Algo me hacía cosquillas en el cuello,
así que me moví y recoloqué la cabeza sobre mi suave almohada, que estaba más
dura de lo normal, pero tenía tanto sueño que me dio lo mismo. Los toques en el
cuello continuaron, por lo que me escondí entre mi pelo y abracé con más fuerza
el almohadón, intentando cubrir mi cuerpo y que lo que fuera que me molestaba
dejara de hacerlo. Todo era muy extraño, como si me hubieran cambiado la cama
en mitad de la noche… Oí una risa y mi almohada tembló. Entreabrí los ojos
adormilada, ¿por qué se había movido?
“¿La tela no era blanca? Y porqué es color…”
pensé entre sueños. “Carne” me dije, recobrando un poco la visión. “Ay, madre”.
Alcé la mirada para ver a un Myungsoo que sonreía entretenido. Fui bajando con
los ojos por su cuerpo, llegando hasta su torso descubierto, donde había estado
apoyada hacía unos segundos. Lo miré somnolienta, era un buen sitio donde
dormir: suave y calentito. Sonreí maliciosamente y volví a mi posición, esta
vez provechándome y pasando mi mano por su pecho delicadamente. De nuevo,
escuché su risa.
-¿No te piensas levantar?-Negué contra su
piel.- ¿Nunca, nunca?-Seguí rehusando.-¿Y si te hago cosquillas?
-Entonces tendré una fuerza
sobrenaturaaaal-Murmuré bostezando.- Y te tiraré de la cama.
-Ah, ¿sí?
Y con la mano que ya tenía en mi cuello
comenzó a hacerme cosquillas. Me di la vuelta y me tapé con las sábanas, pero
sus dedos fueron más rápidos, y consiguieron meterse dentro y me rodearon
moviéndose frenéticos por mi cuerpo, consiguiendo que no pudiera parar de
reírme. Me faltaba el aire, me movía de un lado a otro, intentando separarme de
él, dando patadas, girando sobre mí misma… Sin parar de reír, continué hasta
que sentí que algo se deslizaba al suelo, y oí el sonido apagado de un golpe.
Me revolví para mirar, y efectivamente, Myungsoo había caído, junto con gran
parte de las mantas. Le saqué la lengua, mientras él asentía derrotado y tomaba
aire, y me expandí sobre el colchón, quedándome de nuevo dormida.
Esta vez una extraña música me despertó.
Sonaba una melodía desconocida, alguien rasgaba las cuerdas de una guitarra,
produciendo ese bello sonido con maestría.
-Despierta, doormilonaaa…-Cantó Myungsoo
mientras tocaba algunos acordes.
-No soy dormilona.-Murmuré haciendo pucheros,
admirando la perfección de Myungsoo+guitarra desde mi cómoda posición: tumbada.
-Vale.-Dijo, volviendo a tocar seguidamente.-
Levántate, vagaaa…
Riendo, le tiré un cojín, que le dio de lleno
en la cabeza. Él continuó tocando, con más fuerza, más estruendosamente,
mientras esquivaba los objetos arrojadizos que iba lanzándole.
-Do you hear me? Do you hear me? Oooh!- Comenzó a cantar con
voz potente, y yo no pude seguir en la cama.
Mientras me levantaba, él
abandonaba la guitarra y venía hacia mí. Se me encogieron las entrañas. ¿Por
qué era tan sumamente, irremediablemente, cegadoramente guapo? “Porque estás
loca por él, quizá…”
-¡Yah! ¿Qué hay que hacer tan
pronto?
-Trabajar.-Susurró.
-¿Y tenías que despertarme?-Dije
mirando a la cama con melancolía.
-¿Acaso tú no trabajas? ¿Señorita
asistente personal?-Preguntó con sorna.
-¡Ohh!- “Cierto, trabajo” pensé
estúpidamente.- ¿Y qué necesita el señor que haga por él?
-Por ahora…-Murmuró pensativo,
antes de dirigirme una pícara mirada.- Se me ocurre algo.
