18# Extraño Stalker 2.0 y formas de despertarse.
Algo me hacía cosquillas en  el cuello, así que me moví y recoloqué la cabeza sobre mi suave almohada, que estaba más dura de lo normal, pero tenía tanto sueño que me dio lo mismo. Los toques en el cuello continuaron, por lo que me escondí entre mi pelo y abracé con más fuerza el almohadón, intentando cubrir mi cuerpo y que lo que fuera que me molestaba dejara de hacerlo. Todo era muy extraño, como si me hubieran cambiado la cama en mitad de la noche… Oí una risa y mi almohada tembló. Entreabrí los ojos adormilada, ¿por qué se había movido?
“¿La tela no era blanca? Y porqué es color…” pensé entre sueños. “Carne” me dije, recobrando un poco la visión. “Ay, madre”. Alcé la mirada para ver a un Myungsoo que sonreía entretenido. Fui bajando con los ojos por su cuerpo, llegando hasta su torso descubierto, donde había estado apoyada hacía unos segundos. Lo miré somnolienta, era un buen sitio donde dormir: suave y calentito. Sonreí maliciosamente y volví a mi posición, esta vez provechándome y pasando mi mano por su pecho delicadamente. De nuevo, escuché su risa.
-¿No te piensas levantar?-Negué contra su piel.- ¿Nunca, nunca?-Seguí rehusando.-¿Y si te hago cosquillas?
-Entonces tendré una fuerza sobrenaturaaaal-Murmuré bostezando.- Y te tiraré de la cama.
-Ah, ¿sí?
Y con la mano que ya tenía en mi cuello comenzó a hacerme cosquillas. Me di la vuelta y me tapé con las sábanas, pero sus dedos fueron más rápidos, y consiguieron meterse dentro y me rodearon moviéndose frenéticos por mi cuerpo, consiguiendo que no pudiera parar de reírme. Me faltaba el aire, me movía de un lado a otro, intentando separarme de él, dando patadas, girando sobre mí misma… Sin parar de reír, continué hasta que sentí que algo se deslizaba al suelo, y oí el sonido apagado de un golpe. Me revolví para mirar, y efectivamente, Myungsoo había caído, junto con gran parte de las mantas. Le saqué la lengua, mientras él asentía derrotado y tomaba aire, y me expandí sobre el colchón, quedándome de nuevo dormida.
Esta vez una extraña música me despertó. Sonaba una melodía desconocida, alguien rasgaba las cuerdas de una guitarra, produciendo ese bello sonido con maestría.
-Despierta, doormilonaaa…-Cantó Myungsoo mientras tocaba algunos acordes.
-No soy dormilona.-Murmuré haciendo pucheros, admirando la perfección de Myungsoo+guitarra desde mi cómoda posición: tumbada.

-Vale.-Dijo, volviendo a tocar seguidamente.- Levántate, vagaaa…


Riendo, le tiré un cojín, que le dio de lleno en la cabeza. Él continuó tocando, con más fuerza, más estruendosamente, mientras esquivaba los objetos arrojadizos que iba lanzándole.
-Do you hear me? Do you hear me? Oooh!- Comenzó a cantar con voz potente, y yo no pude seguir en la cama.
Mientras me levantaba, él abandonaba la guitarra y venía hacia mí. Se me encogieron las entrañas. ¿Por qué era tan sumamente, irremediablemente, cegadoramente guapo? “Porque estás loca por él, quizá…”
-¡Yah! ¿Qué hay que hacer tan pronto?
-Trabajar.-Susurró.
-¿Y tenías que despertarme?-Dije mirando a la cama con melancolía.
-¿Acaso tú no trabajas? ¿Señorita asistente personal?-Preguntó con sorna.
-¡Ohh!- “Cierto, trabajo” pensé estúpidamente.- ¿Y qué necesita el señor que haga por él?
-Por ahora…-Murmuró pensativo, antes de dirigirme una pícara mirada.- Se me ocurre algo.
