24# Aliados repentinos y planes descabellados.
Myungsoo
-Myungsoo, no puedes ir. No voy a permitirlo.
-Sung-Sungyeol, ¿qué te pasa? ¿Qué ha ocurrido?-Preguntó Myungsoo preocupado, tanto por su mirada furiosa y su actitud fría, como por su cuerpo malherido, que parecía no poder sostenerle por más tiempo.
-¡TÚ!-Gritó, apuntándole con un tembloroso dedo índice.- ¡TÚ! ¿Qué vas a hacer con Selene? –Myungsoo saltó hacia su compañero, mirándole con intensidad.
-¿Qué sabes de ella? ¿Dónde has estado? ¡Dime! Tengo que ir como sea.
Sungyeol le dirigió una mueca de profundo asco e incredulidad.

-¿En serio? ¿Cómo puedes ser tan sinvergüenza, Myungsoo? ¡Creía en ti! ¡Y ella también creía en ti!


-¿Qué…?
Pero antes de que terminara de formular la pregunta, Sungyeol arremetió con rabia contra él, atacando con la fuerza de la desesperación y contando con el factor sorpresa. No podía dejar que saliera, tenía que conseguir que no fuera. No podían matarla, no podían. No podían. No.
Myungsoo recibió los impactos sin poder moverse, sin poder comprender que estaba sucediendo, por qué Sungyeol decía y hacía esas cosas. Intentó pararle, pero sus brazos escapaban y se movían con rapidez, anticipándose casi a lo que iba a hacer. Así, Sungyeol continuó luchando, mientras Myungsoo solo trataba de defenderse, saliendo herido cada vez más. Cuando no pudo soportarlo, o cuando estuvo lo suficientemente recuperado como para pensar, inmovilizó a su amigo con sus poderes, de una manera rápida y sencilla, pero que consumía lo que le quedaba de energía.
-¿Qu-qué te pasa, Sungyeol? ¿De qué estás hablando?- Él se retorcía con rabia en el cepo invisible que le ataba a la pared, debilitándolo cada vez más.
-¿Qué de que estoy hablando? ¡Como si no lo supieras! ¿Acaso no lo tenías todo planeado? ¡Ya lo sé todo, no tienes por qué seguir fingiendo! ¡No permitiré que la mates!
Y con eso dejó anonadado a Myungsoo de nuevo, y aprovechó para liberarse y continuar con la paliza, con más fuerza, pues vidas dependían de ello.
Aunque intentara respirar, sus costillas no se lo permitían, su vientre recibía la mayoría de golpes, haciendo que el sabor de hierro llegara hasta su boca. Perdiendo casi el sentido, Myungsoo sintió como el lado derecho de su cabeza se cubría con sangre que corría caliente y silenciosa desde su sien. Le era imposible moverse.
Sungyeol, satisfecho, se alejó de su cuerpo, exhausto, dejándose caer al otro lado del pasillo, apoyándose en la pared, respirando con grandes bocanadas de aire.
-Maldito seas, Myungsoo. ¿Por qué no lo dijiste? Hubiera sido todo más fácil, y no tendríamos que haber hecho nada de esto.
-Yeol… ¿Qu-qué estás diciendo?-Murmuró entre sofocados gemidos.
-Deja de hacerte el estúpido, Myungsoo. Sé que trabajas para ellos y que intentas… Intentas matar a Selene por no sé qué movida… Tao me lo contó todo.
Myungsoo intentó incorporarse un poco, alarmado. “¿Tao?” Sungyeol le miraba con el ceño fruncido, sin entender sus acciones.
-¿Tao? ¿Le-le conoces?-Sungyeol asintió.- ¿Y por qué le  has creído? ¡TAO ES…! No sé por qué, pero me odia, y… Sungyeol… Si me ayudas a levantarme, te juro que te contaré todo lo que quieras, pero tendrás que creerme: no voy a matar a Selene ¿cómo puedes pensar eso?... ¿Acaso no me dijiste tú que estaba loco por ella?


-Y eso creía, pero… Myungsoo, ¿por qué siempre eres así? Ahora no sé a quién creer. Si no hubieras sido tan misterioso, y dijeras lo que piensas…
-Deja que te explique todo ahora. –Susurró con las últimas fuerzas que le quedaban.- Ayúdame.