Y me abrazó súbitamente, con
fuerza, abarcando mi cuerpo entre sus brazos, lanzándome contra él sin previo
aviso. Inspiró profundamente, oliendo mi cabello.
Me cogió de la mano y me llevó a
desayunar. Hablamos de todo un poco, con una conversación fluida, donde se
notaba la confianza que había crecido entre nosotros. Luego, Myungsoo fue a
editar fotos y a llamar a contactos de trabajo mientras yo… Bueno, “trabajaba”.
Me pidió que eligiera donde comer ese día, así que leía con cuidado diferentes
panfletos de restaurantes. Cuando me decidí, fui a molestarle un rato,
aburrida.
-¿No son esas las fotos que me
hiciste?
-Esas son.-Dijo concentrado.
-¿Te van a servir de
algo?-Myungsoo me miró con los ojos entrecerrados, con indignación.
-Claro que sí. Eran para una
revista. Me pidieron que fotografiara cosas bonitas. Eso hice.-Se giró y me
sonrió cálidamente. Yo miré las fotografías. Si a él le parecía que estuvieran
bien… A mí no me convencían.
-¿Y no podrías mandar otra cosa? ¿Algo
mejor?
-No.-Dijo, pulsando el enter y
enviándolo.-No había ninguna foto que me gustara más que esas. –Se mordió el
labio, parecía avergonzado.- Es lo más precioso que encontré.
Sonreí y le abracé, dándole las
gracias así por el cumplido. Esperaba que la revista lo entendiera, y le
gustaran las fotos. Quería saber el resultado. “Y ha dicho que soy bonitaa…”
Myungsoo me acarició el pelo con
suavidad, entonces tomó aire y lo soltó abruptamente. Parecía nervioso.
-Selene… Hoy…-Paró, le miré y me
esquivó.- Mmm… Hemos quedado con los amigos de los que te hablé. Quiero que te
conozcan.-Me sobresalté de inmediato. “¿Qué… qué?”
-Oh… Pero, ¿Conocerme? ¿A mí?
¿Por… qué?
-Por qué… Me matarían si no les
presento a… -Resopló, pálido. Estaba nervioso.-A mi novia. –Murmuró mirándome
entre suplicante y temeroso.
Abrí los ojos, sorprendida, sin
saber que decir. “Claro, si no somos pareja, entonces, ¿Qué somos?” Pero que lo
dijera así… Tragué saliva, temblando. Miles de mariposas parecían revolotear en
mi interior, sin exagerar. Quería gritar, saltar, bailar de alegría, lanzarme
sobre él, no dejarle alejarse nunca.
Opté por dar unas palmadas
entusiastas, reír y envolver su cuerpo con mis brazos murmurando pequeños
“wiii, wiiii” mientras tanto. Apoyada en su hombro, feliz, recordé todos los
días que habíamos pasado juntos. Pocos, pero intensos. ¿Cuándo habríamos
comenzado a estar juntos realmente? Supuse que cuando se confesó… “Y yo nunca
le he dicho nada… ¿No? Ni siquiera le conteste…” Me separé un momento,
incrédula y sorprendida conmigo misma. Su expresión alegre y en cierta manera
tímida y avergonzada me hizo sentir un poco más culpable. Le cogí de la mano.
Mi corazón latía rápido, sería la primera vez que le decía mis sentimientos a
alguien, y aunque fueran más que obvios…
-Te quiero.-Él sonrió como un niño
pequeño, ilusionado e inocente.Hundí mi nariz en su cuello, subiendo
juguetona.-Mucho, mucho, mucho, mucho. Miau.-Me aparté con un pequeño beso,
sonriente, aunque con las mejillas ardiendo.
Myungsoo me miraba con aparente
serenidad, quietud. Con brillos en los ojos que me dejaron ver una abrasadora
intensidad. Me sentía totalmente ajena a mi cuerpo, no podía respirar,
probablemente se me había parado el corazón. Él lo llenaba todo, invadiéndome,
se acercaba, y cada vez yo perdía un poco más la cordura, sucumbiendo y
abandonándome a mis sentimientos.
