Volví a mirar detrás de mí, sin ver a nadie
de nuevo y continué avanzando. Había estado en alerta constante desde que
abandoné la casa, con los poderes activados, escuchando, oliendo y viendo más
allá, teniendo cuidado de que nadie me siguiera, ni se fijara demasiado en mí.
Crucé varias calles y giré en la esquina a la derecha. Ahora tenía que estar
totalmente concentrada. Entré en una pequeña tienda y me dispuse a expandir mi
vista y oído hasta la cafetería que conocía tan bien.
Allí estaba Nana… Pero no estaba sola. Un
hombre fuerte y grande estaba sentado enfrente de ella, mirándola seriamente.
No me lo podía creer, ¿qué estaba haciendo? ¿Venían a por mí? Con la
respiración agitada, y temiéndome lo peor, me dispuse a escuchar lo que estaba
contando Nana tan alegremente a juzgar por sus expresiones y aspavientos.
-“Parece increíble que la vayamos a atrapar
con tanta facilidad, ¿eh?”-Se me paró el corazón. ¿Qué… Qué estaba diciendo?
Tragando saliva y cerrando los ojos, me dispuse a escuchar un poco más, sin
querer encontrar sentido a lo que oía.- “Viene, la detenemos, y nos la llevamos
con nosotros para hacerle las pruebas.”
Me quedé momentáneamente en shock, seguía
oyéndola hablar, pero ya no escuchaba lo que decía. “No… No puede ser”. Me
llevé las manos a ambos lados de la cara, negando en silencio. No podía ser
real, no podía… Había confiado en Nana…. ¿Para eso? ¿Para qué me fuera a vender
tan fácilmente? Salí de la tienda antes de que alguien pudiera ver mis lágrimas.
Corrí en dirección contraria, alejándome de allí, mientras las palabras que
había escuchado se repetían en mi cabeza sin cesar. “Viene, la detenemos y…”
“…atrapar con tanta facilidad, ¿eh?” “nos la llevamos con nosotros…”
Solo me permitía pensar en llegar a casa y
olvidarlo todo, no recordar nada, ver a Myungsoo y abrazarme a él, o bien
esconderme bajo las sábanas de la cama, dejando la música sonar a todo volumen.
Todo lo demás no me importaba, no quería que me importara. Agité la cabeza, y
aceleré el paso. No veía el momento de llegar y dejar todo en la calle, detrás
de mí. Vi el semáforo en verde, y me apresuré a cruzar, sin fijarme en que
estaba parpadeando y cambió a rojo enseguida.
Podía escuchar los estruendosos motores de
los coches muy cerca, pero no caí en la cuenta de mi acto casi suicida hasta
que alguien me cogió de la cintura y tirando de mí con fuerza me obligó a
retroceder rápidamente, salvando mi vida. Cuando me soltó, exhalé fuertemente,
sorprendida aún. Suspiré y fui a darle las gracias.
-Gra… Gracias.- Tartamudeé asombrada por lo
bien parecido que era el hombre que me había rescatado, y por el familiar color
de sus ojos. Negros como una noche sin luna.
Él sonrió y luego, mirándome de arriba abajo,
frunció el entrecejo.
-Estás bien, ¿no? –Asentí mirando al suelo.-
Me alegro.-Dijo sonriendo.- Entonces no me lo agradezcas así, déjame invitarte
a algo. -Le miré sorprendida, y comencé a agitar la cabeza.
-No, no, no hace falta, muchas gracias… Pero
debo irme. –Me incliné para reverenciarle y… Me agarró de la muñeca antes de
que pudiera cruzar la calle.
-No pasa nada, solo déjame invitarte.- Llevó
un dedo hasta mi párpado inferior, limpiando algunas lágrimas que aún no habían
secado.- Sé de algo que te pondrá de buen humor. ¿Quieres un helado? –Volví a
negar.- ¿Y qué me dices de un helado de chocolate? ¿Eh? Agradéceme que te haya
salvado, deja que te lo compre, solo será un momento y además necesitas
reponerte del susto… Y tengo hambre.
-Bueno, pero es que…
Sin poder decir algo más, me llevó a la heladería
que había justo enfrente y me compró un enorme helado de chocolate con
avellanas. Me mordí el labio, avergonzada.