Aun con dudas, Sungyeol decidió que suficiente había hecho ya, y que podía escuchar lo que tuviera que decir a cambio. Myungsoo siempre había sido su mejor amigo, quería poder creer que no los había traicionado, y poder seguir confiando en él. Quizá su historia no fuera del todo increíble, no después de todo lo que había visto ya.
Acompañó a Myungsoo a la cama con una marcha lenta e inestable, no le quedaba energía, y se echó con él allí, extasiado. Así, con todos los músculos agarrotados, y sin poder mover un dedo, escuchó todo lo que le contó su amigo, comenzando por la infancia de Selene y la suya, y terminando por la pizarra que habían encontrado y la sociedad que los perseguía, y que ahora había raptado a Selene. Cualquier detalle, cualquier cosa que hubiera pasado por su mente, todo lo que habían vivido juntos, todo lo que se habían dicho, todo lo que podían haber sentido. Y Tao. Ese personaje que con solo mencionar el tono de voz de Myungsoo cambiaba. Después de todo eso, ¿cómo no creerle?
Parecía una locura, y lo era, pero confiaba en que él podría liberar a Selene. Sí, había sido un cambio rápido de punto de vista, pero… No quería pensar más. “Pero Tao te dijo ciertas cosas, que nadie más podría saber…” Agitó la cabeza, y suspiró.
-Pero Tao… Tao parecía que sabía muchas cosas. Como si pudiera saber lo que piensas. Si no se lo has dicho tú… ¿Cómo puede saberlo?- Myungsoo suspiró.


-No lo sé, de verdad que no lo sé. Quizá nos hayan espiado o algo… La compañía parece muy potente… Pero tienes razón, es como si… Leyera mentes. Ese maldito monstruo…-Añadió en un susurro.
-Y entonces… -Sungyeol abrió los ojos, cayendo en la cuenta de una cosa.- Si tú no vas a sentenciar a Selene… ¿Pueden matarla en cualquier momento?- Myungsoo asintió, triste y cansado.- ¿Y qué estamos haciendo aquí? ¡Vamos a buscarla!
-Sungyeol... Claro que tenemos que ir, pero no podemos presentarnos allí de buenas a primeras, imagínatelo: si el lugar es como dices, entonces acabaríamos todos bajo tierra, antes de conseguir dar un paso. Tenemos que pensar. Pensar rápido.-Murmuró con voz trémula, escondiéndose en animar a su amigo, para evitar volverse loco.
-¿Cómo puedes decir eso? ¡Puede que la estén…!
-¡Cálmate, Lee Sungyeol!-Gritó Myungsoo, también repitiéndose esa frase a sí mismo.- Vamos a sacarla de ahí, tenlo por seguro.
Apartando su ansioso corazón, que latía desesperado por ir hasta Selene y salvarla de todo aquello que pudiera hacerla daño, se levantó de la cama sintiendo todo el dolor de golpe. Apretó la mandíbula e hizo caso omiso a su cuerpo. “Vamos a conseguirlo, cueste lo que cueste.” Con la escasa información de Sungyeol, algo de astucia, malicia y concentración, consiguieron elaborar un plan que, por absurdo que pareciera, podía dar resultado.
-¿De verdad tengo que hacer esto?-Murmuró un compungido Sungyeol.
-Si quieres lo hago yo…
-No, no. Si no, no podrías moverte y usar tus poderes. Además a mi ya me conocen allí, seguramente no me dejen entrar si saben quién soy, pero... Pero… Va a ser bochornoso.
- Sungyeol…-Dijo Myungsoo, girando la cabeza hacia él, mirándole con una cálida sonrisa y algo de vergüenza.- Gracias por luchar conmigo, y no contra mí.
-¡Yah! ¿Qué iba a hacer si no, estúpido? Después de todo, prefiero creerte.
-Sí. Díselo a mi pobre cuerpo.-Dijo, soltando un gemido lastimero de dolor.
-A mí también me duele. –Dijo  Sungyeol, frotándose la cadera, con una mueca.- Bueno, ¿vamos a por mí traje?
-Espera. –Otra idea le estaba martilleando en la cabeza desde hacía un buen rato.-¿Y Nana? ¿No la viste? Trabaja allí también.
-No había ninguna Nana. No trabajará para Tao… Myungsoo, ¿en qué estás pensando? –Gritó Sungyeol, mientras el otro se perdía por el pasillo, en busca de su móvil.- ¡Myungsoo! ¿Qué haces? ¿A quién llamas? –Se obligó a callar cuando para la sorpresa de ambos, respondieron al teléfono.