Alcanzó mi cara con sus dedos, y
me acarició con quietud, lentamente. Yo me iba deshaciendo mientras tanto. Bajó
su mirada para observar mi boca y yo la suya. ¿De verdad me habían besado esos
perfectos labios? La realidad de mi vida me conmovió. Tenía a alguien a quien
amaba, y me amaba, era algo tan… Grandioso.
Continuó acercándose, hasta que
nuestros labios se unieron en un beso calmado, lento. Dejándonos ser
conscientes de lo que estaba ocurriendo, de lo que realmente era ser amado. Se
separó, y volvió a dejar un pequeño beso sobre mis labios. Yo le miré haciendo
pucheros: “¿Ya te vas a separar de mí?”
-Si seguimos…-Carraspeó.-Voy a
acabar por perder el control y… Llegaríamos tarde…-Susurró mirando la hora.
Mi imaginación comenzó a invadirme
con imágenes de nosotros dos juntos, “perdiendo el control”. Agité la cabeza e
intenté pensar en otra cosa, siendo consciente de que mis mejillas estaban más
que sonrosadas.
-Me voy a duchar, ve arreglándote
también.-Sonrió.- Estoy deseando ver la cara que ponen todos…-Se fue por el
pasillo, agitando la cabeza, entusiasmado. Yo estaba más nerviosa que otra
cosa.
Suspirando fui a mirar que vestido
ponerme, algo no demasiado formal, pero con lo que estuviera guapa. Me había
casi decidido por un atuendo, cuando llamaron a la puerta. Al estar Myungsoo en
el baño, fui a abrir yo, esperando que no fuera ninguno de sus amigos… Estaba
aún en pijama…
No fue uno de sus amigos, si no
alguien más. Me froté un poco los ojos, incrédula. Pero era real, estaba
pasando. Me escondí un poco detrás de la puerta, observándole, manteniendo las
distancias. Tao también me miraba con incredulidad.
-¿Cómo has llegado hasta aquí,
Tao? ¿Y Nana? ¿Qué sabes de ella?-Pero él me ignoró.
-¿Por qué estás aquí, Selene?
¿Vives con él?-Una ráfaga de inmenso odio atravesó sus ojos. Yo me quedé muda.
Él repitió su pregunta con fuerza.
-Tra-trabajo aquí. –Dije
asintiendo.-Pero, ¿qué haces tú…?
Tao se llevó las manos al pelo,
respirando angustiado. Se sacudía ligeramente, y su corazón tenía una acelerada
marcha oscura. Daba miedo. Me produjo escalofríos.
-Vine para…-Apartó la mirada y
tragó saliva, observando de reojo la esquina que llevaba a las escaleras.-
Realmente…-Dijo recuperando una sonrisa.- Venía para comprobar si estabas aquí.
Quería verte… Pero no me contestaste…-Murmuró poniendo caras de pena.- Así que
al fin puedo decirte lo que quería que supieras.
Se acercó unos pasos hasta donde
estaba yo y bajó su torso hacia mí, poniendo sus ojos a mi misma altura. Me
contemplaba con unos sentimientos apabullantes, no sabía si tenía rabia,
determinación, obsesión… O todo a la vez. Tampoco sabía si retroceder, sonreír
o golpearle. Aguanté estoicamente, tragando saliva, sujetando con más fuerza la
puerta, dispuesta a cerrar si hacía falta.
-Él no puede hacerte feliz.-Dijo
con plena confianza en sí mismo. Yo le miré asqueada. “¿Tú qué sabes?” ¿A qué
venía eso?- Solo yo puedo. Confía en mí, acabarás olvidándole cuando comience
yo a seducirte.
-¿Seducirme? Lo siento, pero…
Sin dejarme tiempo a contestar Tao
me cogió de la cintura, y arrimó a él, intenté alejarme, pero antes de que me
diera cuenta, mis forcejeos se congelaron con el ardor de su beso. Sus labios
me abrasaban, me hacían daño por la fuerza que usaban para doblegarme. No podía
moverme, estaba rodeada por él. Solo mis piernas… Pero cuando alcé una para
patearle, él la esquivó como si pudiera adelantarse a mis movimientos. Quería
chillar, pero era incapaz de articular palabra.
