Todo estaba riquísimo, pero comí tanto que
creía que iba a explotar. Los chicos estaban perfectamente, no parecían
cansarse, ni estar saciados. Yo suspiré mirando la comida, sin poder probar ni
un bocado más.
-Selene, ¿has probado esto?-Me insistía
Sungyeol a mi lado.
-No, pero no pasa nada, estoy llena.
Gracias.-Murmuré sintiendo el estómago pesado.
-¿De verdad no vas a probarlo? Es mi plato
favorito…
-¡Yah! ¡Hyung! Que ha dicho que no quiere
más, no seas pesado.-Le reprochó Sungjong, que también había dejado de comer.-
Yo tampoco puedo más y a mí no me ofreces… -Sungyeol rápidamente le dio un
codazo, sonriendo y pinchando al pequeño.
-¿Has terminado ya?-Preguntó un animado Dongwoo.-
Pero… ¡Si aún falta el postre! -Los demás que iban acabando con lo que quedaba,
emitieron varios quejidos. Nadie había pensado en el postre.- ¡Si es lo mejor!
Vengaaa… ¿Quién viene conmigo a elegirlo? -Todos se miraron entre sí,
reventados y riendo maliciosamente giraron la cabeza hacia mí.- ¿Selene?
“Supongo que me toca ir”. Resoplé, resignada,
y asentí sonriendo. No me podía negar tampoco, además no estaría mal estirar
las piernas… Aun así, me giré y miré con fingido resentimiento a Myungsoo. “Podría
traerlo sin esfuerzos con sus poderes… O levantarse él… ¬¬” Él me miró
intentando parecer inocente, encogiéndose de hombros.
-Si quieres, te acompaño…-Murmuró, sin mucho
entusiasmo.
Negué enseguida y metí el dedo en el hoyuelo
que se formó en su mejilla al instante.
“Que vago, este hombre…” Chasqueé la lengua y
fui junto a Dongwoo a la barra, comprobando entre lo que podíamos elegir. En
cuanto leí cierta cosa, me volví como loca. ¿Dónde habían quedado mis palabras
de que no comería más?
-¡¡Hay torrijas!! ¿En serio? ¿No es ninguna
broma? –Señalé el lugar donde lo ponía en la carta, haciendo que Dongwoo lo
comprobara.
-Si… Torrijas. ¿Qué pasa con eso?
-¡To-torrijas! Siempre las hacían en el
orfanato en Pascua. Están suuper buenas…
Dongwoo me quitó el menú de las manos y pidió
ocho torrijas, entusiasmado. En ese momento, me pareció escuchar mi nombre, y
me volví, pero, por supuesto, nadie me había llamado, habría sido alguno de
ellos, hablando de… “Ehh… Puedes comprobarlo”
-Sí, gracias. Mesa diez. Sí… -Se giró de
nuevo hacia mí.- Jamás las hemos comido, quizá las han puesto nuevas. Pero
viendo tu cara… ¡Hay que probarlas! ¡CHICOS! Preparaos para disfrutar de un
delicioso postre patrocinado por…-Se deslizó hasta las sillas de los demás y
comenzó a hacer su propio anuncio de dulces. Todos rieron a carcajadas.
Yo regresé algo más lenta, y aproveche para
evadirme poniendo como excusa una visita al baño. Me encerré en uno de esos
cubículos y me dispuse a espiarles. Prometía ser interesante. “Muy interesante”
murmuré con una risa malvada. Tomé aire, y me sumergí en su conversación.
-Pues no sé Myungsoo, la chica parece maja. A
mí me ha caído bastante bien, poco habladora, pero… Como te gustan a ti, ¿no?
Inocentes, risueñas. –Dijo… “¿Sungkyu? Creo que sí es él.”
-¡Sí!-Exclamo entusiasmado, Hoya.- Lo clava
hasta en el pelo: largo y un poco ondulado. Cuando la he visto aparecer ha sido
como una visión de lo que nos decías que sería tu chica ideal.- Todos afirmaron
lo que se había dicho.