Con las manos temblorosas, Myungsoo consiguió escuchar un suave murmullo al otro lado de la línea. No parecía que pudiera levantar la voz, a su alrededor se oía un gran ajetreo metálico.
-¿Eres Nana? ¿La amiga de Selene?
-¿Y tú quién eres?-Musitó con descaró en respuesta.
-Soy… Bueno soy… ¿Su novio?-Susurró, sintiendo que estaba siendo idiota. Tras un marcado silencio. Volvió a preguntar: ¿Nana? No sé muy bien qué está pasando, pero ella quería confiar en ti y ahora necesita tu ayuda. No te estaría llamando si no…
-¿Eres tú? ¿Eres Myungsoo? –Este, asintió, con el aire petrificado en los pulmones. “Por favor, necesitamos ayuda”- ¿Acaso no te buscaba Tao? ¿Qué haces llamándome? ¿Qué ha pasado?-Murmuró con voz estridente.
-Espera antes, tengo que…
-¿QUÉ HA PASADO? Maldita sea, ¿qué pasa con Selene?- Expulsando el aire con fuerza, Myungsoo le contó cómo habían sucedido las cosas, aferrándose a la esperanza de qué Nana les ayudaría a salvar a Selene. Tenía que hacerlo, ¿no?- Así que me dices que Tao ha hecho todo eso… A este hombre se le va la cabeza. Mucho, mucho. Tranquilo, le vamos a parar los pies como que me llamo Nana. Os ayudo con el plan, sin problemas… Espero. Además… -Nana se cortó a sí misma, no queriéndose enrollar.- Bueno, os espero aquí. Tened cuidado.
-Muchas gracias, estaremos allí en cuanto preparemos unas cosas.
-Vale, venga, hast… ¡No, no! Ay, ¿Cómo se me pueden olvidar estas cosas? –Y bajando la voz, le explicó: Ten cuidado. Tao es, al parecer, el otro ser extraño, supongo que ya sabes todo eso, ¿no?-Y sin esperar contestación, prosiguió.- Puede leer mentes, así que absteneos de pensar cosas que puedan delataros demasiado.
-¿Qué? ¿Tao, Tao es…?-Preguntó Myungsoo sin palabras. No podía ser cierto. ¿Eran dos? ¿Ambos tenían poderes? “Quizá por eso…”
-Adiós, suerte. –Esas últimas palabras cortaron sus devenires mentales. Se separó el móvil de la cara con una mueca de estupefacción.
-Bueno, entonces ¿colabora?
Su dongsaeng asintió algo pensativo, y se dirigieron al cuarto de Selene para recoger las cosas que necesitaban en su plan. Aunque el ambiente estuviera cargado de bromas, sus sonrisas eran tensas, y escondían la gran preocupación de ambos, que se sentían morir.
Myungsoo muchas veces se replanteaba si no era mejor simplemente correr hasta allí y derribar lo que hiciera falta hasta encontrarla, sacarla de allí sosteniéndola entre sus brazos. Pero no podía ser tan fácil como aquello. Tenían que llevar mucho cuidado. Se siguió convenciendo de que aquello era lo mejor, aun estando al borde del colapso psíquico.
Siguieron rebuscando en la habitación hasta que el plan estuvo preparado para ser llevado a cabo. Era ya media tarde, y el sol se estaba poniendo. Tomaron algo de comida para reponer las pocas fuerzas que pudieran tener, y se adentraron en la ciudad con pasos decididos.


