El cuerpo de Sora se desplomó en el suelo. Los tres
secuestrados se quedaron boquiabiertos con la escena. Hikari gritó, Ryosuke
estaba petrificado, Kyo sonrió. La calma llegó a sus cuerpos conforme la
policía entró.
-¿Se encuentran bien?- Aquel señor sostenía una pistola.
Los tres observaron perplejos, no les salían palabras
algunas, cosa normal después de aquel suceso. Más guardias entraron y
comenzaron a desatarles. Hikari agarró de la mano a Kyo.
-Sabía que llamarías a la policía- Dijo confiada de que fue
él, por eso no tuvo miedo.
-No he sido yo, me prohibió llamar a la policía- Kyo la miró
entristecido.
-¿Entonces?- Estaba anonadada.
-Le dejé un mensaje a Mei...-
La policía se llevó uno a uno a la comisaría para que
testificaran. Al terminar Hikari su testimonio esperó a Kyo en la salida, este
no tardó mucho, al fin y al cabo tenía que repetir lo mismo.
La noche era más oscura de lo normal y hacía más frio que
otros días, así que, conforme Kyo salió de la comisaría abrazó a Hikari para
mantenerla en calor y decirle que la apreciaba.
-Lo he pasado muy mal, si hubieras sufrido algún daño...
yo...- Hikari lo calló.
-No te preocupes, lo importante es que estamos bien- Le
sonrío.
-¿Y Ryo?- Preguntó él.
-No lo sé, no estaba cuando salí- Ante aquella respuesta Kyo
agachó la cabeza entristecido. -No te preocupes, todo se solucionara- Lo calmó
con una tierna caricia.
-Hikari, quédate a dormir hoy conmigo- Colocó su cabeza en
el hombro de ella como si fuera un niño pequeño.
¿Cuando aquel chico que conoció se había convertido en eso?
Esa persona fría, cruel, despiadada y apática ahora era alguien tierno, dulce,
cariñoso y lo más importante, feliz. Hikari se preguntaba que había sido el
causante de ese cambio... O quién.
En el fondo le daba igual, confiaba en él y cuando estaba a
su lado era feliz. Sentía como si el mundo se parara cada vez que lo veía, sus
cinco sentidos se concentraban en él.
Hikari sonrió, aquellos sentimientos la hacían feliz -Si,
dormiré en tu casa- Ignoró el hecho de que solo hubiera una cama allí.
No tardaron mucho en llegar a la casa, Kyo preparó algo para
beber y se sentaron en el sofá a hablar. Fue él quien rompió el silencio.
-Hoy ha sido un día inolvidable ¿No crees?- Se le escapó una
pequeña risa.
-Y tan inolvidable- Rió junto a él, olvidando lo mal que lo
habían pasado.
-Me he quedado impresionado por tu actitud, fuiste tan
valiente, no conocía ese lado de ti- La sonrisa de Kyo era distinta a la otras,
esta vez era de aprecio, orgullo, su mirada se perdía en el rostro de Hikari.
-Yo creo... que tampoco lo conocía- Los dos estallaron en
risa. Hikari continuó - ¿Tuviste miedo no? ¿Por qué?- Preguntó curiosa.
-Si... tuve miedo de no lograr mi sueño- Su mirada se tornó
melancólica.
-Interesante... yo me sentí igual- Miró con ternura a Kyo -
¿Cuál es tu sueño? - Mordió su labio intrigada.
-Te lo diré si me lo dices tú- Sacó su lengua en son de
burla.
-Está bien, te lo diré- Colocó su dedo en el mentón y miró
hacia arriba.- Mi sueño... no, más bien mi objetivo, es encontrar a una persona
que me haga sentir única en este mundo, especial y feliz. Con esa persona
buscaré formar una familia, quiero tener tres hijos, quiero hacerles la
merienda, cuidarlos, mimarlos, mientras él y yo nos amamos hasta el fin de los
tiempos. Ese es mi sueño.- Terminó con una sonrisa y miró a los ojos de Kyo,
estaba atónito.-¿Cual es el tuyo?-
Suspiró
-Hikari... ¿Puedo pedirte un favor?- Sonrió tiernamente
-Sí, dime- Dijo confusa
-Déjame ser parte de tu sueño... porque el mío... no, mi
objetivo... eres tú- Lentamente se fue acercando a Hikari, cerrando sus ojos,
Hikari le siguió. Sus frentes se juntaron, podían sentir la respiración el uno
al otro, Hikari subió su mano y con timidez acarició el rostro de Kyo.