-Myungsoo, se parece a ti.-Apuntó Sungjong.-
No te preocupes. No creo que vaya a ser difícil integrarla en la familia.
-No, desde luego. A mí me tiene ganado.- Rio
Dongwoo.
-¡Y yo la tengo ganada a ella!-Intervino
Woohyun, bromeando como siempre. Todos se carcajearon de su vena narcisista.-
Lo siento Myungsoo, no puedes hacer nada para remediarlo. Ella me encanta y yo
le encanto.
-Claro, claro. Pero es a mí a quien
quiere.-Murmuró Myungsoo con un cierto toque de celos.
-Que sí, pabbo. Lo sé. Como si no se le
notara… -Myungsoo se rio un poco incómodo, susurrando un pequeño “Ah, ¿sí?”
Todos rieron, bufando incrédulos.- ¡Oh, venga, Myungmyung! No nos mires así,
está bastante claro que está loca por ti. Aunque quizá no sea tan obvia como
tú…
-¿Qué? ¿Soy obvio?
-No, no eres obvio. Eres algo más allá.
Los siguientes sonidos fueron un poco
confusos, no podía ver lo que estaba sucediendo, así que simplemente supuse que
Myungsoo estaría pegando a Woohyun, consiguiendo su pequeña venganza, mientras
reían y mascullaban cachos de conversación.
Decidí que tendría que dejar de espiar e ir
saliendo. “Además, a saber lo que se piensan si estoy mucho rato aquí…” Por
eso, me puse de nuevo en marcha. Me atusé un momento el flequillo en el espejo,
sonreí y me dije “Fighting” y salí de allí.
Di dos pasos y volví a retroceder. Seguían
hablando de mí. A pesar de que sabía que no debería estar escuchando a
escondidas y me sentía ilegal en cierta manera… Me escondí detrás de la puerta,
observando la conversación.
-¡Eh! ¡Lee Sungyeol! ¿No dices nada?- Dijo
Woohyun aún entre risas.- Todos hemos opinado. ¡Te toca!
Se giraron mirando a Sungyeol, que estaba
serio, para lo que era habitual en él. Se removió un poco en su asiento,
sonriendo ligeramente, intentando que la silenciosa y pesada atmósfera que se
había creado se disolviera.
-Oh, bueno… Claro que me gusta Selene. ¿Por
qué no iba a hacerlo?-Se encogió de hombros.- Solo que… ¡Puff! Necesito ir al
baño.-Acto seguido se levantó y se encaminó hacia donde estaba yo.
“Selene, actúa como si estuvieras saliendo de
aquí, naturalmente, tranquila, nadie sabe que has estado oyendo…” Me
tranquilicé. Respiré hondo y salí al pasillo, encontrándome con Sungyeol junto
enfrente. Le sonreí e intenté escabullirme inclinando la cabeza hasta donde
estaban todos. Pero se paró a decirme algo. Algo que no llegué a entender.
-¿Qué? –Pregunté, pues no había oído bien.
Estaba más pendiente de lo que decían en la mesa.- ¿Qué asar… Qué?- “¿Asar
túnicas?” Había escuchado.
Él se acercó sonriendo, negando con la
cabeza. Miró al comedor y señaló.
-Que ya van a llegar las torrijas.
-Ah. Aaaahhhh…- Me sentía bastante estúpida.
“Tantos poderes, para que me siga pasando esto…”. Asentí, notando de nuevo como
el calor se esparcía por toda mi cara.
Sungyeol me dio unos pequeños toques en el
hombro y entró en el baño. Suspiró y oí el agua correr, a la vez que su pulso
se hacía algo más lento. Solo entonces, mientras caminaba hacia mi sitio, me di
cuenta de lo rápido que había sido cuando se había encontrado conmigo. Pestañeé
sorprendida, pero no pensé en eso más. El postre estaba servido.