Y me abrazó súbitamente, con fuerza, abarcando mi cuerpo entre sus brazos, lanzándome contra él sin previo aviso. Inspiró profundamente, oliendo mi cabello.
-Buenos días.

Me cogió de la mano y me llevó a desayunar. Hablamos de todo un poco, con una conversación fluida, donde se notaba la confianza que había crecido entre nosotros. Luego, Myungsoo fue a editar fotos y a llamar a contactos de trabajo mientras yo… Bueno, “trabajaba”. Me pidió que eligiera donde comer ese día, así que leía con cuidado diferentes panfletos de restaurantes. Cuando me decidí, fui a molestarle un rato, aburrida.
-¿No son esas las fotos que me hiciste?
-Esas son.-Dijo concentrado.
-¿Te van a servir de algo?-Myungsoo me miró con los ojos entrecerrados, con indignación.
-Claro que sí. Eran para una revista. Me pidieron que fotografiara cosas bonitas. Eso hice.-Se giró y me sonrió cálidamente. Yo miré las fotografías. Si a él le parecía que estuvieran bien… A mí no me convencían.
-¿Y no podrías mandar otra cosa? ¿Algo mejor?
-No.-Dijo, pulsando el enter y enviándolo.-No había ninguna foto que me gustara más que esas. –Se mordió el labio, parecía avergonzado.- Es lo más precioso que encontré.
Sonreí y le abracé, dándole las gracias así por el cumplido. Esperaba que la revista lo entendiera, y le gustaran las fotos. Quería saber el resultado. “Y ha dicho que soy bonitaa…”
Myungsoo me acarició el pelo con suavidad, entonces tomó aire y lo soltó abruptamente. Parecía nervioso.
-Selene… Hoy…-Paró, le miré y me esquivó.- Mmm… Hemos quedado con los amigos de los que te hablé. Quiero que te conozcan.-Me sobresalté de inmediato. “¿Qué… qué?”
-Oh… Pero, ¿Conocerme? ¿A mí? ¿Por… qué?
-Por qué… Me matarían si no les presento a… -Resopló, pálido. Estaba nervioso.-A mi novia. –Murmuró mirándome entre suplicante y temeroso.
Abrí los ojos, sorprendida, sin saber que decir. “Claro, si no somos pareja, entonces, ¿Qué somos?” Pero que lo dijera así… Tragué saliva, temblando. Miles de mariposas parecían revolotear en mi interior, sin exagerar. Quería gritar, saltar, bailar de alegría, lanzarme sobre él, no dejarle alejarse nunca.
Opté por dar unas palmadas entusiastas, reír y envolver su cuerpo con mis brazos murmurando pequeños “wiii, wiiii” mientras tanto. Apoyada en su hombro, feliz, recordé todos los días que habíamos pasado juntos. Pocos, pero intensos. ¿Cuándo habríamos comenzado a estar juntos realmente? Supuse que cuando se confesó… “Y yo nunca le he dicho nada… ¿No? Ni siquiera le conteste…” Me separé un momento, incrédula y sorprendida conmigo misma. Su expresión alegre y en cierta manera tímida y avergonzada me hizo sentir un poco más culpable. Le cogí de la mano. Mi corazón latía rápido, sería la primera vez que le decía mis sentimientos a alguien, y aunque fueran más que obvios…
-Te quiero.-Él sonrió como un niño pequeño, ilusionado e inocente.Hundí mi nariz en su cuello, subiendo juguetona.-Mucho, mucho, mucho, mucho. Miau.-Me aparté con un pequeño beso, sonriente, aunque con las mejillas ardiendo.


Myungsoo me miraba con aparente serenidad, quietud. Con brillos en los ojos que me dejaron ver una abrasadora intensidad. Me sentía totalmente ajena a mi cuerpo, no podía respirar, probablemente se me había parado el corazón. Él lo llenaba todo, invadiéndome, se acercaba, y cada vez yo perdía un poco más la cordura, sucumbiendo y abandonándome a mis sentimientos.