-Se parte de mi sueño- Kyo juntó sus labios con los de su
amada. El roce de los carnosos labios del joven provocaba que ella se
derritiera, aquel suave movimiento lleno de amor ponía la piel de gallina a los
dos. La lengua del chico entró primero, jugando con la de ella que le respondía
con entusiasmo. Aquel beso comenzó a ser cada vez más apasionado, más feroz.
Después de un rato, Kyo la cogió de las caderas y la elevó,
ella se sujetó con sus piernas rodeándole. El joven caminó sin separar ningún
momento su rostro de ella, besándose, acariciándose, amándose. Abrió la puerta
con cierta torpeza y entró al cuarto tumbando delicadamente a Hikari en aquel
lecho.
Siguieron con el roce de sus labios mientras se abrazaban.
Kyo se quitó su camiseta mostrando aquel cuerpo perfecto, al volverse a tumbar
sobre ella, esta comenzó a besarle el cuello, a saborearlo y a oler su aroma,
aquel olor que la volvía loca. Acariciaba los brazos musculosos de su chico,
ahora podía decir que era suyo, las venas, las tocaba y se excitaba más.
Él le quitó la camisa que llevaba, dejando al descubierto el
sostén, Hikari se levantó sobre Kyo, este la abrazó, ella hizo igual notando la
musculosa espalda del chico, Kyo con habilidad retiró el sostén y la pegó mas
sintiendo su pecho en él.
El joven comenzó a retirar sus pantalones y ella hizo lo
mismo.
Los dos se quedaron completamente descubiertos, Kyo tumbó a
Hikari y se colocó encima de ella. Esta temblaba, estaba nerviosa.
-Cálmate...- Le suspiró en el oído
Cogió la mano de su amada y la colocó en su espalda, y la
otra mano la juntó con la suya y entrelazaron sus dedos. Delicadamente Kyo se
posicionó y entró suavemente en la joven, poco a poco. Hikari clavó las uñas en
la espalda de Kyo, sin hacerle daño, apretó con fuerza la mano de este, sintió
un poco de dolor que se alivió con los besos que Kyo depositó en su cuello,
calmándola y relajándola.
Los movimientos del joven eran lentos y suaves, poco a poco
cuando se sintió mas cómodo comenzó a aumentar su velocidad, escuchaba los
dulces gemidos de Hikari, ese sonido le provocaba mas deseo de amarla, de darle
el placer que se merecía.
Aquello era tan confortable para Hikari, el hecho de que
fuera esa persona, la que con tan solo ver ya le hacía feliz, el que se estuviera
uniéndose a ella en ese momento le provocaba uno de los placeres mas deliciosos
que había probado.
Él estaba nervioso, se le estaba entregando la mujer que más
había amado en su vida, estaba fundiéndose allí con ella, entre besos, entre
caricias.
Hikari hizo presión sobre el pecho de Kyo para voltearle
delicadamente y posicionarse ella encima. Ya confiada comenzó a mover sus
caderas suavemente, dominando ella aquella escena y propinándole placer a él.
Kyo observaba el hermoso cuerpo de Hikari sobre él. Comenzó
por sus muslos y subió hasta el pecho, el cual tanteó con suavidad.
Entrelazaron los dedos de sus manos, sus cuerpos se movían como las olas, el
tiempo parecía detenerse y sus corazones palpitaban como nunca lo habían hecho.
El se alzó abrazándola, volviéndola a tumbar debajo suya,
acelerando sus movimientos, apretando las yemas de sus dedos sobre la piel de
esta, dándole más pasión a cada movimiento de sus caderas.
Los gemidos de ella subieron un tono, Kyo comenzó a mostrar
su placer también con su voz. El joven llegó a la velocidad máxima de ese
momento y fue reduciéndola lentamente mientras sus gemidos aumentaban, en el
momento del clímax retiró su miembro terminando allí, en el lecho. Se posicionó
sobre ella con suavidad, acarició su piel y siguió besándola.
