-No es posible- Dijo Ryosuke mientras las lágrimas recorrían
su pálido rostro. Kiyoshi había quedado con él en una cafetería bastante
conocida de la ciudad. Le había dado la noticia de que a Nozomi tan sólo le
quedaba una semana de vida.
-Si... cuesta creérselo- También fluyeron las lágrimas en
él. -Mi cerebro todavía no ha aceptado que ella se vaya a marchar. Sabes que
siempre he sido alguien tímido y solitario, ella me ha ayudado en ese aspecto,
hemos estado juntos desde que éramos pequeños, todo con ella era especial y
distinto... ahora se marcha- Secó sus lágrimas con la mano.
-¿Cuáles son tus verdaderos sentimientos hacia ella?- El
joven conocía bien a su amigo.
-La quiero, no solo como a una amiga o a una hermana-
Ryosuke estalló otra vez al escuchar los sentimientos de Kiyoshi. -Por eso
quiero que vayas a verla, ella siempre ha estado enamorada de ti, tú eres el
que puede hacerla feliz en este tiempo- La frustración le recorría todo el
cuerpo, pero no podía enfrentar a la realidad.
Ryosuke seguía llorando, en su cabeza tomó una decisión.
Quería recuperar el tiempo perdido de alguna manera, una semana de su vida no
era nada comparado con el poder ayudar a Nozomi ser feliz. "Sí, lo haré,
la visitaré todos los días, casi las veinticuatro horas estaré con ella" -
Tomó aquella decisión y se dirigió al hospital.
Había avisado a su familia de que estos días estaría
ocupado. Tenía aquella idea metida en la cabeza y la cumpliría. Llegó al
hospital y subió a la habitación que le había dicho Kiyoshi, allí, fuera de la
sala, se encontró con los padres de Nozomi. Les explicó la situación, que era
un amigo de ella e iría a visitarla todos los días. Sus padres se lo
agradecieron entre lágrimas, pero bueno, al fin y al cabo no iba a ser el único
que iría, Kiyoshi también, solo ellos dos lo sabían.
Nozomi le dijo a Kiyoshi que Hikari no podía enterarse de
esto, así que este se lo ocultaba. ¿Pero durante cuánto tiempo? No lo veía
justo para Hikari.
Ryosuke entró en la sala, su corazón se detuvo cuando vio a su
amiga en la camilla con la luz de la vida casi apagada.
-Toc toc ¿Se puede?- Bromeó el joven intentando animarla.
En cuanto Nozomi visualizó que era Ryosuke, una sonrisa se
le dibujó en el rostro.
-¡Ryosuke! ¿Qué haces tú aquí?- No se creía que él estuviera ahí.
-He venido a hacerte compañía, vendré estos días- Evitaba el
tema -Deberíamos de haber pasado más tiempo juntos estos días- Aquella sonrisa
de niño pequeño iluminó el día de Nozomi.
-Ryo... Déjalo- El joven miró impresionado al escuchar Ryo -
Sé que sabes que me queda una semana... no es necesario que hagas esto -
Suspiró.
-Lo hago porque quiero- Dijo normal y corriente, como si a
Nozomi no le pasara nada.
-¿Kiyoshi te ha dicho algo no?- Su expresión era cansada.
-Sí, me ha dicho alguna que otra cosa, es un buen amigo,
cuídalo más- Sonrió y bebió de la botella de agua que había en la mesa. Nozomi
sonrió.
-Tonto- Se sonrojó.
-Bueno, el día es largo ¿Por dónde empezamos?- Sacó la
lengua.
-No se...- Lamía sus labios.
-Ya sé, voy a confesarte una cosa...- Estaba animado,
desprendía alegría por todos los costados. No sólo eso, también estaba más
guapo de lo normal.
-¿El qué?- Miraba atónita.
-Soy gay- El chico estalló en carcajadas como si lo que
había dicho no fuera importante.
-¿Es broma no?- Estaba pálida.