Alcanzó mi cara con sus dedos, y me acarició con quietud, lentamente. Yo me iba deshaciendo mientras tanto. Bajó su mirada para observar mi boca y yo la suya. ¿De verdad me habían besado esos perfectos labios? La realidad de mi vida me conmovió. Tenía a alguien a quien amaba, y me amaba, era algo tan… Grandioso.
Continuó acercándose, hasta que nuestros labios se unieron en un beso calmado, lento. Dejándonos ser conscientes de lo que estaba ocurriendo, de lo que realmente era ser amado. Se separó, y volvió a dejar un pequeño beso sobre mis labios. Yo le miré haciendo pucheros: “¿Ya te vas a separar de mí?”
-Si seguimos…-Carraspeó.-Voy a acabar por perder el control y… Llegaríamos tarde…-Susurró mirando la hora.
Mi imaginación comenzó a invadirme con imágenes de nosotros dos juntos, “perdiendo el control”. Agité la cabeza e intenté pensar en otra cosa, siendo consciente de que mis mejillas estaban más que sonrosadas.
-Me voy a duchar, ve arreglándote también.-Sonrió.- Estoy deseando ver la cara que ponen todos…-Se fue por el pasillo, agitando la cabeza, entusiasmado. Yo estaba más nerviosa que otra cosa.
Suspirando fui a mirar que vestido ponerme, algo no demasiado formal, pero con lo que estuviera guapa. Me había casi decidido por un atuendo, cuando llamaron a la puerta. Al estar Myungsoo en el baño, fui a abrir yo, esperando que no fuera ninguno de sus amigos… Estaba aún en pijama…
No fue uno de sus amigos, si no alguien más. Me froté un poco los ojos, incrédula. Pero era real, estaba pasando. Me escondí un poco detrás de la puerta, observándole, manteniendo las distancias. Tao también me miraba con incredulidad.
-¿Cómo has llegado hasta aquí, Tao? ¿Y Nana? ¿Qué sabes de ella?-Pero él me ignoró.
-¿Por qué estás aquí, Selene? ¿Vives con él?-Una ráfaga de inmenso odio atravesó sus ojos. Yo me quedé muda. Él repitió su pregunta con fuerza.
-Tra-trabajo aquí. –Dije asintiendo.-Pero, ¿qué haces tú…?
Tao se llevó las manos al pelo, respirando angustiado. Se sacudía ligeramente, y su corazón tenía una acelerada marcha oscura. Daba miedo. Me produjo escalofríos.
-Vine para…-Apartó la mirada y tragó saliva, observando de reojo la esquina que llevaba a las escaleras.- Realmente…-Dijo recuperando una sonrisa.- Venía para comprobar si estabas aquí. Quería verte… Pero no me contestaste…-Murmuró poniendo caras de pena.- Así que al fin puedo decirte lo que quería que supieras.


Se acercó unos pasos hasta donde estaba yo y bajó su torso hacia mí, poniendo sus ojos a mi misma altura. Me contemplaba con unos sentimientos apabullantes, no sabía si tenía rabia, determinación, obsesión… O todo a la vez. Tampoco sabía si retroceder, sonreír o golpearle. Aguanté estoicamente, tragando saliva, sujetando con más fuerza la puerta, dispuesta a cerrar si hacía falta.
-Él no puede hacerte feliz.-Dijo con plena confianza en sí mismo. Yo le miré asqueada. “¿Tú qué sabes?” ¿A qué venía eso?- Solo yo puedo. Confía en mí, acabarás olvidándole cuando comience yo a seducirte.
