esto…
Myungsoo respiraba entrecortadamente, con el
ceño fruncido, tenso. Selene apretó más fuertemente su mano entre la suya.
-¿Quién eres tú? –Inquirió.
-Yo soy el padre de ambos. –Suspiró mirando
al techo, y luego clavó sus ojos en los de su hijo.- Me obligaron a casarme con
una mujer que no amaba Myungsoo, así que… Siempre estaba viajando con el
trabajo, conociendo lugares y… Mujeres. En uno de esos viajes conocí a la
persona que me contó todo esto, y que me dijo que… Efectivamente, yo era Omega.
Me fascinaba, no sé si alguna vez la amé, pues ella no era Alpha… Pero no pude
evitar estar a su lado. La traje conmigo, aquí a Seúl, porque realmente la
quise. Pero entonces mi mujer comenzó a caer enferma… Y yo no supe que hacer
muy bien... Me centré un poco más en atender a mi esposa… Entonces al cabo de
unos meses, descubrí que las dos estaban embarazadas… Y… Dieron a luz el mismo
día, a la misma hora. –Se restregaba las manos lentamente, sabiendo que su
historia no le hacía respetable.- Si alguno de los dos hubiera nacido antes…
Ese habría tenido los poderes íntegros, lo sé. Rezaba para que fuera así. Pero
no sucedió. El Destino siempre jugó conmigo… O quizá fui yo quien jugué con él…
-¿Y mi madre? ¿Quién era? ¿Qué pasó con ella?
–Exclamó Myungsoo destilando cierta rabia.
-Era mi amante, a la que no volví a ver…
Myungsoo, tranquilízate... Cuando supe que había dado a luz, fui a asegurarme,
aunque me hubieran dicho que no la viera más, quise saber quién y cómo eras… Y
si tenías los poderes o no. Pero cuando llegué… Era demasiado tarde. Se-se… Se
suicidó. Y tú fuiste al orfanato, pero no me dijeron nada, no me dieron más
información. Ni siquiera sabía que existías hasta… Hasta hace escasas horas.
Myungsoo apoyó sus codos en sus rodillas,
manteniendo su frente contra sus manos unidas. Temblaba, temblaba
increíblemente bajo su ropa. Selene sabía bien que bajo esa postura defensiva,
escondía su cara compungida de dolor y llanto.
-¿M-murió… Así… Sin más? ¿P-por ti?
-Myungsoo… No fue… Yo… Lo siento, Myungsoo.
No sabía que hacer, jamás supuse que lo haría... Le presté ayuda económica…
-¿Y qué más? –Chilló su hijo.- ¿Crees que eso
era lo que necesitaba? –El médico guardo silencio, mirándole serenamente.
-No era tan débil como piensas. Debió tener
muchas más razones para hacerlo, cosas que nunca me contó. Eso fue lo que pasó,
ya no podemos hacer nada. Si quieres aceptarlo, lo agradecería. Si quieres
saber cómo era, te contaré todo lo que sé, pero no pienses en volver atrás n el
tiempo. Nadie lo ha conseguido.
Myungsoo asintió cansado y aún furioso, poco
conforme, pero intentado llevar algo de lógica y razonabilidad a su cabeza,
respirando profundamente. No podía perdonarle y no lo haría, pero tampoco podía
comprender el pasado.
-Y… ¿Y mi familia? Si estabais destinados a
encontraros… ¿Conociste a mi madre? –Murmuró Selene, intentando confortar a
Myungsoo con caricias, mientras cambiaba de tema, curiosa y confusa.
-Sí, claro que la conocí… Pero fue demasiado
tarde.
Soy médico, y como he dicho, viajaba
mucho. Cuando Zitao nació, dejé de lado todas esas idas y venidas,
pero hubo un destino que sin saber por qué me llamo la atención: España. Me
pidieron que fuera a investigar ciertas cosas, y trabajé allí durante varios
meses. Entonces fue cuando la conocí. Era una mujer sencilla, a la que habían
hecho casarse con un hombre mucho más mayor, viudo ya, en un matrimonio de
conveniencia para juntar dos empresas. Suena como algo bastante arcaico, pero
se sigue haciendo aún ahora. Ella se llamaba Gabriela, y se parecía mucho a ti.
Yo fui el médico que asistió tu parto, y fue
entonces cuando ella murió. Hubo complicaciones, y su hemorragia le llevó a un
estado de coma que trajo a las familias de cabeza. Para cualquier otra persona
hubiera supuesto la muerte pero… Ella no era humana. Sin embargo no lo
comprendieron así y decidieron que no sobreviviría. Su marido decidió romper el
trato, pues tú naciste con un cuerpo y corazón débiles, pues fue un parto
prematuro, y se alejó. Tu madre no despertó y tus abuelos estaban viejos y
cansados, además de en quiebra por el abandono de la otra empresa. Así…
Decidieron desconectarla. Me opuse mil y una veces, afirmando que en poco
tiempo despertaría, pero simplemente la dejaron a su suerte.
Me quitaron del caso, y me devolvieron a Seúl.
Y no volví a saber de ti, hasta ahora.
Selene hundió la cabeza entre sus hombros,
incrédula, estupefacta y triste. ¿Todo eso era inevitable para que llegaran a
vivir ellos? ¿Para conocerse y tener todos estos problemas? No sabía que
existencia era más dolorosa, si la de sus respectivas madres, o la suya propia.
Myungsoo se apoyó en ella, descansando sus penas mutuas en los brazos del otro.
Era la única forma en la que podían sentirse algo mejor.
Nana evitó mirar demasiado y volvió la
cabeza, llena de palabras, ideas e historias, hacia el doctor. Aún tenía una
duda flotando en aquel espeso mar que era su mente.
-Pero… ¿Qué va a pasar ahora? ¿Por qué está
vez iba a ser más complicado separarles?
-No, no. Eso no es tan complicado. El
problema aquí es que… La situación es incierta. ¿Qué pasará si Myungsoo y
Selene tiene un hijo? ¿Y si no se alejan Tao y él? ¿Cómo de loco esta Zitao,
qué no sería capaz de hacer con tal de conseguir estar con ella?
-¿Y qué pueden hacer entonces? –Preguntó
Sungyeol, tragando saliva, apartando la mirada de los dos, para observar al
padre de Myungsoo.
-Iros. Alejaros de aquí, vivir por vuestra
cuenta, y arriesgaros. ¿Qué más da todo? Estáis juntos. Id y vivid la vida que
muchos otros no hemos podido disfrutar. Nosotros podemos ocuparnos de mi otro
hijo.
Selene y Myungsoo se miraron entre pequeñas y
brillantes lágrimas. Tenían miedo y estaban indecisos, pero no pudieron evitar
sonreírse. Parecía que el futuro podía ser mejor.
No sonaba mal: vivir juntos, lejos de allí.
Comments (1)
*_* Me alegra muchisimo que Myungsoo haya sobrevivido, pero algo me dice que no van a vivir tan bien juntos como parece :/