-Esas cosas estaban muy buenas…-Murmuró
Sungkyu melancólico por la calle. Él querría haber seguido comiendo.
-To-rri-jas, Sungkyu,
to-rri-jas.-Le advirtió Dongwoo
-Como sea.
-¡Yah! Chicos, ¿y si vamos a un
karaoke? –Sungyeol saltó sobre ellos, gritando la propuesta. Hoya apoyó
contundentemente la moción.
Se perdieron entre risas, saltos y
quejas de parte de Sungkyu, mientras Myungsoo y yo nos quedábamos algo atrás,
disfrutando del paseo.
Sabía que estaba sonriendo aunque
mirara a otra parte. Sabía que estaba contento de lo que le habían dicho, y de
que todo hubiera ido bien. Me acerqué y con un suave “miau”, le abracé de
improviso. Él se rio, como era de esperar.
-¿Miau? Ay mi gatita…-Susurró
levantando mi peso del suelo, y dando una vuelta. Me agarré a él, mientras
seguíamos girando. Cuando paró, me acarició un momento las mejillas.- Es tarde
ya, ¿estás segura de que no prefieres que volvamos a casa?
Miré a mí alrededor: era cierto.
Estaba atardeciendo, el agua del río Hang reflejaba un pardo cielo de otoño,
que dejaba paso, lentamente, a una luna menguante que parecía sonreír sobre
Seúl. El aire corría entre las hojas caídas, que se arremolinaban ahora a
nuestros pies estáticos.
-Pero… Decían de ir a…-Callé
cuando acercó su rostro lo suficiente para besarme. Asintió, sonriente.
-Pero podemos decirles que estamos
cansados. Hoy ha sido un día… Intenso.
Sonrió. Y por la forma en la que
lo hizo, sentí como si una descarga eléctrica bajara por toda mi espalda hasta
mi vientre. Parecía decir “esta noche también lo será.” Abrí los ojos,
intentando enfocar la realidad y no mi imaginación, que iba por libre. “La
noche me confunde” me excusé conmigo misma, a la vez que corría para
alcanzarle, con la cabeza agachada, ocultando mi sonrojo.
-Chicos, nosotros nos vamos a
casa. Estamos cansados después de todo el día fuera. Pasadlo bien.
-¿Os vais? ¡Traidores! –Exclamó
Sungjong. Haciendo que todos rieran, excepto Sungyeol, que nos miraba a
Myungsoo y a mí, intermitentemente, con una mirada casi… ¿Preocupada?
-¿No os podéis quedar un rato más?
Solo habéis salido unas cuantas horas… Por dos o tres canciones… No creo que
pase nada.-Ahora sí, volvió a ser el con una gran sonrisa en su boca.- Además,
aún no ha visto bailar a Dongwoo y Hoya, eso es casi pecado.-“Eso, eso”
afirmaron los eludidos.
Myungsoo y yo nos miramos, sin
saber qué hacer. Finamente, nos convencieron para ir al Karaoke, poniendo como
excusa que estaba cerca. “Mentira” pensé cuando al fin llegamos. Agotada tras
el largo camino, lo primero que hice fue sentarme, viendo como ellos elegían
canciones y animaban el ambiente con sus tonterías
-Y ahora, con todos
ustedes…-Woohyun, rio y se retractó un momento.- Con usted, público
privilegiado… ¡Infinite!
Y ante mi propia sorpresa,
comenzaron a bailar con una perfecta coordinación, con movimientos gráciles y
precisos. Sus voces se alineaban formando un sonido que me encantó. Realmente,
no me lo esperaba. Eran buenos, muy buenos. Aplaudí con estrepito cuando
acabaron.
-Gracias, gracias. –Dijo el mismo
presentador, lanzando besos y formando corazones con las manos.
-Woohyun, déjalo, anda.