-¿Seducirme? Lo siento, pero…
Sin dejarme tiempo a contestar Tao me cogió de la cintura, y arrimó a él, intenté alejarme, pero antes de que me diera cuenta, mis forcejeos se congelaron con el ardor de su beso. Sus labios me abrasaban, me hacían daño por la fuerza que usaban para doblegarme. No podía moverme, estaba rodeada por él. Solo mis piernas… Pero cuando alcé una para patearle, él la esquivó como si pudiera adelantarse a mis movimientos. Quería chillar, pero era incapaz de articular palabra.
Los segundos que pasaron se me hicieron eternos, aunque afortunadamente, solo fue eso: unos instantes. En lo que dura un pestañeo, Tao salió despedido hasta la pared que había enfrente, encajándose en ella con fuerza y estrepito. Alcancé a verle levantarse furioso, antes de que la puerta de la casa se cerrara también de golpe. Horrorizada y conmocionada, me lleve una mano a la boca. Estaba hinchada y caliente. Comencé a temblar y medio aterida de incredulidad, con unas ganas locas de despojarme de mi piel, cogí la suficiente fuerza para girar sobre mí misma.
Myungsoo estaba en medio del pasillo, con una mano extendida hacia la puerta, tembloroso también. Con el estupor de la situación, solo me di cuenta de que acababa de salir de la ducha cuando corrió a abrazarme, y noté su piel mojada sobre mí. Me daba igual. No me importaba en absoluto que su pelo me salpicara o que mi pijama tuviera que secarse luego. Ni siquiera quería pensar en el hecho de que solo llevara una toalla envuelta en sus caderas, cubriéndole mitad de las piernas. Solo quería que me reconfortara, y poder reconfortarle. Permitirnos pensar por un momento que no había pasado nada. Tao no había estado allí y nada había ocurrido.
Musitaba pequeños “no, no, por favor” mientras me acariciaba y me apretaba contra él. Podía sentir su odio hacia Tao, su inquietud por mí, su miedo a las palabras que había escuchado, su pánico al no saber controlar sus poderes que podían haber matado a alguien… Reteniéndome aún entre sus brazos, me besó la frente varias veces, y me miró suplicante, pidiéndome perdón, alcanzando mis labios con sus temblorosos dedos.
-¿Estás bien?-Antes de poder contestar, se respondió el mismo.-No, como vas a estar bien. Ese maldito bastardo… Lo siento, no-no he podido hacer nada.
Con ese último “nada” fue incapaz de controlarse más tiempo y arremetió contra la pared con un golpe seco. Respiraba agitadamente, su furia se podía palpar. Estaba a punto de salir de la casa y terminar de acabar con Tao. Tenía que retenerle como fuera, no podía provocar más problemas. Sería yo quién solucionara el problema, sentía que estando Nana de por medio, era mi responsabilidad.
-Myungsoo, cálmate. No ha pasado nada, da igual. La próxima vez tendré más cuidado.-Y separándome de él y sonriendo, intentando transmitirle confianza, pregunté: ¿no deberíamos irnos casi ya?
-¿Quieres ir? ¿Después de todo? ¿No prefieres que les llame y vengan?-Preguntó preocupado.
-¿Y quedarnos aquí encerrados? No, por favor.-Le pedí intentado olvidarme del incidente y riendo.- Por cierto… Te vas a resfriar si sigues mucho más así.
Myungsoo cayó en la cuenta de que iba semidesnudo y empapado justo en ese momento. Se miró horrorizado y corrió a esconderse en su cuarto a vestirse. Cuando estuvo algo más decentemente vestido, y yo me hube preparado, me colé en su cuarto. Él parecía seguir tenso por el asunto. Le pregunté por cómo se sentía, pero no me contestó. Me abracé a él con una risa malvada.
-Bueno, al menos has practicado con tus poderes. Y eres muy fuerte.-Moví la mano haciendo un aspaviento.- Y ¡piuuuu…! Salió volando. No voy a tener miedo nunca más si estás a mi lado.-Murmuré sonriendo contra su espalda.
Él no tuvo más remedio que reírse, agitando la cabeza
-Anda, vámonos.- Dijo descolocando mi pelo.



Comments (0)