Nana
Todos los lugares por donde estaban pasando
se encontraban en silencio, algo increíble para aquel lugar. Se deslizaron
sigilosos hasta el primer piso, y cruzaron la puerta sin que nadie les dijera
nada. Nana estaba asustada, pensaba que en cualquier momento les llamarían la
atención y les obligarían a volver. Zitao a su lado, caminaba con bastante
confianza. “Claro, sabe lo que piensan todos los demás”
Siguieron caminando hasta que llegaron al
muro que rodeaba aquella especie de fortaleza. Se acercaron a la puerta y
dieron su identificación.
-Están correctamente acreditados. ¿Razón de
la salida?-Preguntó uno de los guardias.
-Motivos de trabajo. Creemos tener pistas
para nuestra misión. Solo queremos asegurarnos.-Respondió Tao con seguridad y
fuerza, el guardia le miró cabizbajo, haciendo una mueca.
-Si quieren hacer una salida así, deben ir
acompañados de un guardia. No pueden abandonar el recinto solos.
Zitao comenzó a impacientarse.
-Pedí personalmente que nos dejaran salir sin
guardia esta vez.
El hombre miró los registros hasta encontrar
su petición.
-Así nos consta, Señor Huang, pero su
solicitud no fue aceptada. No pueden salir sin acompañante.
Tao resopló exasperado y miró a Nana. Ella se
encogió de hombros sin saber qué hacer.
-A mí no me mires, tú eres el cerebro del
grupo. Yo solo te aviso que… Más vale que se te ocurra algo pronto, o
llegaremos tarde.
-Déjame pensar, déjame pensar.
Eran las cuatro pasadas, y aún no habían
salido de allí. El tiempo corría en su contra, y lo sabían. Zitao seguía dándole
vueltas, planeando, rechazando ideas por descabelladas, hasta que llegó a una
conclusión.
-Nana, ¿Qué es lo principal de todo
esto?-Preguntó haciéndola reflexionar.
-Pues… Saber si Selene es o no es como tú… Y
que la conozcas, ¿no? –Le dijo dubitativa.
-Bien… Entonces creo que tengo una idea. Solo
que… Tendrás que fingir muy bien, porque nos tenemos que llevar a uno de
nuestros amiguitoscon nosotros.
Nana asintió. ¿Qué podía hacer si no? Estaba
trabajando para él, bajo sus órdenes. Además no creía que tuviera intenciones
malas, por lo que confiaba en él. O algo parecido.
-¿Señor? –El guardia volvió la cabeza, a la
escucha.- Vamos a salir, necesitamos a uno de tus compañeros. Creemos tener
pistas sobre quién puede ser Alpha. Dense prisa en los trámites, o no
llegaremos a su encuentro.
*Alpha es el nombre en clave del ser de
ojos de ningún color. Omega es el nombre en clave del ser de ojos negros.
Enseguida, un hombre robusto, alto y con
mirada de odio salió para acompañarles. Entraron en uno de los coches blindados
del centro y se dirigieron a toda prisa al encuentro con Selene. Durante el
viaje, Zitao le especificó en clave algunos detalles más del plan a Nana,
aprovechando que el militar estaba ocupado conduciendo y escuchando la voz
metálica del GPS.
-Hemos quedado a las cinco y media con
ella.-Murmuró Zitao.
-Pero… ¿No habíamos quedado a las…?-Tao puso
un dedo sobre sus labios, indicándola que callara, y miró de reojo al asiento
de delante.- Claro, a las cinco y media, que despiste.
-Y yo tengo que ir un momento al despacho de
mi padre en Seúl a recoger unos papeles que necesita. Ya sabes…
-¡Claro, claro! Sí, no me acordaba.- Dijo
alegremente. “Así que me vas a dejar sola con este tío, ¿no? Muy listo.” Pensó
dirigiéndole una mirada de odio que el conductor no podía ver.
-Solo tienes que esperar a que aparezca y ya
está. No te importa, ¿no? Ya te lo comenté, pero acabo de recordarlo de nuevo.-
Nana estaba estupefacta.- Se precavida cuando estés en el sitio acordado, no
vaya a ser que te oiga decir alguna cosa que pueda espantarla.
-Se miraron intensamente. Tao lamentó no poder hablar con ella mentalmente.
"Solo tienes que soltar alguna fanfarronada, para que Selene
lo oiga y no sea descubierta". Aunque no pudo escuchar eso, Nana
asintió, entendiendo más o menos lo que pretendía Zitao.-Aún no sabemos si
puede ser ella o no. Así que… Ten mucho cuidado a partir de las cinco y cuarto
más o menos. Puede adelantarse a la cita de y media.
Nana asintió con la boca abierta. “Lo tenías
todo planeado desde un principio… Serás…”. Zitao la miró haciéndose el
sorprendido. “Has hecho todo esto para poder estar a solas con ella… Algún lo
pagarás, Tao, algún día.” Pensado esto, Nana se giró en el coche, mirando por
la ventana y le ignoró por completo lo que quedaba de viaje.
Cuando llegaron a la cafetería, Zitao se hizo
el despistado y explicó al guardia el problema que le había surgido. Por
supuesto, tratándose de algo referente a su padre, le dejaron ir, quedándose
solos Nana y su acompañante.
Tao miró la hora: era aún pronto. El despacho
estaba muy cerca, así que fue tranquilamente hasta allí, rebuscó algunos
papeles, abrió algunos libros… Y se hizo con unos cuantos documentos que
parecían olvidados, y de los cuales, estaba seguro que su padre no notaría la
ausencia. Recogiendo el desorden que había creado, salió de allí sonriente,
ensayando alguna que otra maniobra para acercarse a Selene.
Nana mientras tanto, había pedido un café y
miraba al suelo, impaciente y nerviosa. ¿Y ahora que hacía ella allí? Además,
el guardia malhumorado la vigilaba de cerca y no abría la boca mientras la
miraba desconfiadamente.
-Qué bien…-Suspiró. Miró la hora, ya eran
cerca de las cinco, hora de comenzar el plan. Volvió a respirar fuertemente.-
Parece increíble que la vayamos a atrapar con tanta facilidad, ¿Eh?
El hombro asintió con un gruñido frente a
ella.
-Aunque aún hay que hacer pruebas claro… No
sé yo si será… -Nana volvió a tomar aire, cerrando los ojos, cogiendo fuerza.
“¿Qué estoy diciendo?” Siguió haciéndose la sorprendida inocentemente.-
Igualmente… Va a ser todo tan sumamente sencillo… Viene, la detenemos, y nos la
llevamos con nosotros para hacerle las pruebas. Imagínate que es ella, suena
hasta cómico que sea algo tan simple capturarla.
Siguió con su parloteo hasta que miró la hora
y eran las cinco y diez. Por muy tarde que llegara Selene, eso se salía de
normal. La habría oído ya. Ahora el resto era cosa de Tao. Miró la pantalla de
su móvil mientras se mordía el labio, pensando si algún día le podría explicar
a Selene la razón por la que había actuado así, como si la estuviera
traicionando. “Más le vale a Tao explicárselo en algún momento.”
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