-Que va, llevo enamorado de Kyo desde hace muchos años,
además, las mujeres no me atraen- Volvió a tomar un trago de agua.
-¿En serio?- Seguía
sin creérselo.
-¡Qué sí mujer!- Comenzó a reírse. Al poco tiempo Nozomi
también comenzó a reírse como una loca.
-No puede ser ¿Por eso estabas tan cerca de Kyo?- No se lo
tomó tan mal como pensaba Ryo.
-En el fondo porque somos amigos, pero sí, locamente
enamorado- Guiñó un ojo. - Si quieres te
cuento todo lo que me ha pasado, alucinarás- No sabía cómo, pero había animado
a Nozomi como nunca lo había hecho, por un momento se le olvidó que le quedaba
poco tiempo. La vitalidad de Ryo la hacía sentirse viva. El joven había
conseguido lo que buscaba, eliminar de Nozomi cualquier posibilidad de amor con
él sin que le doliera demasiado.
Aquella cafetería siempre era el lugar de encuentro de
Hikari y Mei, las dos tomaban un café allí.
-Hacía mucho tiempo que no hablábamos- Mei dio un sorbo a su
café.
-Si... desde que pasó lo de Sora, no nos hemos visto- Hikari
no bebía del café, tenía la mano sujetando al vaso como si se le hubiera
quedado pegada.
-Lo siento... Nunca pensé que causaría esos problemas- Miró
a Hikari melancólica.
-Dejémonos de estupideces Mei, hablemos seriamente. ¿Fuiste
tú quien llamó a la policía?- Soltó el vaso.
-Sí, fui yo- Cruzo los dedos de sus manos.
-¿Sabes que estoy con Kyo verdad?- Su mirada era firme, al
igual que su compostura.
-Sí, lo sé. También sé que Sora os desveló todo, o al menos
imagino que fue así- Dio un trago largo al café terminándolo.
-Mei... Aléjate de nosotros- Sus ojos húmedos no mostraban
pena, si no enfado.
-Hikari... yo...- El grito de la joven la calló.
-¡ALEJATE! Ni se te ocurra poner en peligro nuestra
relación, estás loca, igual que lo estaba Sora- Se puso histérica. Su corazón
dolía, no soportaba aquella traición de lo que ella creía ser su mejor amiga.
-Loca de amor- Mei seguía sentada, impactada por las
palabras de Hikari.
-Cómo fui tan tonta... Al fin y al cabo, cuando el demonio
entra en tus vidas, todos creen que es humano- Finalizó aquella escena con la
frase que le dijo tiempo atrás, se marchó dejando allí el café sin probar.
Mei se quedó paralizada en el sitio mientras toda la gente
que estaba en la cafetería la observaba detenidamente. Las lágrimas comenzaron
a caer de sus hermosos ojos.
-No... me... dejes...-
"Estos días los he pasado con Ryu, han sido geniales,
siempre sabe como alegrarme" - Pensaba Ryo tumbado en las piernas de Ryu
mientras este acariciaba su cabello. Los dos se encontraban en casa del último.
"Mis sentimientos hacía él han ido creciendo poco a
poco. No sé qué haría sin él, consigue que Kyo desaparezca poco a poco de mi
corazón, es como si él ocupara el puesto que le pertenecía a mi amigo. Tengo
miedo de estar equivocándome... ¿Cómo uno puede saber lo que siente? Con Kyo no
tuve nada más claro en mi vida, ahora... no sé qué decir" - Pensó el joven
cerrando los ojos y sumiéndose en aquella tranquilidad que Ryu le otorgaba.
-¿Qué has hecho qué con Mei?- Se partía de la risa.
-¿De qué te ríes? Si, la mandé a tomar viento por meterse en
nuestra relación- Se enfadó debido a que Kyo se rió de algo que a ella le
resultó tan difícil.
-Tranquila mi amor- La cogió de la barbilla y la besó,
calmándola así.