Respiré hondo, y evité pensar en nada, aunque
inevitablemente la escena seguía dando vueltas en mi cabeza. Nana y aquel hombre…
Iban a por mí…
-Y dime, ¿cómo te llamas?-Di un respingo,
sorprendida, pero agradecida de que me sacara de mis pensamientos.
-Selene Ariza.
-Yo me llamo Zitao Huang, pero puedes
llamarme Tao.
Seguidamente cogió mi mano y la estrechó con
fuerza. Parecía realmente entusiasmado por alguna razón. Me hizo sonreír.
-Encantada, Tao.-Murmuré cálidamente. Él me
miró con brillos en sus ojos, luego comenzó a reír.- ¿Qué… Qué pasa?
-Eres tan graciosa pronunciando mi nombre…
¿De dónde eres?
-De España. Vine hace cuatro años… Creía que
lo había pronunciado bien.-Murmuré lo último con cara confusa.
-Sí, sí, es solo que… Es curioso oírtelo
decir.-Se encogió de hombros.- Come, come, no te cortes por que esté aquí, sé
que estás deseando probarlo.-Asentí avergonzada. Justamente estaba pensando en
el helado.-Así que España… Estuve allí unos meses cuando era más pequeño,
visitando unos antiguos compañeros de trabajo de mi padre. Fue increíble.
-¿En serio?-Pregunté con la boca llena de
chocolate. Tragué y continué ilusionada: ¿Y eso? ¿Qué te pareció?
-Era muy interesante. Muy bonita, recuerdo
que había muchos árboles y parques y casas con unas fachadas… Además la gente
me pareció muy alegre y las chicas…-Murmuró sonrojado.- Eran muy guapas.-Casi
me atraganté con el helado con una carcajada que quiso salir de mi boca. “Me lo
tomaré como un elogio. Gracias” pensé divertida.-No es nada. No eran tan
hermosas como tú.
Le miré entre sorprendida y asustada.
“¿Cómo..?” ¿Había sabido lo que pensaba? No era posible, ¿no? Agité la cabeza y
suspiré. Mi cerebro ya no procesaba bien lo que sucedía después de todo lo que
había pasado. Me limpié con una servilleta, y volví a reverenciarle.
-Estoy muy cansada. Gracias por todo, me ha
ayudado mucho, y… Estaba muy rico.-Dije sonriéndole.- Pero… Tengo que irme.-Me
levanté y le hice una nueva reverencia y me despedí con la mano, mientras me
encaminaba hacia la puerta.
-¡Espera, espera! –Gritó Tao desde dentro.-
Agradécemelo de alguna forma antes de irte, ¿no? –Dijo haciéndose el indignado.
Yo reí y levanté las cejas, curiosa por lo que habría de pedirme. Él sacó su
móvil.- Dime tu número al menos.
Me lo dio y marqué mi número. Él sonrió
satisfecho, y me hizo una foto para guardarla en el perfil. Volví a despedirme,
pero antes de que pudiera girar, Zitao me agarró de nuevo y me abrazó con
fuerza, dejándome sin palabras. Estaba tan consternada que no me intenté
alejar. Igualmente, el abrazo duró apenas unos segundos. Al instante, una
fuerza ajena a ambos le empujó separándole de mí.
Myungsoo se volvió un momento hacia mí para
comprobar que estaba bien, aun cuando me dirigió una mirada de desconfianza que
me congeló. Instantes después se concentró en Tao, que lo miraba
sarcásticamente. Myungsoo le cogió del cuello de la camiseta y le miró
amenazador. El otro ni se inmutaba.
-¡No te atrevas a volver a tocarla
así!-Murmuró Myungsoo totalmente fuera de sí. Tao simplemente rio, él le agarró
con más fuerza.
-¿Y tú eres su…?-Preguntó con una sonrisa
sardónica en sus ojos que parecían escupir veneno.
Aquello se les estaba yendo de las manos. No
era normal. Se miraban con inmenso odio, tanto uno, como otro. Parecían poder
asesinarse con la mirada y en el ambiente se palpaba la tensa furia que
desprendían ambos. No sabía cómo detenerles, pues si me metía entre ambos
parecía que podía salir despedazada.
