Mei mordió con ansia los labios de Sora, este respondió
bruscamente, y comenzaron a besarse violentamente, desprendiendo pasión en cada
roce de sus labios. Mei se sentó encima de Sora, este la agarró por la cintura,
ambos entrelazaron sus manos y debido al contacto de estas combinado con los
suaves movimientos de ella hacían que Sora se excitara más. Lo tumbó en aquel
lecho y siguió devorando sus labios. Mei tomó la iniciativa introduciendo su
lengua violentamente, este le respondió buscándola como si de un baile se
tratara.
La pasión entre los dos fue tanta que Sora se levantó
estampándola bruscamente contra la pared y la mantuvo con su cuerpo ahí.
Desabrochó su pantalón. Una mirada llena de lujuria junto a su pelo alborotado
fue suficiente para que Sora empezara con fuerza. Comenzó lentamente a poseerla contra aquel
tabique. Poco a poco la velocidad del joven fue aumentando terminando en golpes
bruscos. Los muebles se movían, y Mei se agarraba con fuerza al cabello de
Sora, mientras este desgarraba las medias de la joven con sus manos. Los gemidos
iban al unisonó. Mei sonrió y mordió su labio, todo lo que ella buscaba estaba
saliendo como quería.
Aquel hospital tenía un ambiente frío, la silla donde
Ryosuke estaba sentado era incómoda y el clima era triste. Mordía sus uñas con
nerviosismo mientras esperaba a que alguien, le daba igual quién, le dijera el
estado de Nozomi.
Tras la larga espera una enfermera se dirigió hacia él. Se
levantó raudo y justo cuando las palabras iban a salir por su boca la enfermera
comenzó a hablar.
-¿Es usted un familiar? Ya nos hemos encargado de llamar a
sus padres, le hemos dicho que un joven la ha traído- Sujetaba unos papeles que
parecían ser el expediente de Nozomi.
-Sí, soy un familiar- Mintió, si no lo hacía tal vez no le
dirían nada.
-Muy bien, pues parece que el estado de Nozomi ha empeorado
y debe de estar ingresada durante unos días- Un parpadeo largo finalizó la
frase.
-¿Empeorado?- Obviamente no sabía de lo que hablaba.
-¿No lo sabe? ¿Seguro que es un familiar? Bueno, ya no
importa. Su leucemia terminal, ha empeorado- Se quedó completamente paralizado,
aquellas duras palabras habían salido de una manera demasiado fría por la boca
de la enfermera. Continuó - Prevemos que le quedan pocos meses de vida- Cerró
sus ojos - En estos momentos no se pueden hacer visitas, disculpe- Giró
lentamente sobre sus talones y se marchó dejando a un atónito Ryosuke allí, en
mitad de la soledad del pasillo.
No pestañeaba, no respiraba, parecía que su corazón había
dejado de palpitar. Un poco de vida volvió a él y se sentó posicionando su
palma en la cara.
"¿Cómo es posible? Debe ser una broma, un sueño
¡Algo!" - Pensaba en vano. Sus ojos se tornaron rojos y húmedos, aquellas
lágrimas deseaban salir. Su mente había colapsado, no sabía qué pensar, que
hacer, tan solo lloró. "¿Por qué lloro?" No comprendía aquella pena,
nunca había llorado por alguien que no fuera de su sangre o amistad. En aquel
momento comprendió que Nozomi no era solo una conocida y que el triste destino
de otras personas ajenas a tu vida son capaces de dañarte como las tuyas
propias.
Miró al techo con la vista nublada por las lágrimas y gritó,
el eco resonó por toda la planta.
Su peso era de 64 kilos. El cuerpo de Kokoa estaba más
delgado, eso provocó una sonrisa en su rostro. Una y otra vez repetía aquellos
actos como si de un ritual se tratase. Se sentía feliz haciéndolo, en paz y
tranquilidad. En ningún momento pensaba en las consecuencias que aquello le
acarrearía, tan solo lo hacía, ya no tenía motivo. ¿Por Ryu? No ¿Por adelgazar?
No ¿Por ella? Tampoco. Solo sabía que debía hacerlo fuera como fuese.
Al caminar sus piernas fallaban, su vista se nublaba, notaba
su cuerpo débil. ¿Qué buscaba? ¿Por qué seguía haciéndolo? ¿Valía el precio que
iba a pagar? El principal problema era ese, no sabía cuál era el precio.
Pensaba que aquellos actos serían gratis, en cambio se pagarían con el
sufrimiento y dolor de la gente que la quería e incluso con su vida.