 Nana
“Zitao ha ordenado que no se le diga nada” “¿Pero cómo no se lo vamos a decir? Sin él no se puede llevar la investigación a cabo.” “No podemos ir y despertarle” ”¿Por qué no? Tiene que asegurarse de que es Alpha, ¿para qué le pagan si no?” “Venga, vamos a hablar con el doctor, es lo mejor”
Nana escuchaba con una oreja pegada a la puerta, mientras notaba como el corazón se le subía a la garganta. ¿Qué iban a hacer qué? Eso podía significar el fin de todo. Tao podía estar muy loco, pero lo último que haría sería acabar con Selene, sin embargo, si caía en manos de cualquier otra persona… Salió de allí, presurosa, intentando seguir el rastro de aquellos que segundos antes hablaban en el pasillo… Pero no estaban en ninguna parte. Oteó por los alrededores, nerviosa, hasta que llegó a una puerta cercana, fijándose por primera vez en que ponía claramente a la derecha “Despacho del Dr. Huang”. “Genial, Nana”
Llamó y entró cuidadosamente. Nadie la oyó, estaban todos hablando acaloradamente con el padre de Tao, explicándole lo que había sucedido, mientras él les miraba con una mueca de incredulidad.
-Perdón…-Osó Nana a interrumpir. Todos se volvieron hacia ella molestos.- Pero… -“¿Y ahora qué?”- Yo… Yo soy la ayudante de Zitao y creo que… Debería explicárselo yo mejor.
El doctor asintió complacido, y les echó de la habitación con rápidos aspavientos. Cuando cerró la puerta, detrás de sus gafas redondas no se ocultaba la alteración. Le cogió de los hombros, mirándola penetrantemente.
-¿La han encontrado? ¿Tao la ha entregado? ¿Ha sido él? ¿La conoces? ¿Sabes quién es? ¿Sabes por qué lo ha hecho?
Demasiadas preguntas. Demasiada presión. Las palabras se juntaban en su mente entrelazándose, sin entender qué quería. Su boca comenzó a borbotear frases que no tenían sentido completo.
-Es mi amiga, si bueno, claro Tao. No sé, está un poco loco, no lo sabía. Yo, quizá, sí. Selene, supongo que es ella. Solo trabajo aquí.
La escrutó de arriba abajo, y tras un momento crítico, se la llevó con él, llegando hasta las “mazmorras”. Nana intentaba inventarse alguna excusa para no ir, para que no descubriera a su amiga, pero estaba bloqueada.


Buscaron a Selene allí abajo, hasta que dieron con la celda correcta. Todo estaba muy limpio e iluminado, parecía más bien una habitación de hospital, solo que tenía una seguridad increíble, y la paciente en este caso, estaba atada de pies y manos. Y tapada con un casco gigantesco. Y con heridas sangrantes en el cuello y en el abdomen.
El doctor enseguida corrió a leer la ficha médica de la puerta. Leyendo las hojas con avidez, iba murmurando pequeños “no puede ser” “no tiene sentido”. Nana en cambio, corrió hacia Selene, siendo incapaz de quedarse quieta mientras la veía retorcerse de dolor.
-¡Ayúdeme a quitarle esto de la cabeza!
-Espera, no toques nada. Tengo que informarme primero, saber que es.
Aunque no se quedó conforme, tuvo que esperar igualmente a que terminara de leer todo. Una vez acabado, resueltamente lanzó los documentos al suelo, furioso.
-¡Es ella! ¡Es ella y Zitao la ha encerrado aquí! ¿En qué demonios está pensando mi hijo? ¿Pretende matarla? ¿Qué gusanos se colaron en su cerebro?
-¿P-perdón? –Exclamó sorprendida Nana. ¿El doctor estaba de su parte?
-Sí. Mi hijo es estúpido, lo tengo bien claro. ¿Por qué la ha traído aquí? ¿En qué está pensando? ¿Lo sabes tú?
-Yo… Ahh…-Agitó la cabeza, contrariada.- ¿Por… Por celos? No sé, lo lamento. So-solo… Quítele el casco, por favor.-Pidió al escuchar un nuevo quejido.
El padre de Tao camino resuelto hasta fuera de la celda, y desconectó la corriente eléctrica en aquella ala. Tras eso, lentamente sacó aquella prenda de la cabeza de Selene, descubriendo su piel parcialmente quemada. Nana se sintió al borde del llanto. ¿Cómo podía haber hecho eso Tao?
-Maldito cretino… Selene, ¿estás bien?
-My… Myungsoo… -Dijo entre respiraciones forzadas.
-¿Myungsoo? ¿Qui-Quién es… Myungsoo?- Preguntó sorprendido el padre de Tao. “Myungsoo… Ese nombre…”
-Pues es… No lo sé muy bien. Pero parece ser su novio. Viven juntos. Creo que es por él que Tao la ha traído aquí. Le odia, no entiendo porqu… ¡Oh, madre mía! –Chilló al ver la hora en su reloj.- Lo siento, me tengo que ir ya. Por favor, cuide de Selene. Adios.
Con eso, salió corriendo, chocando varias veces con las paredes del pasillo, pues estaba todo oscuro. Cuando se encontró fuera pudo ver que la noche ya comenzaba a caer, y la luna se alzaba en el horizonte. El plan daba comienzo.

Comments (1)

On 13 jun 2013, 15:42:00 , GodWolf dijo...

Que interesante *_* Espero que consigan rescatarla.