Nana
13# Señor Manipulador. Mentes perversas.
Todos los lugares por donde estaban pasando se encontraban en silencio, algo increíble para aquel lugar. Se deslizaron sigilosos hasta el primer piso, y cruzaron la puerta sin que nadie les dijera nada. Nana estaba asustada, pensaba que en cualquier momento les llamarían la atención y les obligarían a volver. Zitao a su lado, caminaba con bastante confianza. “Claro, sabe lo que piensan todos los demás”
Siguieron caminando hasta que llegaron al muro que rodeaba aquella especie de fortaleza. Se acercaron a la puerta y dieron su identificación.
-Están correctamente acreditados. ¿Razón de la salida?-Preguntó uno de los guardias.
-Motivos de trabajo. Creemos tener pistas para nuestra misión. Solo queremos asegurarnos.-Respondió Tao con seguridad y fuerza, el guardia le miró cabizbajo, haciendo una mueca.
-Si quieren hacer una salida así, deben ir acompañados de un guardia. No pueden abandonar el recinto solos.
Zitao comenzó a impacientarse.
-Pedí personalmente que nos dejaran salir sin guardia esta vez.
El hombre miró los registros hasta encontrar su petición.
-Así nos consta, Señor Huang, pero su solicitud no fue aceptada. No pueden salir sin acompañante.
Tao resopló exasperado y miró a Nana. Ella se encogió de hombros sin saber qué hacer.
-A mí no me mires, tú eres el cerebro del grupo. Yo solo te aviso que… Más vale que se te ocurra algo pronto, o llegaremos tarde.
-Déjame pensar, déjame pensar.
Eran las cuatro pasadas, y aún no habían salido de allí. El tiempo corría en su contra, y lo sabían. Zitao seguía dándole vueltas, planeando, rechazando ideas por descabelladas, hasta que llegó a una conclusión.
-Nana, ¿Qué es lo principal de todo esto?-Preguntó haciéndola reflexionar.
-Pues… Saber si Selene es o no es como tú… Y que la conozcas, ¿no? –Le dijo dubitativa.
-Bien… Entonces creo que tengo una idea. Solo que… Tendrás que fingir muy bien, porque nos tenemos que llevar a uno de nuestros amiguitoscon nosotros.
Nana asintió. ¿Qué podía hacer si no? Estaba trabajando para él, bajo sus órdenes. Además no creía que tuviera intenciones malas, por lo que confiaba en él. O algo parecido.
-¿Señor? –El guardia volvió la cabeza, a la escucha.- Vamos a salir, necesitamos a uno de tus compañeros. Creemos tener pistas sobre quién puede ser Alpha. Dense prisa en los trámites, o no llegaremos a su encuentro.
*Alpha es el nombre en clave del ser de ojos de ningún color. Omega es el nombre en clave del ser de ojos negros.
Enseguida, un hombre robusto, alto y con mirada de odio salió para acompañarles. Entraron en uno de los coches blindados del centro y se dirigieron a toda prisa al encuentro con Selene. Durante el viaje, Zitao le especificó en clave algunos detalles más del plan a Nana, aprovechando que el militar estaba ocupado conduciendo y escuchando la voz metálica del GPS.
-Hemos quedado a las cinco y media con ella.-Murmuró Zitao.
-Pero… ¿No habíamos quedado a las…?-Tao puso un dedo sobre sus labios, indicándola que callara, y miró de reojo al asiento de delante.- Claro, a las cinco y media, que despiste.
-Y yo tengo que ir un momento al despacho de mi padre en Seúl a recoger unos papeles que necesita. Ya sabes…
-¡Claro, claro! Sí, no me acordaba.- Dijo alegremente. “Así que me vas a dejar sola con este tío, ¿no? Muy listo.” Pensó dirigiéndole una mirada de odio que el conductor no podía ver.
-Solo tienes que esperar a que aparezca y ya está. No te importa, ¿no? Ya te lo comenté, pero acabo de recordarlo de nuevo.- Nana estaba estupefacta.- Se precavida cuando estés en el sitio acordado, no vaya a ser que te oiga decir alguna cosa que pueda espantarla. -Se miraron intensamente. Tao lamentó no poder hablar con ella mentalmente. "Solo tienes que soltar alguna fanfarronada, para que Selene lo oiga y no sea descubierta". Aunque no pudo escuchar eso, Nana asintió, entendiendo más o menos lo que pretendía Zitao.-Aún no sabemos si puede ser ella o no. Así que… Ten mucho cuidado a partir de las cinco y cuarto más o menos. Puede adelantarse a la cita de y media.
Nana asintió con la boca abierta. “Lo tenías todo planeado desde un principio… Serás…”. Zitao la miró haciéndose el sorprendido. “Has hecho todo esto para poder estar a solas con ella… Algún lo pagarás, Tao, algún día.” Pensado esto, Nana se giró en el coche, mirando por la ventana y le ignoró por completo lo que quedaba de viaje.


Cuando llegaron a la cafetería, Zitao se hizo el despistado y explicó al guardia el problema que le había surgido. Por supuesto, tratándose de algo referente a su padre, le dejaron ir, quedándose solos Nana y su acompañante.


Tao miró la hora: era aún pronto. El despacho estaba muy cerca, así que fue tranquilamente hasta allí, rebuscó algunos papeles, abrió algunos libros… Y se hizo con unos cuantos documentos que parecían olvidados, y de los cuales, estaba seguro que su padre no notaría la ausencia. Recogiendo el desorden que había creado, salió de allí sonriente, ensayando alguna que otra maniobra para acercarse a Selene.

Nana mientras tanto, había pedido un café y miraba al suelo, impaciente y nerviosa. ¿Y ahora que hacía ella allí? Además, el guardia malhumorado la vigilaba de cerca y no abría la boca mientras la miraba desconfiadamente.
-Qué bien…-Suspiró. Miró la hora, ya eran cerca de las cinco, hora de comenzar el plan. Volvió a respirar fuertemente.- Parece increíble que la vayamos a atrapar con tanta facilidad, ¿Eh?
El hombro asintió con un gruñido frente a ella.
-Aunque aún hay que hacer pruebas claro… No sé yo si será… -Nana volvió a tomar aire, cerrando los ojos, cogiendo fuerza. “¿Qué estoy diciendo?” Siguió haciéndose la sorprendida inocentemente.- Igualmente… Va a ser todo tan sumamente sencillo… Viene, la detenemos, y nos la llevamos con nosotros para hacerle las pruebas. Imagínate que es ella, suena hasta cómico que sea algo tan simple capturarla.
Siguió con su parloteo hasta que miró la hora y eran las cinco y diez. Por muy tarde que llegara Selene, eso se salía de normal. La habría oído ya. Ahora el resto era cosa de Tao. Miró la pantalla de su móvil mientras se mordía el labio, pensando si algún día le podría explicar a Selene la razón por la que había actuado así, como si la estuviera traicionando. “Más le vale a Tao explicárselo en algún momento.”

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