Para Kyo y Hikari, la vida les sonreía, cada día juntos era
más maravilloso, aunque el sol no saliera ese día, siempre era cálido, el estar
el uno con el otro. Ahora una nueva vida había comenzado para ellos, un nuevo
día, se sienten bien estando así y son felices. La felicidad no es algo que
merezcamos, es un regalo de la vida para hacer de esta algo más fácil. ¿Cuánto
tiempo les duraría esa felicidad? Se avecinarían malos momentos pero algo será
distinto, no estarán solos, se tendrán el uno al otro, ese es uno de los
motivos de la existencia del amor. Nos da fuerzas y nos hace luchar en la vida,
la gente lo ve como sufrimiento, si, sufres por él, pero es uno de los
sentimientos más bonitos que podrás sentir, da igual el sufrimiento, ese bienestar que te proporciona te hace sentir en
calma.
Aún así, la vida continua para el resto.
El amor hacía una persona puede hacerte desear cambiar, eso
es un gran problema, debes de ser amado como eres realmente, si no es así, ese
sentimiento se acabará pudriendo dejando en ti tan solo desesperación... Un
escarmiento que ayudará a Kokoa.
El amor hacía una amistad te hace sentirte querido en este
mundo, te hace tener la sensación de que no estás solo, sobre todo si ese amor
es correspondido, aquel sentimiento de Kiyoshi hacia Nozomi le hacía feliz, le
hacía ser fuerte día a día por ella, estaba orgulloso de su amiga y la quería
demasiado, tal vez como nunca había querido a nadie. Dicen que de una gran
amistad nace la persona de tu vida, tal vez aquello notaba Kiyoshi en su
corazón.
El amor hacia los sueños, hacia las cosas que apreciamos, es
uno de los más fuertes, el desear algo, el placer que te produce luchar por lo
que quieres. Uno de los amores más duros, porque cuando te arrebatan aquello
por lo que luchas ¿Que te queda? Hay que aprender que la vida es dolor y no
siempre lo que uno quiere, hay que luchar por lo que te llena y si eso
desaparece no rendirte y buscar otra cosa. Aquella lección debería aprenderla
Sakura, a la cual no solo le han arrebatado todo, si no que el mundo la ha
bendecido con la vida, aunque a sus ojos sea una maldición.
El amor es amor, da igual el sexo, la edad, la persona,
quien tu corazón señala es la persona que quieres. Antes Ryu no pensaba así,
pero ¿Que va a pensar ahora? Cuando la vida le ha colocado a esa persona
delante y el no ha hecho otra cosa más que amarla a pesar de no buscarlo.
Luchar por la persona que quieres, no rendirte, a pesar de todo el dolor
buscarle, le deseas y combatirás contra todo lo que te venga por él, aunque
después no consigas nada, podrás llorar por ello. Pero nunca podrás decir que
no lo intentaste, levantarás la cabeza con orgullo porque no eres uno de esos
cobardes.
Este sentimiento es algo tan complejo que es casi imposible
de describir las diferentes sensaciones en las personas. Tanto Mei como Ryosuke
no son capaces de describir lo que sienten.
Pero se están dando cuenta que esa pasión les está consumiendo.
El amor más bonito es el que te hace luchar en la vida, el
que te hace tener ganas de vivirla, sentirte vivo. Da igual cuantos baches
tenga el camino, saldrás de ellos con las fuerzas que te queden, cuando parezca
que ya no quedan más, si tus sentimientos son reales, se repondrán
permitiéndote seguir caminando.
Dos semanas después...
Nozomi estaba tumbada en la camilla del hospital con sus
ojos cerrados, solo podía escuchar el pitido de la maquina a su lado. El sonido
de unas voces apareció por su mente, parecía que había alguien en la sala.
-Una semana... ese es el tiempo de vida que le damos- Lo único
que escuchó, seguido de gritos y sollozos de lo que parecían ser las voces de
sus familiares.
"Luchar... Mamá, papá, Hikari, todos...
Ryosuke..."- Su mente se durmió agotada como hizo el cuerpo de ella.
El cuerpo humano es frágil, pero en el fondo no somos tan
débiles como aparentamos.
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