-¿Qué narices estás preguntando? -Le gritó a
Tao.- Yo soy su… Soy…
Myungsoo bufó, incapaz de contestar, y
furioso por ello. Le miró con odio un momento, apretó la mandíbula, y descargó
su puño en la cara de Tao, que se quedó clavado al suelo, llevándose la mano a
la boca, con dolor.
Myungsoo me agarró de la muñeca y me llevó
rápidamente hasta su coche, abriendo la puerta y medio empujándome dentro. Yo
me giré mientras él daba la vuelta para sentarse en el asiento del conductor, y
pedí perdón a un Tao que se intentaba levantar. Le despedí con la mano, y él
sonrió como pudo. Después, el coche arrancó dejándome con un Myungsoo enfadado
y herido en su orgullo.
No me dirigió la palabra durante el viaje, ni
cuando salimos del vehículo, ni cuando estábamos en el ascensor. Solo cuando
llegamos a su casa, se echó las manos a la cabeza, alborotándose el pelo,
exasperado y se volvió para preguntarme:
-¿Y Nana? ¿No ibas a ver a Nana? ¿Dónde
estaba ella? –Rugió. Y agregó: No sabía que podías mentir tan bien. Y ese,
¿quién es? ¿El novio del que nunca te dignaste a hablarme? ¡Creía que…!
No pudo continuar hablando, cerró los ojos,
conteniendo su rabia para no seguir gritando, y dio un tremendo golpe en la
pared. Las puertas de los armarios de la cocina se abrieron y se cerraron a la
vez, y la vajilla comenzó a hacerse añicos en el suelo. Myungsoo se apoyaba
contra una puerta, intentando calmarse. Su corazón latía angustiado, como el
mío.
-N-no ha pasado nada… Tao solo… Crucé sin
darme cuenta porque Nana… Parece que me ha trai-
-¿Y por qué tendría que creer eso? ¿Ahora me
vas a decir que te abrazas con todos los tíos que conoces en un momento? -Me
cortó gritando.- Podrías haberme hablado de él, antes de que pasara nada… -Dijo
con voz arrepentida. Volvió a golpear la pared, aunque esta vez solo apoyó la
palma con fuerza. Sus nudillos sangrantes casi me hicieron ir hasta él.
-Le acababa de conocer, me salvó de ser
atropellada, y me pidió mi número a cambio. No sabía que iba a abrazarme y no
supe cómo reaccionar. Eso es todo.
-Claro que sí… Si no os hubiera visto
acaramelados en la heladería podría tragarme tu historia. –Me miró guardándose
la repugnancia. Yo bufé incrédula.
-¿Me estuviste espiando todo el tiempo, pero
no viste cuando casi muero atropellada de no ser por él? Tus dotes como espía
son legendarias. Cree lo que te apetezca, pero yo te digo que te estás
equivocando. Solo me ofreció un helado porque...Porque Nana…-Sorbí mi nariz,
reteniendo las lágrimas que afluían a mis ojos tras recordar de nuevo todo.-
Nana está colaborando con ellos… Iba distraída y…
-Cuéntale tus cuentos a otro que no sea
yo.-Dijo encerrándose en su habitación, dejándome abandonada en medio del
pasillo.
Seguí escuchando desde donde estaba su
corazón tembloroso, los golpes que asestaba a los muebles de su habitación, su
llanto silencioso. No quería imaginar cómo debía sentirse, pero necesitaba
decirle…Quería explicárselo, ir y hablarle, pero tenía miedo. No sabía
que iba a pasar ahora. ¿Qué sería de nosotros? ¿Habíamos estado juntos en algún
momento? Ahora todo estaba mal. “Por favor Myungsoo, entiéndelo”.
-Myungsoo-oppa… N-no tengo otra explicación
para lo que ha pasado. Si no crees eso… Yo… Yo… ¡Por favor, Myungsoo! –Rogué
sin saber que podía decir para convencerle de que no había pasado nada.- Solo
cree en mí. Te contaré lo que haga falta, no te ocultaré nada, pero… Créeme
esta vez.
Comments (2)
No me dejes así!! T.T Myungsoo-ah! Créela!!
MyungSoo asdasfd fucking perfect ♥