Siguieron cantando, bailando y
haciendo tonterías, varias canciones más, instigándome a que me uniera a ellos
cada vez más a menudo. Yo rehusaba, pero no tardé mucho en caer por su
entusiasmo y locura. Junto con Myungsoo, comencé a elegir alguna canción que
conociera y me gustara… Pero no encontraba ninguna que me llamara la atención.
-Aquí no están todas. Si quieres
puedes ir a preguntar.
-No, bueno, no pasa nada. Si
conozco las que están aquí, solo que no sé cuál elegir…-Myungsoo me pasó el
brazo por la cintura, apoyando la barbilla sobre mi hombro.
-Anda, te acompaño, si quieres.
¿Vale? –Se puso de pie y me tendió la mano.- ¿Vamos?
-¡Tshh, tshh, tshh! ¿A dónde crees
que vas, amigo? ¡Te toca cantar!
Woohyun agarró a Myungsoo del
cuello y le arrastró hasta la máquina, cediéndole un micrófono. Él se encogió
de hombros y se mordió el labio. Miró a Sungyeol indeciso, y le pidió que me
acompañara él, mientras podía leer en sus labios un “lo siento, Woohyun me
obliga. Ahora nos vemos” Me despedí con la mano, y salí al vestíbulo con
Sungyeol. Suspiré, dejando atrás esa habitación ruidosa y oscura.
-Sungyeol, es una tontería, no
hace falta que vayamos a preguntarlo. Luego canto alguna cosa, y ya está.-Él
puso los brazos en jarras.
-¿Cómo que cualquier cosa? ¡Vamos
a buscar una canción!-Me cogió de la muñeca y me llevó detrás de él.
-Sungyeol, en serio… Sung…
Él sonrió un momento, negando con
la cabeza, antes de reanudar la marcha hasta el vestíbulo… O intentarlo. Cuando
volvió la vista al frente, se encontró con un hombre enorme, corpulento, que
olía a humo y agua estancada. Con un solo movimiento, estampó a Sungyeol contra
la pared, inmovilizándole, dejándole solo emitir pequeños quejidos de dolor. Yo
me quede inmóvil unos instantes, sorprendida, confusa y sin saber qué hacer,
valorando la situación. “Han venido a por mí, han venido. ¡CORRE!” ¿Pero a
donde, si la salida estaba taponada por esa bestia? ¿A la sala del karaoke? ¿Y
poner en peligro a los demás? ¿Dejando allí a Sungyeol? Con la adrenalina
recorriendo mi cuerpo, me sentí capaz de gritar:
-¡SUÉLTALE!- Y lanzarme a su mano,
arañando, intentando aflojar la presión sobre Sungyeol. Pero solo sirvió para
que apretara con más fuerza, dejándome oír un crujido mudo.- ¡Suéltale! ¿Qué
quieres?
-Selene Ariza, me va usted a tener
que acompañar.-Explicó con voz grave, dejándome oler su aliento amargo. “Vienen
a por mí. ¿Qué voy a hacer?”
-V-vale… Pero déjale.-Acto
seguido, liberó a Sungyeol, que se deslizó hasta el suelo, agotado.
Entonces, sin perder un momento,
me di la vuelta y comencé a correr por el pasillo, esperando que hubiera alguna
otra salida, otra puerta, cualquier cosa. Mi corazón latía lleno de loca
desesperación. Ese podía ser mi último día. Aquel hombre me seguía con una
velocidad insospechada para alguien de su tamaño.
Llegué al final, y para mi suerte,
había una puerta y no estaba cerrada con llave. Respirando algo más aliviada,
aunque aún en alerta máxima, la atravesé, dirigiéndome hasta la calle
principal, en busca de algún taxi. Crucé el callejón sin darme tiempo afijarme
en nada más que no fueran las luces de la ciudad. Antes de llegar a la avenida,
la oscuridad me sobrevino, la noche se hizo cerrada. Solo quedó el silencio.
Comments (1)
jajaja Me encanta Infinite xD Son únicos en todo y bueno el final esta muy interesante *_*