Volviendo a aquel melancólico hospital, en otra sala Sakura
leía un libro que le había traído su madre. Alejar sus pensamientos de aquel
suceso era lo primordial, pero aun no comprendía porque seguía allí, tal vez
era hora de que lo supiera.
La madre de Sakura entró, parecía que había estado hablando con una enfermera antes de eso. Cogió
una silla y la posicionó al lado de la cama. Se sentó y suspiró.
-¿Qué pasa?- Cerró el libro con cierto tembleque.
-Veamos hija... no sé por dónde empezar- Aquella mirada
llena de tristeza preocupó más a Sakura, inspiró fuertemente.
-Da igual por donde se empiece, derivará a lo mismo- El
miedo se apoderó de ella.
-Recibiste fuertes golpes- Buscaba evitar nombrar la palabra
"violación" o cualquier otra que hiciera recordarle la tragedia,
aunque eso era ya imposible, esa escena estaría grabada en su mente durante
toda la vida. Continuó a pesar de la dificultad -Tu tobillo y piernas fueron
dañadas, los médicos han dicho que no hay ningún problema grave con ellas,
excepto que no podrás volver a hacer deporte nunca más y menos uno como el
ballet- El silencio se apoderó de la escena al terminar las palabras.
Como si una cascada fuera, las lágrimas de Sakura cayeron.
La madre acarició la pierna de Sakura, esta la apartó con un golpe.
-¡Sakura! No te preocupes, no es el fin del mundo por eso mi
amor- Sakura la miró con furia.
-¿No es el fin?- Respiraba a mucha velocidad - ¿Alguna vez
has tenido algo preciado? ¿Algo que
quieras proteger? ¿Algo que te hace luchar en la vida? Dudo que no, claro que
habrás tenido. Para mí eso es el ballet, es mi vida, lo único en lo que creía
destacar. ¡LO ÚNICO QUE ME LLENABA! No puedes comprenderme, no puedes sentir lo
que yo siento ¡Nadie puede! ¡NOOO! - Aquellos gritos de dolor desgarraban el
corazón de la madre.
-¡Sakura!- A pesar de su chillido, fue interrumpida por
Sakura.
-¡Dime! ¿Soy mala persona? ¿Qué he hecho para que se me
castigue así? ¿DE VERDAD ESTO ES LO QUE MEREZCO? Me despertaba por las mañanas
pensando en el ballet, dormía pensando en el ballet. A pesar de fallar, era lo
único que quería hacer, me hacía feliz. ¿¡ALGO MÁS!? ¡DARMELO! O no, mejor
¡QUITARMELO! Como habéis hecho con todo. ¡Me habéis arrebatado lo que más
quería! ¡Me habéis robado la infancia! ¡ME HABEÍS DESTRUIDO LA VIDA! ¡LA PUTA
JODIDA VIDA! ¡Dime madre! ¡Dime! ¿De qué sirve poder respirar día a día si te
lo han arrebatado todo?- Gritó tan fuerte como pudo y terminó desmayándose del
dolor.
-¿Enserio Ryu?- Ryota estaba sorprendido por lo que le
acababa de contar su amigo.
-Sí, no pienso detenerme hasta que sea mío- La decisión en
su mirada producían cierta inquietud en Ryota.
-¿Qué piensas hacer? ¿Comprar una pastilla para hacerlo
homosexual?- Bromeó con la situación.
-Muy gracioso, no. Pienso enamorarle como él ha hecho
conmigo, quiero demostrarle que no hay nadie como él en mi vida, que me vuelve
loco. Quiero que mis sentimientos sean correspondidos, no descansaré hasta
amarlo y que él me ame a mi- Apretó con fuerza la tela de su pantalón.
-¿Por qué has decidido esto?- Seguía sin comprender la
decisión de Ryu.
-Quiero que sea feliz. Me esforzaré al máximo por lograrlo-
Sonrió.
Mei cogió el teléfono y marcó el número de Ryosuke.
-¿Quién?- Respondió con su dulce voz
-Tu peor pesadilla- Jugaba con su cabello
-¿Qué quieres ahora?- Sonó cansado
-¿Te acuerdas de lo de mi amigo? Pues...-
Comments (1)
Mei es una jodida Diosa... Sakura me da muchísima pena tío, desde el principio que parecía que iba a conseguir sus deseos y vaya palo. Lo de Ryu y Nozomi simplemente es que vaya... Y lo de Kokoa por favor... Que hace nada era una cerda y ahora así!!
Vaya, que depresión de capi T___T Quiero leer ya el 23....