Los segundos que pasaron se me
hicieron eternos, aunque afortunadamente, solo fue eso: unos instantes. En lo
que dura un pestañeo, Tao salió despedido hasta la pared que había enfrente,
encajándose en ella con fuerza y estrepito. Alcancé a verle levantarse furioso,
antes de que la puerta de la casa se cerrara también de golpe. Horrorizada y
conmocionada, me lleve una mano a la boca. Estaba hinchada y caliente. Comencé
a temblar y medio aterida de incredulidad, con unas ganas locas de despojarme
de mi piel, cogí la suficiente fuerza para girar sobre mí misma.
Myungsoo estaba en medio del
pasillo, con una mano extendida hacia la puerta, tembloroso también. Con el
estupor de la situación, solo me di cuenta de que acababa de salir de la ducha
cuando corrió a abrazarme, y noté su piel mojada sobre mí. Me daba igual. No me
importaba en absoluto que su pelo me salpicara o que mi pijama tuviera que
secarse luego. Ni siquiera quería pensar en el hecho de que solo llevara una
toalla envuelta en sus caderas, cubriéndole mitad de las piernas. Solo quería
que me reconfortara, y poder reconfortarle. Permitirnos pensar por un momento
que no había pasado nada. Tao no había estado allí y nada había ocurrido.
Musitaba pequeños “no, no, por
favor” mientras me acariciaba y me apretaba contra él. Podía sentir su odio
hacia Tao, su inquietud por mí, su miedo a las palabras que había escuchado, su
pánico al no saber controlar sus poderes que podían haber matado a alguien…
Reteniéndome aún entre sus brazos, me besó la frente varias veces, y me miró
suplicante, pidiéndome perdón, alcanzando mis labios con sus temblorosos dedos.
-¿Estás bien?-Antes de poder
contestar, se respondió el mismo.-No, como vas a estar bien. Ese maldito
bastardo… Lo siento, no-no he podido hacer nada.
Con ese último “nada” fue incapaz
de controlarse más tiempo y arremetió contra la pared con un golpe seco.
Respiraba agitadamente, su furia se podía palpar. Estaba a punto de salir de la
casa y terminar de acabar con Tao. Tenía que retenerle como fuera, no podía provocar
más problemas. Sería yo quién solucionara el problema, sentía que estando Nana
de por medio, era mi responsabilidad.
-Myungsoo, cálmate. No ha pasado
nada, da igual. La próxima vez tendré más cuidado.-Y separándome de él y
sonriendo, intentando transmitirle confianza, pregunté: ¿no deberíamos irnos
casi ya?
-¿Quieres ir? ¿Después de todo?
¿No prefieres que les llame y vengan?-Preguntó preocupado.
-¿Y quedarnos aquí encerrados? No,
por favor.-Le pedí intentado olvidarme del incidente y riendo.- Por cierto… Te
vas a resfriar si sigues mucho más así.
Myungsoo cayó en la cuenta de que
iba semidesnudo y empapado justo en ese momento. Se miró horrorizado y corrió a
esconderse en su cuarto a vestirse. Cuando estuvo algo más decentemente
vestido, y yo me hube preparado, me colé en su cuarto. Él parecía seguir tenso
por el asunto. Le pregunté por cómo se sentía, pero no me contestó. Me abracé a
él con una risa malvada.
-Bueno, al menos has practicado
con tus poderes. Y eres muy fuerte.-Moví la mano haciendo un aspaviento.- Y
¡piuuuu…! Salió volando. No voy a tener miedo nunca más si estás a mi
lado.-Murmuré sonriendo contra su espalda.
Él no tuvo más remedio que reírse,
agitando la cabeza
-Anda, vámonos.- Dijo descolocando
mi pelo.
Comments (0)