El movil de Hikari se iluminó en ese momento, lo cogió y
leyó el mensaje que había recibido.
"Soy Kiyoshi, tenemos que hablar"- Confundida
marcó el número de Kiyoshi y lo llamó.
Kyo observaba la escena desde el sofá hasta que algo le
impactó, Hikari dejó caer el móvil al suelo.
"Sakura... soy Ryota... te escribo este mensaje para
decirte que me voy. ¿A dónde? Todavía no lo sé, pero nos mudamos. Ahora lo estás
pasando mal, imagino, no sé tus problemas y me gustaría haberme quedado más
contigo, pero no pudo ser posible. Adiós Sakura, te quiero." Otro de los mensajes
de Ryota, el móvil se iluminó, pero no había nadie allí. ¿Le quedaba algo en la
vida a la pobre chica? Si lo que aún estaba era Ryota... ya lo había perdido
también.
Aquel lugar blanco la ponía nerviosa, no era su sitio ¿Por
qué debía de estar ella allí? No era el lugar donde debía estar, ella no era
una loca de esas. Sus padres la habían llevado a aquel manicomio.
Apreció que en su ropa tenía un cartel "Kokoa" y
también un número.
¿Qué había hecho ella para estar ahí? Solo buscaba estar más
guapa, más delgada, más feliz. No comprendía el mal que se hacía pensando así,
aunque, para eso estaba en ese lugar, para que le cambiaran la forma de pensar.
¿Cuánto tiempo estaría? No lo sabía, pero deseaba salir ya
de aquel lugar. Ahora solo le quedaba esperar y tal vez esforzarse.
El tiempo pasará y con ello su mejoría vendrá.
-¿Cuál es el motivo por el que te marchas? - Preguntó Mei a
Takara que la tenía en frente sentada en un banco.
-Dinero, mis padres han encontrado un trabajo mejor fuera de
Tokio, en Osaka- Estaba más calmada de lo normal.
-No entiendo porque me has llamado ¿Quieres despedirte de
mí?- Acariciaba su pelo mostrando así aquella manía que tenía.
-Sí, al fin y al cabo entre nosotras siempre hubo algo ¿No?
No se le podría llamar amistad, pero te admiraba... no, perdón, te admiro- Miró
a Mei y le sonrió.
-¿Admiración? ¿Por qué?- No podía comprender porque era
digna de admirar, a pesar de su imagen fuerte y confiada, en el fondo era débil
y tenía miedo.
-Sí, eres tan guapa, inteligente, caes genial a todo el
mundo, no sé, lo tienes todo, eres lo contrario a mí- A pesar de sus palabras,
no estaba triste.
-Te equivocas, no deberías de admirarme- Suspiró.
-Es gratificante ver que eres humana- Soltó una pequeña
risa.
-¿Cómo?- Preguntó confusa.
-Mei, has perdido tu brillo. No sé qué te pasa, algo te está
afectando. Te conozco bien y sé que algo falla en ti. Al menos se puede
apreciar que eres humana, que también hay cosas en tu vida que fallan- Takara
estaba bastante animada y la sonrisa no se le desvanecía ni un momento.
-¿Lo notas ahora? Mi vida nunca ha funcionado- Mordió su
labio, sus hermosos ojos se humedecieron.
-¿No te arrepentirás de lo que haces? Mei, tu vida no
va a funcionar de un día para otro si
esa persona entra en ella- Su rostro se tornó más serio.
-No, no me arrepentiré. Lo he hecho por amor- Una lagrima
recorrió su mejilla.
-Increíble, el poder del amor es tan grande. Pensaba que
eras imposible de derribar, pero veo que nada puede sostenerse cuando el
terremoto del amor ataca- Comenzó a reírse de sus propias palabras.
-Espero que te vaya bien en Osaka- Cambió de tema
bruscamente.
-Sí, comenzaré una nueva vida- Guiñó un ojo.
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