☼ trains
Autor: Sara (@Linomin)
Género: Slash (Homosexual) Fluff (Romance)
Descripción: Es increíble como algo que no te gustaba puede acabar encantándote sólo por una persona que cautiva tus ojos y corazón.
One Shot sobre la pareja KyuMin del grupo surcoreano Super Junior.
Recomendado para todo el público.
Recomendado para todo el público.
Relato
Él, él...
y yo.
Me gusta viajar en tren.
Desde que era un crío siempre aborrecí esos extraños cacharros, algo y bastante nuevos para mí en ese entonces. Los veía como monstruos de hierro enormes, gigantescos; imponentes. Les tenía recelo e, incluso, algo de temor. Mi madre, todas las mañanas, se subía en aquellos trastos para ir a trabajar. Yo, entonces, era un pequeñajo con los ojos enormes que aún veía las cosas desde un punto de vista totalmente distinto. Odiaba los trenes, y me negaba a experienciar la sensación de viajar en uno de esos.
Como ya dije, estaba hecho todo un niño caprichoso.
Lo peor llegó cuando entré a la Universidad, ya un...bueno, hecho todo un supuesto hombre.
Aunque mi espejo no decía lo mismo, la verdad.
Para ir a clase, tenía que moverme en tren todas las mañanas, tal y como mi madre hacía.
Recuerdo que, en aquella época, me escondía tras los cristales de mis gafas, como un pobre muchachito que evadía las miradas de la gente ajena. Y, desgraciadamente, Dios sabe cómo, siempre que me subía al mismo tren, siempre se me caían las gafas por el suelo, con torpeza; era algo inevitable. Esa era una de las muchas razones por las que odiaba tener que pisar el suelo, por el que tantos pies habían pasado, de aquel vehículo en el que atravesaba paisajes enteros para llevarme hasta la Universidad.
Siempre pensé que el tren era como una especie de agujero de mala suerte para mí. De alguna u otra manera, siempre probaba su veracidad haciéndome pasar vergüenza durante los viajes que tenía que hacer en él.
He ahí la época en la que aborrecía los trenes y me recorría un escalofrío por toda la espalda nada más subir.
Pero, en aquellos primeros meses, nunca tuve ojos para ver lo fantástico que tenía el viajar en tren. Y ahora sé, que tampoco habría sido de capaz de aprenderlo sólo.
Aún recuerdo cómo fue aquel día.
Aún recuerdo cómo brillaba el Sol, y cómo se filtraba la luz por todos los lados, como queriendo que no hubiese oscuridad en ningún pequeño rincón.
Cada vez que lo recuerdo, es tan vívido...como si de una grabación en mi cabeza se tratara.
Sí...aún te recuerdo sentado al lado de la ventana, con tu rostro reflejado en ella. Mirabas el paisaje que pasaba a toda velocidad a través de los cristales. Mientras yo, anonadado por alguna extraña razón, me había quedado con mis ojos cautivos en tu reflejo. Tenías un pelo rebelde, negro como la noche; pero a la vez tan vivo y brillante. Como tus ojos. Brillaban, lucían, brillaban con mucha vida. Y, con ellos, observabas todo con tanta atención...que hasta me daba envidia, mira tú qué cosas.
Tu sonrisa era algo mágico. Y fue lo que, a partir de aquel día, me cambió los viajes en tren. Me lo cambió todo, más bien. Eras como una estrella pequeñita en medio de un montón de gente. Sólo que yo era el único que lo sabía...ni siquiera tú te dabas cuenta. Probablemente, estabas demasiado abstraído en el paisaje de verdes hojas fugaces que te saludaba tras los cristales.
Me hacías devolverte la sonrisa, sonriendo con los ojos detrás de mis gafas, aunque tú ni lo vieras...
Desde entonces, todas las mañanas me sentaba en el asiento desde el que te vi por 1ª vez. No demasiado cerca, pero tampoco demasiado lejos. Los viajes en tren habían dejado de disgustarme.
¿A que no adivinas por qué..?
Creo que ya no es necesaria una respuesta.
Tal y como ya dije, en aquella época me escondía tras mis gafas. Por eso, nunca tuve el valor suficiente como para acercarme a él o, simplemente, dirigirle la palabra, con los nervios a flor de mis labios.
Yo no tuve el valor, pero, en cierto modo, el tren sí lo tuvo.
Me caí.
En una curva brusca, yo estaba despistado y me caí de mi asiento.
Llegué hasta el tuyo. Llegué hasta allí y vi tu mirada desde cerca, vi cómo me atravesabas con tus ojos. Me tendiste la mano para ayudarme a levantarme e hiciste que me sentara a tu lado.
Quizá yo soy demasiado pomposo, pero tú, visto desde tan cerca...Diablos, era como estar en un sueño.
Y, de hecho, cuando me sonreíste fue inevitable el rubor que floreció en mis mejillas.
Aún tengo grabado a fuego lo que me dijiste aquel día, tras decirnos nuestros nombres y entablar una conversación; una larga conversación que yo nunca querría acabar.
— ¿Te gusta viajar en tren, KyuHyun-ah? A mí sí. Cada vez que entro en él y me siento aquí, siento como que estoy en otro mundo. La luz del Sol me da de lleno en el rostro, es como si los paisajes me saludaran...mis pensamientos fluyen mejor aquí sentado. Es como mi pequeño rincón de fantasía.
A eso, yo no pude evitar responderte con una sonrisa de oreja a oreja.
A eso, yo no pude evitar responderte con una sonrisa de oreja a oreja.
Después de eso, durante mucho tiempo, todas las mañanas me senté a tu lado. Todas las mañanas compartí sonrisas, risas y miradas contigo. Compartí el pequeño rincón de mi corazón donde guardaba el amor y mis sueños, contigo. También te mostré todas mis sonrisas, las que llevaba guardando muy en el fondo de mi ser después de tanto tiempo.
Y, finalmente, una de esas mañanas respondí a tu pregunta.
— Sí, Sungmin-ah. Me gusta viajar en tren. Es lo que tú dijiste aquella vez...y más. Los trenes consiguen unir distancias y personas. Y, nuestro caso, han conseguido unir dos corazones jóvenes.
Comments (2)
Es precioso *_* Me encanta el final muchísimo, escribes muy bien y transmites el sentimiento.
simplemente hermoso ^ - ^ ~
saludos que estés bien :)